domingo, 31 de enero de 2010

Blu-ray y cinefilia de archivo

Dave Kehr comenta, en The New York Times, acerca del Blu-ray, su relación con los filmes más antiguos y las cada vez más pobres políticas de edición de las grandes compañías en relación con las películas de sus archivos.

http://www.nytimes.com/2010/01/03/movies/homevideo/03kehr.html?ref=homevideo

El Oscar a la mejor película extranjera

Interesante artículo de The New York Times: http://www.nytimes.com/2010/01/31/movies/awardsseason/31oscar.html?ref=arts

Coca Sarli, Carne sobre carne


Es una estrella indiscutible del cine latinoamericano: Isabel Sarli, la "Coca". Lástima que el Festival de Cine de Lima nunca la haya homenajeado (como tampoco lo ha hecho con Amalia Aguilar, rumbera insigne y tan cercana al Perú), y es probable que tampoco lo haga en el futuro: carece de "prestigio" cultural y de "tablas" ilustres. No importa, Coca. El homenaje más importante es el de los admiradores y fanáticos, como Diego Curubeto, que ha realizado "Carne sobre carne", una antología fílmica con fragmentos inéditos y censurados de la carrera de las películas de Isabel Sarli y Armendo Bo. La película se va a estrenar en estos días, y Curubeto reseña su relación con la "Star". El artículo apareció en el edición del diario argentino Página 12 del 24 de enero pasado.


Dice Curubeto:


"La culpa la tiene Krzysztof Zanussi o, mejor dicho, su ausencia. A comienzos de los ’80 yo, habiendo empezado a estudiar cine seriamente tiempo antes, me ocupaba de ver cine europeo de calidad que seguía rigurosamente. ¡A veces hasta veía películas buenas y todo! En fin, un jueves a la noche hablo con un amigo y le digo que dan una nueva de Zanussi. No recuerdo si sería un estreno, una función en el Cosmos, algún cineclub, justamente porque no fui. Mi amigo era Nicolas Sarudianski, que saboteó por completo mi propuesta diciéndome que yo era un salame total, ya que esa noche se estrenaba una de Isabel Sarli, y había que estar ahí. Lo afirmaba con tal tono imperativo como para que no tuviera sentido discutir el asunto. Corte, y estábamos en un cine de la calle Lavalle, desbordado de gente. Vimos Insaciable en la fila 4 al costado, más o menos, y fue una experiencia impactante. Durante toda la proyección el público vivía la película de una manera interactiva, en un diálogo constante –a gritos, en realidad– con la pantalla. Al final, en la escena que Isabel ve a la gente desnuda al mejor estilo de El hombre con ojos de rayos X de Roger Corman –con el rock & roll más famoso de Bill Haley como fondo musical– el cine temblaba, y muchos espectadores alucinados literalmente saltaban sobre sus butacas.


sábado, 30 de enero de 2010

El avatar de The Indian Fighter


Sería interesante e ilustrativo ver, en un programa doble y continuado, "Avatar" y "Pacto de honor" ("The Indian Fighter", de André de Toth), notable western de 1955.
Las películas dialogan y comparten muchísimos elementos: desde la presencia fundamental del bosque y la naturaleza hasta el "tesoro" escondido en tierra indígena y codiciado por los blancos, protegidos por el ejército; desde el carapálida fascinado por los pieles rojas, hasta una Elsa Martinelli que tiene la gracilidad de Neytiri; desde el héroe que está entre dos mundos y dos mujeres hasta la demostración de la parafernalia guerrera de los nativos, más efectiva e ingeniosa que la tecnología de la pólvora.
Comparten también el sentido de la aventura y la exhibición de nuevas tecnologías destinadas a deslumbrar al espectador: el CinemaScope, en 1955, y la 3D digital en 2009.
Ricardo Bedoya

viernes, 29 de enero de 2010

El cine peruano en debate: expositores

Aquí está la lista de temas, expositores y moderadores del evento organizado por la revista "Ventana indiscreta", para los días 22 y 23 de febrero. Más adelante daremos la lista de los comentaristas de las exposiciones.

Lunes 22 de Febrero:

16:00 horas: ¿Es posible una industria cinematográfica en el Perú?

Moderador: Javier Protzel

Expositores: Juan José Beteta, Rafael Zalvidea



18:00: ¿Qué pasa en Conacine?

Moderador: José Carlos Cabrejo

Expositores: Christian Wiener, Rosa María Oliart



20:00: ¿Existe un cine independiente en el Perú?

Moderador: Ricardo Bedoya

Expositores: Fernando Montenegro, Alberto Durant



Martes 23 de Febrero:

18:00: ¿Cuál es el nivel expresivo del cine que se hace en el Perú?

Moderador: Oscar Contreras

Expositores: Sebastián Pimentel, Emilio Bustamante


20:00: ¿Cómo se llevan la Crítica y el Cine Peruano?

Moderador: Giancarlo Carbone

Expositores: Gabriel Quispe, Judith Velez
Todas las sesiones se realizarán en la sala "Ventana indiscreta", ubicada en el campus de la "Universidad de Lima"

lunes, 25 de enero de 2010

Eric Rohmer: el gusto de la palabra



Eric Rohmer, que era tan buen crítico como realizador (me permito formular una pregunta herética, que podría aplicarse también para el caso de Jacques Rivette: ¿era mejor analista que cineasta?), ha dejado una obra escrita más bien pequeña pero fascinante. Sus trabajos sobre "Vértigo" de Hitchcock, Chaplin (la apasionada defensa de “La condesa de Hong Kong”) o Murnau (su espléndida tesis llamada "La organización del espacio en el Fausto de Murnau"), además de los textos recogidos en la antología “El gusto de la belleza”, lo demuestran. En ellos se percibe esa pasión por el orden, la claridad y el afán por sistematizar que se encuentra también en sus películas. En esos textos trazó el proyecto que luego puso en escena.

El cineasta Rohmer siempre pareció remar contra corriente: fue el más clásicista de los “modernos”; el de estilo más transparente en una época de “distanciamiento” y “desconstrucciones”; el más ligero en el uso de equipos y entornos de rodaje cuando sus compañeros de promoción –incluido Godard- se enfrascaban en producciones de mayor calado; el más apegado a los gustos fílmicos del “cahierismo” ortodoxo cuando la revista en la que escribió se abría a experimentaciones que le dejaban frío; el “purista” que creía que el cine admitía el gusto por la palabra bien escrita, la representación teatral, las escenografías poco “naturalistas”; el esteta que se sentía cómodo con los equipos más ligeros y los rodajes en 16 milímetros; el amante de las filmaciones al aire libre, en escenarios naturales, que experimentó antes que nadie con las inserciones digitales y la “falsedad” de cuadros del siglo XVIII convertidos en decorados virtuales; el octogenario que mantuvo el afán experimental hasta el fin.

Películas como "La coleccionista", "La rodilla de Clara" (foto), "Paulina en la playa", "El rayo verde", "Las cuatro aventuras de Reinette y Mirabelle", "Las noches de la luna llena", "Cuento de otoño", "Los amores de Astrea y Celadón", son celebraciones de la naturaleza, el deseo, el ocio vacacional, de la luz transparente de la costa, del sol calentando los cuerpos, de los cambios intempestivos del clima, de la hora perfecta del día, del momento en que todo el universo queda en silencio, del reflejo inesperado de luz solar que hay que contemplar a la última hora del crepúsculo desde una playa lejana. Es un cine atmosférico que se respira y se siente y está surcado por episodios epifánicos, como en “Las cuatro aventuras de Reinette y Mirabelle" y "El rayo verde". Sus filmes también exaltan los gestos y figuras de las muchachas en ropa ligera que florecen en el verano.

Tan sensoriales y panteístas como las cintas de su admirado Jean Renoir, las películas de Rohmer se sustentan en tramas complejas que simulan ser simples y hasta triviales, como variaciones de un argumento básico. En la serie de películas comprendidas en el ciclo “Cuentos morales”, se debate el punto de vista de un personaje que duda entre su deseo y su convicción y se confronta con ellos, como en “Mi noche con Maud”. En las “Comedias y proverbios” se amplía el número de involucrados en la búsqueda de una verdad esquiva. Todos construyen tramas a partir de equívocos, impresiones falaces, entusiasmos mal fundados, pretextos para multiplicar los carruseles sentimentales, los encuentros y desencuentros y la proliferación de quiproquos.

El verdadero núcleo dramático de la mayoría de filmes de Rohmer es el de la seducción y sus reglas son las del despliegue de recursos y estratagemas para consumarla. La seducción es una forma específica de persuasión y en ellas se persuade con la palabra. Por eso, los personajes son siempre actores de una trama que se interpreta y se recita. Las palabras no son adornos, aditamentos, formulaciones retóricas ni sirven sólo para definir psicologías. Son instrumentos cargados de valencias dramáticas, sentimentales, morales. El que dice una palabra queda preso de ella y debe atenerse a las consecuencias. Si dice una inexactitud o expresa un capricho, se somete al escrutinio del contrario, a la crítica del compañero y a la opinión tajante de un tercero. Algunos terminan haciendo lo contrario de lo que proclaman porque las palabras crean anomalías o distorsiones dramáticas que deben normalizarse mediante otras palabras.

En los filmes de Rohmer, las peripecias son verbales y las palabras son, a veces, más importantes que la misma imagen, ya que una impresión visual puede ser engañosa (como en "Paulina en la playa") y dar lugar a una sucesión de malentendidos que se resuelven de modo verbal, porque a través del verbo discurre la racionalidad. La obra de Rohmer está marcada por la elegante y lógica cualidad expositiva de los escritores franceses del siglo XVIII. Para él, sólo mediante la palabra se puede restablecer el equilibrio de la verdad.

Por eso, sus personajes conversan, conversan mucho, y el ritmo, la velocidad y la entonación de las palabras marcan la fluencia del filme. Los diálogos de Rohmer son perfectos, cincelados al detalle. Como también ocurre con algunas películas de Truffaut (sobre todo, “Jules et Jim”), los filmes de Rohmer se disfrutan con el oído. El cineasta creía en la impureza esencial del cine: para él, el diálogo escrito con densidad literaria, la representación teatral y la imagen fílmica no tenían motivos para repudiarse. En “Perceval el galés” y en “La dama y el duque”, los actores posan, a veces con afectación teatral, como en el cine de los años veinte, frente a decorados de cartón piedra o en sets virtuales, escenarios que podrían ser los de una película primitiva de Georges Méliés.

