Rosa Sophía Rodríguez, a través del foro Cinemaperú, hace conocer una segunda carta de Javier Fesser, dirigida al diario La República. La transcribimos:
"Sr Director de La República
No tengo el deseo de intervenir ni alimentar ninguna polémica, y menos si ésta pudiera afectar de alguna manera a uno de los mejores y mas serios festivales internacionales de cine que he conocido. Pero la defensa de la verdad fue el motivo de mi primera carta y ahora lo es de ésta. Y me refiero a su artículo titulado “La Teta…era el film más poderoso”.
Colocan ustedes en mi boca y en la de Rosa María Oliart lo que ni ella ni yo hemos dicho. ¿No estará ella en lo cierto cuando dice que sus declaraciones fueron mal interpretadas por la periodista que le entrevistó? Porque ustedes afirman:
“ Fesser aseguró que el jurado en pleno respaldó a La teta asustada para ganar el premio más importante de la competencia cinematográfica”.
Esto es mentira. ¿Dónde y cuándo he afirmado yo esto? Mis palabras exactas fueron:
“la magnífica película de Claudia Llosa estaba entre mis tres favoritas para MEJOR PELICULA, MEJOR GUION, MEJOR FOTOGRAFIA y MEJOR ACTRIZ. Se trata de una de las propuestas más poderosas de la competición”.
Dos declaraciones bien diferentes.
Que nadie se confunda. La Nana, película redonda, sorprendente y magistral que a todos nos cautivó, merece, sin ninguna duda, el premio que recibió. Como lo merece la impresionante fotografía de Lula Carvalho, la interpretación de Daniel Hendler y de Magaly Solier, el guión de Alvaro Brechner y Gary Piquer, y como merecen sus premios las también películas galardonadas por nosotros Gigante y Los Paranóicos. Yo estoy totalmente satisfecho y muy orgulloso de un palmarés que se obtuvo tras un enriquecedor debate y que fue, por cierto, mucho más unánime de lo habitual. Aprovecho para felicitar al Festival de Cine de Lima por la selección de buenísimo cine latinoamericano que para éste edición ha realizado.
Lo mejor que le puede ocurrir a una gran película como “La Teta” es medirse con otras que también lo sean. Y lo mejor que le puede pasar al cine es que cada vez existan más películas excelentes. Y lo peor que le puede pasar a un director de cine es tener que juzgar el trabajo de otros colegas, sobre todo si parte del convencimiento, como yo, de que es imposible concluir que una expresión artística pueda ser mejor que otra.
Javier Fesser
31 Agosto 2009
4 comentarios:
¡¡Qué bonita familia!! ¡¡Qué bonita familia!!
¿¿quien miente, Fesser u Oliart??
Ninguno. Todo es una cortina de humo enchocolatado y achichado. ¿¿estarán paranóicos o les quedó gigante el jurado??... quizás necesiten una Nana.
Yo creo que todos estos dimes y diretes sobre lo que dijeron o no Rosa María Oliart, los otros miembros del Jurado o los periodistas de La República, nos hace olvidar lo que me parece el tema de fondo en este asunto, más allá de lo adjetivo y circunstancial de las cartas y rectificaciones, y que parece que nadie ha advertido hasta ahora. Esto es, ¿era ético que la Presidenta del CONACINE formara parte del Jurado de un festival que tenía como uno de sus principales competidoras a una película que, justamente, fue premiada (y en parte financiada) por la entidad que preside?. Ello, cuando menos, implicaba un agudo conflicto de intereses, lo que explicaría su aparente recomendación -porque ahora no se sabe que es verdad o mentira- de que la película de Claudia Llosa no compitiera.
Es más que preocupante que Rosa María Oliart admita con la mayor naturalidad que al interior del Jurado ella abogó por “La teta asustada”, lo que significa que ni siquiera, como correspondía, se abstuvo en su opinión y voto como parte interesada ¿advirtió de ello a sus colegas del Jurado? ¿Tomaron en cuenta este “pequeño detalle” los organizadores del Festival al convocarla? Digo, porque hasta donde tengo entendido, en ningún otro festival en el continente se designa al representante de la institución oficial de cine, en ejercicio, para ser parte del jurado, y ello por la elemental razón de que varias de las películas participantes se hacen con recursos de esas instituciones, y por eso les resultaría muy difícil a estos señores (o señoritas) separar su visión personal de su cargo directriz; dar un premio y al mismo tiempo celebrarlo como propio.
Lo más grave de todo es que si la Presidenta del CONACINE exhibe una ética tan laxa y conveniente en un encargo personal de repercusión internacional, ¿cómo podrá fiscalizar a otros, incluyendo a los futuros jurados de los actuales y próximos concursos del CONACINE? Además, por supuesto, que ahora tiene muy poca autoridad moral para recomendarles que no hablen de lo que discuten y resuelven al interior de su sesiones.
Wiener tiene razón...
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