martes, 30 de junio de 2009

Debatiendo sobre la crítica de cine

El sábado 11 de julio, a las 11 de la mañana, en la Sala de Conferencias del quinto piso del Centro Cultural de la Universidad Católica, se realizará una conversación-debate sobre la crítica de cine. Participarán: Claudio Cordero y Sebastián Pimentel, de la revista Godard!, y Isaac León Frías y Ricardo Bedoya. Modera Juan José Beteta.

La entrada es libre

Están invitados.

Preguntas sobre los proyectos de ley

El debate sobre las propuestas legales (llamémoslas “Ley Peralta” y “ley de masificación”) que se encuentran en el Congreso, y que han dividido a los cineastas, sólo provoca dudas y es difícil formarse una opinión.


Formulo, por eso, algunas preguntas:


1-Sin duda, el proyecto de Ley Peralta es el más atractivo para el desarrollo del cine peruano de los próximos años, ¿pero es factible? ¿Se podrá aprobar como está?


2-¿Es admisible para la ortodoxia económica y para las reglas que informan el sistema tributario en el Perú la creación de un impuesto directo que beneficie a empresarios privados, ya que los productores cinematográficos lo son?


3-¿Se gravará a la Telefónica en beneficio de un fondo que financie al cine peruano?


4-¿Admitirán los representantes del negocio fílmico (distribuidores y exhibidores) el ver pasar los recursos del impuesto que generan las películas que ellos importan y exhiben rumbo a un fondo financiero destinado a otros?


5-¿Las municipalidades admitirán el recorte en sus ingresos teniendo en cuenta que no es verdad, como se dice, que el impuesto a los espectáculos públicos no deportivos que grava la entrada al cine le “pertenece históricamente” al cine peruano ya que los impuestos no se “ganan” o se adquieren por el paso del tiempo o la costumbre?


6-¿No es acaso cierto que el proyecto de Ley de Masificación, si se aprueba y cumple como está concebido, daría una extraordinaria liquidez al cine peruano?


7-¿No es verdad que el proyecto de Ley de Masificación deja intacta la Ley de Cine que rige actualmente, generando fondos adicionales a los entregados por el Tesoro Público?

8-¿No es verdad que la Ley de Masificación renuncia a ser mandatoria en todo lo que no sea la derogación del impuesto municipal, dejando el asunto crucial de la naturaleza de los aportes de distribuidores y exhibidores a un convenio por suscribir?


9-¿Qué verdadera garantía de cumplimiento existe cuando el compromiso del aporte de distribuidores y exhibidores se designa como “voluntario” a pesar de tener un origen legal?


10-¿Qué pasaría si ante un descenso en la asistencia del público a los cines, los distribuidores y exhibidores alegaran el cambio de las condiciones originales de su compromiso y alegaran la excesiva onerosidad de su prestación para dejar de cumplir el aporte?


11- ¿Se puede construir una actividad sólida y trazar proyectos y resultados en base al aporte de ingresos “voluntarios y temporales”?


12-¿Qué capacidad, medios o recursos tendría el Estado –que incumple la actual ley de cine- para pedir a distribuidores y exhibidores que honren su compromiso de aporte? ¿Qué medios tendrían los cineastas para hacerlo?


13-¿No es verdad que la iniciativa de construcción de nuevas salas en el Perú está determinada por el crecimiento del mercado y no por la derogación del impuesto municipal y que será muy difícil que veamos, en el corto o en el mediano plazo, multicines en Abancay, Ayacucho, Andahuaylas, Tarapoto o Bagua con impuesto o sin él?


14-¿La masificación a la que alude la ley será la de los Transformers dispuestos a invadir de una vez por todas cada esquina y cada recodo?


15-¿Apostar por el proyecto de Ley de Masificación no es acaso una decisión pragmática que permite, por lo menos a corto plazo, disponer de recursos que el Estado nunca dará?


16-¿Con el argumento de “ya tienen el aporte de los distribuidores y exhibidores y para qué quieren más” no se quitará de encima el Estado la obligación de cumplir la ley de cine vigente?


17-¿Con el argumento de “ya existe la Ley de masificación” no quedaría archivada la posibilidad de conseguir una nueva legislación cinematográfica?


Podrían formularse muchas más preguntas porque todo es hipotético e inseguro. La desconfianza en los representantes del negocio fílmico está más que justificada, pero es comprensible el pragmatismo de los que opinan a favor del proyecto de masificación. Ojalá que las reuniones que tendrán los cineastas esta semana les lleven a tomar una decisión conjunta, acordada, unitaria.


Ricardo Bedoya

martes, 23 de junio de 2009

Up, una aventura de altura



No hay duda que los mejores filmes de animación del Hollywood actual son los producidos por Pixar. De “Toy Story” a “Wall-E”, pasando por “Los increíbles”, “Cars” y “Ratatouille”, esa compañía ha diseñado ambientes y personajes virtuales en 3D que apuntan a una audiencia que, sin ser infantil, está dispuesta a dejarse arrastrar por la seducción de una formidable juguetería.

