“La noche más oscura”, de Kathryn Bigelow, da cuenta de los largos años que le tomó a los servicios secretos de los Estados Unidos ubicar y dar muerte a Osama Bin Laden. Y lo hace a la manera de un docudrama o de la dramatización de un expediente que se construye con tropiezos.
La película no oculta su signo: la caza del enemigo se emprende para vengar a las víctimas cuyos lamentos y gritos de horror escuchamos al inicio del filme, con la pantalla en negro. La crónica de la “guerra contra el terror” se dramatiza como una larga pesquisa, pero también como una obsesión. Empeño oficial que busca pruebas que conduzcan al paradero de Bin Laden. Para obtenerlas, se aplican métodos variados que no excluyen la tortura, la intervención en países extranjeros y las ejecuciones sumarias y extrajudiciales. Todo ello está mostrado en “La noche más oscura” sin mediar juicio u opinión de condena o reprobación. Tampoco de exaltación patriótica.
Pero la búsqueda obsesiva toma cuerpo en la ficción: el de una agente de inteligencia llamada Maya (Jessica Chastain) Ella no solo es protagonista de la historia. También conduce el relato,es la “santa laica” de la historia, la que resume el papel del individuo frente a la maquinaria burocrática y, por ende, la que sintetiza el punto de vista moral de la acción. Y la que refleja las ambigüedades de la realidad: la que muestra repugnancia ante las tareas de su colega torturador pero comprendiendo la “necesidad” institucional de tales prácticas.
Es un personaje sin vida personal, volcada a un fin único: hallar al enemigo de existencia casi mítica.
La narración se construye en torno de la presencia de Maya, pero no con la tensión del modo thriller, sino con el diseño repetitivo y reiterante de la espiral: los pálpitos o intuiciones de Maya son la única constante de búsqueda. La cacería de Bin laden es un asunto de expedientes postergados, trámites desplazados, vaivenes interminables, presunciones que no terminan de verificarse, actos que repugnan la conciencia. El arco narrativo de esta película recuerda el de “Zodiac”, con los indicios que se abandonan, se dejan en suspenso, se retoman, se desvían… y pasa el tiempo.
Maya está compuesta como un modelo ideal de resistencia. Solo puede triunfar a causa de su espartana renuncia a cualquier placer o sensualidad. Es una ejecutora y Bigelow se interesa, como siempre, por los personajes que realizan las cosas, los que construyen, se arriesgan, hacen. La única ética aceptable es la que conduce al logro del objetivo. Lo demás es disidencia, negligencia, traición. Y constatar esas debilidades en su grupo de trabajo agrava su neurosis y su masoquismo. Es curiosa la identificación que sienten por ella los comandos más rudos y destinados a dar el golpe y la liquidación finales. Y la complacencia que esa identificación le provoca a ella, tan frágil en apariencia. Es con esos hombres que mantiene el único contacto vital a través del montaje paralelo que los liga emocionalmente a la distancia mientras penetran a la mansión del cazado.
Pero Maya no solo es un personaje típico del cine de Bigelow. También responde al retrato robot de una mujer norteamericana de esta época, educada en la cultura del odio y la paranoia: la que vive aterrada con el fantasma de Bin Laden y busca extirparlo de sus pesadillas personales, que se confunden y se entremezclan con las de su país.
Al final de la película, acabada la misión en la que volcó su existencia, vemos a Maya como una suerte de Ethan Edwards destinada a la errancia. ¿Consumada la venganza, qué sentimiento individual sobrevive? Para ella, no parece haber sosiego o reposo. Tampoco parece dispuesta a encontrar refugio en un domicilio conocido. Llega el momento del melancólico desarraigo.
La película tiene una realización impecable. Y salvo la media hora final –filmada con maestría-, rechaza las tensiones de la acción. Bigelow más que agitación física, filma simulacros de acción. Si en “Zona de miedo”, apostaba al extremo de la tensión mental, aquí suprime el espectáculo. La cámara en mano es tensa pero nunca llama la atención para sí ni para el virtuosismo de su ejecución. La edición nos conduce a muchos focos donde transcurre la acción, en espacios y países diversos, pero ella no tiene la relampagueante destreza de las ficciones multinacionales de espías, en el estilo de “La conspiración Bourne”. Por el contrario, ese montaje liga espacios cada vez más cerrados y laberínticos, sofocantes y burocráticos, sea el de los centros de detención clandestinos de la CIA o el de las bases militares de los Estados Unidos. Resalta la música de Alexander Desplat, que acompaña en tonos bajos, discretos, graves, la clave opaca elegida para todos sus rubros por la película.
Se ha criticado a “La noche más oscura” por razones ideológicas diciendo, por ejemplo, que justifica la tortura. No estamos de acuerdo. La presenta como un hecho terrible y repugnante llevado a cabo por agentes de organismos oficiales de los Estados Unidos, lo que no es usual en un filme de Hollywood.
Sin embargo, es lícito hacerse algunas preguntas: ¿No sanciona la película de Bigelow el relato oficial de la ejecución de Bin Laden? ¿No la convierte en la dramatización canónica de aquellas imágenes que veían con fruición el presidente Obama y su Estado Mayor mientras los comandos cumplían su misión en Abbottabad? ¿Es el reconocimiento de Maya de ese cadáver sin rostro una suerte de clausura imaginaria del expediente Bien Laden? ¿Es la ficción tratando de poner la lápida a un hecho controvertido de la Historia más reciente?
