lunes, 17 de marzo de 2008

Lejos de ella


El amor es cuestión del corazón, más no de la memoria; o entiéndase de los sentimientos, y no de la razón.

Esa glosa, cargada de cursilería, es mi impresión general de Lejos de ella (Away From Her), ópera prima de la actriz canadiense Sarah Polley, cuyo guión adaptado está basado en la novela corta "The Bear Came Over the Mountain", de Alice Munro.

La película en cuestión se desplaza firmemente por la línea limítrofe entre el melodrama cautivante y el retrato melifluo empalagoso. ¿Para qué polo se acomoda? El presente texto contiene esa respuesta...

Sinopsis: En un ambiente apartado del centro de cualquier ciudad del Canadá, Fiona (Julie Christie) y Grant (Gordon Pinsent) viven su jubilación con la única posesión sentimental que es su compañía mutua. Ambos sexagenarios viven un amor maduro y resignado sin presagiar la amenaza venidera: la gradual pérdida de memoria de la mujer, víctima de Alzheimer.

En una historia de amor como esta, ¿qué será lo que más afecte a la pareja tal contratiempo patológico? Pues a su añejo matrimonio, viendo caer la estabilidad de su vida conyugal por ese avatar indeseado.

Al inicio, casi imperceptiblemente (sólo por fragmentos alternados de reminiscencias) se presenta la vida que irán perdiendo por las consecuencias de la enfermedad. Desde los primeros minutos, el deterioro mental de Fiona está ya en progreso; a pesar de eso, la autora no ocupa tiempo en mostrar parte de lo que se supone que añora el marido, que es a su vez lo que tendría que extrañar el espectador, también: los tiempos pasados de felicidad entre ambos, que se están yendo.

Respecto a eso y en este caso, cabe destacar como virtud el desuso del esquema convencional para películas con similar argumento a este, pues obvia el recurso trillado de hacer revisión conmemorativa del otrora "happy time" de la pareja sufriente, mostrando al inicio momentos jubilosos entre los que padecerán después, para así acentuar el melodrama al hacer contraste entre lo bueno que fue el antes de (la enfermedad, esta vez) y lo malo que está siendo el después de. Estructura manida en melodramas hechos para la TV, cuya explotación no resulta provechosa para una juiciosa impresión final.

En cambio, Lejos de ella omite el esquema que aludo para centrarse y adentrarse de arranque en el dilema de los perjuicios que provoca el Alzheimer, tanto para quien lo sufre directamente (el enfermo) como indirectamente (el tutor del enfermo). A todo esto, por ende, estamos sumergidos desde el principio en el drama de la película, o sea la pena de Grant por lo que está perdiendo. Por tal motivo, esto fuerza nuestra capacidad de empatía para con la circunstancia, pues Polley da preponderancia a la sensibilidad individual de cada espectador para que "sufra" distintamente la historia según su posibilidad emocional.

Ahora, ¿es determinante para el mensaje de la película que sea una pareja anciana la protagonista? ¿Su condición de retirados, aislados y sin hijos, también importa?



A mi parecer sí es determinante, porque se expone un amor en su etapa mejor cimentada: a) por el refuerzo que dan los años y la costumbre, b) por la falta de condicionamientos para su apego como podrían ser la cercanía de una familia o alguien dependiente a su relación, y c) por decidir (por voluntad propia) apartarse del resto adentrándose en un bosque durante 20 años, dando a entender indiferencia hacia lo(s) demás. Esa situación para el matrimonio es un cómodo marco exento de estorbos y contrariedades para su amor sin moros en la costa, que el destino malicioso perfila propicio para "desfigurarlo" con las vicisitudes de una desoladora enfermedad. Eso es precisamente lo que sucede en esta entrega, en la cual el amor de Grant y Fiona puesto a prueba como acción dramática base.

Planos cerrados que encuadran los expresivos rostros de la pareja cada vez que emiten sus sentidos parlamentos, con miradas vagas y melancólicas, que convierten la atmósfera silenciosa, triste de por sí, en un instante de adiós latente. "Me estoy yendo", dice Fiona, asimismo se va al olvido cada diálogo concluido, cada caricia dada, cada momento disfrutado (o sufrido). En fin, lo que pasó, se va... lejos de ella.

