martes, 30 de marzo de 2010

Criatura de la noche


Esta semana se estrena Criatura de la noche (Déjame entrar, Låt den rätte komma in, 2008) Mónica Delgado la comentó hace unos meses. Aquí está el artículo.
Criatura de la noche es la tercera película de Tomas Alfredson y la primera que veo de su filmografía. Se trata de la historia de Oskar, un niño de 12 años, ensimismado, que recorta notas policiales de los periódicos y que es agredido diariamente por un grupo de estudiantes en el colegio, y que hace amistad con su nueva vecina, Eli, una niña vampiro de la misma edad.

El único tópico que existe sobre los vampiros cinematográficos en este filme es que beben sangre. Por lo demás, Eli es una púber abandonada, sin amigos ni familia, que hiede, no tiene frío, que tiene un ayudante, un anciano que le consigue víctimas, y que no tiene ni pizca de glamour de los personajes de Ann Rice o de la estilización de Blade y compañía. Pero Alfredson aprovecha la oscuridad inherente al vampirismo para adentrarnos en un pequeño suburbio de Estocolmo en pleno invierno a mediados de los ochenta.

Déjame entrar, basada en una novela transgresora de John Ajvide Lindqvist, que no tiene nada que ver con la saga de Crepúsculo, ya que tiene elementos de pedofilia, prostitución, crímenes, etc, es más bien un relato de cómo dos púberes incomunicados rompen barreras personales y se van acercando mutuamente en un clima hostil que se va enrareciendo. Los adultos, profesores, padres o vecinos de la clase obrera viven en ambientes enviciados sin mayores razones, preocupados por la ola de muertes atribuidas a un asesino en serie. Alfredson no hace un filme de terror sino un drama psicológico, donde el tema de vampirismo sirve para expresar algún tipo de enajenación y solipsismo, de soledad e incomprensión. Los vampiros ya no pertenecen a una élite, no tienen títulos nobiliarios y más bien se parecen a homeless, parias u ocupas. El final es antológico.

Mónica Delgado

miércoles, 24 de marzo de 2010

Cartagena y Guadalajara: dos espacios para el cine de América Latina


Acaban de realizarse, con pocos días de diferencia, las últimas ediciones de los festivales de cine de Cartagena de Indias y de Guadalajara, ambos dedicados de manera preferencial al cine de la región. Este año, además, ha sido un año de efemérides, pues Cartagena, el más antiguo de los que se hacen en la América de habla hispana y portuguesa, cumplió su quincuagésima edición, y el de Guadalajara celebró la vigésimo quinta.

50 años no es poco, y menos aún en nuestras tierras, pero el Festival de Cartagena llega a esa respetable edad con problemas de organización y logística propios de certámenes en sus inicios. A pesar de que la programación se ha visto mejorada, desde la edición anterior, por la presencia de Orlando Mora, este Festival deja mucho que desear y con todo el recorrido realizado hasta ahora no parece tener un perfil propio claramente definido ni cuenta con una parte académica suficientemente sólida. Este año hubo un simposio de crítica cinematográfica, organizado por la revista Kinetoscopio de Medellin y el Ministerio de Cultura, al que asistí, pero muy poco más que eso. Y la organización del Festival no daba señales de interesarse mayormente por esos eventos paralelos.

Por su parte, el Festival de Guadalajara, que empezó como la Semana de Cine Mexicano de esa ciudad del estado de Jalisco, está más abocado a los encuentros de autoridades cinematográficas (estuvo presente Rosa María Oliart, la presidenta de CONACINE), las reuniones de IBERMEDIA, el mercado de films, el Talent Campus, donde expusieron varios realizadores, entre ellos Pedro Costa y Tod Solondz, etc. Bien por todo ello, pues en Guadalajara se fortalecen realizaciones del proyecto Cine en Construcción, que iniciaron los festivales de Toulouse y San Sebastián, se asignan fondos para la producción, se venden filmes para su distribución en América Latina.