Ricardo Bedoya
6 comentarios:
Me parece q esta vez exagera un poco en sus apreciaciones hacia este film don Ricardo . La pelicula es regular nada mas . Se nota q Katryn Bigelow quiso hacer un film tenso , cerrado casi documentario y muy realista de un hecho sucedido hace poco y que acaparo la audiencia de CNN , Fox News , el facebook , youtube y toda la plataforma digital puesta en mano de cualq ciudadano de a pie en este mundo . Pero la Bigelow a mi juicio falla terriblemente porque la sensación q te deja la película luego de haberla visto es casi nada , solo recuerdas un compendio de imagenes o situaciones una mas fría q la otra pero vacías en si mismas , no emocionas con la película ni enganchas con la historia , ojo tampoco digo q sea un disparate , pues definitivamente no lo es , mas bien al contrario se nota un trabajo serio en la concepción del film , el problema es q carece de "vida" . Rescatable el trabajo de la protagonista , es el motor del film , y sobre ella gira TODA la pelicula sin excepción ,lo cual de por si ya es un error, pues la historia misma del film termina siendo casi una anécdota . Una lástima porque este film tenía todos los ingredientes para convertirse en algo grande pero la falta de muñeca de la directora o estilo para este tipo de películas le jugaron una mala pasada . Un detalle en la media hora final donde ud dice q esta "filmada con maestria" para mi esta sintetizado todo el problema q arrastra el film : una visión demasiado impersonal de los hechos , situación de vital importancia incluso para el planeta (la ejecución de bin laden) pero q en este film no lo plasma con la fuerza necesaria y parece una anécdota mas , y esto último porque se ve demasiado forzado y termina cayendo en la incredulidad . Por más que Obama o el Dpto de Defensa de EEUU hallan declarado q asi sucedieron los hechos y Katryn Bigelow halla querido hacer una película recogiendo esos hechos feacientemente no termina siendo el final de la pelicula mas q una descripción de lo declarado por las autoridades norteamericanas y nada mas . Al final tenia q aparecer el motor del film , es decir la protagonista , montada en un antonov devolviendole algo de la vida perdida en esa ultima (y helada) escena .
Saludos
Hola Ricardo,
Al inicio del quinto párrafo dice:
La narración se construye en torno de la presencia de Maya, pero con la tensión del modo thriller, sino con el diseño repetitivo y reiterante de la espiral...
Me parece que debería decir:
La narración se construye en torno de la presencia de Maya, pero NO con la tensión del modo thriller, sino con el diseño repetitivo y reiterante de la espiral...
Por lo demás, un magnífico artículo en el que encuentro varios puntos de coincidencia.
Es más, aplico a mi desempeño como investigador de la cartelera: "los indicios que se abandonan, se dejan en suspenso, se retoman, se desvían… y pasa el tiempo."
Zodiac y La noche más oscura son, a su manera, fascinantes.
Un abrazo,
E.G.
"Vivir al límite" se tituló en Argentina, Uruguay y Chile. Aquí en Perú se llamó "Zona de miedo".
Fui con mucha expectativa a ver la película sabiendo que buena parte de la crítica norteamericana se había rendido a los pies de la misma. Para comenzar me pareció una película impecable en su factura y con una gran actuación de la protagonista, la bella Chanstain (quien me cautivó desde "The Tree of Life"). Es más, la escena de la captura con casi media hora, es para mi la mejor escena de acción del año. Ahora bien, todo lo mencionado para mi no fue suficiente como para llegar a ser la gran película que yo esperaba. Al finalizar la película me quedó un sinsabor porque como usted bien menciona la película rechaza las tensiones de la acción, lo cual hizo que la narración sea plana y un poco sosa a mi parecer. Algo que yo rescato también es la ausencia total de efectismos y clichés, pera esa ausencia de estereotipos no fue remplazada con algún otro tipo de elementos narrativo que hiciera la película más disfrutable para mi.
Termino preguntándome, ¿por qué es tan bueno que una película deje de lado el espectáculo y filme simulacros de acción?
Saludos.
recien me doy cuenta de q no hay comentario para les miserables.
q fue?
Fui a verla con cierto grado de prejuicio por el patrioterismo encubierto de "Zona de miedo" pero esta vez Bigelow no incluye ni pizca de ello. Más bien nos ha entregado un peliculón, un docudrama con aspecto de artículo periodístico un tanto polémico pero muy original.Y por supuesto que hay escenas de acción, en el entendido de bombas e incursiones, que son de antología. Pero este aspecto está muy medido porque no se trata de mostrar la parte bélica de la guerra contra Al Qaeda sino el despliegue de inteligencia utilizado con todos sus fracasos previos en el cual se produce virtualmente un golpe de timón por parte de una mujer obsesionada por la captura de Bin Laden,apasionada por su trabajo pero muy racional. Bigelow hace un homenaje de género, la mujer como cerebro y el hombre como ejecutor, pero no lo aplica con maniqueísmo porque previamente la contra parte de Maya ,Jefa de un puesto en Afganistán, falla trágicamente porque justamente antepone la emoción y los sentimientos en su trabajo.
Esta película debió ganar el Oscar a la mejor película, teniendo en cuenta que "Amour" no tenía chances por haber sido "invitada" a esta categoría. Y es que la repercusión política en el tema de las torturas jugó en su contra. Y debe haber caído mal que salga el mismo Obama en una escena como un mentiroso o un tonto.
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