Las palabras bellas, los gestos románticos, las referencias pictóricas (la maravillosa “La Marquesa de O” es pródiga en ellas), el debate filosófico, el teatro, la adaptación de clásicos literarios, se encontraban en la obra de Rohmer con el cine más vivo y actual para beneficio del placer de filmar y el gusto de la belleza.

Ricardo Bedoya

Amor sin escalas


¿A qué actor clásico del pasado quiere parecerse George Clooney? ¿A Clark Gable o a Cary Grant? ¿Busca lucir como el duro agazapado en un gesto amable y una pose relajada o prefiere jugar al encanto cosmopolita, la elegancia sin afectación y los buenos modales hasta en las situaciones más incómodas? En "O Brother, Where Art Thou?", de los Coen, apostó a ser Gable; en "Amor sin escalas" ("Up in the Air"), de Jason Reitman , elige a Grant. Pero no al glorioso Cary Grant de la comedia alocada de los años 30, de diálogos acerados, imparables y ritmo frenético, sino al actor que reveló un costado oscuro sin dejar de lado la apariencia de sofisticación propia de la gran "estrella" que siempre fue. El modelo mayor de Clooney en "Amor sin escalas" es el Grant de "Tuyo es mi corazón" o "Sospecha".


Aquí, Clooney, glamoroso protagonista de una "comedia romántica" es, en realidad, una suerte de "serial killer" corporativo que justifica su oficio -despedir trabajadores de empresas en crisis- con las mejores razones, la urbanidad más exquisita y el pulcro cuento del retiro laboral presentado no como la catástrofe personal que puede llegar a ser, sino como el inicio de un mundo de oportunidades inesperadas.


Es una notable actuación porque Clooney se mueve con perfecta fluidez por los registros a los que le conduce el relato: es el desarraigado que acepta los trámites en aeropuertos y viajes por American Airlines; el vagabundo en el intrincado e impersonal laberinto de los "no lugares"; el exiliado de sí mismo, que ha rechazado los vínculos familiares o afectivos permanentes; el cínico que justifica su miserable empleo con mil razones; el desconcertado que se transforma en paternal guía de una impetuosa compañera de trabajo y "amigo" de su amante ocasional; el héroe romántico que descubre poco a poco el discreto encanto de la vida en pareja; el "ganador" que sospecha que es, en realidad, un melancólico perdedor. Y es que "Amor sin escalas" es una comedia romántica con tintes agridulces, propios de un guión muy bien escrito, pletórico de frases redondas, pero fiel a las reglas básicas del género.


Es la comedia romántica expuesta a los contratiempos de la recesión económica, lo que no resulta muy novedoso: la idea de cabecear una trama sentimental con los ingredientes sombríos de la crisis y la cesantía se remonta a un filme emblemático del género, "Sucedió una noche" (de Frank Capra, 1934), que entrelazaba a dos personajes dispares, la rica heredera disfrazada de Cenicienta y un periodista golfo y cínico, en el clima de la Gran Depresión. Hollywood atempera con la modosa fluencia del romance el retrato de un mundo despiadado. Eso es lo que hace "Amor sin escalas": convierte a un "terminator" de cuello blanco en un ser irresistible, en un Cary Grant (ese "tío que todos quisiéramos tener", al decir de Terenci Moix) de contrastes y contradicciones que lo humanizan, más aún si a su lado está la formidable Vera Farmiga."


Amor sin escalas" es la película más lograda de Jason Reitman ("Gracias por fumar", "Juno"), sobre todo porque tiene un guión que marcha sobre ruedas en sus dos terceras partes, para hacerse tópico y convencional en el tramo final, con trampita argumental incluida (que no revelaremos) y apología del núcleo familiar protector contra el estrés postraumático del despido.


Un crítico despistado ha comparado esta película con las comedias de Billy Wilder. O no ha visto bien "Amor sin escalas" o desconoce las comedias de Billy Wilder. El viejo Billy hubiera reído a carcajadas y soltado un cínico chiste austro-húngaro ante la penúltima secuencia, con los despedidos proclamando las glorias del capullo familiar regenerador de todas las aflicciones provocadas por el paro y la cesantía.


A pesar de ese resbalón, Reitman usa con seguridad la voz "over" en primera persona y modela la vida de un hombre en tránsito a partir del motivo visual de estar suspendido allá arriba, entre las nubes, mientras que en tierra sólo encuentra espacios que le resultan inhóspitos.


Ricardo Bedoya

Abrazos rotos y postergados


Preocupante: "Los abrazos rotos", de Pedro Almodóvar, cuyo estreno estaba programado para este jueves 28, se ha postergado "sine die".

jueves, 21 de enero de 2010

Miguel Marías sobre Avatar


Miguel Marías ha enviado este comentario en respuesta al lector Tomás Sánchez, que le preguntó hace ya un mes su opinión sobre "Avatar". La resalto para que no se pierda como "comment" de un post antiguo. Dice Miguel Marías:


"(...) Pues ví finalmente, en VO y en 3-D (aunque proyectada en formato 1x2,35, que parece ser el adecuado para 2-D, mientras que la versión 3-D debe ser 1x1,78), la tan recaudadora como publicitada "Avatar". En sí, me deja indiferente: me daría igual no haberla visto (es decir, la encuentro prescindible, si no irrelevante), aunque no me molestó verla, es entretenida y a veces tiene imágenes (más de animación que de cine) fascinantes: sin duda las exploraciones submarinistas de Cameron le han sugerido una manera subacuática de concebir la selva. De no ser por la ofensiva publicitaria (y quizá industrial), no creo que prosperasen tampoco esta vez las 3-D: poco aporta, más bien fatiga y mientras sean precisas las gafas... no creo que por sí solo el "volumen" hubiese "prendido". Y, desde luego, está por perfeccionar. La historia, más bien muy vista ("Pocahontas", "A New World" y cien películas de Pieles Rojas, ahora Azules), y por tanto previsible hasta en su obediencia "progresista" a la "corrección política", me deja de interesar tan pronto como advierto que los personajes no existen (sólo un poco Sigourney Weaver). A la semana de verla habré olvidado todo de esta película, la más floja de Cameron."


Miguel Marías

miércoles, 20 de enero de 2010

Dos revistas indispensables

Atención a las nuevas ediciones de las revistas Senses of cinema (http://www.sensesofcinema.com/ y Cinema Scope (http://www.cinema-scope.com/)

Actividad paranormal


"Poltergeist, juegos diabólicos", de Tobe Hooper, fue la película que insertó al terror fílmico en la era de la electrónica. El miedo ya no era provocado por la penumbra de un pasillo, el chirrido de una puerta o la ambientación gótica de una casa fantasmal, sino por la luz intensa y pura, blanca y absorbente, generada por la pantalla de un televisor convertido en umbral del más allá. Más tarde, "Scream, la máscara de la muerte", de Wes Craven, situó el pavor en tiempos de teléfonos portátiles y llamadas deslocalizadas, mientras que "El proyecto de la bruja de Blair", grabada con una cámara digital, abrió la vía para el horror que se registra simulando el tiempo directo y la experiencia del reportero, como lo hicieron luego "El diario de los muertos", "Cloverfield" o "REC" y "REC 2".

"Actividad paranormal", de Oren Peli, aporta el dispositivo del vídeo digital doméstico para sugerir el horror que viene del fondo del encuadre, desde los confines de la mirada, y de paso recordarnos que las películas de terror aspiran a ser "colgadas" sin más trámite en YouTube.

La película de Oren Peli busca dar la apariencia laxa, cotidiana, desaliñada y cotidiana de una grabación casera. Pero no cualquier grabación, sino una que pretende registrar hechos excepcionales: las manifestaciones de un ente siniestro, acaso un íncubo que acosa el sueño de la joven esposa de un matrimonio radicado en San Diego. En la primera parte de la proyección nos enteramos del proyecto de grabar el amenazado sueño de la pareja y suponemos que la obsesión del marido por la ubicua cámara debe ser consecuencia de algún plan para hacerse famoso a través de YouTube.

El director Oren Peli sabe muy bien que sus imágenes tienen la textura más bien trivial de una grabación utilitaria y duda de la capacidad de la imagen digital y su transparencia audiovisual, de "grado cero", para dar cuenta de lo ominoso. Se desvía entonces de la línea central del asunto y se dedica a jugar a la "ouija", a exponer antecedentes y a consultar a un médium. Los costados diurnos y explicativos de la cinta, con la cámara en mano recorriendo los espacios de la casa, no convencen y resultan convencionales y flojos.

Mejor es cuando la cámara queda fija, en "rec", con el código de tiempo sobre la imagen, mientras transcurren las horas de la madrugada. El acierto de esos momentos de espera radica en la porción del espacio abarcado por el encuadre: la cama ocupa el lado derecho de la pantalla y el pasillo que conduce a las escaleras el izquierdo. Entre ellos hay un espacio invisible que es producto de una inteligente construcción del sonido -puro diseño de ruidos que provienen desde fuera del campo visual-, de dosificación de huellas de talco, signos de una presencia material que no vemos, y de súbitos movimientos de los objetos. Oren Peli conduce nuestra mirada por un espacio quieto, graduando la profundidad del campo visual a partir del sombreado de los rincones o los extremos del pasillo. El mayor o menor volumen de los ruidos, con la impresión de cercanía o lejanía que provocan, incitan a ajustar la mirada hacia el lugar que recorre la presencia invisible. Lo funesto se descubre de modo retrospectivo: hemos visto un material encontrado por la policía, el "found footage", prueba de que la imagen digital, con todo su naturalismo, fracasa en el intento de captar la fisonomía de lo maligno. Se contenta con registrar signos, indicios y huellas que el camarógrafo no podrá colgar personalmente en YouTube.

