viernes, 29 de junio de 2007

Mi parafernalia camp, trash, bizarra...


Como corolario (¿provisional?) a la polémica sobre lo bizarro, van tres posts con la selección personal de los redactores de sus momentos o películas bizarras preferidas. Invitamos al Dr. Vértigo a que nos mande su lista.

El cine de Rosa von Praunheim ha dado a mi imaginario camp y trash las imágenes más sublimes, iconoclastas, floreadas y desopilantes. Como John Waters, el universo de este alemán está plagado de seres grandilocuentes, exquisitos, desbordantes y feminizados, pero teniendo de fondo toda una sátira social y contracultural, y a la vez un discurso político y comprometido que va más allá de la pura forma (lo que lo diferencia de Waters), teniendo como foco la lucha contra la discriminación sexual. La Alemania post caída del Muro tenía que desembarazarse de contingentes represores, y es, en casi todos sus filmes, la locación ideal para dar lucha contra la marginación a través de la vida de personajes peculiares y memorables.

Por ejemplo, Jeff Stryker está punto de ser devorado en medio de la mesa, allí casi desnudo, luciéndose como si fuera un gran bocado, mientras comensales lascivos están a punto de usar tenedores y cuchillos sobre él: su apetitosa porno star favorita acrecienta gotas de sudor californiano en sus golosos rostros. En el cortometraje Can I Be Your Bratwurst, Please? (1999), Jeff llega a Hollywood, a la meca del cine, donde conviven tanto las estrellas millonarias con la crema y nata de la producción alternativa y artesanal, allí alquila un cuarto en un motel y se convierte de manera automática en la fantasía erótica y caníbal de todos los huéspedes. Planos contrapicados, primeros planos de rostros hambrientos, bocas excesivamente rojas y el porno star que recibe una lección de antropofagia, inclusive de manos de una anciana que lo quiere engullir a como dé lugar.

Exceso es igual a Rosa von Praunheim: no hay nada más antológicamente kistch que aquella escena de El almohadón salchicha (1970), donde Dietmar y Lucy se dicen "yo te amo" quizás más de ochenta veces de la manera más edulcorada y cursi que recuerde ( http://www.youtube.com/watch?v=sLCRZvh6cfU: en este video de You tube se mantienen las imágenes originales pero hay una edición de un cibernauta, pues le pone un famoso tema de fondo y reitera momentos).
Y así podría recordar a Yo soy mi propia mujer (1992) sobre la vida del delicado travesti de la RDA: Charlotte von Mahlsdorff; a Anita Berber - La danza del vicio (1987), retrato estrambótico y en clave de cine mudo de una bailarina nudista de los cabarets berlineses de los años veinte. Y ni hablar de la demoledora y provocadora No es perverso ser homosexual, perverso es el contexto (1970) que muestra los avatares de un muchacho descubriendo un nuevo mundo gay en el Berlín setentero (recuerdo mucho escenas de baños de parques y discotecas sofisticadas).

Ya les conté un poco a quién considero mi ídolo de lo bizarro (así: "lo" bizarro), pero también tengo entre mis películas favoritas, ya como odas kitsch, camp, trash (todas diferentes) o simplemente " basura que destaca" a El vengador Tóxico de la Troma (un accidente de tránsito demasiado gore y abuelitas mafiosas que mueren planchadas), a Dark Star de John Carpenter (nunca vi un extraterrestre tan inverosímil), a Laberinto de pasiones de Pedro Almodóvar (guerrillas, ninfómanas y movida madrileña), a Alucarda de Juan López Moctezuma (Claudio Brook más perdido que nunca en una atmósfera pastoril parecida al clásico El gato con botas que hace mención José Carlos Cabrejo); a Tetsuo de Shinya Tsukamoto (alegoría gay extrema, nada más explícitamente fálico que el final, pero con ribetes cronenbergianos en su cuestión mórbida del hombre más máquina).

Pero si de asiáticos se trata me quedo con escenas de Dead or Alive 2, Gozu, Full Metal Gokudo o Fudoh de Takashi Miike, otro de mis ídolos personales de lo bizarro.

Y sobre todo Maniac de Dwain Esper (los mejores diálogos y monólogos pueriles y descabellados que haya escuchado alguna vez, en una mezcla de El gato negro de Allan Poe y miseria mental).

Mónica Delgado

2 comentarios:

BUDOKAN dijo...

La verdad que tu blog es una fuente inagotable de descubrimientos y conocimiento para aquellos que amamos el cine. Saludos!

Anónimo dijo...

Lo gay y lo bizarro. Lo bizarro y lo gay. ¿Es lo mismo o solo se parecen? Acláralo Mónica.