domingo, 13 de enero de 2013

Jack Reacher

                                                       


En una de las secuencias culminantes de “Jack Reacher”, el personaje de Tom Cruise, a punto de dar la batalla final contra sus antagonistas, recibe de Robert Duvall la que será el arma decisiva: un cuchillo de combate. Cruise lo mira desconcertado.


La secuencia recuerda a James Bond recibiendo en “Operación Skyfall” una pistola sin mayores atributos como gadget mayor.

Los héroes que pierden en glamur sin dejar de ser combativos se ponen en primer plano. “Jack Reacher” tiene a Tom Cruise como un ejecutor implacable y un vengador feroz, pero nos recuerda a cada momento que no estamos en “Misión imposible”. Tom apela al combate cuerpo a cuerpo y a su buena puntería. Son destrezas de las que advierte a sus enemigos. Hay una punta irónica en esos mensajes. Cuando Cruise se enfrenta a una pandilla de cinco malandrines, mucho más grandes que él, la advertencia es reiterada. Como si las dijera luego de un guiño cínico: “no se dejen engañar por mi estatura”

También apela a una extraña paciencia y una suerte providencial. En una secuencia burlesca que parece sacada de un filme de Takeshi Kitano, dos torpes villanos se anulan y destrozan. Reacher solo les da el golpe final.

Los atributos de esta película no son los de la alta tecnología ni los del despliegue espectacular. Son los más modestos de la serie B. El acertijo argumental se resume en adivinar quién es el traidor que está al servicio de un complot que arranca con un francotirador poniendo en mira a sus víctimas en pleno paisaje urbano. Buen y prometedor comienzo.

Desde entonces, la película da volteretas, para bien y para menos bien. Siempre en clave de thriller. Y siempre siguiendo la trayectoria del lobo solitario Reacher, sin domicilio conocido y dueño de sus emociones. Lo que le permite rechazar las insinuaciones eróticas de la abogada, Rosamund Pike que, estando muy en caja, casi sobreactúa si la comparamos con la impasibilidad de Cruise.

Como impone el canon, en paralelo con la pesquisa se apuntan la trayectoria de los maleantes, la sordidez del medio y la atmósfera negra. Un crimen y un secuestro conducen a la venganza apocalíptica y a las dos secuencias de acción centrales, que están filmadas con tensa y escueta precisión: la persecución automovilística y el asedio final, con Robert Duvall asesorando al héroe y cubriendo sus espaldas.

Otro cineasta de los “Nuevos Cines” europeos se convierte en malvado en un filme de Hollywood. Antes fueron Polanski y Skolimowski. Ahora, Werner Herzog. El alemán –aquí hace de ruso- es un antagonista tranquilo, casi impasible. Solo una prótesis ocular y la barba crecida de unos días le sirven como elementos de caracterización. También la dicción. En los documentales que ha dirigido en los últimos años, su voz hueca y la particular entonación de su inglés recalcan el aire de trémula incertidumbre del narrador. Aquí, en cambio, son los recursos que le permiten expresar la extrañeza o la alteridad de ser un verdadero villano.

Ricardo Bedoya

1 comentario:

Anónimo dijo...

Disfrute la pelicula y a ratos parecia que Cruise no era el protagonista. Sin embargo, aun le prefiero en su rol de asesino decadente bajo la linea de Mann en Collateral. La de Jack Reacher es una nueva versión del heroe/justiciero norteamericano que no termina integrado a la comunidad, que debe cumplir un deber por sobre todas las cosas y cuya fuerza no radica necesariamente en su habilidad para operar artefactos sino en la entereza de su voluntad.
Martin Sanchez Padilla