Ricardo Bedoya

martes, 19 de enero de 2010

El cine peruano en debate

La revista Ventana indiscreta anuncia la realización de dos jornadas de debate sobre la situación actual del cine peruano. Se realizarán los días 22 y 23 de febrero.
El 22 de febrero se llevarán a cabo de tres mesas de discusión, de hora y media cada una. Los temas a debatirse ese día, a partir de las 4 de la tarde, son:
-¿Es posible una industria cinematográfica en el Perú?
-¿Existe una argolla en CONACINE?
-¿Existe un cine independiente en el Perú?
El 23 de febrero, a partir de las 6 de la tarde, se debatirán los siguientes asuntos:
-¿Es aberrante el nivel del cine que se hace en el Perú?
-¿Cómo se llevan la crítica y el cine peruano?
Más adelante se informará los nombres de expositores y comentaristas de cada tema.
El ingreso será libre. Lugar: sala Ventana indiscreta de la Universidad de Lima.

Un comentario al texto de Juan José Beteta

Juan José Beteta se reivindica con su texto sobre el cine peruano y CONACINE de lo que escribió hace poco sobre Bastardos sin gloria. En verdad se trata de un artículo que plantea seriamente algunos problemas de fondo y con el que se puede estar en algunos casos de acuerdo y en otros en desacuerdo. Es decir, es un artículo que promueve el debate y lo hace bien, porque en otros casos, como lo hemos expresado, ni siquiera hay lugar para el debate, sólo para la corrección de errores e imprecisiones o para el señalamiento de cargos o acusaciones sin fundamento o sobre bases muy débiles. En tal sentido, no estoy de acuerdo con que las críticas al texto de Claudio Cordero apuntaran a asuntos secundarios. No ha sido así. Más aún, yo expresé que mi valoración del cine peruano durante 2009 no era mucho mejor que la que se desprendía de ese texto, pero que la fundamentación incurría en serios equívocos. Eso no es secundario.

La tesis, o la hipótesis de trabajo, que sostiene Beteta sobre la necesidad de que se constituya una industria para que se puedan hacer mejores películas es, ciertamente, muy discutible. Pero más que la necesidad, el asunto es de viabilidad, de posibilidad. ¿Es posible concebir una industria en un mercado tan reducido como el local? Tiendo a creer que es factible una pequeña producción anual que difícilmente supere los 12 o 15 largometrajes exhibidos en salas comerciales (uno al mes, por lo menos), más otros que no alcancen esas pantallas. Plantear una producción mayor en un mercado estrecho y además copado por las distribuidoras extranjeras, no me parece realista, como tampoco me parece realista proponer que el Estado financie de golpe 40 películas a fondo perdido. No creo que el cine peruano tenga que recibir el impulso de un estado benefactor ni me parece que esa sea la forma de sacar adelante o promover una política de producción. ¿Qué películas se verían favorecidas y quiénes decidirían y a partir de qué criterios? ¿Habría que hacer para ello un Gran Jurado? ¿Qué garantías existen de que esas supuestas 40 películas, que podrían fracasar todas en la taquilla arrastren una producción estable?

No creo en el Estado como la instancia rectora de una cinematografía ni que CONACINE, o alguien similar, se constituya como un poder decisivo. La diversidad de canales que permitan promover o estimular la producción es indispensable, sin que esto signifique restarle importancia al rol promotor que el Estado pueda tener, pero rol promotor dentro de ciertos límites. De allí los riesgos de las políticas cinematográficas que deben existir, pero con claras restricciones. La creación cinematográfica requiere de la mayor autonomía posible y el Estado, en todo caso, debe contribuir de la mejor forma posible para crear esas condiciones y no para administrar ni regir la dinámica de la producción cinematográfica.


Isaac León Frías

sábado, 16 de enero de 2010

Un mundo perfecto: nuevo blog


Óscar Contreras anuncia su blog, Un mundo perfecto, que aborda temas de cine, de política y temas culturales en general. Lo encuentran aquí: http://wwwunmundoperfecto.blogspot.com/

viernes, 15 de enero de 2010

Cinefilia Wanka


Jorge Hyo se ha identificado como autor de las listas publicadas el 13 de enero. Edita el blog Wanka_cinemanía, "dedicado a los amantes del cine de la región Mantaro".

Entusiasma descubrir un cinéfilo con el que se puede compartir el gusto por las películas de Boris Barnet, o por "El príncipe estudiante", o por "The Reckless Moment", entre muchas otras.

Aquí el enlace al blog wanka:

Un punto de partida para discutir el cine peruano de hoy

Juan José Beteta ha publicado un importante artículo sobre el cine peruano. Señala algunos puntos esenciales sobre los que es preciso pensar, abundar y debatir.
Creo que es momento de organizar varias mesas de debate sobre el cine peruano. Pero no a la manera de un enfrentamiento de posiciones antagónicas, sino con el orden de un encuentro o el formato de un simposio. Es decir, fijando temas muy concretos, encargando la redacción de ponencias sobre cada uno de los temas a tratar y organizando mesas con panelistas que comenten y debatan las ponencias presentadas. Un encuentro que convoque a personas muy diversas -no sólo provenientes de la prensa cinematográfica-, abierto al público, que permita entender lo que está pasando y arroje conclusiones.
Creo que la Asociación de la Prensa Cinematográfica podría ser la entidad llamada a tomar la iniciativa de organización.
Ricardo Bedoya

miércoles, 13 de enero de 2010

Interesante lista de un lector


Un lector anónimo (lástima que no haya decidido identificarse) envía su lista de películas preferidas de la historia del cine, por décadas. Como es una lista muy interesante (y, en mi opinión, compartible en un alto porcentaje de los títulos citados, sobre todo en las primeras décadas, no así en las más recientes), la posteo. R. Bedoya

Años 20
1.- The Crowd (Vidor) 2.- Sunrise (Murnau) 3.- The Wind (Sjöström) 4.- Lonesome (Fejös) 5.- Lucky Star (Borzage) 6.- The Student Prince in Old Heidelberg (Lubitsch) 7.- Sherlock Jr. (Keaton) 8.- The Gold Rush (Chaplin) 9.- La Passion de Jeanne d'Arc (Dreyer) 10.- The Docks of New York(Sternberg) - Bronenosets Potyomkin (Eisenstein) - Foolish Wives (Stroheim) - Metropolis (Lang) - Steamboat Bill, Jr. (Reisner) - Un chien andalou (Buñuel)


Años 30
1.- Trouble in Paradise (Lubitsch) 2.- Only Angels Have Wings (Hawks) 3.- Partie de campagne (Renoir) 4.- City Lights (Chaplin) 5.- Freaks (Browning) 6.- By the Bluest of Seas (Barnet)7.- Midnight (Leisen) 8.- Peter Ibbetson (Hathaway) 9.- I Am a Fugitive From a Chain Gang (LeRoy) 10.- The Roaring Twenties (Walsh) - Make Way For Tomorrow (McCarey) - Blonde Venus (Sternberg) - L'Atalante (Vigo) - Umarete wa Mita Keredo (Ozu) - Holiday (Cukor)


Años 40
1.- The Reckless Moment (Ophüls) 2.- The Ghost and Mrs. Muir (Mankiewicz) 3.- Germania, anno zero (Rossellini) 4.- Louisiana Story (Flaherty) 5.- Red River (Hawks) 6.- High Sierra (Walsh) 7.- Banshun (Ozu) 8.- The Magnificent Ambersons (Welles) 9.- The Suspect (Siodmak) 10.- H.M. Pulham, Esq. (Vidor) - I Know Where I'm Going! (Powell & Pressburger) - Leave Her to Heaven (Stahl) - Humoresque (Negulesco) - Nightmare Alley (Goulding) - Good Sam (McCarey)


Años 50
1.- The Lusty Men (Ray) 2.- There's Always Tomorrow (Sirk) 3.- Ordet (Dreyer) 4.- The River (Renoir) 5.- Vertigo (Hitchcock) 6.- The Searchers (Ford) 7.- Ugetsu monogatari (Mizoguchi) 8.- Ace in the Hole (Wilder) 9.- Moonfleet (Lang) 10.- The Band Wagon (Minnelli) - Anatahan (Sternberg) - Stars in my Crown (Tourneur) - Le notti di Cabiria (Fellini) - The Naked Spur (Mann) - Track of the Cat (Wellman)

Años 60
1.- Psycho (Hitchcock) 2.- The Man Who Shot Liberty Valance (Ford) 3.- Mouchette (Bresson) 4.- Midaregumo (Naruse) 5.- A High Wind in Jamaica (MacKendrick) 6.- La noire de... (Sembene) 7.- Il deserto rosso (Antonioni) 8.- Strangers When We Meet (Quine) 9.- The Hustler (Rossen) 10.- Il sorpasso (Risi) - El ángel exterminador (Buñuel) - Chronik der Anna Magdalena Bach (Huillet&Straub) - Une femme mariée (Godard) - Ma nuit chez Maud (Rohmer) - The Servant (Losey)

Años 70
1.- Night Moves (Penn) 2.- Two-Lane Blacktop (Hellman) 3.- Bring Me the Head of Alfredo Garcia (Peckinpah) 4.- Mikey and Nicky (May) 5.- Amor de Perdição (Oliveira) 6.- Opening Night (Cassavetes) 7.- Fat City (Huston) 8.- Les deux anglaises et le continent (Truffaut) 9.- Gruppo di famiglia in un interno (Visconti) 10.- Taxi Driver (Scorsese) - Ryan's Daughter (Lean) - Barry Lyndon (Kubrick) - The Beguiled (Siegel) - Saturday Night Fever (Badham) - The Texas Chainsaw Massacre (Hooper)

Años 80
1.- Housekeeping (Forsyth) 2.- Blade Runner (Scott) 3.- Love Streams (Cassavetes) 4.- Blow Out (De Palma) 5.- Videodrome (Cronenberg) 6.- The Dead (Huston) 7.- White Dog (Fuller) 8.- Sans soleil (Marker) 9.- Fanny och Alexander (Bergman) 10.- Yeelen (Cissé) - Hotaru no haka (Takahata) - When the Wind Blows (Murakami) - Bird (Eastwood) - Predator (McTiernan) - The Last American Virgin (Davidson)

Años 90
1.- Bram Stoker's Dracula (Coppola) 2.- A Perfect World (Eastwood) 3.- La belle noiseuse (Rivette) 4.- The Straight Story (Lynch) 5.- Eyes wide shut (Kubrick) 6.- La cérémonie (Chabrol) 7.- Zire darakhatan zeyton (Kiarostami) 8.- Lawn Dogs (Duigan) 9.- Exotica (Egoyan) 10.- The Ice Storm (Lee) - Pulp Fiction (Tarantino) - Edward Scissorhands (Burton) - Funny Games (Haneke) - Leaving Las Vegas (Figgis) - Groundhog Day (Ramis)

Años 00
1.- Fa yeung nin wa (Kar-Wai) 2.- Punch-Drunk Love (Anderson) 3.- The Happening (Shyamalan) 4.- Éloge de l'amour (Godard) 5.- A.I. Artificial Intelligence (Spielberg) 6.- Ten (Kiarostami) 7.- Broken Flowers (Jarmusch) 8.- Sud pralad (Weerasethakul) 9.- American Psycho (Harron) 10.- One Hour Photo (Romanek) - A History of Violence (Cronenberg) - Mulholland Drive (Lynch) - Children Of Men (Cuarón) - Sharasojyu (Kawase) - Lilja 4-ever (Moodysson)

lunes, 11 de enero de 2010

Eric Rohmer (1920-2010)


sábado, 9 de enero de 2010

Eisenstein, Tarantino, y otros "atentados" contra la verdad histórica


Empiezo diciendo que me parece muy bien que Juan José Beteta haya respondido a mi comentario. Hay que debatir asuntos vinculados con la expresión cinematográfica sin dejarse arrastrar por los malolientes ataques personales de algunos.


