Con relación al comentario que Ricardo Bedoya ha hecho de lo escrito por Mauricio Godoy en la primera entrega de su blog ("Hablando de documental") sobre la atención a las películas documentales, quiero decir en primer lugar que lamento que sean analistas o investigadores jóvenes, y de manera reiterada, los que publiquen textos en los que trasmiten un notorio desconocimiento de aquello sobre lo que se supone informan y, además, opinan.
Me parece muy meritorio que se dedique un blog al género documental, que ha sido enormemente reactivado en todas partes en los últimos tiempos, pero para ello hay que documentarse muy bien y no decir las cosas con ánimo polémico, mientras no se esté totalmente seguro de que lo que se dice es cierto. Ya Bedoya, a quien se le atribuye desatención del documental antes del 2009 (cuando, al parecer, según Godoy, el influjo providencial de Emilio Bustamante le iluminó el camino), ha respondido y ha dicho lo suyo. Ricardo sabe defenderse y, por tanto, no voy a abundar en esa supuesta, e inexistente, desatención. Sólo diré que en su programa televisivo “El placer de los Ojos” deben haberse difundidos desde el 2000 más cortos documentales peruanos que en toda la historia de la televisión local.
A lo que quiero referirme es a que esa desatención provendría de las canteras de la revista “Hablemos de Cine” que, evidentemente, Mauricio no ha leído. Porque si la hubiese leído, no diría lo que dice. Se dirá que la revista “Hablemos de Cine” debería estar ya digitalizada y en Internet, cosa que reconozco hay que hacer y cuanto antes, mejor. Pero el que no esté en la Internet no justifica que se le atribuyan exclusiones que nunca se hicieron, y no solo porque la revista se puede leer en bibliotecas, sino porque si así no fuera, no es ético ni profesional escribir a partir de supuestos.
Ya desde las páginas mimeografiadas del “Hablemos de Cine” de 1965 se puede seguir la atención de la revista a los documentales que se exhibían (mucho más que en estos tiempos) en las salas de cine, los de Jacques-Yves Costeau, entre otros. Pero también a los documentales nacionales, como “Ganarás el pan”, al que se le dedican muchas páginas, y a otros como “Estampas del Carnaval de Kanas”, de Manuel Chambi, que ni siquiera se vio en salas públicas, pero que es entusiastamente comentado. Esa atención continuó y se concentró principalmente en los años siguientes en los documentales que se hicieron en América Latina en el período 1967- 1973, que tuvo un amplio espacio de entrevistas y notas en las páginas de la revista. En esos años fue magra la producción de documentales en el Perú, como también lo fue la ficción, pero no se desatendió ni una ni la otra. En cambio, desde las portadas el cine de América Latina apareció notoriamente, incluso en documentales como “La hora de los hornos”, de Solanas y Getino, o “Piedra sobre piedra”, de Santiago Álvarez.
Después de promulgada la ley 19327 en 1972 (y su reglamento en 1973), la atención de la revista al cine peruano fue permanente y no hay un solo número que no lo demuestre.
¿Qué se hizo mayoritariamente en esos años que van de 1974 a comienzos de los 80?
Pues, documentales. Allí están para probarlo, no sólo el Diccionario al que alude el lector, sino entrevistas amplias y comentarios de los cortos de José Antonio Portugal, Nelson García Miranda, Gianfranco Annichini, Jorge Suárez, Nora de Izcue, Luis Figueroa y de todos los que hicieron documentales, incluyendo a los cineastas vinculados a la revista como Lombardi, Tamayo, Huayhuaca, Mario Tejada y el mismo Nelson García, pero también a otros como Federico García, José Luis Rouillon o Jorge Reyes, el grupo Chaski o el grupo Cine Liberación sin rodeos.
El último número de Hablemos de Cine se publicó en 1984, pero la atención al documental se retomó en un nuevo empeño en el que estuvimos comprometidos varios de los que hicimos “Hablemos de Cine” y que fue la revista “La gran ilusión” (1993-2003) Ahora mismo, y para hacer referencia estrictamente a las publicaciones especializadas en las que he participado, en la revista “Ventana Indiscreta” se mantiene un interés y una atención constante por el género, sus modalidades y sus mutaciones.
De Mauricio Godoy se debería esperar mucho más rigor a la hora de emitir opiniones que suponen conocimiento de fuentes. Esas que, evidentemente, se ignoran en el texto “En busca de la memoria documental (Parte 1)”.
Isaac León Frías
5 comentarios:
Muy claro, como siempre, León.
Muy claro León, como siempre.
Le duela a quien le duela León Frías es quizás el crítico más directo, que no cae en simplismos supuestamente didácticos ni se va por la tangente para aburrirnos con una supuesta e impostada sabiduría propia de nuestra generación Plop!
Godoy no ha dicho esta boca es mía. No se ha dado por enterado.
Tengo en mis manos una copia de la revista Hablemos de Cine en la cual Ricardo Bedoya escribe sobre Robles Godoy, pero nunca menciona cual de las peliculas es documental, cual es ficcion, etc. Si alguien más tiene las revistas, digitalizenlas para que la gente pueda crear su propia opinión y no sólo se basen en lo que dicen ustedes "los críticos directos"...
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