La historia del cortometraje en el Perú se inicia el 23 de abril de 1899. Ese día, un aparato llamado Estereokinematógrafo, versión modificada del Cinematógrafo Lumière, instalado en el Teatro Politeama de Lima, proyectó imágenes de La Catedral de Lima, del Camino a La Oroya y de la localidad de Chanchamayo. Los títulos de las vistas, escuetos, designaban los lugares convertidos en escenarios para la filmación. De carácter descriptivo, se trataba de tomas de escasa duración o, tal vez, de la rudimentaria yuxtaposición de algunas vistas registradas al desgaire.
La ubicación de los lugares filmados revela la importancia de la ruta de la selva central del Perú en la imaginación de los viajeros nacionales o extranjeros de entonces, entre los que se hallaba el propietario del aparato cinematográfico que tomó las vistas. La vía hacia la localidad de Chanchamayo, en la ceja de la selva peruana, por el camino andino de La Oroya, era por entonces la ruta de la prosperidad, abierta desde mediados del siglo XIX para los colonos afincados en el trabajo del cultivo del café y las frutas. Chanchamayo, imaginado como un lugar ubérrimo, era meta de inmigrantes llegados sobre todo de Europa Central y del Norte, estimulados por las políticas del gobierno de Nicolás de Piérola. Compartiendo la ideología en boga, buscaban desarrollar el país creando focos de colonización en las zonas "vacías" de la geografía peruana, según lo sostenía el discurso oficial.
Los operadores anónimos que captaron esas primeras imágenes del Perú querían ofrecer las pruebas visuales de la "verdad" y de la leyenda del Perú, el país del “oro” legendario y las riquezas naturales inagotables. Pero, además, ofrecían al público de Lima las imágenes móviles de espacios remotos a los que la propaganda oficial daba un carácter casi mítico.
La ubicación de los lugares filmados revela la importancia de la ruta de la selva central del Perú en la imaginación de los viajeros nacionales o extranjeros de entonces, entre los que se hallaba el propietario del aparato cinematográfico que tomó las vistas. La vía hacia la localidad de Chanchamayo, en la ceja de la selva peruana, por el camino andino de La Oroya, era por entonces la ruta de la prosperidad, abierta desde mediados del siglo XIX para los colonos afincados en el trabajo del cultivo del café y las frutas. Chanchamayo, imaginado como un lugar ubérrimo, era meta de inmigrantes llegados sobre todo de Europa Central y del Norte, estimulados por las políticas del gobierno de Nicolás de Piérola. Compartiendo la ideología en boga, buscaban desarrollar el país creando focos de colonización en las zonas "vacías" de la geografía peruana, según lo sostenía el discurso oficial.
Los operadores anónimos que captaron esas primeras imágenes del Perú querían ofrecer las pruebas visuales de la "verdad" y de la leyenda del Perú, el país del “oro” legendario y las riquezas naturales inagotables. Pero, además, ofrecían al público de Lima las imágenes móviles de espacios remotos a los que la propaganda oficial daba un carácter casi mítico.
Luego de esa primera experiencia, no ocurrió nada significativo hasta 1904. En febrero de ese año, la prensa publicó el siguiente suelto:
"En el último vapor procedente del sur llegó a esta capital la empresa The Automatic Biograph (...). Su funcionamiento (...) es automático y en consecuencia su oscilación es nula. El repertorio de cintas con que cuenta es bastante extenso (...) entre las más notables se exhibirá una cinta de 800 metros de largo que presenta al afamado domador Mr. Eslist con sus fieras; Las víctimas del alcoholismo, drama de gran efecto patrocinado por la Liga Antialcóholica de París y Buenos Aires; El viaje del Presidente de Francia a Rusia, película de 2,000 metros dividida en 4 series; La pesca del bacalao en los bancos de Terranova; Viaje a Buenos Aires por la Cordillera de los Andes; Salida de misa de la Iglesia de San Pedro de Lima; Inauguración del tranvía eléctrico de Lima a Chorrillos; La High Life limeña en la calle de Mercaderes; El Paseo Colón, La Plaza de Armas y un gran número de vistas cómicas representadas por artistas mímicos franceses" (Diario La Prensa, Lima, 18 de febrero de 1904).
La llegada de la empresa del Biógrafo Automático fue muy importante. Se trataba de la primera sociedad cinematográfica del exterior que venía para filmar y luego exhibir, de manera itinerante, a la manera de una crónica fílmica, vistas del país. El Perú se insertaba dentro del circuito internacional de “escenarios” por registrar.
"Ha llegado a Lima don Juan José Pont, empresario de este célebre aparato (The Automatic Biograph) de proyecciones cinematográficas. El señor Pont después de una gira que ha tenido mucho éxito en el Brasil, la República Argentina y Chile se propone exhibir aquí su interesante repertorio de vistas modernas. La empresa cuenta también con una maquinaria especial de tomavistas del Biógrafo y nos promete exhibir el Paseo Colón, la inauguración del ferrocarril eléctrico y los principales acontecimientos que se desarrollen en Lima durante su permanencia en ésta" (Diario El Tiempo, 18 de febrero de 1904)
La llegada de la empresa del Biógrafo Automático fue muy importante. Se trataba de la primera sociedad cinematográfica del exterior que venía para filmar y luego exhibir, de manera itinerante, a la manera de una crónica fílmica, vistas del país. El Perú se insertaba dentro del circuito internacional de “escenarios” por registrar.
"Ha llegado a Lima don Juan José Pont, empresario de este célebre aparato (The Automatic Biograph) de proyecciones cinematográficas. El señor Pont después de una gira que ha tenido mucho éxito en el Brasil, la República Argentina y Chile se propone exhibir aquí su interesante repertorio de vistas modernas. La empresa cuenta también con una maquinaria especial de tomavistas del Biógrafo y nos promete exhibir el Paseo Colón, la inauguración del ferrocarril eléctrico y los principales acontecimientos que se desarrollen en Lima durante su permanencia en ésta" (Diario El Tiempo, 18 de febrero de 1904)
El viernes 19 de febrero de 1904 uno de los camarógrafos de Pont filmó imágenes del Jirón de la Unión y de la Plaza de Armas de Lima. Lo mismo hizo el domingo 21 de febrero, filmando la salida de la misa de once y treinta en la iglesia de San Pedro y del Paseo Colón, entre otras. Estas películas son las primeras que se pueden atribuir a un productor identificado; son las "vistas" de Pont.
Continuará
Ricardo Bedoya
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