“Up, una aventura de altura” es la película más reciente de Pixar y, sin ser mejor que las anteriores, resulta atractiva, disfrutable y hasta emocionante. Sobre todo al inicio. El arranque de “Up”, con las escenas que evocan la niñez, crecimiento y madurez del señor Carl Fredericksen, tiene una extraordinaria precisión narrativa, capacidad de condensación y poder evocativo. El niño que mira embelesado las travesías de Charles Muntz, viajero de afanes coloniales y ambición desmedida, mezcla de Charles Lindbergh y el Bruce Cabot de “King Kong”, encuentra a Ellie, una niña de pelos alborotados que parece prima hermana de Huckleberry Finn; ambos deciden pasar toda la vida juntos. Vida apacible de pareja, sustentada en una renuncia: nunca conocerán la Catarata del Paraíso, lugar mítico de una Sudamérica imaginada en alguna película de exploradores del Hollywood aventurero de los años 30. Son “escenas de una vida conyugal” resumida en pocos minutos: perfecto ejercicio de síntesis temporal; el arte de la elipsis en su mejor forma.

La primera parte de “Up” multiplica las alusiones al relato de aventuras de todas las épocas. Del pequeño mundo de Fredericksen, recreado con el gusto del detalle por los ritos de la vida comunal propios de ese género tradicional llamado “Americana”, la película salta a escenarios sacados de “El mundo perdido” o, tal vez, de “La isla del Doctor Moreau”. En el trayecto vemos al anciano cuadriculado que, según el director Pete Docter –realizador junto con Bob Peterson-, fue diseñado a partir de los trazos físicos de los actores Walter Matthau, Spencer Tracy y James Whitmore, viajar “en globos”, con la casa a cuestas, como si fuera un Buster Keaton reencarnado. Y lo hace en compañía de un chico explorador. “Up” es la aventura aérea de dos personajes geométricos: el viejo cuadrado y el niño circular.

“Up” empieza como un filme de actualidades de hace setenta años; sigue como melodrama familiar; se prolonga con escenas de puro burlesco; retoma la tradición del “anime” viajero, aéreo y poético del japonés Hayao Miyasaki y su “Laputa, el castillo en el cielo” o “El castillo ambulante” –influencia reconocida por Docter y el productor John Lasseter-; evoca las maniobras de navegación de tantos filmes sobre travesías aéreas, marinas y submarinas, desde “5 semanas en globo” hasta “Veinte mil leguas de viaje submarino”, en los originales de Verne y sus relecturas fílmicas por Irwin Allen y Richard Fleischer; cumple con la tradición de la casa Disney en los pasajes de Kevin, el ave devoradora de chocolates, la más débil de la película; homenajea al Chaplin de “La quimera del oro” con su cabaña equilibrándose sobre el abismo, para ambientar su último acto en el reino perdido en la selva de Charles Muntz.

Vengativo y alucinado explorador, Muntz es el villano movido por el rencor de haber sido héroe y luego réprobo. Luce como un Eroll Flynn descompuesto o un Indiana Jones de amargada vejez pero actúa con la insana obstinación del Conde Zaroff, protagonista de “The Most Dangerous Game”, de Ernest B. Schoedsack. Es el segmento oscuro de la historia, en el que se apagan los tonos brillantes y los colores vivos de la cinta para dar paso a la confrontación de unos ancianos que bien podrían proponerle al Clint Eastwood de “Gran Torino” alguna riesgosa aventura final.

Ricardo Bedoya

lunes, 22 de junio de 2009

Comunicado de CONACINE

En este comunicado, CONACINE explica su posición frente al proyecto de "masificación" de la actividad cinematográfica.
Comunicado oficial del Consejo Nacional de Cinematografía del Perú
CONACINE


A LOS MIEMBROS DE LA COMUNIDAD CINEMATOGRÁFICA


CONSIDERANDOS

Reafirmamos que el CONACINE es un organismo democrático, público y amplio donde están representados todos los sectores de la actividad cinematográfica.

Actualmente solo existe un gremio legalmente constituido que participa en las elecciones generales anuales de CONACINE, la Asociación de Productores Cinematográficos del Perú – APCP.

La Ley 26370 y su Reglamento expresan que deben constituirse organizaciones gremiales (además de la de Productores ya existente) de directores, técnicos y docentes.

Por esa situación se ha creado serios problemas de representatividad y comunicación con los sectores. Incluso en el reconocimiento legal de cara al MED.

Instamos, respetuosamente, a que se conformen los gremios por especialidad, escogiendo a los que ejerzan los puestos directivos ser afines a la referida especialidad, así el CONACINE verá facilitada las fronteras del diálogo. El CONACINE no convocará a asamblea alguna, esta es función de los gremios, a los que luego podremos escuchar a través de sus representantes.

Es deber y responsabilidad del CONACINE la búsqueda de un mayor presupuesto para desarrollar las actividades cinematográficas contenidas en la Ley 26370.


ANTECEDENTES BREVES DE LA BÚSQUEDA DE UN MAYOR PRESUPUESTO AL CONACINE

1. CONACINE, durante 12 largos años sólo recibió el 15% de lo que la ley asigna.

2. El Ministerio de Educación jamás aceptó darle más presupuesto al CONACINE, con el argumento que no había mayor disponibilidad fiscal y con el argumento legal de que el presupuesto de un organismo público no es el que dicta la ley, sino el que se consigna en el Presupuesto de la República.

