lunes, 14 de abril de 2008

Más del BAFICI 2008


Dentro de un cóctel de 400 películas uno no sabe con qué tipo de filmes se puede tocar, aún teniendo referencias. Por lo menos he podido ver indispensables, y menos mal que puedo decir que, pese a algunas decepciones, no he perdido tiempo viendo algunas (salvo la inefable Luego, que no sé que hace en el festival). Aquí algunos comentarios de las que vi el fin de semana.

Help me Eros. Simplemente esta película da la sensación de haber sido dirigida por un Tsai Ming Liang en "chiquito". No es para menos si el malayo además se hace cargo del diseño de producción. Help me Eros es el segundo filme del taiwanés Lee Kang-sheng, conocido actor fetiche de El río, The Hole o El sabor de la sandía, donde hace gala de su familiaridad con los motivos estéticos de su mentor. Por ello, no es de extrañar el uso continuo de las luces de neón, del desfile de mujeres sensuales en breves ropas multicolores, de la relación pulsional de sexo y comida, de los clips emotivos a ritmo de baladas kitsch. Pese a las semejanzas vale la pena.

The man from London. Aquí Bela Tarr mantiene un ritmo no tan dilatado entre escena y escena, con planos secuencia menos alargados que en sus otros filmes, y a la vez mantiene el espíritu que ha moldeado su filmografía. El húngaro se mantiene fiel al argumento de la novela de Georges Simenon: en un puerto francés (se supone que en la novela se trata de Dieppe, pero cualquier tipo de ubicación espacial o temporal se difumina intencionalmente) un vigilante que divisa toda la zona desde su torre observa sin querer que un hombre cae al agua con una maleta tras un forcejeo. Poco tiempo después el vigilante se empeña en recoger la maleta y luego esconderla tras conocer su contenido. Y es allí que aparece un viejo policía contratado (con un acento y voz excepcional), que viene desde Londres, para develar el caso de un robo.

La historia del dinero maldito en manos de un nuevo ladrón ocasional es explorada en esta película con el realismo seco que permite el blanco y negro, donde diversos planos secuencia auscultan el recorrido de lugares desolados, de casas empobrecidas, de miradas frontales, y cerca de diálogos que oscilan entre la ira y la serenidad.

Bela Tarr da sus versiones sobre la existencia humana a través de esta fábula de ribetes éticos, a partir de la ruptura de la cotidianeidad de un hombre, o tal vez en su devenir natural.

La plante humaine. En realidad resultó una película algo exigente como para acercarse por primera vez a la obra del canadiense Pierre Hébert. Este filme de animación y de tomas vivas de ficción es una suerte de tesis sobre la naturaleza de ciertos sistemas de representación visual, o sobre las posibilidades del lenguaje como medio agónico y vital en un medio de comunicación como la televisión.

Hébert, antropólogo de profesión, nos introduce en un universo lúdico y caótico donde al parecer sus temas se relacionan con las disyuntivas de algunos filósofos: un interés por indagar sobre el origen del lenguaje, por ejemplo (el relato del arca de Noé y el surgimiento de las lenguas resulta paradigmático). Aparecen Michael Lonsdale y bastantes referencias al conflicto de Irak mediático.
Le voyage du ballon rouge. Filme de Hou Hsiao Hsien rodado en Francia, y que resulta un homenaje al corto memorable de Albert Lamorisse, digo memorable porque es un recuerdo de infancia e imagino que aquellos que conservan esa visión le darán un plus a este trabajo del taiwanés.

En esta cinta, el globo rojo ya dejó de ser un elemento físico como en el corto original y mutó en diferentes momentos y personajes en la vida de un niño: una madre (una excelente Juliette Binoche, quien no pierde la oportunidad de ponerse un vestido rojo), una niñera que se convierte en el soporte ideal (la china Song Fang, que propone la idea de grabar nuevamente una versión del corto por las calles de París) o una hermana que acompaña al pequeño a los pinball a ritmo de Aznavour.

Le voyage du ballon rouge es un filme sin muchos regodeos argumentales sobre las sutilezas en las relaciones familiares y sobre la necesidad de incentivar la fantasía infantil. Es un Hou Hsiao Hsien en estado de gracia.

La chatte à deux tetes. Más que una sorpresa. Esta tercera cinta de Jacques Nolot, actor de filmes de Demy, Techiné, Denis u Ozon, tiene a un cine porno como escenario, donde el sexo explícito, la preocupación del SIDA o el travestismo son moneda corriente. Este microuniverso, que funciona como radiografía social de cierto sector, es representado con habilidad, ya que todo un imaginario homosexual se dibuja en torno a la proyección de un filme porno heterosexual. Personajes bien trabajados, con diálogos ingeniosos (y algunos reveladores, sobre todo cuando se trata del mismo Nolot encarnando a un portador del VIH), y donde el motivo femenino es igual al transformismo o a una boletera frustrada pero carismática.

Más tarde comentaremos sobre el documental sobre Joy division e Ian Curtis de Grant Gee, The walker de Paul Schrader y sobre los dos trabajos de José Luis Guerín. Hoy nos espera otro día atareado.

Mónica Delgado

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La chatte à deux tetes es un porno homo muy bueno y deberían pasarlo en el festival homo que van a dar en el centro español

Anónimo dijo...

�Qu� hay que hacer para ir al Bafici? �Cu�ntos mangos hay que pagar aparte del pasaje? �Son caras las entradas? �Est� abierto al p�blico? Cuenta, pues, M�nica

Anónimo dijo...

- La chatte à deux tetes no es una película porno. Tienes momentos de sexo explícito pero eso no la hace porno en strictu sensu.

- Y sobre el BAFICI: hay muchas maneras de venir al festival, ya sea siendo acreditado como prensa, como invitado, como jurado, etc. La información está más clara en la página web del festival. Allí aparecen los precios de las entradas y demás datos.