Lo de la castración, Juan José, no me hace feliz, pero me resulta divertido y le pone humor a la discusión. Lo que sí me preocupa es tu diagnóstico sobre el déficit neuronal que ocasiona, por no apegarse a la verdad histórica, el filme de Tarantino a sus espectadores. Si tú dices que castrados están sólo los críticos españoles, te creo. Pero embrutecido, de acuerdo a tu teoría, te aseguro que debo estar después de apreciar “Bastados sin gloria”. Sin ninguna maña de Blogger, te cito: “El primero es su contribución al embrutecimiento del público, ya que lo que aparenta ser una reconstrucción histórica no es tal; es decir, no hay un ápice de verdad histórica en los hechos imaginados, fabricados y mostrados por el director.”


Creo que en esa afirmación está el problema central de tu crítica y, me temo, de tu visión del cine.


Piensa en las contradicciones en las incurres al decir: “no hay un ápice de verdad histórica en los hechos imaginados, fabricados y mostrados por el director”. Por supuesto que no lo hay. Si son imaginados, fabricados y mostrados por el director quiere decir que son hechos construidos, representados, fabulados; están fabricados con una argamasa que mezcla referentes reconocibles con los arbitrios y licencias de la creación. Y, por eso, “lo que aparenta ser una reconstrucción histórica no es tal”. Claro, pues, Juan José, no es una reconstrucción histórica porque sólo aparenta serlo, como dices.


Hace poco vi un documental sobre el puerto de Odesa. Era una cinta promocional de turismo hacia esa zona bañada por el Mar Negro, sin dejar de ser una película muy informada de National Geographic o de algún canal de ese estilo. Mostraba, claro, el lugar más visitado por los turistas: las escalinatas del puerto, célebre “topos” de una más que célebre película que, sospecho, tú, Juan José, admiras. El locutor del documental revelaba que en esas escalinatas jamás ocurrió masacre alguna y que bajarlas a pie demora no más de 3 o 4 minutos, a diferencia de la dilatación temporal lograda por el montaje de Eisenstein.


A la luz de esa realidad, y de acuerdo a tu teoría, podríamos decir que “El acorazado Potemkin”, al carecer hasta de un “ápice de verdad histórica”, contribuye al embrutecimiento porque “lo que aparenta ser una reconstrucción histórica no es tal”. No olvidemos que el Potemkin se hizo para conmemorar hechos pre-revolucionarios ocurridos en 1905, veinte años antes de su realización fílmica. La "reconstrucción histórica" de Eisenstein, entonces, sólo aparentaba serlo; 85 años después nos enteramos, gracias a tus postulados, que “El acorazado Potemkin” ha sido desde su estreno una maquina de alienación masiva y embrutecimiento colectivo.


Sobre la relación entre el arte y los "hechos reales”, encuentro en un libro del español Agustín Fernández Mallo una cita que valdría la pena considerar:


"(…) Dicho esto, conviene recordar que, actualmente, las teorías estéticas, ceñido el objeto de su estudio a la investigación tanto óntica como epistemológica de las artes (su poética), asumen que el universo de la obra es autónomo y no puede ser comparado con un mundo exterior a la obra. La ficción se pertenece a sí misma, al universo genésico que despliega. En otras palabras: decir que una obra de arte está basada en hechos reales es inconsistente con el presupuesto óntico de la misma. Así las cosas, hasta el género biográfico es ficción.


Cuando los productos artísticos se entendían como una descripción más o menos veraz de la realidad del entorno, en el fondo no estaban haciendo otra cosa que seguir aquel principio determinista de la ciencia clásica (de Newton a Einstein) por el cual se asumía ya de partida la existencia de una verdad exterior al hombre la cual cabía legítimamente perseguir. A esta forma de pensar y actuar, en el ámbito de las artes, se la llamó naturalismo o realismo ingenuo, y fue asimismo un campo de pruebas bien abonado para todos los movimientos estéticos “sociales”, así como para los político-ideológicos. En la actualidad, tanto en las artes como en las ciencias, esta cosmovisión resulta insostenible y ha sido abandonada gracias principalmente a la irrupción de la teoría posmoderna, allá por los años 70 y 80 (Venturi, Vattimo, Derrida, Lyotard, Jameson, Deleuze, entre otros).” (Fernández Mallo, Agustín. Postpoesía. Hacia un nuevo paradigma. Editorial Anagrama, Barcelona, 2009).


En otro párrafo de tu respuesta, dices: “No obstante, hay quienes salen de la sala de cine (me consta) afirmando que, por supuesto, se trata de “la versión” de Tarantino sobre el nazismo; lo que no es el caso en absoluto, ya que su intención no es la contextualización de un fenómeno histórico”. Y apunta: “El crítico debe escribir pensando en todo público, no sólo para los cinéfilos. Es una manera de tener respeto por el lector y no dar por sentado que él conoce, por ejemplo, hechos de la II Guerra Mundial.”


Cuento dos anécdotas. Una, ocurrida en Cinemark San Miguel en un momento decisivo de la proyección de “Troya”. En la fila de atrás, una voz femenina, con entonación de gran sorpresa, exclama: “¡ahhh, estaban en el caballo!”. La otra ocurrió en el hoy tapiado cine Colón de la Plaza San Martín, a la salida de una proyección de “Edipo Rey”, de Pier Paolo Pasolini. Un “pata” le pregunta a otro: “oe, ¿la culpa fue de su “vieja”, no?”.


Claro que el crítico de cine, sobre todo en un diario, debe escribir pensando en los lectores. Y esa preocupación debe reflejarse en su estilo o en su escritura, pero te imaginas, Juan José, si tuviéramos que remitirnos a Homero o a Sófocles para explicarle a cada lector que la culpa fue de la “vieja” de Edipo y del destino y de otras variables más. O explicarle que Mozart no necesariamente se reía así; o que Salieri no veló la noche final del compositor; o que Napoleón Bonaparte no fue el superhéroe de Gance, capaz de vencer tormentas y cruzar los mares a fuerza de voluntad; o que la Reina Cristina de Suecia no pasó una noche encantada en un mesón, como la representó Mamoulian; o que María Antonieta no escuchaba música pop en Versalles; o que David Bowie no había nacido aún cuando Shoshanna decidió inmolarse por el fuego, o que … La enumeración podría ser interminable, casi tanto como posibilidades tiene un creador para realizar variantes ficcionales de un asunto cualquiera.


¿Pero además a qué público explicarle qué hechos y qué sentido de la Historia? ¿No es el “público” lector una construcción que nos figuramos al momento de escribir? ¿No es la Historia una construcción o varias construcciones que reflejan una suma, a veces intrincada y hasta contradictoria, de puntos de vista? ¿Qué cúmulo de conocimientos científicos, históricos, sociológicos, médicos, biológicos, antropológicos, entre otros, debería tener el crítico de cine para abundar en el entorno cultural de la “realidad” propuesta por cada película? ¿Qué competencias habría que lucir para comentar una cinta sobre Wall Street, una de ciencia ficción sobre agujeros negros, otra sobre las tensiones creadas en un laboratorio de aceleración de partículas o una fantasía sobre clonación? Hasta para criticar la adaptación de una novela de Dan Brown sería preciso ostentar una maestría en sociedades secretas y sectas medievales. Si cumplimos con tu exigencia, Juan José, tendríamos que alertar al lector acerca de la “irrealidad” del planeta Pandora y pregonar que “Avatar” no es un documental.


Pero vuelvo al ejemplo del "Potemkin". ¿Cuál sería entonces el “deber” del crítico frente al filme de Eisenstein? ¿Acaso denunciar que la escena de la escalinata es una impostura y que nunca ocurrió aquello que Eisenstein convirtió en alegoría universal de resistencia de un pueblo contra la prepotencia del régimen autocrático?


Todo esto me hace recordar otra anécdota, ocurrida luego de una proyección de “Bella de día”, de Buñuel, en la sala del cine club de la Virgen del Pilar. Mientras los espectadores salíamos del auditorio, el encargado del cine club se sintió en el deber de informarnos, a grandes voces, que toda la vivencia de Severine (Catherine Deneuve) “era sólo un sueño”. ¿Pretendes, Juan José, que los críticos nos dediquemos a recordarles a los espectadores que lo que ven “es sólo un sueño”, como el de Severine, y que lo que importa en realidad es la verdad documentada que el crítico ofrece?


En otro párrafo dices, contradiciéndote una vez más: “Es bueno precisar que esta no es una discusión sobre si el cine puede o debe ser fiel a una determinada verdad histórica. De hecho, no lo es ni lo puede ser, en ningún caso. El cine manipula y simplifica determinados hechos históricos según las necesidades dramáticas y/o estéticas propias de su arte. Y lo que el crítico debe señalar es a qué conduce o qué sentido resulta de esta manipulación, estética y –si viene al caso– histórica.”