3. El Secretario Ejecutivo fue dos veces a Defensoría del Pueblo acompañado por un director, una vez, y un connotado técnico otra vez. En ese organismo señalaron que había posibilidades legales de luchar por nuestros derechos. El Secretario Ejecutivo como funcionario del estado no podía iniciar la gestión. No hubo disposición de cineasta (s) o gremio (s) alguno (s) de iniciar la gestión.


4. En virtud de ellos, CONACINE constituyó una Comisión de destacados cineastas para elaborar un Proyecto de Ley que incorporara el impuesto municipal (10%) a un fondo cinematográfico que incrementaría el presupuesto del CONACINE. La Comisión, a quienes agradecemos muchísimo, trabajó cerca de tres años.

5. Este proyecto, luego de muchas gestiones, fue apoyado por la congresista aprista Elvira de la Puente. Estuvo a punto de ingresar al Pleno del Congreso pero un conocido cineasta presentó otra propuesta de Ley. La Sra. Elvira nos dijo que dos proyectos simultáneos no podían presentarse; allí se cerró esta propuesta de Nueva Ley. Fue un duro golpe por tanto tiempo de trabajo desplegado y la gran expectativa que generó.

6. El año 2008, por gestión de la Presidenta del CONACINE, Rosa María Oliart, ante la Comisión de Presupuesto del Congreso de la República presidida por el Congresista Jhony Peralta, se logra para el CONACINE un incremento de S/. 800,000 a S/. 2’800,000 y para el 2009 a S/. 3’800,000.

A raíz del triunfo internacional de La teta asustada de Claudia Llosa , el Congresista Peralta consideró oportuno y en forma urgentísima elaborar una propuesta de modificación de la Ley actual usando el 50% del impuesto municipal a favor del CONACINE. Así se hizo, trabajando rápidamente con cineastas y un abogado, ambos – por supuesto- muy conocedores del tema. Esta propuesta más lo que otorga el MED, incrementaría el presupuesto del CONACINE.

Los distribuidores y exhibidores con el poder que da el libre mercado, se reunieron y se opusieron al proyecto de modificación ante las autoridades del mismo Congreso e incluso lograron conversar en varias oportunidades con el congresista Carlos Raffo, presidente de la Comisión Pro-Inversión .

La congresista Luciana León del partido aprista, manifestó que el proyecto de modificación de ley del CONACINE no procedía: no había consenso entre los sectores involucrados, el MEF lo rechazó por ser impuesto directo y lo que es peor, no tenía apoyo de ninguna bancada y, por lo tanto, políticamente inviable. Esta es la realidad, amigos cineastas, ¿se puede voltear esta realidad de por sí irreversible?

Los distribuidores y exhibidores elaboran su propia ley, creando un fondo para el CONACINE del 1.6% del impuesto municipal que iría destinado al CONACINE.

Los congresistas Raffo y León, nos dieron una luz: buscar consenso con los distribuidores y exhibidores. La Asociación de Productores Cinematográficos del Perú, toma la batuta y llama a cineastas representativos en busca de consenso, asumiendo con madurez, responsabilidad y realismo el reto e inicia la negociación.
La negociación final es entre los gremios de distribuidores, exhibidores y productores en presencia de los congresistas Raffo y León y bajo la mirada atenta del CONACINE quien por supuesto quiso apoyar todo beneficio a favor de la producción y el cumplimento de nuestra ley, adquiriendo beneficios económicos adicionales a los que nos da el estado. En la negociación final se llega al 3% del ticket cinematográfico al CONACINE. En soles representa ADICIONALMENTE al presupuesto del CONACINE, la cantidad de S/. 4’000,000 que potencialmente puede ir aumentando en virtud del crecimiento de la exhibición.

CONCLUSIONES

El CONACINE considera que no es un proyecto ideal ni mucho menos, pero es un PROYECTO DE LEY QUE NO REEMPLAZA A LA LEY VIGENTE , vamos a seguir recibiendo fondos del MED y complementariamente en base a esta OTRA LEY se incrementa el presupuesto del CONACINE.
CONACINE ha hecho un análisis profundo, reflexivo y responsable de esta propuesta y considera que pese a su imperfección, optando por un pragmatismo anclado en un contexto determinado, viendo su ángulo positivo, la apoyamos.
El término voluntario que aparece en el artículo 5º, es por razones tributarias, despierta a la suspicacia. Sin embargo, estaría refrendado por un convenio con el MED. Asimismo, la Comisión Pro-Inversión del Congreso (art. 7º) realizará cada seis meses, acciones de supervisión de cumplimiento de la transferencia de fondos.
Con el fondo Procine, además de lo señalado en el art. 8º (becas, apoyo a películas peruanas que asistan a festivales, estímulos a festivales nacionales de cortometraje, documentales, ficción, los microcines etc), se nos confiere AUTONOMÍA sobre esa franja de presupuesto; podemos aumentar sueldos mínimamente decentes al escaso personal administrativo, contratar especialistas en servicios contables y legales, pagar sostenidamente a Ibermedia y eventualmente aumentar la cuota para poder retiran mas beneficios del fondo (este año no se ha pagado la cuota completa), pagar dietas al Consejo Directivo, al Jurado, comprar mobiliario para una oficina que lo requiere, tener un especialista en página web, hacer talleres educativos, jurados internacionales , seminarios, oportunidades mayores a los jóvenes que quieren hacer sus óperas primas instaurando concursos especiales para ellos. apuntar a la exhibición exclusiva de cine peruano, etc. Todo y mucho más se puede hacer sin la dependencia del estado. Recuerden que el presupuesto del estado es solo para concursos, este ingreso adicional sería usado en concursos y otras actividades.

