¿Qué relaciones se establecen entre las narrativas fílmicas y las diversas culturas que existen en el mundo? Esta interrogante orienta la búsqueda que Javier Protzel, profesor de la Universidad de Lima y uno de los teóricos de la comunicación social más importantes del país, realiza en su libro Imaginarios sociales e imaginarios cinematográficos.
En efecto, el libro rinde cuenta de una búsqueda, de una indagación en un terreno poco explorado en América Latina y prácticamente nada en nuestro país. Protzel se acerca, en primer lugar, a experiencias lejanas, las de la India y Japón, dos cinematografías con mucho arraigo, en las que ofrece algunas pistas para enhebrar los vínculos de algunos films con las raíces de las que provienen. Sigue con dos experiencias autorales, la de Robert Bresson en Francia y la de Alexander Sokurov en Rusia. Viene luego su aproximación a los cines latinoamericanos en los que, para decirlo en sus palabras, las figuras de la desigualdad y del poder se han manifestado de una u otra manera a través del tiempo. En la parte más enjundiosa del libro Protzel se interna en el cine peruano y hace una lectura de varios de los títulos que jalonan el desarrollo accidentado de la cinematografía del país, desde Kukuli.
El autor es muy cauto en un asunto espinoso que otras veces se menciona con mucha ligereza: prefiere hablar de un cine peruano y no de un cine nacional, por la complejidad de las connotaciones que el concepto de nacional supone. Sin embargo, deja algunas valiosas consideraciones para algún trabajo ulterior que, esperamos, aborde el mismo Protzel.
El autor es muy cauto en un asunto espinoso que otras veces se menciona con mucha ligereza: prefiere hablar de un cine peruano y no de un cine nacional, por la complejidad de las connotaciones que el concepto de nacional supone. Sin embargo, deja algunas valiosas consideraciones para algún trabajo ulterior que, esperamos, aborde el mismo Protzel.
Porque Imaginarios fílmicos e imaginarios cinematográficos es una propuesta de análisis e interpretación novedosa en nuestro medio, pues no está elaborada desde la crítica o la investigación histórica, sino desde el entramado que ofrecen la sociología, el psicoanálisis y otras matrices interpretativas, sin que en ningún momento se pierda de vista la especificidad del objeto estudiado. En tal sentido, el trabajo pone de relieve un inusual equilibrio entre el manejo de unas herramientas conceptuales muy sólidas y la mirada de quien ha visto muchas películas y conoce el lenguaje y la trayectoria histórica del cine en América Latina y el mundo. Digamos que el libro es un afortunado encuentro entre el científico social y el cinéfilo, lo que constituye otra novedad ya que es poco común, a nivel de la región, hallar esos puntos de confluencia sin que se vea afectada ninguna de las partes.
No queda sino esperar que una línea de reflexión tan llena de hallazgos y expresada, además, en una prosa impecable, motive a su autor a continuar explorando los mismos territorios u otros más o menos próximos.
Isaac León Frías
No queda sino esperar que una línea de reflexión tan llena de hallazgos y expresada, además, en una prosa impecable, motive a su autor a continuar explorando los mismos territorios u otros más o menos próximos.
Isaac León Frías
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