Me pregunto: ¿Si el cine no es ni debe ser, en ningún caso, fiel a determinada verdad histórica, como es que embrutece al espectador cuando “no hay un ápice de verdad histórica en los hechos imaginados”? ¿Si todas las películas alteran, modifican, acomodan, falsifican la verdad histórica y el “deber” del crítico es señalar la manipulación, las críticas deben convertirse entonces en pliegos de reclamos, hojas de señalamiento, dazibaos? ¿O sólo se deben denunciar las faltas mayores y no las menores? ¿Cuáles son las denunciables y cuáles las admisibles? ¿La del Potemkin es reprobable o "pasa piola"?


Sobre la afirmación de que la película juega con “asuntos que no se prestan a juego. Asuntos que involucraron (e involucran) la vida o muerte de millones de personas” no te voy a responder yo. Que lo explique un especialista y no cualquiera, sino Mark Baker, director del Australian Centre for Jewish Civilisation. Está aquí: http://www.themonthly.com.au/inglourious-basterds-can-hollywood-rewrite-history-2036


No creo, Juan José, que la historia del cine sea lineal. Tampoco circular. Ni creo en el modelo de "esquema" formal consolidado y superación de ese mismo esquema en el curso de la “evolución” del cine (puedes leer sobre algunas de estas concepciones en la Historia del cine, de Mark Cousins, publicada por Naturart, Editorial Blume, 2005). Creo sí que el cine tiene un pasado y que cada época crea su propia fisonomía, tomando o rechazando lo que dejaron las épocas previas. Por eso, tergiversas las razones que doy para sustentar el porqué me parece anacrónica tu visión del cine. Tal vez fraseaste mal en tu artículo, pero quedó claro que “Asesinos por naturaleza” te parece mejor que toda la obra de Tarantino porque Stone utiliza el “montaje” y los ángulos aberrantes y demás recursos que señalas. Es decir, estableces una superioridad basada en recursos que el cine ha usado desde sus inicios pero que tú convertías en atributos esenciales, en fetiches que aportan valor. Dije que sostener algo así es mantenerse fijado a los postulados de Delluc, Dulac o Epstein, cuando se valoraba esa idea esencialista del cine entendido como el arte de la “fotogenia”.


Tarantino nunca ha sido un seguidor de la “estética del look” y tu apreciación de su obra parte de una mirada superficial (tan superficial como la opinión reduccionista que deslizas sobre la obra de Hitchcock, sobre la que podríamos discutir) que identifica los resultados de la cinta con los referentes que el director maneja.


Tarantino se llena la boca con declaraciones de admiración por el western italiano, la serie B, los filmes mugrosos de moteros y prisiones de los años setenta, las películas mexicanas más cutres (de allí saca el nombre de uno de los “basterds”, el de Hugo Stiglitz, actor mexicano de infinidad de cintas), entre otros. Sin embargo, sus películas ni imitan, ni copian, ni reflejan ni simulan los rasgos de estilo de esas películas. Son muy distintas; no se parecen a ellas; no son como ellas. Tarantino no encuadra como sus cineastas admirados. Sabe encontrar un equilibrio en la composición ahí donde el modelo original es desaliñado. Crea un cromatismo que no le debe nada a las películas que dice citar. Diseña una construcción que termina por contradecir a sus referentes explícitos. Por eso, “Bastardos sin gloria” está mucho más cercana a “Ser o no ser” de Lubitsch, a las películas antinazis de Fritz Lang (“Los verdugos mueren también” y “Caza al hombre”) y hasta a “Héroes de ocasión”, con los hermanos Marx, que al filme de Enzo Castellari que le dio la idea para “Bastardos”, o a “Doce del patíbulo”, a las que se parece poco o nada. Pero eso podría ser materia de otra discusión.


Ricardo Bedoya

viernes, 8 de enero de 2010

Invitación rechazada

El editor del blog La cinefilia no es patriota invitó a Isaac León Frías, Emilio Bustamante y Ricardo Bedoya a firmar una lista de preguntas, de procedencia anónima, dirigidas a los principales directivos de CONACINE. Aquí están las respuestas y las razones de los tres "invitados"
RESPUESTA DE ISAAC LEÓN FRÍAS
"En un último texto tan sinuoso como los que suele escribir, invocando casi de manera religiosa el nombre de Antonio Pinilla, Castro Cobos nos "invita" a Emilio Bustamante, Ricardo Bedoya y a mí firmar la lista de preguntas publicada en su blog y dirigida al CONACINE. Se trata, por cierto, de una de esas invitaciones condicionadas: si firmas eres de los buenos, si no lo haces formas parte de la argolla o del establishment. Yo ya dije con amplitud todo lo que tenía que decir sobre el tema y manifesté expresamente que eran los representantes de CONACINE y la comunidad cinematográfica los que debían responder y eso lo incluyó como cita Castro Cobos en su blog. ¿Qué más quiere? ¿No he sido suficientemente claro? Lo diré por última vez: además del CONACINE, tienen la palabra la Asociación de Productores, la Asociación de Cineastas del Perú, y los otros gremios técnicos, de distribuidores y exhibidores o sus representantes.

Ellos son quienes pueden responder esas preguntas. Porque, y espero que sea la última vez que lo escribo: si hay irregularidades, si existe un grupo enquistado en el CONACINE, la comunidad cinematográfica del país es co-responsable.

Creo que en el fondo este es un lío en el que están en juego sentimientos de exclusión y postergación. Por eso no importan las razones y Castro Cobos no ha respondido a ninguna. Interesa la imagen de oposición y cuestionamiento y en definitiva la lucha por el poder. A eso juegan Castro Cobos y quienes, por una u otra razón, están con él. Si no hay elementos de juicio nuevos que se incorporen o salgan a la luz, no voy a seguir interviniendo en este tema y por cierto jamás en la vida firmaré ninguna carta, manifiesto o pronunciamiento al lado de ese sujeto, aunque como en este caso pueda estar de acuerdo con el tenor de algunas preguntas. Con un tipo siniestro como Castro Cobos ni a la esquina. Allá quienes lo acompañan."

Isaac León Frías

RESPUESTA DE EMILIO BUSTAMANTE
"Mario Castro Cobos me invita a firmar un cuestionario publicado en La cinefilia no es patriota.

No voy a firmar ese cuestionario porque, en primer lugar, no suelo firmar textos creados por anónimos; en segundo lugar, porque varias de las preguntas que contiene ya han sido respondidas o pueden responderse leyendo la legislación de cine o los diarios; en tercer lugar, porque rechazo las actitudes paternalistas y autoritarias de Mario Castro, su manía de presentarse como maestro y moralista, faltándole justamente la humildad, los conocimientos y las virtudes que se necesitan para ello. A propósito, deploro el uso oportunista que hace de la figura y las ideas de Antonio Pinilla para su escalada al poder y alimento de su vanidad.

Esta polémica llevada al cuestionamiento de Conacine tiene todos los rasgos de una lucha por el poder. Algunos cineastas y críticos que se sienten excluidos de las instituciones oficiales quieren un lugar en ellas. Están en su derecho. Yo no quiero ese lugar para mí. Si para algunos formo parte del establishment al que aspiran, allá ellos. No escribo en ningún diario de circulación masiva desde hace más de diez años, no he ejercido cargo oficial alguno, nunca he sido jurado de Conacine, ni siquiera tengo un blog. Soy apenas un profesor de la Universidad Católica y la Universidad de Lima que de vez en cuando escribe un artículo en una revista. No sé si eso me coloca como blanco de ataques de quienes ahora parecen ver a esas instituciones como sus “enemigas”. No gozo de privilegios, pero me reservo el derecho a opinar libremente, cuando yo quiera; no cuando un aspirante a dictador me lo demande.

Mi posición, en líneas generales, sobre Conacine está en el último de los dos comentarios que hice al balance de Claudio Cordero en Mabuse. En el primer comentario objeté que Claudio limitara su análisis a las películas peruanas estrenadas en el circuito comercial, cuando era en los márgenes que se estaba haciendo quizá el cine peruano más interesante. En el segundo, publicado el 31 de diciembre, amplíe esta idea y advertí que debería procurarse que ese cine joven ocupara el centro del sistema, empleando los canales públicos como Conacine, y haciéndose de un lugar en la cartelera comercial, en contra de la resistencia que pudiera haber para ello de parte de las majors. Respondí en Mabuse porque fue allí que me respondió Claudio.

Confío en que ese nuevo cine que se avizora, y que no solo representan algunos de los firmantes del cuestionario de La cinefilia no es patriota, sino también varios cortometrajistas, documentalistas y cineastas andinos y amazónicos ignorados en ese blog, se desarrolle y podamos hablar a partir de él de un verdadero cine peruano; pero sin que medren a su costa parásitos y demagogos."

Emilio Bustamante


RESPUESTA DE RICARDO BEDOYA
Mario Castro Cobos me invita a firmar las preguntas de su post anterior. No acepto esa invitación. Y no porque no esté de acuerdo con que se pregunte y se cuestiona lo que sea, sino porque jamás pondría mi firma junto a la de Castro Cobos.Respeto a todos a todos los otros firmantes del post, pero no a Castro Cobos. Su reptante comportamiento en toda esta polémica y en este mismo post, me causan una sensación muy parecida al asco o a la repugnancia.
Ni usando como escudo a Antonio Pinilla, Castro Cobos está en capacidad de dar lecciones a nadie. En todo caso, no me las va a dar a mí. Así como tampoco me va a hacer participar en su "guerra privada" contra Conacine. Si quiere que los funcionarios le respondan preguntas, que los busque con la cámara prendida y los entreviste. Eso es lo que hace cualquier comunicador con una pizca de escrúpulos. Pero Castro Cobos, no. Ya sabemos de qué carece.