No hemos ganador totalmente la batalla, hemos cedido, pero repetimos, ha sido lo más realista, práctico y operativo. Tiene apoyo multipartidario. Hemos obrado de buena fe y pensando en la salida inmediata mas viable para dar el gran salto en el desarrollo del cine peruano. Actualmente no hay otra alternativa. Asumimos el reto, que los cineastas nos apoyen viendo sus beneficios y que Dios nos ayude a confiar (...)

Presidencia
Secretaría Ejecutiva
Consejo Nacional de Cinematografía
CONACINE

viernes, 19 de junio de 2009

El debate de los proyectos de ley

Para que la discusión del jueves en el Británico de Miraflores sea más provechosa e informada, aquí van los enlaces a los dos proyectos de ley que están en el Congreso.
Crea un Fondo de Fomento a la Producción Cinematográfica que recibe el 50% del monto recaudado por el impuesto municipal que grava las entradas al cine, pero también el 1% de la tarifa mensual por pago del servicio de la televisión por cable, entre otros ingresos.
El segundo proyecto que está en el Congreso, por iniciativa de distribuidores y exhibidores, a través de los congresistas Raffo, León, Meckler, entre otros, se denomina Ley de Masificación del Cine y de Fomento a la Cinematografía Nacional. Lo pueden leer aquí: http://www2.congreso.gob.pe/Sicr/TraDocEstProc/CLProLey2006.nsf/b53c83abac4d7a2105256cdf006c92c9/8125e09712361d2b052575ca006dd644?OpenDocument
Este proyecto supone la derogación del impuesto municipal a las entradas de cine, la creación de un Fondo Procine y la entrega voluntaria y temporal (por 5 años) al fondo por parte de distribuidores y exhibidores del 1.6% del precio de cada entrada.

Se abre, entonces, el debate sobre este asunto.

Ley de cine en el Perú: una conversación indispensable

Se ha suscitado el debate por un proyecto de ley de cine aparecido de pronto por iniciativa de los distribuidores y exhibidores de películas. Ello ha suscitado desconcierto en el gremio y demandas de información sobre el sentido y contenido del proyecto.
Por eso resulta de lo más oportuna e interesante la mesa de conversación sobre "La ley de cine peruano" que se realizará el jueves 25, dentro del ciclo "En primera fila", que organizan el Centro Cultural Peruano Británico y los blogs Cinencuentro y Páginas del diario de Satán.
Participan: Rosa María Oliart, sonidista, profesora universitaria y actual Presidenta de CONACINE, y el abogado José Perla Anaya, especialista en Derecho de las Comunicaciones, profesor universitario y ex-Presidente de CONACINE. Modera Ricardo Bedoya.
Será a las 7.30 pm en el Auditorio Miraflores del Centro Cultural Peruano Británico, Jr Bellavista 531, Miraflores. Ingreso libre.

jueves, 18 de junio de 2009

La teta asustada en Francia

Se estrenó en Francia La teta asustada. La opinión de los críticos, con calificación por estrellas y fragmentos de sus opiniones, las encuentran aquí: http://www.allocine.fr/film/fichefilm_gen_cfilm=142565.html

Val del Omar


Las películas del vanguardista cineasta granadino José Val del Omar (1904-1982) son absolutamente desconocidas entre nosotros. El Cine Club de la Universidad Cayetano Heredia presenta una selección de su trabajo este lunes 22. Se verán las siguientes películas: Tríptico Elemental de España (1953-95. 61min), Fiestas Cristianas, Fiestas Profanas (1931-35. 51min), Vibración de Granada (1935. 13min)
Hora: 7 p.m. Lugar: Av. Armendáriz 445, Miraflores. Ingreso libre.

martes, 16 de junio de 2009

Penurias del cine peruano


Alberto Chicho Durant comentó el post ¿Víctimas del mercado? (http://paginasdeldiariodesatan.blogspot.com/2009/06/victimas-del-mercado.html), de Isaac León Frías, en los siguientes términos:


"Estimado Chacho. Leí tu artículo sobre los abusos y excesos del mercado de la exhibición afectando películas atractivas como El Luchador o Prueba de Muerte. Me parece importante. Sólo que me extraña de sobremanera que solo menciones la salida apresurada de salas de las pelis extranjeras de interés... y ni una línea de las peruanas que entran a exhibirse en condiciones mucho más desventajosas que aquellas. Y claro, finalmente ten en cuenta que para el cine peruano este es nuestro único mercado. Y además nuestro mercado natural. ¿O quizás me equivoco y ya el tema de los cines nacionales es cosa del pasado? Sigo perplejo.