La idea del inicio viene a colación, nuevamente: "El amor es cuestión del corazón, no de la memoria". Cuando Fiona toma conciencia sobre la carga que representa para su marido, decide como sacrificio de amor mudarse a una residencia para enfermos de su misma condición. Una vez allí, y después de un mes de no ver a su esposo (por políticas internas de tal residencia), ella no lo recuerda como lo que es; es más, está ya encaprichada-enamorada de un interno compañero suyo, dejando a Grant en el olvido, hasta considerándolo una molestia.

Entonces, estas preguntas vienen al caso: ¿El amor se mantiene si no se refuerza?¿Son acaso los recuerdos (felices) reforzadores del amor? Si es así, entonces, ¿se puede amar a alguien que no se recuerda? La respuesta es negativa en el filme, pues, si un sentimiento se mantiene por las vivencias pretéritas (entiéndase recuerdos) sería una cuestión de gratitud, solidaridad y caridad afectiva, mas no pulsión amorosa hacia alguien. Entonces, concluiríamos hablando del amor como una reacción instintiva de uno hacia otro, sin contar con otros caracteres ajenos al sentimiento en sí (memorias, obligaciones, etc.), que son con lo que comúnmente se confunde.

Con esa conclusión, Sarah Polley brinda su discurso e hipótesis sobre el sentimiento más universal del ser humano, mostrando a dos ancianos que presencian cómo se diluye frente a sus ojos su concepto de amor, consciente (Grant) e inconscientemente (Fiona).



Apreciando ahora lo técnico, la banda sonora, de Jonathan Goldsmith, no es protagonista pero sí indispensable para el ambiente taciturno y apesadumbrado que crea Polley en los momentos donde trasciende el diálogo. El silencio se obvia por sonidos de teclado en ritmo pausado y constante en el mismo son, que resulta enfático pero a la vez pertinente en su cometido de denotar aflicción.Todos los elementos de Lejos de ella buscan conmovernos y abatirnos, tanto la música citada en el párrafo anterior, como la fotografía cálida tonalidad pastel que colorea los ambientes fríos propios del invierno norteamericano, la entonación atribulada de los parlamentos, más las gesticulaciones alicaídas refuerzan esa meta. Al fin y al cabo, el conglomerado no arroja una cinta meliflua y lacrimógena sin más, porque el pulso sensible de la canadiense atina precisamente en controlar a la justa medida esos peligrosos recursos en busca de una triste reflexión.


Si algo más queda por subrayar sería las impecables performances de los protagonistas. Christie anda perdida con su expresión errante durante todo el metraje, volviéndose visiblemente invisible; a su vez, Pinsent, barbudo y canoso, parece un San Bernardo, que emite lealtad y resignación con cada guiño a su "ausente" dueño(a).

Si al final, en su estado de olvido progresivo Fiona encuentra otra ilusión (con su compañero llamado Aubrey), totalmente nueva, lejos de Grant, este hará lo propio buscando un nuevo presente (con otra mujer, claro está), porque su amor de ayer le obligó con su abandono.


Lejos de ella representa un debut auspicioso de la actriz en la dirección, quien exhibe su emotividad cauta sin aires de presunción sobre un tema e historia muy proclives a la explotación desmesurada de sus mismas posibilidades de doble filo. La película sí que conmueve, asimismo logra que el espectador mire "hacia sus entrañas", algunos segundos siquiera, para cuestionarse sobre un posible replanteo del sentimiento con el que convive a diario.El amor no se olvida, ni deja de sentirse; simplemente cambia hacia quien provoque al corazón...


John Campos Gómez

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Fabuloso...

Anónimo dijo...