En otras palabras, las industrias cinematográficas de la región y, en general, las cinematografías existentes, que van en crecimiento, pues países como Costa Rica, El Salvador o Nicaragua ya exhiben largometrajes que merecen tomarse en cuenta, se ven notoriamente favorecidas por los acuerdos y negocios que se generan o se concretan en el marco del Festival.

Quienes no formamos parte del renglón de la producción o de las autoridades, nos dedicamos a ver cine y la cosecha del presente año no es desdeñable. Menciono, en primer lugar, lo más valioso que vi en Cartagena. Del cine de América Latina, la argentina El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella que, es de esperar, se estrene comercialmente en Lima; el documental brasileño Moscú, de Eduardo Coutinho, cuya continuidad en los últimos años es un motivo de beneplácito, dada la calidad del realizador; la nicaragüense La Yuma, opera prima de Florence Jaguey; la colombiana El vuelco del cangrejo, de Oscar Ruiz Navia. El último verano de la Boyita, de la argentina Julia Solomonoff, y Turistas, de la chilena Alicia Scherson –ya vista en Lima- estuvieron entre las mejores. Asimismo, se exhibieron dos películas peruanas, Paraíso, de Héctor Galvez, y Contracorriente, de Javier Fuentes-León, que obtuvo, como ya lo había hecho en el Sundance y más tarde en el Festival de Miami, el premio del público.

De Guadalajara destaco las mexicanas Las buenas hierbas, de María Novaro y Perpetuum mobile, de Nicolás Pereda, que con cuatro largos es el más promisorio de los jóvenes cineastas del país del norte; la argentina Rompecabezas, de Natalia Smirnoff; la brasileña Viajo porque necesito, vuelvo porque te amo, de Marcelo Gomes y Karim Ainouz; el documental salvadoreño Uno, la historia de un gol, de Gerardo Muyshont y Carlos Moreno. No llegué a ver, pero registré opiniones favorables para Rabia, del ecuatoriano Sebastián Cordero, Zona Sur, del boliviano Juan Carlos Valdivia y Norteado, del mexicano Rigoberto Pérezcano.

Todos los títulos mencionados (salvo el que ya se vio) deberían estar incluidos en la programación del Festival de Lima que tendrá lugar en el próximo mes de agosto. Ese será el momento de hacer un comentario puntual de cada uno de ellos. No hay ninguna película excepcional, pero sí varias en las que despunta el talento, se organiza un relato sólido o se advierte la originalidad de la propuesta.

Entre los films ajenos a la región, en Cartagena mis preferencias se inclinan por la alemana La cinta blanca, de Michael Haneke, la francesa Hierbas salvajes, de Alain Resnais, la israelí Lebanon, de Samuel Maoz. De lo visto en Guadalajara, por último, me entusiasmó la filipina Independencia, de Raya Martin y encontré de gran valor expresivo el segundo largo del rumano Corneliu Poromboiu, Policía, adjetivo, y el primero del australiano Warwick Thornton, Sansón y Dalila. Ah, y una mención especial para No cambies nada, del portugués Pedro Costa, un documental muy personal sobre los ensayos musicales de la actriz y cantante francesa Jeanne Balibar.

Isaac León Frías

La isla siniestra y Alicia en el país de las maravillas


“La isla siniestra” empieza con la llegada de Leonardo DiCaprio y Mark Ruffalo a una isla-sanatorio para criminales enajenados. Investigan la desaparición de una paciente acusada de haber asesinado a sus hijos. Desde el inicio se impone el tratamiento hiperbólico de la música, los movimientos de cámara, los efectos del montaje. Todo se muestra ansioso, se apunta tenebroso, se quiere febril: estamos ingresando en un templo del horror, donde nada es lo que parece porque todo es alucinatorio. En las dos horas que siguen, esas alucinaciones resultan teorías expuestas, delirios orales, paranoia verbalizada, pistas argumentales que se extravían en interminables conversaciones. Para colmo, el thriller quiere dar cuenta del clima de la época y, por eso, la trama entremezcla sin ton ni son al Holocausto con el macartismo y la bomba atómica.