Un abrazo afectuoso

Ch"


Isaac León responde:


"No incluí las películas peruanas en el comentario sobre el trato que las salas de estreno han dispensado a varias películas extranjeras recientes (y a muchas otras antes que a ellas) porque pienso que se trata de un tema particular y diferenciado y a él me he referido ya en otras ocasiones. Pero el comentario de Chicho Durant me permite extenderme un poco más sobre un asunto que se ventila muy poco en público.

A diferencia de lo que lo que ocurrió durante la vigencia de la ley 19327, en que la exhibición de los largometrajes peruanos (y también de los cortos) era obligatoria, a partir de 1993 los productores se someten a las reglas del negocio. Es decir, concertan directamente con las salas comerciales las fechas, circuitos, porcentajes de ganancia, entre otros puntos que son materia del trato. Para las películas peruanas el paso por la cartelera es perentorio y decisivo porque, como señala Durant, con frecuencia es el único mercado con que se cuenta. Los filmes peruanos, con pocas excepciones, se juegan el todo por el todo en nuestras salas y especialmente en las de Lima, donde se concentra buena parte de ellas. El caso de El premio es muy elocuente, pues en Lima hizo 40 mil espectadores, mientras que sólo tuvo 3 mil en provincias.

Se está muy lejos aún de recuperar el enorme potencial que ofrecen las provincias cuyo aporte a los ingresos de una cinta peruana podía alcanzar o acercarse al 50% en el pasado, cuando los multicines no se habían instalado. Al respecto, hay muchas ciudades grandes de provincia no servidas todavía por las cadenas de multicines, el Cusco es una de ellas.

De entrada, las películas de producción local ingresan en inferioridad de condiciones a la dura competencia que significa el pase en salas en tiempos en que la retracción del público es notoria, si lo comparamos con la asistencia a los cines hasta hace 25 o 30 años, dada la pérdida del hábito y, especialmente, la existencia de las diversas pantallas que convocan de manera creciente a un público ávido por ver las películas de manera más accesible y económica.

A esa situación desventajosa se suma el hecho de que buena parte de las películas peruanas se hacen con una mano delante y otra detrás, es decir, casi en condiciones de penuria económica. El premio, por ejemplo, no tuvo publicidad en diarios, cosa que ha sido hasta ahora un requisito obligado para todos aquellos que estrenan una cinta. Nótese al respecto la enorme disminución de avisos de estrenos de películas extranjeras en el diario El Comercio.

Sólo las más promocionadas se adelantan al día jueves de estreno. Algo que no había ocurrido en toda la historia de la exhibición cinematográfica en el Perú y que da cuenta de los altos precios del avisaje que para los menguados presupuestos de las producciones locales resultan onerosos o, en ciertos casos, prohibitivos.

Por otro lado, las películas peruanas tienen que someterse a las políticas de la distribución, lo que significa que durante ciertos periodos (los más lucrativos potencialmente) no se pueden estrenar o si se estrenaran están casi condenadas a la marginación por la presencia de esos blockbusters que concentran la atención del público mayoritario.

Además, una vez que entran al ruedo (no en las mejores fechas, con publicidad restringida, con la desventaja de no contar con los ganchos de las producciones extranjeras de mayor envergadura, entre otras), se ven libradas a las presiones que ejercen las grandes distribuidoras para colocar sus productos y a la impaciencia de las salas, poco dispuestas a mantener las cintas por un tiempo mayor, aún cuando los resultados hayan sido medianamente satisfactorios.

Es cierto que hay casos, como el de La teta asustada, que han permanecido durante varias semanas y que han logrado un volumen de espectadores muy superior al promedio, pero son casos especiales. Como lo debe ser el de Motor y motivo, debido a la popularidad del Grupo 5 y a la amplia cobertura publicitaria que ha tenido y tiene el film. Son, ciertamente, casos de excepción porque la regla es que las películas sean rápidamente retiradas y, por lo tanto, excluidas casi para siempre de las pantallas grandes, después de pases a veces meteóricos por la cartelera, pues y ya lo comentaba en el texto anterior, después de la exhibición comercial prácticamente desaparece la posibilidad de volver a ver una película, cualquiera que sea, en el soporte y en las condiciones en que se ha elaborado para ser vista (en pantallas de cine), lo que no ocurre con ningún otro medio de expresión.

Este es el estado de la cuestión. Naturalmente, los propios cineastas pueden aportar experiencias y datos puntuales. Por su parte, el CONACINE está intentando contribuir al lanzamiento con los premios a la distribución de filmes peruanos.

Otras medidas pueden irse incorporando, pero eso sería materia de otro texto. Como es materia de otro u otros textos la consideración sobre los problemas o las dificultades de comunicación que confrontan las películas peruanas y también el asunto casi siempre espinoso del análisis y la valoración estética que, por lo demás, el blog Páginas del diario de Satán viene haciendo regularmente."

Isaac León Frías


sábado, 13 de junio de 2009

jueves, 11 de junio de 2009

El luchador


Apareció con ímpetu a comienzos de los 80. El actor Mickey Rourke lucía como una reedición, puesta al día, de los antihéroes de los cincuenta. Tal vez más cercano a James Dean que a Marlon Brando o Paul Newman, pero en ningún modo parecido a Montgomery Clift. Encarnó una virilidad seductora pero no imponente ni casi animal como la de Brando, carente de los atributos apolíneos de Newman y de la quebradiza y atribulada inseguridad de Clift.

