“Buben. Baraban” de Alexei Mizgirev
Rusia, 2009
Yekaterina Artemovna vive en la Rusia de los noventas, en un pequeño pueblo minero. La vida es dura y cada quien se las arregla como puede. Trabaja como bibliotecaria con un sueldo tan miserable que no cubre los gastos mínimos de vivir en una pensión y comer. Tratando de mantener las apariencias, vende libros que toma de la biblioteca ilegalmente en una estación de tren cercana. Su vida transcurre entre los comentarios de amor de su amiga, a la vez asistente y el trabajo solitario en la biblioteca.
Yekaterina se encuentra encerrada, viviendo en un círculo vicioso lamentando o quizás deseando encontrar un motivo para seguir o no. Aparece en su vida la única persona que le da luz a este ambiente tan sombrío. Un marinero con un alto sentido de la moral retorna a su biblioteca un libro que ella misma le vendió, sin darse cuenta que es la misma persona. Ambos se enamoran. Yekaterina ha encontrado la razón de su vida. Pero el marinero tiene unos valores imposibles de mantener en la Rusia en la que viven. “En estos tiempos, todos roban y a nadie le interesa” le ha dicho a Yekaterina, a lo que ella responde: “Si, a nadie le interesa”. Ambos son iguales, ambos son opuestos. El marinero descubre que ella ha robado los libros para venderlos, la rebaja, se desencanta y se va con la amiga. Su padre muere. Es todo lo que necesita para provocar la explosión de su interior.
El director nos cuenta los conflictos interiores de su protagonista, ella está entre el deber y la necesidad, entre el amor y la desilusión, entre la esperanza y la desesperanza. Busca venganza, y se vuelve un ser cruel, incapaz de sentir, incapaz de perdonar porque no es perdonada. “Si no puedes vivir sin él, no vivas”, resume de manera sencilla. No hay otro camino sino la muerte que comparada con la vida se aprecia más dulce.
Imprescindible recalcar la actuación de Natalia Negoda, protagonista del film. Su presencia inunda la pantalla, su expresividad está llena de detalles mínimos y gestos profundos.
Este es el segundo largometraje del joven realizador ruso y han dicho de esta película que analiza como Dostoievski nuestra mente y corazón al límite.
Flor Preciado de Renggli
Rusia, 2009
Yekaterina Artemovna vive en la Rusia de los noventas, en un pequeño pueblo minero. La vida es dura y cada quien se las arregla como puede. Trabaja como bibliotecaria con un sueldo tan miserable que no cubre los gastos mínimos de vivir en una pensión y comer. Tratando de mantener las apariencias, vende libros que toma de la biblioteca ilegalmente en una estación de tren cercana. Su vida transcurre entre los comentarios de amor de su amiga, a la vez asistente y el trabajo solitario en la biblioteca.
Yekaterina se encuentra encerrada, viviendo en un círculo vicioso lamentando o quizás deseando encontrar un motivo para seguir o no. Aparece en su vida la única persona que le da luz a este ambiente tan sombrío. Un marinero con un alto sentido de la moral retorna a su biblioteca un libro que ella misma le vendió, sin darse cuenta que es la misma persona. Ambos se enamoran. Yekaterina ha encontrado la razón de su vida. Pero el marinero tiene unos valores imposibles de mantener en la Rusia en la que viven. “En estos tiempos, todos roban y a nadie le interesa” le ha dicho a Yekaterina, a lo que ella responde: “Si, a nadie le interesa”. Ambos son iguales, ambos son opuestos. El marinero descubre que ella ha robado los libros para venderlos, la rebaja, se desencanta y se va con la amiga. Su padre muere. Es todo lo que necesita para provocar la explosión de su interior.
El director nos cuenta los conflictos interiores de su protagonista, ella está entre el deber y la necesidad, entre el amor y la desilusión, entre la esperanza y la desesperanza. Busca venganza, y se vuelve un ser cruel, incapaz de sentir, incapaz de perdonar porque no es perdonada. “Si no puedes vivir sin él, no vivas”, resume de manera sencilla. No hay otro camino sino la muerte que comparada con la vida se aprecia más dulce.
Imprescindible recalcar la actuación de Natalia Negoda, protagonista del film. Su presencia inunda la pantalla, su expresividad está llena de detalles mínimos y gestos profundos.
Este es el segundo largometraje del joven realizador ruso y han dicho de esta película que analiza como Dostoievski nuestra mente y corazón al límite.
Flor Preciado de Renggli
Locarno, Suiza
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