Ricardo Bedoya

viernes, 19 de marzo de 2010

El cine y la francofonía

Este lunes 22 de marzo, a las 7 de la noche, en la sala multipropósito de la Embajada del Canadá, ubicada en Calle Bolognesi 228, Miraflores, podremos conversar sobre el cine y la francofonía.

Los interesados en asistir deben enviar un mensaje a genevieve.girard@international.gc.ca indicando su nombre completo y su número de documento de identidad, el cual debe ser presentado al ingresar a la embajada. El cupo es limitado y el registro es hasta el mediodía del lunes, 22 de marzo.
Ricardo Bedoya

Claudia Llosa en entrevista

Claudia Llosa hace un balance de su experiencia en Hollywood en una entrevista que pasará "El placer de los ojos". Hoy, viernes 19, y el domingo 21, a las 10 de la noche, por canal 7.

lunes, 15 de marzo de 2010

El maligno Orson Welles




Un artículo de John Campos Gómez, en Cinencuentro, enlaza a un documental televisivo de Orson Welles llamado Viva Italia. Portrait of Gina (1958). Es el malvado intento de Welles de desconstruir la imagen de Gina Lollobrigida como encarnación de la mujer italiana intemporal. Fingiendo amabilidad y admiración por el mito fulgurante de los años cincuenta, Welles - con invariable sonrisa irónica o maligna- dinamita la figura de Gina teniéndola (o tal vez no) al frente, cara a cara.

¿Qué vemos en esa entrevista final? ¿Es el campo-contracampo en continuidad temporal del entrevistador y la entrevistada o la manipulación de planos filmados en tiempos distintos teniendo al montaje como "tercer hombre" y al entrevistador-director como prestidigitador?

La ira de Gina contra esta película podría haber estado justificada ante la trampa que le tendió el director de F For Fake.

Aquí está el artículo de Campos Gómez y los enlaces a este documental apasionante:
Ricardo Bedoya

Rohmer por Godard




Jean-Luc Godard, con la voz nasal de siempre, ahora también cascada -susurrada, casi inaudible- de sus 80 años, rinde homenaje a su amigo Maurice Schérer, más conocido como Eric Rohmer.

domingo, 14 de marzo de 2010

Los abrazos rotos


“Los abrazos rotos”, de Pedro Almodóvar, es un melodrama cerebral, frío, distanciado y, por eso, casi espectral. Es como la radiografía de un “melo” clásico, digamos “Sublime obsesión” o “Palabras al viento”, de Douglas Sirk. Los ingredientes necesarios están allí, sin faltar ni uno: las pasiones amorosas se agolpan en una suma de situaciones argumentales improbables y hay escenas de obsesión, de celos desbordados, de fascinación con una silueta femenina, de nostalgia por un pasado trágico. La protagonista —como debe ser— es deseada por dos hombres, el millonario y el cineasta, el protector y el creador, para los que es prostituta y actriz, respectivamente. Dualidad que se encarna en las apelaciones del personaje, Lena (Magdalena-Madeleine, como la protagonista de “Vértigo”) y Severine, como la Catherine Deneuve de “Bella de día”.


Pero no solo eso. Las imágenes alternan el arrebato cromático de rojos y amarillos, emblemas de pasión, exaltación y sangre, con las sombras del mundo sofocante del protector, el castillo del vampiro que busca dominar a la mujer hasta someterla. Los gestos de Penélope Cruz se modelan ante una cámara de cine que es instrumento de una indagación fetichista de su apariencia, que a ratos recuerda la de Audrey Hepburn y, más tarde, la de Marilyn Monroe o la de Kim Novak de “Vértigo”.




Ricardo Bedoya

jueves, 11 de marzo de 2010

La caja


"La caja" es una extraña e interesante película que mezcla la alegoría, la ciencia ficción, el "cuento de navidad" ciertamente perverso, el drama de suburbio, la fábula teológica, la película de "freaks", la ficción post 11 de setiembre, la crítica social a estos tiempos de restricción de subvenciones y apoyos estatales, y la dramatización del dilema ético esencial que supone elegir el ganar un millón de dólares o salvar la vida de un desconocido. Dirige Richard Kelly, el realizador de "Donnie Darko" y "Southland Tales", basado en un relato de Richard Matheson, con un estilo frío, impasible, de encuadres geométricos y ritmo pausado que no le teme al ridículo ni a las situaciones extremas.