Francis Coppola le dio a Mickey Rourke el aire legendario del "chico de la motocicleta" en "La ley de la calle" ("Rumble Fish", 1983). A ojos del personaje de Matt Dillon, su hermano menor en la película, Rourke era una presencia del pasado, fantasma de una época en la que los guerreros urbanos se enfrentaban en motos rugientes y no en la turbamulta de puños, patadas, cadenas y verduguillos, propias de pandillas pasadas de vueltas. Coppola exaltó la figura de Rourke, su aura de ángel caído, encarnación del espíritu libertario de épocas pasadas a pesar de que en el momento del rodaje no llegaba a los 30 años de edad.

Tres años después vino "9 semanas y media" (1986) y el chico de la motocicleta fue modelo de proezas amatorias filmadas con el estilo de la época: filtros de color, contraluces, difuminados, música de discoteca, imagen publicitaria. La estética fumígena y oleaginosa de Adrian Lyne, con luces filtradas entre persianas, cosméticos humos de hielo seco y cuerpos engrasados para resaltar fibras y músculos durante las escenas de sexo.

Entre esas dos películas, Rourke logró su mejor actuación: "El año del dragón" (1985), gran policial dirigido por Michael Cimino (hoy transformado en Elizabeth Cimino), uno de los más talentosos y "malditos" directores de la generación que debutó a fines de los años 70. Ahí, se enfrentaba a la mafia china y lo hacía con la obstinada desesperación de un personaje de Sam Peckinpah. Arrastrando los traumas de su pasado en Vietnam, el obsesivo personaje buscaba su presa, el pez gordo de la organización criminal, con un inflexible y casi suicida sentido del deber. Rourke ponía el gesto abotagado del mejor Robert Mitchum (el de los "filmes negros" de los años 40 y primeros 50) y una corporalidad neta, pesada, contundente, que anunciaba sus aventuras (o desventuras) en los rings.

Luego apareció en varias películas, siempre en vía libre hacia la destrucción de su imagen anterior. Fue Chinaski -el personaje de Bukowski- en "Barfly" (1987), y hasta Francisco de Asís en "Francesco", dirigido por la italiana Liliana Cavani.

"El luchador" documenta el estado del cuerpo y la presencia de Mickey Rourke veinte años después. La película se construye en torno a su figura; la historia se ajusta perfectamente a la trayectoria del actor; el personaje de Randy "the Ram" Robinson calza con la biografía de Rourke: su existencia es un purgatorio al que ingresó a inicios de los noventa y del que no puede salir. Sólo le queda ser testigo del paso del tiempo, del deterioro de la lucha libre, de la sustitución en el gusto de los jóvenes de los años 90 de su ídolo Axl Rose por Cobain, "que lo echó a perder todo".

"El luchador" pareciera haber invertido el proceso de selección de un actor para una película. Lo usual es que el personaje inventado por el guión sea encarnado en un proceso de "casting": se busca al intérprete de tal talla, medida, temperamento, talante y presencia para que represente al personaje preexistente. El luchador Randy "the Ram" Robinson, en cambio, parece modelado a partir de la presencia de Rourke y su pasado real. Tanto uno como el otro se preguntan por la clave para volver a persuadir al auditorio haciendo verosímil un cuerpo tasajeado y un rostro descompuesto. Y es que el luchador es como el actor: convierte lo falso en verdadero con una "performance" que busca ser convincente.

Por eso la cinta es, a su modo, un "documental" sobre Rourke haciendo de Robinson. Darren Aronofsky registra esa "performance" con un tratamiento que simula el de una crónica de seguimiento, cámara Súper16 milímetros al hombro, a un triunfador de otros tiempos que está a la caza de una segunda oportunidad, aunque sea mínima.

Los giros dramáticos de la historia (una enfermedad súbita, el intento de reconciliación con una hija, una frustrada ilusión amorosa) resultan previsibles y convencionales, pero eso no es lo importante. Lo que atrae en "El luchador" es su capacidad para observar la trastienda más o menos mugrosa de un espectáculo venido a menos; el clima invernal de los suburbios; la puesta en escena del cuerpo del luchador, con extensiones en el pelo e inflado con esteroides; el ambiente sórdido y la puerta falsa de un club de "lap-dance" y, sobre todo, las marcas del fracaso inscritas en un cuerpo magullado. Huellas de golpes fingidos que dañan de verdad.

Ricardo Bedoya

lunes, 8 de junio de 2009

¿Víctimas del mercado?


Más que en años anteriores, hemos visto en los últimos meses la rápida salida de cartelera de un conjunto de películas valiosas, varias de ellas potencialmente atractivas para un público que, en gran parte, no ha podido verlas. Me refiero, en primer lugar, a A prueba de muerte, de Quentin Tarantino, con una semana en cartelera y ni siquiera eso, pues al segundo día fue retirada de los mejores horarios para poner en su lugar al blockbuster recién estrenado. Que una película de Tarantino no supere una mísera semana resulta casi inconcebible.