Señor Campos, existen muchas formas de plantear un comentario sobre una película de esta naturaleza y complejidad. Me parece que el suyo es bastante correcto, aunque nos da una opinión plana, retórica, intimista, hablando de lo abstracto y no de lo concreto del filme, pero es un punto de vista respetable y aceptable. Pero creo que cuando uno sabe como es éste tipo de enfermedad, la ha vivido con intensidad y conoce lo terrible y desgarradora que es, su comentario es realmente muy limitado. Es como la película de Sarah Polley, se cuida del fantasma sin saber como es éste, no tiene necesidad de innovar artísticamente porque le teme al enfoque real de la secuela, que la enfermedad la hace progresiva, es decir, la tangencialidad y la superficialidad, taparon una gran posibilidad de dramatizar con genialidad e ilustrar con talento, una enfermedad que está invadiendo el mundo con una tranquilidad absoluta. Nadie que yo sepa, puede dedicarse a pensar un poco más allá del mensaje light o el tratamiento con guante blanco que se le ha dado al tema en el filme de la Polley. Todos dicen, Alzheomer, que es eso, en que consiste, como ataca y como destroza al enfermo, al cuidador y a la familia. Entonces, cuando la enfermedad toca la puerta, ingresa sin mayor inconveniente dentro de la familia, porque nadie tuvo la imaginación para poder darla a conocer, creo que el esfuerzo de Sarah Polley queda envuelta en la nada. Sabe usted, cuales son las respuestas que he escuchado y leído; - lo que pasa es que Sarah Polley no ha querido ir más allá porque sería una falta de respeto al espectador y a las personas que tienen familiares con la enfermedad - se da cuenta de lo que intento explicarle. Que hubiera pasado si David Lynch era el flamante director de una película relacionada directamente con la demencia tipo alzheimer, hubiera sido tan pasiva y poco convincente como Sarah Polley. Cuando uno se para de la butaca espera llevarse algo en la cabeza, una propuesta real o un mensaje diferente. Sino, no vale, no convence. Yo también pienso como usted, Sarah Polley hizo un buen debut o una ópera prima aceptable, pero.......... . Creo que hay que ir un poco más allá en el comentario, es una obligación el poder analizar lo que hubiera pasado, no solo lo que realmente pasó. Un abrazo. Saludos.
JLDM

Anónimo dijo...

Faltó profundidad narrativa y visual. Su crítica es imperfecta, retórica y desinformada. No hay dramatismo en el filme. No existen escenas dotadas de emociones fuertes. El Alzheimer es una enfermedad espantosa. Sarah Polley hizo un debut aceptable pero una ópera prima incompleta. Yo como espectador esperaba más realismo y menos disimulo. Mi pregunta sería, porqué tenerle miedo a la realidad ??? Un hermoso amor otoñal no es la realidad. Es el complemento. La realidad es la enfermedad que se vuelve protagonista.
Saludos
Max Izaga

John Campos-Gómez dijo...

No soy quién para sugerir un final "adecuado" para la película. Yo comento lo que se vi y entendí de una película, a fin de cuentas eso es una crítica, el hablar del filme en sí.
No me siento OBLIGADO a hablar de lo que me hubiera gustado ver, ni lo que tal vez haya pasado siguiendo el curso normal de los acontecimientos. Eso no me concierne, tampoco le concierne a ningún comentarista de filmes.
Además creo que el final deja poco para la conjetura, pues la situación de la pareja queda en claro en el desenlace. Un amor que se fue porque los recuerdos que lo reforzaban ya no están.

Anónimo dijo...

Campos-Gómez, se siente limitado al no poder imaginar un final diferente. Que pasó, impotencia intelectual, falta de recursos, limitación imaginativa. La labor de un "crítico" no solo es interpretar lo que ve y entiende, es ir mucho más allá e intentar agotar la posibilidad de meterse en el cerebro, supuesto, del director, para proyectar lo que pretendió hacer y si lo logra o no. Esto requiere talento e investigación. Cualquier parroquiano puede ir al cine, ver el filme, entenderlo o no, y comentarlo bien o mal. Campos-Gómez se pierde en su propio laberinto. Algo muy común en los comentaristas de este blog. Son críticos en estado crítico.
Para JLDM, buen comentario. Si Lynch hubiera dirigido esta película, Campos-Gómez y sus amigos, tendrían que haber visitado a los neurólogos del Hospital Larco Herrera, para elaborar su crítica. Así de simple.

Anónimo dijo...

A JLDM: ¿Qué te hace pensar que la película tenga que tratar el problema de una enfermedad? ¿Por qué se tendría que emplear una producción cinematográfica para dar a conocer (publicidad si se quiere) a una mayor cantidad de personas sobre alguna enfermedad que "ingresa sin mayor inconveniente dentro de la familia"? Mas bien el tema de la enfermedad, Alzheimer, se emplea como un elemento de la estructura narrativa del film que provoca un desequilibrio en lo que vendría a ser la vida que lleva esta pareja: amor, pasíon de jubilados, lo que sea. El tema de la enfermedad como elemento es un obstáculo que está estropeando el amor entre Grant y Fiona.