Lo más atractivo de todo es el personaje de Arlington Steward, el extraño que toca a la puerta de la familia normal, encarnado por un sobrio Frank Langella que resume, en sus gestos y talante, la justicia divina, la ira de los justos, el rigor de la sanción, la fantasía funesta del castigo por la falla humana, el designio del que no se escapa o la maldad monda y lironda. Mutilado, sereno, arrogante, implacable, parece un ser incompleto, desgarrado, de Cronenberg o Bacon. Acaso es un villano o, tal vez, un Dios vengativo o un ángel tentador que llega a la tierra para probar que el "infierno son los otros", que la libertad personal no prevalece sobre el determinismo del mal y que todos llevamos la marca de Caín desde el nacimiento.


El pie mutilado de Cameron Diaz expresa más que el daño médico que sufrió en la infancia. Es también el signo de la ambición por superar el estigma y salir pronto de las estrecheces de su vida. El dolor que lleva al pecado de la codicia. Su marido (James Mardsen), en cambio, comete el pecado de la soberbia, exponiendo el misterio de la caja, su vacío. El elemento "fantástico" de "La caja" se construye en el trayecto que va de la fantasía obsesiva de Cameron Diaz a la racionalidad de su esposo.


Kelly es un cineasta de talento. Puede crear atmósferas tan inquietantes, opresivas, mórbidas, encerradas y opacas como las de Lynch, pero se pierde en las explicaciones. No había necesidad de proclamar diez veces, en el tercio final de la proyección, que "La caja" es una fábula y no una película que sigue las pautas ortodoxas del cine fantástico.


Ricardo Bedoya

martes, 9 de marzo de 2010

Rumores de Cannes 2010



Ya se mencionan los primeros títulos del Festival de Cannes 2010, que se inicia el 12 de mayo.
The tree of life, de Terrence Malick, en la foto
Area 51, de Oren Peli
Machete, de Robert Rodriguez
You will meet a tall dark stranger, de Woody Allen
Black swan, de Darren Aronofsky
Death of a Hostage, de Johnny To
Room in Rome, de Julio Médem
The way back, de Peter Weir
Socialisme, de Jean-Luc Godard
Rio Sex Comedy, de Jonathan Nossiter
Las heridas, de Pablo Trapero
The fighter, de David O Russell
Black Venus, de Abdellatif Kechiche
Rabbit hole, de John Cameron Mitchell
Chantrapas, de Otar Iosseliani
Poetry, de Lee Chang-dong
Somewhere, de Sofia Coppola
Potiche, François Ozon
La Princesse de Montpensier, de Bertrand Tavernier
Les petits mouchoirs, Guillaume Canet
Hors-la-loi, de Rachid Bouchareb
Route Irish, de Ken Loach
Another year, de Mike Leigh
Biutiful, de Alejandro González Iñárritu
Habemus Papam, de Nanni Moretti
The Turin horse, de Béla Tarr
Aurora, de Cristi Puiu
Autoreiji, de Takeshi Kitano
The Housemaid, de Im Sang-Soo
The Grand Master, de Wong Kar-Wai

Después del Oscar

“La teta asustada” no obtuvo el Óscar, pero los reconocimientos que recibió en festivales de cine y la candidatura para el Oscar son méritos que tienen en su haber Claudia Llosa y sus productores. Pasado el entusiasmo mediático, es necesario evaluar con claridad los logros alcanzados por esta película peruana.