Luego, hay una lista de títulos que apenas si pasaron a una segunda semana con poquísimas exhibiciones, casi sin posibilidades de que el boca a boca pudiera tener un cierto efecto y dejando la mayor parte de las críticas periodísticas en el vacío, como ha ocurrido esta última semana con El luchador, de Darren Aronovski, la última hasta la fecha de ese cadena de películas sacrificadas por unas condiciones de distribución-exhibición lamentables. Lo mismo ha pasado con El llanto de la mariposa, de Julian Schnabel, Unas vacaciones diferentes, de Martin McDonagh, Planeta Terror, de Robert Rodríguez, Juegos macabros, de Michael Haneke, y de no haber sido por la sala azul del Centro Cultural de la Universidad Católica, ese hubiera sido el destino de 12:08, al este de Bucarest, de Corneliu Porumboiu y Los falsificadores, de Stefan Ruzowitsky, aunque esa sala tiene muy escasa capacidad de convocatoria.

Es decir, una porción importante de películas que justifican el desplazamiento a las salas se ve raudamente excluida de un circuito cada vez más cerrado, pese al aumento de la asistencia (se anuncia que este año se llegaría a los 20 millones de espectadores) y a los planes de apertura de nuevos multicines en Lima y provincias.

Esas son las leyes del mercado dirán algunos, argumentando que permanece lo que el público quiere ver. En realidad, vivimos cada vez más la dictadura de un régimen de distribución-exhibición abocado al consumo rápido de blockbusters que copan pantallas para ser remplazados por otros y que dejan espacios apenas marginales a las demás películas que, en la misma lógica que preside la situación vigente, pasarán fugazmente para desaparecer para siempre de las pantallas grandes. Hoy en día, si no se puede ver la película durante su estreno, ya no se podrá ver en una sala de cine. ¿Cuántos aficionados se han quedado con las ganas de ver A prueba de muerte o los otros filmes señalados porque no se enteraron, no tuvieron el tiempo, no pudieron o, también, porque fueron y ya no estaban en los horarios del día anterior? Queda el dvd, claro, lo que constituye otro triunfo del negocio pirata que satisface la demanda de ese amplio segmento de aficionados que buscan allí el cine que la cartelera les niega o les mezquina. Pero el que quiere ver primero la película en pantalla grande, y si es que logra informarse, tiene que correr a verla los primeros días o se queda con las ganas.

En las condiciones de tremenda desigualdad en que se practica el negocio, y ante la eventualidad de que las pocas distribuidoras que se animan a traer películas que en otras partes logran una taquilla respetable, no lo sigan haciendo, no queda por el momento sino pedir a los multicines que supuestamente cuentan con una sala destinada a un tipo de cine algo diferente al mayoritario, porque no se trata de películas raras, herméticas ni “difíciles”, que les den un poco de aire y que les permitan vivir al menos unas semanas más de vida, aunque sea en unos pocos horarios.

Si no, por más pantallas que se abran, seguiremos viendo más y más de lo mismo, o casi lo mismo.

Isaac León Frías

jueves, 4 de junio de 2009

David Carradine


Se ha conocido la noticia de la muerte del actor David Carradine (1936), hijo del notable actor John Carradine. Lo encontraron muerto en Bangkok.

Lo recordamos en "Boxcar Bertha" ("Bertha, ladrona y amante") de Scorsese; en "Death Race 2000" de Paul Bartel; en "Bound for Glory (donde interpretaba a Woody Guthrie) de Hal Ashby; en "El huevo de la serpiente", de Bergman; "Kill Bill" de Tarantino (donde estaba formidable), entre otras. Tal vez su imagen más difundida sea la del personaje que encarnó en "Kung Fu", la serie de TV.

Fue una suerte de rey de la "serie B" a destiempo y presencia importante en las películas baratas de Roger Corman. Luego de obtener cierta figuración en los setenta, se convirtió en un héroe fatigado por la vida que transitaba por películas de ficción postapocalíptica, cintas policiales de bajos fondos o extravagantes filmes fantásticos destinados al mercado de DVD, de consumo masivo en los países de Asia. En "Kill Bill" mostró lo mejor que tenía: su dura pinta de desengaño, con aire de amanecidas crónicas.

Recordemos que en el Perú filmó "Calles peligrosas" ("Crime Zone"), estrenada en 1989. Lo dirigió Luis Llosa

Ricardo Bedoya

Sigue polémica El País-Almodóvar

Se está poniendo interesante la polémica sobre la crítica entre El País y Almodóvar. Vean este artículo escrito por la Defensora del Lector del diario español:

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Choque/culturas/critica/cine/elpepiopi/20090531elpepiopi_5/Tes

Responde Almodóvar: http://www.pedroalmodovar.es/PAB_ES_13_T.asp

Juegos macabros


Michael Haneke dirigió en 1997 un polémico y perturbador filme llamado “Funny Games”. Con la precisión de un analista clínico, Haneke realizó un thriller cruel y agobiante. Una acomodada familia austríaca pasa unos días de vacaciones en una casa vecina a un lago. Una mañana cualquiera recibe la visita de dos intrusos de buenos modales que, poco a poco, se revelan como un par de sicópatas desalmados, dispuestos a someter a la pareja y a su hijo a sevicias de todo tipo.

10 años después, Haneke hizo “Juegos macabros”, una nueva versión de su propia película, pero esta vez en Estados Unidos y con figuras como Naomi Watts, Tim Roth y Michael Pitt.