Ricardo Bedoya

Una intervención de Emilio Bustamante

El 31 de diciembre pasado, en la revista virtual Mabuse (http://www.mabuse.cl/columna_semanal.php?id=86419#comentarios) se publicó este texto de Emilio Bustamante que comenta la respuesta de Claudio Cordero que publicamos hace unos días (ver aquí: http://paginasdeldiariodesatan.blogspot.com/2009/12/respuesta-de-claudio-cordero.html). Aquí está la opinión de Emilio Bustamante:


"Entiendo que el comment de Claudio Cordero es una invitación al diálogo en este espacio. Acepto la invitación. Dice Claudio:“Antes de continuar la polémica, deseo aclarar algunos puntos. Mi artículo no era una crítica, sino un balance sobre los estrenos peruanos de la cartelera comercial del 2009”. Al respecto, entendí que el texto de Claudio era, efectivamente, un balance de las películas peruanas estrenadas en la cartelera comercial, pero creo que debió precisarlo al comienzo del mismo. Además, me pareció incoherente, dado que el balance se limitaba a la cartelera comercial, que reclamara -al final- películas alternativas y cineastas que no tuvieran la aspiración de estrenar en los multicines. Si se limitaba a comentar las películas estrenadas en la cartelera comercial, lo más probable es que se encontrara con cineastas que aspirasen a exhibir allí; si quería hallar las otras propuestas que reclamaba, pues tendría que haber ido a verlas fuera de la cartelera, y comentar los estrenos alternativos también.
Ahora bien, creo que un balance de fin de año debería incluir esas películas alternativas. Comentar solo las de estreno comercial me parece que es avalar involuntariamente un sistema mundial de producción-distribución-exhibición que a su vez trata de imponer un solo tipo de narrativa, un solo estilo audiovisual, un solo formato (el del largometraje), que por lo mismo limita la aparición de narrativas y estilos diferentes, y excluye casi todos los documentales y todos los cortos que se realizan en el planeta. Un sistema que en vez de enriquecerlo, empobrece el conocimiento del mundo. Quizá lo más interesante del cine peruano está, con obvias excepciones, fuera de la cartelera comercial cada año. Es verdad, que Claudio es programador en la sala El Cinematógrafo de Barranco, donde se han exhibido algunas de las películas “distintas” a las que aludo; pero, por lo mismo, me agradaría una mayor cercanía entre su labor de programador y la de crítico.
En su comment, Claudio aclara:“Nunca he afirmado que Conacine sea un fraude, pero sí estoy convencido de que han premiado a varios fraudes artísticos. La lista es larga, pero no asoma ninguna autocrítica sobre el hecho de que se repitan, entre los ganadores, los mismos nombres de siempre. No, no estoy acusando a los jurados designados por Conacine de haberse corrompido; simplemente discrepo con la mayoría de sus fallos y lamento que otros realizadores dispuestos a correr mayores riesgos hayan sido postergados hasta la fecha”.
Este párrafo, que puede confundir a los lectores de esta revista (NOTA: Bustamante se refiere a la revista Mabuse, donde se publicó originalmente este comentario), está escrito como respuesta a un post que hiciera Isaac León Frías en el blog “Páginas del diario de Satán”. El post de León Frías y su respuesta al comment publicado aquí por Claudio Cordero (y que apareció también en el blog “La cinefilia no es patriota”), pueden leerse en estas direcciones:
Dice Claudio Cordero, más adelante:“Por último, quiero volver a la reflexión central de mi artículo. ¿Qué pasa cuando películas como “El Delfín” y “Motor y Motivo” son menos malas que las películas financiadas por Conacine? Con la excepción de “La Teta Asustada”, creo que la cosecha del cine peruano en el 2009 fue bastante pobre”. Discrepo con el juicio que impulsa la “reflexión central” de Claudio. Creo que “Tarata” y “Cu4tro” son menos malas que “El delfín” y “Motor y motivo”, y, por cierto, mucho más arriesgadas estilísticamente. De otro lado, el financiamiento de Conacine es, valga la precisión, solo parcial. Es comprensible, asimismo, que las películas más arriesgadas narrativa y estilísticamente (buenas o malas), congreguen poca cantidad de público en las salas comerciales de estreno (teniendo en cuenta que el público masivo está acostumbrado a unas convenciones narrativas y estilísticas impuestas por las majors). Eso también ocurre en Chile y Argentina; en el mismo número de Mabuse en el que Claudio publica su balance, hay un artículo al respecto sobre el caso chileno. Igualmente, es comprensible que los organismos del Estado apoyen a ese tipo de cine más arriesgado, que difícilmente podría ponerse en marcha con recursos propios. Lo que habría que procurar es que una entidad como Conacine amplíe esa cobertura y apoye más decididamente a propuestas alternativas y cineastas jóvenes.
Quedarían por resolver, por cierto, el problema de dónde exhibir esas películas “distintas” y el de la asistencia del público a la exhibición de ellas. ¿Se reduciría su exhibición a una elite de iniciados en salas alternativas y festivales?, ¿se procuraría un alcance mayor a través de la televisión estatal o Internet?, ¿o se trataría de que esas películas tengan un sitio, también, en las salas comerciales de estreno? Personalmente creo que esas películas innovadoras deben ser vistas y juzgadas también por los espectadores que asisten a las salas de estreno. Se trataría, de ese y otros modos, de volver a familiarizar al público masivo con propuestas diferentes a las de Hollywood.
Lo que habría que evitar -desde mi punto de vista- es dejarle el terreno libre a las majors, o hacerles ingenuamente el juego. La reflexión de ellas parece ser:
“Si las películas peruanas que se hacen son narrativa y estilísticamente parecidas a las que hacemos nosotros, entonces que compitan con nosotros en igualdad de condiciones, es decir, que no tengan financiamiento alguno del Estado (y de repente no les va tan mal, como a “El delfín”). Ahora bien, si hay películas peruanas que emplean convenciones narrativas y un lenguaje audiovisual distinto, es mejor que no se exhiban en las salas comerciales, porque al público que asiste a esas salas no le gusta ese tipo de películas aburridas”.
De llevarse a la práctica ese razonamiento, toda propuesta “diferente” terminaría donde han terminado la mayoría de las producciones vanguardistas a lo largo del siglo pasado: en ámbitos de elite. Y aquí vendría una consabida objeción liberal esgrimida por las majors y sus voceros: “¿Por qué el Estado tendría que financiar, con el dinero de todos los contribuyentes, los caprichos de unos artistas de elite?”. Por cierto, suprimido el respaldo estatal, la potencialidad de las nuevas propuestas cinematográficas se vería sumamente atenuada al condenárseles a los márgenes.
Claudio insiste en hablar en su comment de “la cosecha del cine peruano en el 2009”, sin aclarar que se está refiriendo a la cosecha en la cartelera comercial. Insisto: quizá lo más interesante del cine peruano se halle no en la cartelera comercial sino en los márgenes; habría que tratar de que vaya tomando un lugar en el centro: en la cartelera comercial misma y en los canales públicos (Conacine incluido)."
Emilio Bustamante

Respuesta de Juan José Beteta

Juan José Beteta ha respondido en Cinencuentro (http://www.cinencuentro.com/2010/01/08/bastardos-castrados-pontifices-criticos-de-cine/#cut-1) mis comentarios a su crítica a "Bastardos sin gloria". Aquí está su respuesta:
"Ricardo Bedoya escribió un post completo sobre mi crítica. Le contesto con el mismo sistema.