La lección es que se puede competir en las ligas mayores mediando un trabajo muy serio y profesional. En primer lugar, marcando distancia de las reglas niveladoras del “cine para consumir al paso” en una multisala cualquiera. El punto de vista personal y exigente de un cineasta hace que una historia de “aquí y de ahora”, singular y muy arraigada en una cultura —la nuestra— pueda ser entendida y apreciada en diversos lugares y subtitulada en muchas lenguas. En segundo lugar, mirando hacia más allá, hacia mercados de pantallas múltiples que se interesan por “otros cines”. Para llegar a ellos, se requiere de coproducción internacional, pero, sobre todo, del cumplimiento escrupuloso de las leyes nacionales de promoción al cine, teniendo dos objetivos: lograr un nivel regular en la producción de películas y apoyar las “primeras obras”, los proyectos originales y las cintas producidas en todo el territorio del Perú. Que otras películas peruanas triunfen en el futuro puede ser el logro mayor que permite vislumbrar la repercusión actual de “La teta asustada”.

Ricardo Bedoya

jueves, 4 de marzo de 2010

Robin Wood: preferidas al morir


Jonathan Rosenbaum publica en su blog la lista de películas preferidas del crítico Robin Wood, dictada poco antes de morir. Aquí está: http://www.jonathanrosenbaum.com/?p=17784

Nuevo blog de cine

Carlos Esquives, que ha colaborado varias veces con este blog, anuncia blog propio. Lo tienen aquí: http://fotogramagourmet.blogspot.com/

miércoles, 3 de marzo de 2010

Danny Céspedes




Una triste noticia. Hoy falleció Danny Céspedes, joven realizador de cortometrajes como "Sin solución", "Mi cine de barrio" y, el más logrado de todos, "Sueños de América".


martes, 2 de marzo de 2010

Jafar Panahi detenido


El director de El círculo y Offside ha sido detenido en Irán:

¡Ataque de pánico!: un corto uruguayo

Vean este corto uruguayo dirigido por Federico Álvarez:

http://www.youtube.com/watch?v=-dadPWhEhVk

lunes, 1 de marzo de 2010

Eastwood por Quintín



En un reciente artículo sobre Invictus, el argentino Quintín dice lo siguiente sobre Clint Eastwood:

"Lo que hace de Eastwood un cineasta fascinante es que su obra se caracteriza por la continua revisión de sus propios valores. Así es como el sucio Harry, eternamente desconfiado del poder, cultor de la venganza y el individualismo extremo, termina haciendo una película sobre un estadista y sobre la reconciliación colectiva. Pero así es también como sus últimas películas recorren un caleidoscopio de paisajes morales: un par de películas bélicas (Cartas desde Iwo Jima, La conquista del honor) en las que los héroes solo tienen sentido en el bando enemigo, otra (Million Dollar Baby) en la que no hay modo de resolver un problema ético, una en la que la división entre el bien y el mal es tajante y absoluta (El sustituto) hasta llegar a Invictus, en la que no hay personajes malos ni dudas sobre el desenlace. Con Fritz Lang, Eastwood debe ser de los pocos cineastas capaces de entender que el cine no es la ilustración de un relato externo ni la demostración de una cosmovisión previa sino que cada película ofrece la posibilidad de trazar un nuevo mapa moral del mundo. Por eso nos interpela y por eso sigue siendo el más fresco, el más libre y el más actual de los cineastas americanos."

El infierno, de Clouzot


"El infierno" es el título de un legendario proyecto inconcluso de 1964 del francés Henri-Georges Clouzot, el director de "El cuervo", "El salario del miedo" y "Las diabólicas", entre otras. El año pasado se hizo un documental que describe la historia de esta cinta "maldita". Se llama "L' Enfer de Henri-Georges Clouzot", de Serge Bromberg y Ruxandra Medrea.


Aquí pueden ver algunos ensayos con Romy Schneider y, si siguen buscando, podrán encontrar más imágenes que dan una idea de lo que pudo ser esta película sobre los celos obsesivos:


Make Way For Tomorrow


Dave Kehr hace una buena reseña de Make Way For Tomorrow, de Leo McCarey, una de las obras maestras del cine, que acaba de ser editada en DVD por Criterion.


La cinta blanca en cartelera


Unas son malas noticias sobre estrenos cancelados, pero otras son buenas: se estrenaría -aún no se sabe cuándo- "La cinta blanca" de Michael Haneke.