“Juegos macabros” sigue, con pequeñas variaciones, el planteamiento de la cinta anterior. Su intención es también la misma: trabajar el encierro, el suspenso, la sensación de agobio creciente que provoca el juego cruel de los verdugos y sus víctimas.

Pero hay más: Haneke busca representar los modos más inesperados y acaso triviales en los que se manifiesta el fascismo cotidiano. Dos jóvenes, de guantes blancos y apariencia inmaculada, van desplegando una fría estrategia para crear la disensión familiar, la humillación del grupo, el quebranto moral, el desgarramiento, la sujeción total, la tortura y el exterminio. Las películas de Haneke (“Escondido”, “La profesora de piano”, “El tiempo del lobo”, entre otras) son crónicas de una pesadilla pequeño-burguesa. En el núcleo de una familia de la Europa próspera se infiltran gérmenes destructores. Ellos adoptan las formas de pulsiones irresistibles pero disolventes o de seres de presencia angélica que se descubren como íncubos.

“Juegos macabros”, como antes “Funny Games”, es una película muy violenta, aunque los actos de sangre se mantengan fuera del campo visual. Se cometen allí, al lado, pero no ante nuestra vista. Sin mediar elipsis, con las invisibles torturas ocurriendo en tiempo simultáneo, sólo escuchamos los sonidos de la acción escamoteada por la imagen. Vemos el engranaje de la agresión, la preparación del ataque y su estrategia, pero no su manifestación física. Luego contemplamos los resultados de la violencia, un espacio ensangrentado como el escenario después de la batalla.

Como en todas las películas de Haneke, la dramaturgia se plantea como una situación de laboratorio: los espectadores estamos sometidos al mismo régimen de descubrimiento de la acción que siguen los personajes-víctimas-esclavos: sorpresa ante la agresión, desconcierto ante el ataque, malestar con las torturas y fascinación con un deseo de violencia y retaliación que sale de lo más profundo. Y es que “Juegos macabros” desmonta el mecanismo que convierte al espectador cinematográfico en un cómplice de las acciones violentas que se representan en la pantalla.

¿Cuántas veces nos hemos sentido liberados, gratificados y relajados luego del exterminio de la pandilla de villanos que perturban y maltratan a los protagonistas que movilizan nuestra identificación en una película? ¿Cuántas veces hemos aplaudido el sangriento final de los sicópatas de tantas cintas del género de asesinos seriales? El inesperado rebobinado de la película en la secuencia del control remoto desnuda el impulso violento y la fantasía homicida que induce la ficción en cada uno de nosotros, vengativos espectadores. En ese momento nos sentimos interlocutores privilegiados de esos dos malhechores y cómplices de los guiños del asesino.

¿Qué sentido tiene para Haneke rehacer su película en Estado Unidos? Mucho sentido, por supuesto. Desembarca con su propuesta disolvente en la industria que produce a los Michael Myers (personaje de “Halloween”), Freddy Kruger (“Pesadilla en la calle Elm”) y Jason Voorhees (“Viernes 13”) de este mundo para quitarles el aura monstruosa, presentándolos con la apariencia más o menos banal de muchachos de suburbio capaces de imponer las peores formas de control totalitario.

Al final, estos “Juegos macabros” resultan menos potentes y logrados que los “Funny Games” originales. Tal vez el registro más alto, más interiorizado, más encarnado, más dramático de los actores de esta versión aportan un “pathos” que estaba ausente de la otra, más distanciada, congelada, mecánica, cerebral y demostrativa. Es decir más cercana a la visión del cine de Haneke, que crea las condiciones ideales para que sus cobayas se muevan en la dirección correcta, reciban las descargas de la agresión en el momento oportuno, muestren las huellas que quedaron, retrocedan, se acurruquen en una esquina, vuelvan a la carga para recibir una nueva sevicia y luego… La prueba del laboratorio puede horrorizar pero también fascinar. Haneke suscribe las conclusiones: es lo que él quería demostrar.

Ricardo Bedoya

miércoles, 3 de junio de 2009

Leído en blogs

Una buena crónica, día a día, del reciente Festival de Cannes, con sólidas críticas de Manuel Yánez, la encuentran en este blog de la revista española Fotogramas:
http://www.fotogramas.es/Blogs/Mi-mirada-sobre-Cannes

El blog del norteamericano Dave Kehr es el mejor comentando DVD de aparición reciente. Pero lo más jugoso está en los comments que no tienen pierde. Son discusiones de la mejor cinefilia sobre cine clásico norteamericano y cualquier otro tema. Comentaristas habituales: Jean-Pierre Coursodon, Nicolas Saada, Kent Jones, entre otros. No se lo pierdan. Está aquí:
http://www.davekehr.com/
En abril, el Festival de Friburgo proyectó un ciclo de películas restauradas de Francisco Lombardi. Luego, las películas pasaron en la Cinemateca Suiza. Edouard Waintrop en su blog para el diario francés Libération, da cuenta de esa muestra y reproduce fragmentos del texto escrito por Federico de Cárdenas para la publicación del Festival. Está en francés, pero aquí tienen el enlace: http://cinoque.blogs.liberation.fr/waintrop/francisco_lombardi/