De otro lado, la primera imágen que se nos presenta en la película es un primer plano cerrado del rostro de Grant, y es, según mi opinión, por allí, por la carga protagonísta que tiene este personaje por donde se debe empezar a construir la trama, la crítica; y no buscar la necesidad de tener que forzar el argumento con una crítica para que nos termine hablando el film de una enfermedad.

La Enésima Dimensión

John Campos-Gómez dijo...

Me alegra que el anónimo de las 12.11 goce de tan buen humor.
Eso de intentar meterse en el cerebro del autor, lo entiendo, pero, ¿qué tiene que ver eso con la (in)capacidad de imaginarnos finales alternativos? Eso resulta más bien un ejercicio de distensión.
Ahora sobre lo de interpretar la intención de la directora... Puede encontrar MI interpretación en el texto que tan amablemente comenta, y que parece leyó de reojo.
Saludos

Anónimo dijo...

A La Enésima Dimensión, lo que se entiende del comentario de JLDM es que se debió tratar con mayor realismo. No dice que la película tiene que ser sobre la enfermedad. Tienes que aprender a leer bien. Cuando formulas la segunda pregunta, no lo haces correctamente. Nadie, en su sano juicio, va a emplear toda una producción cinematográfica, para hacer propaganda a una determinada enfermedad. El productor estaría loco. Pero si dentro de la estructura narrativa se emplean ciertas partes para mostrarla, de una manera artística y estética, cual es el problema. Acaso no te acuerdas de Philadelphia, Mi pie izquierdo, Rain Man e Hijos de un Dios menor. Todos esos artistas y productores ganaron premios. Tienes que ponerle más carne al caldo. Cuando te refieres a "pasión de jubilados" ,que diablos tratas de decir. No solo no lees bien sino no redactas correctamente. Para terminar y vuelvas a la primera dimensión, cómo vas a determinar, con un primer plano inicial -- tenga la carga protagónica que sea -- si debes empezar a construir la trama
de la película por esa circunstancia. Sabes lo que son los objetivos cinematográficos iniciales y secundarios. Sabes lo que es un guión cinematográfico.
No entiendo lo de la crítica. Si tú me critícas o yo te critíco, según una determinada acción, de que manera influye para forzar un argumento y cambiar de rumbo.
El Sexto Sentido

Anónimo dijo...

Señor, La Enésima Dimensión; Debo suponer que usted no ha comprendido mi comentario. Yo no critico el hecho sino el supuesto. Mi planteamiento no trata de que la trama aborde la enfermedad en su totalidad, sino la profundice en aquellos aspectos, que la muestren con el realismo que amerite. Esto se ha hecho muchas veces con el talento necesario y sin dañar susceptibilidades. Su pregunta sobre la publicidad me parece fuera de contexto. Estoy de acuerdo con lo que usted señala sobre la enfermedad como un elemento de la construcción del relato. Es lo que ha hecho Sarah Polley y lo que hubiera hecho seguramente cualquiera. El cine es ficción y subjetividad pero se fundamenta en hechos y eventos reales. Que hubiera pasado sin el elemento Alzheimer, no hubiera existido película y el Oso no se hubiera acercado a la Montaña. Sobre la primera secuencia, hay, efectivamente, un primer plano cerrado del protagonista manejando y con un papel en mano, pero que dura 8 segundos. Inmediatamente después viene un flash back de la protagonista cuando era muy joven, que dura también 8 segundos, siendo el tercer momento, ambos protagonistas esquiando de espaldas a la cámara. Yo respeto su opinión pero como determinar la carga protagónica para iniciar un relato en un mínimo de tiempo. Además, el verdadero protagonista para Sarah Polley era Pinsent. Eso lo dice ella en el DVD original. Si puede, cómprelo y analice la película pero con el audio de la directora. Se va a llevar una gran sorpresa. Saludos. JLDM

Anónimo dijo...

Creo que es muy claro Campos y le doy toda la razón: la crítica de una película (o de una obra cualquiera) se atiene a lo que es la película, ya que imaginar otros giros de la historia u otros finales no le corresponde al crítico y eso es desvirtuar la tarea del crítico.

Anónimo dijo...