Dices: “En Cinencuentro, Juan José Beteta ha publicado una crítica de “Bastardos sin gloria” que dictamina la minusvalía intelectual y supone la carencia testicular de los admiradores de “Bastardos sin gloria”. Desde esta profunda y dolorosa disminución fisiológica, paso revista a algunas de sus afirmaciones.”
Sobre las castraciones, no lo digo yo, Ricardo. Son imágenes de las cintas realizadas o en las que interviene Tarantino.Y tampoco pensaba en ti, sino en unos críticos españoles que leí. Pero si te hace feliz, nada digo.Por otra parte, veo que has aprendido ese hábito blogger de sacar frases o párrafos de contexto. Por lo que te responderé con las frases que explican, sustentan o complementan lo que citas.
Dices: “Terrible revelación esa de enterarse de pronto que lo que muestra una película no corresponde a la verdad histórica. Y yo que creí que Hitler había muerto acribillado por los bastardos en un cine de París y que la Segunda Guerra Mundial había sido ganada por Brad Pitt, él solito. E imaginé que, acabada la guerra, Hans Landa, sometido a varias cirugías plásticas en la frente, vivió muchos años convertido en presidente de una próspera corporación germano-americano. Tremenda decepción la de saber que Hans Landa y Aldo Raine nunca existieron.”
Te respondo: “No obstante, hay quienes salen de la sala de cine (me consta) afirmando que, por supuesto, se trata de “la versión” de Tarantino sobre el nazismo; lo que no es el caso en absoluto, ya que su intención no es la contextualización de un fenómeno histórico”.
El crítico debe escribir pensando en todo público, no sólo para los cinéfilos. Es una manera de tener respeto por el lector y no dar por sentado que él conoce, por ejemplo, hechos de la II Guerra Mundial.
Dices: “Mentirosos Tarantino, Ernst Lubitsch y Fritz Lang. Mentirosos Jean Renoir y Frank Borzage. Mentirosos Robert Aldrich, Douglas Sirk y Samuel Fuller. Mentiroso Chaplin con su barbero de pacotilla y su dictador de globo de gas. Mentirosos Jules Dassin y Edward Zwick (en “Desafío”, que dice adaptar una historia real, vemos una banda de judíos vengadores que ajusticia nazis y colaboradores en Bielorrusia). Mentirosos todos los que inventaron historias de la Segunda Guerra Mundial con resistentes grupales o solitarios y personajes desesperados o vengadores de comunidades judías, polacas, gitanas, o franceses de la Resistencia, o figuras de convicciones democráticas enfrentadas al totalitarismo. Mentiroso Marco Bellocchio por alterar la historia de una mujer enfrentada al fascismo en “Vincere”. Mentirosos los que crearon fábulas y alegorías de heroísmo y arrojo. Mentirosos los que imaginaron historias de acción y aventuras, de suspenso o humor, usando los insumos de la Historia pero sin apelar al dato cierto, al pasado verificable ni a la caución del “hecho real”.
Te respondo: “Es bueno precisar que esta no es una discusión sobre si el cine puede o debe ser fiel a una determinada verdad histórica. De hecho, no lo es ni lo puede ser, en ningún caso. El cine manipula y simplifica determinados hechos históricos según las necesidades dramáticas y/o estéticas propias de su arte. Y lo que el crítico debe señalar es a qué conduce o qué sentido resulta de esta manipulación, estética y –si viene al caso– histórica.”
Me citas: Beteta pontifica. “Por tanto, este aspecto central de la película es ofensivo para la memoria de las víctimas del Holocausto, así como para los sobrevivientes y sus familiares; y pretender que esto es “sólo una película” o un simple juego, es –por decir lo menos– como meter un elefante en una cristalería y pretender que no ha ocurrido nada.”
Y comentas: “Sólo queda el acto de contrición y el propósito de enmienda. Nunca pensé que disfrutar de una película tan brillante y divertida como “Bastados sin gloria” podía infundir tanta culpa, haciéndonos sentir casi cómplices del genocidio, sembrando en los espectadores una mancha indeleble, equivalente a la del pecado original.”
Te respondo: “Sin embargo, al estar estas lecturas enmarcadas en el contexto de una película que se postula como de mero entretenimiento, su efecto se anula; pero sólo parcialmente, ya que siempre permanece la sensación de que se está jugando con asuntos que no se prestan a juego. Asuntos que involucraron (e involucran) la vida o muerte de millones de personas. Y esta banalización de la violencia y la historia es el punto débil de la película”.
Como ves, no me ataca mayor culpa, ya que mi objeción es a un efecto parcial. Como respondí a un comment anterior, yo también disfruté de “esta película tan brillante como divertida”, pero no tanto como tú.Ah, y gracias por lo de “pontifica”. Siendo tú el Sumo Sacerdote de la Crítica de Cine, me elevas de cura de izquierda de los 70 a Papa. Sin embargo, debo declinar de tal honor. Soy agnóstico.
Dices: “Cuando alguien, de aquí a unas décadas, se pregunte sobre la película que tomó el pulso de modo más fidedigno a la violencia y su percepción en la sociedad norteamericana de los noventa, seguro que echará mano a “Tiempos violentos” (“Pulp Fiction”), antes que a cualquier otra cinta con vocación de apostolado. Por eso, ya es un clásico y ha logrado generar una larga y disímil descendencia.”
En este punto tienes razón, no obstante me alegra tu lectura de esta obra, porque muchos piensan que esta es un simple juego de diseño, desconectado del contexto de la época. Lo que critico es que estos nexos con el mundo no aparezcan en muchas críticas.
Dices: “Como dijo un comentarista de Cinencuentro, la nota de Beteta parece escrita hace 40. No; en verdad, hace 80 años. Sigue buscando el vellocino de oro del montaje como distintivo esencial del cine, como signo de su pureza, como cifra de su autenticidad. Y mejor si va acompañado por los atributos de la “animación, el blanco y negro, diversos formatos de cámara, angulaciones y planos aberrantes y un largo etcétera”. Eso, en verdad, retrotrae la apreciación del cine a los años veinte, a la época de los primeros teóricos. Por aquí no pasaron las experiencias de la modernidad, las del plano-secuencia, las de la composición en profundidad. Tampoco la valorización del sentido que nace de las relaciones al interior del encuadre, de las posiciones de los personajes y objetos en relación con los términos del encuadre y de los volúmenes que se relacionan en el campo visual. Un clip de Pepsi con montaje virtuoso, angulaciones y “planos aberrantes” parece valer más que la composición con la cámara quieta de Chaplin, Ozu, Dreyer, Straub, Hou Hsiao-Hsien, entre otros maestros que dejan a Oliver Stone y su odiosa e hipócrita “Asesinos por naturaleza”, que espectaculariza la violencia que dice condenar, como un practicante de edición en MTV. En fin, para qué seguir.”
Tienes una concepción lineal de la historia del arte, la cual avanza en pasos cancelatorios y lo que queda atrás hay que descartarlo en nombre de un presunto “progreso”. Ese conocimiento cosificado por la academia se convierte en un poder que la crítica puede usar para aplastar a cineastas o filmes que no calzan con ese canon.
Mi punto es que en la historia del arte también se reciclan y se reposicionan procedimientos del pasado, o que se rompen tradiciones establecidas. Y juzgo a las películas no a partir de algún presunto canon, sino a partir de la propia propuesta del filme, sin importar si me gusta o no.
En este esquema, el cineasta no depende de lo que diga el crítico, sino al contrario, es el crítico el que se alimenta de los cineastas. Por eso los respeto y juzgo sus obras de acuerdo a la propuesta que presenten.si la película es clásica, pues la trato en sus propios patrones estéticos. Si utiliza creativa y significativamente el montaje, pues voy por ese lado. Pero no se me ocurriría juzgar a una cinta ansiolítica, como si fuera clásica, para así “condenarla”. La evalúo como lo que es y la comparo con sus congéneres.
Y si hay cineastas que se remontan a 40 u 80 años atrás, no veo por qué el crítico no pueda hacerlo también. Desde el punto de vista de la historia tales retornos en el tiempo no son nada, son casi contemporáneos.
En el caso de “Asesinos por naturaleza” no me limito al montaje, sino también al uso del pastiche y la parodia. A ello debe sumarse que con estos procedimientos explora a fondo la naturaleza de la agresión humana a diferentes niveles (sería largo enumerarlos aquí). Justamente la gracia y el mérito está en el la plasmación de estos contenidos en el plano formal y sus efectos sobre el espectador. No es un mero videoclip. Y Tarantino está lejos aún de haber logrado esto. Esta cinta es una obra maestra fallida y un reto para quienes se interesen en explorar el tema de la agresión humana en el cine."
Juan José Beteta

miércoles, 6 de enero de 2010

Embrutecido y castrado, pero feliz con Tarantino


En Cinencuentro, Juan José Beteta ha publicado una crítica de “Bastardos sin gloria” que dictamina la minusvalía intelectual y supone la carencia testicular de los admiradores de “Bastardos sin gloria” (http://www.cinencuentro.com/2010/01/04/bastardos-sin-gloria-malditos-bastardos-2009/). Desde esta profunda y dolorosa disminución fisiológica, paso revista a algunas de sus afirmaciones.

Refiriéndose a una supuesta “banalización de la historia y el mundo” practicada por Tarantino, Beteta dice: “Esto produce al menos tres efectos perniciosos para la cultura cinematográfica y la cultura en general. El primero es su contribución al embrutecimiento del público, ya que lo que aparenta ser una reconstrucción histórica no es tal; es decir, no hay un ápice de verdad histórica en los hechos imaginados, fabricados y mostrados por el director.”

Terrible revelación esa de enterarse de pronto que lo que muestra una película no corresponde a la verdad histórica. Y yo que creí que Hitler había muerto acribillado por los bastardos en un cine de París y que la Segunda Guerra Mundial había sido ganada por Brad Pitt, él solito. E imaginé que, acabada la guerra, Hans Landa, sometido a varias cirugías plásticas en la frente, vivió muchos años convertido en presidente de una próspera corporación germano-americano. Tremenda decepción la de saber que Hans Landa y Aldo Raine nunca existieron.

Beteta afirma: “El segundo efecto es de índole ética, ya que se equipara política y moralmente a los nazis con los judíos; debido a que estos utilizan exactamente los mismos métodos que los primeros, lo que –nuevamente– es una falsedad histórica. Como sabemos, los judíos y los opositores al nazismo nunca tuvieron la oportunidad de resistir a la “solución final” ya que esta –aunque anunciada– se realizó de manera clandestina y simultánea con la ocupación alemana de buena parte de Europa. Salvo un episodio –el del guetto de Varsovia– en el que los judíos polacos se rebelaron contra los nazis en retirada, siendo aniquilados al no recibir la oportuna (y esperada) ayuda del Ejército Rojo. Pero este fue un enfrentamiento abierto, nunca existió una brigada judía de aniquilamiento ni una versión judía equivalente a las SS. No habría podido existir así hubieran querido, debido a un complejo conjunto de factores históricos, siendo el determinante la eficacia genocida del nazismo; imitada pero hasta ahora no superada.”

Mentirosos Tarantino, Ernst Lubitsch y Fritz Lang. Mentirosos Jean Renoir y Frank Borzage. Mentirosos Robert Aldrich, Douglas Sirk y Samuel Fuller. Mentiroso Chaplin con su barbero de pacotilla y su dictador de globo de gas. Mentirosos Jules Dassin y Edward Zwick (en “Desafío”, que dice adaptar una historia real, vemos una banda de judíos vengadores que ajusticia nazis y colaboradores en Bielorrusia). Mentirosos todos los que inventaron historias de la Segunda Guerra Mundial con resistentes grupales o solitarios y personajes desesperados o vengadores de comunidades judías, polacas, gitanas, o franceses de la Resistencia, o figuras de convicciones democráticas enfrentadas al totalitarismo. Mentiroso Marco Bellocchio por alterar la historia de una mujer enfrentada al fascismo en “Vincere”. Mentirosos los que crearon fábulas y alegorías de heroísmo y arrojo. Mentirosos los que imaginaron historias de acción y aventuras, de suspenso o humor, usando los insumos de la Historia pero sin apelar al dato cierto, al pasado verificable ni a la caución del “hecho real”.

Beteta pontifica. “Por tanto, este aspecto central de la película es ofensivo para la memoria de las víctimas del Holocausto, así como para los sobrevivientes y sus familiares; y pretender que esto es “sólo una película” o un simple juego, es –por decir lo menos– como meter un elefante en una cristalería y pretender que no ha ocurrido nada.”

Sólo queda el acto de contrición y el propósito de enmienda. Nunca pensé que disfrutar de una película tan brillante y divertida como “Bastados sin gloria” podía infundir tanta culpa, haciéndonos sentir casi cómplices del genocidio, sembrando en los espectadores una mancha indeleble, equivalente a la del pecado original.

Sigue Beteta: “ (…) En esa línea (Nota: se refiere a Tarantino), es un posmoderno ortodoxo, ya que usa la idea del pastiche –es decir, mezclar y superponer estímulos sensoriales disímiles– para expresar un determinado concepto estético (el cual, en su caso, es además casi monotemático: violencia, maldad, crueldad); pero la deconstrucción de estos estímulos audiovisuales no nos revela algún sentido sobre el mundo, sino que estos se agotan en sí mismos y nos conducen sólo a las referencias cinematográficas en las que están basados o inspirados. En consecuencia, es un cine autorreferencial y conservador, ya que no apunta a los asuntos humanos ni al statu quo sino que los ignora; mientras que existen otras obras que emplean las mismas técnicas posmodernas, pero para revelar el entorno mundano que las rodean.”

