Hoy arranca el 13 Festival de Lima. Uno de los puntos fuertes de esta edición es el ciclo dedicado a los documentales del argentino Andrés di Tella. Aquí una nota sobre dos de ellos.
“Fotografías” y “La televisión y yo” son dos documentales irregulares, con baches en la exposición, por ratos desordenados y hasta erráticos, pero llenos de interés, por momentos apasionantes, y muy vivos.
Son incursiones en el pasado personal del argentino di Tella (que además de documentalista es investigador de temas cinematográficos y fue el primer director del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, BAFICI), que interroga a las figuras de sus padres a través de motivos indirectos: la fundación de la televisión argentina por el empresario Jaime Yankelevich, personaje que se convierte en figura paralela a la de su abuelo Torcuato di Tella, magnate de la industria argentina, en “La televisión y yo”; y de su relación con la India, tierra de su madre, mujer libre, enigmática, resistente, rebelde, en “Fotografías”.
Di Tella usa el documental como una herramienta para descubrir su propio papel como cineasta, como padre y como intelectual a pesar de ser heredero de un gran imperio económico argentino, ahora convertido en un vestigio.
Son incursiones en el pasado personal del argentino di Tella (que además de documentalista es investigador de temas cinematográficos y fue el primer director del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, BAFICI), que interroga a las figuras de sus padres a través de motivos indirectos: la fundación de la televisión argentina por el empresario Jaime Yankelevich, personaje que se convierte en figura paralela a la de su abuelo Torcuato di Tella, magnate de la industria argentina, en “La televisión y yo”; y de su relación con la India, tierra de su madre, mujer libre, enigmática, resistente, rebelde, en “Fotografías”.
Di Tella usa el documental como una herramienta para descubrir su propio papel como cineasta, como padre y como intelectual a pesar de ser heredero de un gran imperio económico argentino, ahora convertido en un vestigio.
En “La televisión y yo”, Andrés di Tella descubre en su padre al hombre que rechazó manejar los negocios heredados y que no tuvo la vocación, el coraje, la voluntad o las agallas para convertirse en el capitán de la gran empresa de Torcuato di Tella y en interlocutor del poder. Es el “fracasado” que prefirió la vida académica y al que su hijo, el documentalista, trata de entender, acaso reconociéndose en él.
Frente a esa “debilidad” de uno de los eslabones de la cadena familiar, di Tella opone el espíritu guerrero de los empresarios de las generaciones previas, de los que crearon imperios negociando con Perón, escuchando sus llamados o sirviendo al populismo encarnado por Evita. La película cuenta la historia de los orígenes de la televisión argentina como un proyecto político de difusión de las imágenes del Poder. También es la historia de Argentina desde entonces, y del fracaso del modelo de la industria autónoma, autosuficiente, diseñada por un régimen político que pronto colapsó.
Frente a esa “debilidad” de uno de los eslabones de la cadena familiar, di Tella opone el espíritu guerrero de los empresarios de las generaciones previas, de los que crearon imperios negociando con Perón, escuchando sus llamados o sirviendo al populismo encarnado por Evita. La película cuenta la historia de los orígenes de la televisión argentina como un proyecto político de difusión de las imágenes del Poder. También es la historia de Argentina desde entonces, y del fracaso del modelo de la industria autónoma, autosuficiente, diseñada por un régimen político que pronto colapsó.
50 años después, el documental constata el fracaso de esos entusiasmos y esos proyectos. Los imperios no son más que ruinas: televisión basura y chatarra acumulada en la fábrica di Tella, espectro de lo que fue.
“Fotografías” es una película más lograda. Tal vez porque Andrés di Tella lidia con un personaje ya desaparecido, su madre, esa india que desafió las tradiciones familiares para casarse con un argentino y convertirse en hippie en plena fiebre de los sesenta. La madre muerta, pero presente en fotos, en recuerdos, en la memoria de sus parientes, en el tipo físico de su hijo.
El “moreno” di Tella construye su documental a partir del sentimiento de ser diferente en muchas cosas: heredero de un imperio ruinoso; hijo de una mujer especial; ligado de modo conflictivo a una cultura que conoció en su infancia y a la que reencuentra tras la pista de Ricardo Güiraldes, otro argentino vinculado con la India y que diseñó su Segundo Sombra según la figura de un maestro hindú.
El relato en primera persona se impone porque el director está hablando de su propia identidad, de la formación de su modo de ser y de sus vínculos familiares. Di Tella mira el pasado de su madre, descubre sus orígenes aristocráticos, la muestra desnuda, en fotos íntimas, se emociona con sus parientes en Bangalore y gira la cámara hacia si mismo, hacia su esposa y su hijo. Y se muestra haciendo cosas cotidianas, como orinar a la vera de un camino. Estas “Fotografías” son retratos de un linaje; intentos de reconstruir la biografía de un personaje elusivo; imágenes de un diario íntimo que se descubre para todos.
“Fotografías” es una película más lograda. Tal vez porque Andrés di Tella lidia con un personaje ya desaparecido, su madre, esa india que desafió las tradiciones familiares para casarse con un argentino y convertirse en hippie en plena fiebre de los sesenta. La madre muerta, pero presente en fotos, en recuerdos, en la memoria de sus parientes, en el tipo físico de su hijo.
El “moreno” di Tella construye su documental a partir del sentimiento de ser diferente en muchas cosas: heredero de un imperio ruinoso; hijo de una mujer especial; ligado de modo conflictivo a una cultura que conoció en su infancia y a la que reencuentra tras la pista de Ricardo Güiraldes, otro argentino vinculado con la India y que diseñó su Segundo Sombra según la figura de un maestro hindú.
El relato en primera persona se impone porque el director está hablando de su propia identidad, de la formación de su modo de ser y de sus vínculos familiares. Di Tella mira el pasado de su madre, descubre sus orígenes aristocráticos, la muestra desnuda, en fotos íntimas, se emociona con sus parientes en Bangalore y gira la cámara hacia si mismo, hacia su esposa y su hijo. Y se muestra haciendo cosas cotidianas, como orinar a la vera de un camino. Estas “Fotografías” son retratos de un linaje; intentos de reconstruir la biografía de un personaje elusivo; imágenes de un diario íntimo que se descubre para todos.
No se pierdan los documentales de Andrés di Tella.
Ricardo Bedoya
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