A El Sexto Sentido: voy a eludir tu actitud ofensiva y tus seudo- sugerencias, pues sólo quiero hablar de cine. Pero sí te respondo que si un Documental* es una producción cinematográfica, entonces de acuerdo a lo que dices deben haber bastantes locos en el mundo del cine. Con respecto a la toma de primer plano me baso en un supuesto teórico para determinar el protagonismo que tiene Grant en la película. Puedes revisar el libro de Jose Carlos Huayhuaca "Vamos al cine" (2007) editado por la Universidad de Lima para que entiendas de donde me baso para dar esta afirmación (para ser más preciso es el capítulo que corresponde al análisis de la película El Padrino). Te pediría, dentro de tus posibilidades, que me respondas: ¿Por qué hay que "ponerle más carne al caldo"? Desde mi percepción, la enfermedad es sólo un elemento que rompe con el equilibrio, con la vida "perfecta" que tenía Grant con Fiona. Pienso que si le das "más carne" a este elemento la película puede derivar en otro tema que no es otra cosa que la vida apasionada que supuestamente tiene esta pareja de jubilados (supuestamente, porque desde mi punta de vista Fiona no muestra con la misma intensidad lo que siente por Grant, y sustento esto con las imagenes de Fiona cuando era joven vista desde el punto de vista de Grant, y si no ¿por qué no aparece también el rostro joven de Grant desde el punto de vista de Fiona, y sólo aparece desde el punto de vista de Grant cuando se mira al espejo. En mi opinión, es porque el protagonista es Grant). Te sugeriría, humildemente, que trates de conversar y de no agredir: la idea es dialogar, y no pelear.


A JLMD: Gracias por responder.
Correcto, se puede emplear de distintas maneras dicho elemento en la narrativa de acuerdo a los criterios del director, productor, o cualquier otro campo a fin a la película como producto cultural. Pero mantengo mi posición de no estar en acuerdo con la necesidad de darle el realismo que amerite, pienso que eso quizá (dependiendo de cómo sea la narración) iría en detraimiento de la imaginación del espectador.

Saludos
La Enésima Dimensión

*Documental: Dicho de una película cinematográfica o de un programa televisivo: Que representa, con carácter INFORMATIVO o didáctico, hechos, escenas, experimentos, etc., tomados de la realidad. U. t. c. s. m.

Anónimo dijo...

A El Sexto Sentido: voy a eludir tu actitud ofensiva y tus seudo- sugerencias, pues sólo quiero hablar de cine. Pero sí te respondo que si un Documental es una producción cinematográfica, entonces de acuerdo a lo que dices deben haber bastantes locos en el mundo del cine. Con respecto a la toma de primer plano me baso en un supuesto teórico para determinar el protagonismo que tiene Grant en la película. Puedes revisar el libro de Jose Carlos Huayhuaca "Vamos al cine" (2007) editado por la Universidad de Lima para que entiendas de donde me baso para dar esta afirmación (para ser más preciso es el capítulo que corresponde al análisis de la película El Padrino). Te pediría, dentro de tus posibilidades, que me respondas: ¿Por qué hay que "ponerle más carne al caldo"? Desde mi percepción, la enfermedad es sólo un elemento que rompe con el equilibrio, con la vida "perfecta" que tenía Grant con Fiona. Pienso que si le das "más carne" a este elemento la película puede derivar en otro tema que no es otra cosa que la vida apasionada que supuestamente tiene esta pareja de jubilados (supuestamente, porque desde mi punta de vista Fiona no muestra con la misma intensidad lo que siente por Grant, y sustento esto con las imagenes de Fiona cuando era joven vista desde el punto de vista de Grant, y si no ¿por qué no aparece también el rostro joven de Grant desde el punto de vista de Fiona, y sólo aparece desde el punto de vista de Grant cuando se mira al espejo. En mi opinión, es porque el protagonista es Grant). Te sugeriría, humildemente, que trates de conversar y de no agredir: la idea es dialogar, y no pelear.


A JLMD: Gracias por responder.
Correcto, se puede emplear de distintas maneras dicho elemento en la narrativa de acuerdo a los criterios del director, productor, o cualquier otro campo a fin a la película como producto cultural. Pero mantengo mi posición de no estar en acuerdo con la necesidad de darle el realismo que amerite, pienso que eso quizá (dependiendo de cómo sea la narración) iría en detraimiento de la imaginación del espectador.

Saludos
La Enésima Dimensión