Cuando alguien, de aquí a unas décadas, se pregunte sobre la película que tomó el pulso de modo más fidedigno a la violencia y su percepción en la sociedad norteamericana de los noventa, seguro que echará mano a “Tiempos violentos” (“Pulp Fiction”), antes que a cualquier otra cinta con vocación de apostolado. Por eso, ya es un clásico y ha logrado generar una larga y disímil descendencia.

Como ya es habitual, Tarantino se inspira en subgéneros, tipo B, C y hasta Z. Así, el título de esta película –Inglorious Bastards– está tomado casi exactamente de un filme hasta ahora casi desconocido de Enzo Castellari y sigue el estilo de las películas de guerra de los años 50 y 60, aunque omitiendo los episodios propiamente bélicos y centrándose en el esquema de un policial con magnicidio; el cual, fiel a su amor por el pastiche, ha sido tratado como un spaghetti western.”

Y nosotros que creíamos que un subgénero era una categoría al interior de un género (por ejemplo, el subgénero de científicos alucinados que desafían al Creador dentro del género de la ciencia-ficción; o el subgénero de la heroína vengadora del hombre que la sedujo y la abandonó en su juventud dentro del melodrama; o el de atracos -“caper”- dentro del cine criminal; o el de detectives privados -"private eye"- dentro del mismo cine criminal) mientras que los “tipos B, C y hasta Z” se refieren más bien a formas de producción industrial. Es decir, puede haber un filme subgenérico de producción A, así como un noble representante del género más puro hecho con recursos de serie B.

Pero también creíamos que Enzo Castellari era uno de los más prolíficos y conocidos directores de filmes del cine italiano de géneros y subgéneros, con filmografía estrenada en el Perú. Al parecer, no lo era tanto.

¿”Bastardos sin gloria” tiene el esquema de un policial con magnicidio? ¿Policial, dice? ¿No habrá visto el crítico más bien “El día del Chacal”? ¿Lo dirá acaso por el “policía” Hans Landa”, que se presenta como “cazador de judíos”? ¿O porque Brad Pitt hizo de policía en “Se7en”?

¿”Bastardos sin gloria” tratada como un “Spaghetti Western”? ¿Por dónde? ¿Cuándo? Hay dos referencias claras al western en el filme, más allá de algunas melodías de Morricone: los planos iniciales que evocan y citan a “Shane el desconocido” más que a Sergio Corbucci, precedidos de la música que Dimitri Tiomkin compuso para “El Alamo”, que de “spaghetti western” no tiene nada. La otra referencia ocurre al inicio de la secuencia de Shoshanna leyendo en el café parisino cuando escuchamos la música de “El dólar agujereado”, de Gianni Ferrio. Podría haber otra, pero es discutible: la aparición inicial del Oso -más vinculada con algún rasgo de la obra de Leone más que con el “spaghetti western” en general- pero eso no le da a la película el tratamiento de “spaghetti Western" ¿Dónde están la hiperbólica construcción visual, la dilatación del tiempo sin acción, la composición con focales largas, el uso sistemático del zoom, el laconismo de los personajes, el desaliño de los elementos profílmicos, entre otros estilemas típicos del “spaghetti western”? ¿Dónde?

Formalmente, la película (Nota: se refiere a “Asesinos por naturaleza”, de Oliver Stone) es mucho más rica que cualquiera de las de Tarantino, sobre todo por su extraordinario trabajo de montaje; al que debe sumarse un variado conjunto de recursos audiovisuales, como la animación, el blanco y negro, diversos formatos de cámara, angulaciones y planos aberrantes y un largo etcétera (…)Asesinos por naturaleza no sólo es inmensamente superior en lo formal a cualquier otra cinta de Tarantino (…).”

Como dijo un comentarista de Cinencuentro, la nota de Beteta parece escrita hace 40. No; en verdad, hace 80 años. Sigue buscando el vellocino de oro del montaje como distintivo esencial del cine, como signo de su pureza, como cifra de su autenticidad. Y mejor si va acompañado por los atributos de la “animación, el blanco y negro, diversos formatos de cámara, angulaciones y planos aberrantes y un largo etcétera”.

Eso, en verdad, retrotrae la apreciación del cine a los años veinte, a la época de los primeros teóricos. Por aquí no pasaron las experiencias de la modernidad, las del plano-secuencia, las de la composición en profundidad. Tampoco la valorización del sentido que nace de las relaciones al interior del encuadre, de las posiciones de los personajes y objetos en relación con los términos del encuadre y de los volúmenes que se relacionan en el campo visual. Un clip de Pepsi con montaje virtuoso, angulaciones y “planos aberrantes” parece valer más que la composición con la cámara quieta de Chaplin, Ozu, Dreyer, Straub, Hou Hsiao-Hsien, entre otros maestros que dejan a Oliver Stone y su odiosa e hipócrita “Asesinos por naturaleza”, que espectaculariza la violencia que dice condenar, como un practicante de edición en MTV. En fin, para qué seguir.

Beteta cierra su texto con estas frases: “Recordemos lo que ocurrió con los genitales de su personaje en Planet Terror, lo que sugiere un cine castrado en su relación con el mundo. Situación que se repite en Bastardos sin gloria, donde el personaje del crítico de cine muere con los huevos acribillados; lo que insinúa que un cine castrador produce críticos castrados, en el sentido estético arriba reseñado. No lo digo yo: las propias cintas de Tarantino lo sugieren con ironía quizás involuntaria.”

¡Suave, suave, que eso duele!, dijo Farinelli.


Ricardo Bedoya

Espectadores para las películas peruanas estrenadas en el circuito comercial en 2009


Espectadores para las películas peruanas estrenadas en 2009:


“El delfín. Historia de un soñador” 373.583 espectadores

“La teta asustada” 248.973 espectadores

“Motor y motivo” 144.286 espectadores

“Tarata” 137.282 espectadores

"El premio" 43.635 espectadores

“Cu4tro” 20.717 personas

Nota: faltan datos de "De ollas y sueños". Durante 2009 se estrenaron, en total, 202 películas.

Fuente: Diario El Comercio, domingo 3 de enero de 2010

Películas extranjeras más vistas en 2009


Las 10 películas más vistas en 2009

1. “La era del hielo 3” 1’499.580 espectadores

2. “2012” 1’013.927 espectadores

3. “Harry Potter y el misterio del príncipe” 650.199 espectadores

4. “Transformers: La venganza de los caídos” 709.890 espectadores

5. “Luna nueva” 629.748 espectadores

6. “Fuerza G” 567.641 espectadores

7. “Avatar” 472.403 espectadores

8. “Cuentos que no son cuento” 461.642 espectadores

9. “Ángeles y demonios” 441.156 espectadores

10. “Una noche en el museo 2” 438.049 espectadores

NOTA: "Avatar" se estrenó el 17 de diciembre y se mantiene aún en cartelera.

Fuente: Diario El Comercio, domingo 3 de enero de 2010

Mejores de la década: Enrique Silva


Estrenadas


-Con ánimo de amar (Wong Kar-Wai)

-Antes del atardecer (Richard Linklater)

-A.I. Inteligencia artificial (Steven Spielberg)

-Río Místico (Clint Eastwood)-Golpes del destino (Clint Eastwood)

-Cartas desde Iwo Jima (Clint Eastwood)

-La profesora de piano (Michael Haneke)

-Escondido (Michael Haneke)

-Mulholland Drive (David Lynch)

-Hable con ella (Pedro Almodóvar)

-El hombre sin pasado (Aki Maurismaki)

-Una historia violenta (David Cronenberg)

-Promesas peligrosas (David Cronenberg)

-Luz silenciosa (Carlos Reygadas)

-Kill Bill Vol.1 y Vol.2 (Quentin Tarantino)

-El niño (Luc y Jean-Pierre Dardenne)

-El círculo (Jafar Panahi)

-Petróleo sangriento (Paul Thomas Anderson)

-Lejos del cielo (Todd Haynes)

-La inglesa y el duque (Eric Rohmer)


NO ESTRENADAS

-Inland empire (David Lynch)

-La mejor juventud (Marco Tulio Giordana, foto)

-El hijo (Luc y Jean-Pierre Dardenne)

-Saraband (Ingmar Bergman)

-Blissfully yours (A. Weerasethakul)

-En la ciudad de Sylvia (José Luis Guerin)

-Buenos días noche (Marco Bellocchio)

-Yi Yi (Edward Yang)

-Il mestiere delle armi (Ermanno Olmi)

-Je rentre a la maison (Manoel de Oliveira)


ENRIQUE SILVA

Mejores de la década: Rodrigo Bedoya


Estrenadas

Gran Torino de Clint Eastwood
La habitación del hijo de Nanni Moretti
Escondido de Michael Haneke
AI Inteligencia Artificial de Steven Spielberg
Antes del atardecer de Richard Linklater
Alta fidelidad de Stephen Frears
El cielo gira de Mercedes Álvarez
Los muertos de Lisandro Alonso
Hable con ella de Pedro Almodóvar
Una historia violenta de David Cronemberg
Elefante de Gus Van Sant
La hora 25 de Spike Lee
Colateral de Michael Mann
Relaciones peligrosas de Sidney Lumet
El camino de los sueños de David Lynch
Luz silenciosa de Carlos Reygadas
La inglesa y el duque de Eric Rohmmer
El hombre que nunca estuvo de los hermanos Coen
Zodiaco de David Fincher
Supercool de Greg Mottola (foto)

No estrenadas

Distante de Nuri Bilge Ceylan
Los amantes regulares de Phillipe Garrel
Historias extraordinarias de Mariano Llinás
Oasis de Lee Chang Dong
La nube errante de Tsai Ming Liang
The World de Jia Zhang Ke
Embriagado de amor de Paul Thomas Anderson
La hora de la religión de marco Bellochio
Corazones de Alain Resnais
Gozu de Takashi Miike
Un film hablado de Manoel de Oliveira
Va y viene de Joao Cesar Monteiro
Juventud en marcha de Pedro Costa
Blisfully tours de Apichatpong Weerasethakul
Honor de caballería de Albert Serra
Millenium Mambo de Hou Hsiao Hsien
El hijo de los hermanos Dardenne
Entre los muros de Laurent Cantet
A Bitersweet Life de Kim Ji Woon
Los destinos sentimentales de Olivier Assayas


Rodrigo Bedoya