sábado, 27 de agosto de 2011

Sobre el western, una vez más




Al post que remite al artículo de Marías, llegó el siguiente comentario que, luego, paso a contestar. Si los lectores quieren seguir conversando sobre el western o cualquier otro género, vengan los comentarios.



"Anónimo dice:
Ni Bedoya ni Chacho saltarían lanzando ayes contra María acusándolo de ridículo por decir que el western es un género en extinción.


26 de agosto de 2011 22:57"



Yo no saltaría porque coincido con lo que dice Marías.. Es increíble cómo hay personas que no entienden lo que leen o que, simplemente, leen las primeras líneas y lo más superficial. O, claro, las que no quieren entender.
Claro que el western está en extinción como género, y desde hace más de 50 años. Es más, yo diría que ya está extinguido como género. Es decir, como una vertiente de producción, como una presencia cotidiana en las salas, como un modo recurrente de dramatizar conflictos, como un haz de temas siempre combinables, como una iconografía persistente, como una mitología vigente, como una matriz discursiva capaz de alimentar a otros géneros y de irrigar al cine todo, como una apelación reconocible para el público. Un género es todo eso y mucho más, y el western ya no luce esas características.
Quedan los grandes y pequeños westerns, pero son del pasado. Están vigentes, por supuesto, ya que siguen siendo extraordinarios los westerns de Ray, Wellman, Fuller, Ford, Hathaway, Peckinpah, Mann, Boetticher, King, entre tantísimos otros, los que cita y ama Marías, y yo también, como tantos otros aficionados en todo el mundo. Pero son los clásicos, a los que se recurre como fuentes o modelos, encarnando un tipo de cine que ya no se hace.

Pero el que está extinguido como género, no quiera decir que tenga una influencia nula o cancelada. Al contrario. La presencia del western en las películas de hoy es cada vez más fuerte y reivindicada por los propios cineastas, como lo prueban las afirmaciones del argentino Pablo Giorgelli, director de “Las acacias”, y del mexicano Felipe Cazals, director de “Chicogrande” en el último Festival de Lima, en el que además escuchamos la música de “La diligencia” en un momento de “La vida útil”. Pero es una presencia alusiva, fantasmática, cultural, que tiene valor de signo, de vestigio, de referencia climática, histórica o existencial. Es un espacio propicio para reflexionar, citar, volver sobre el pasado acaso para apelar a la nostalgia o para contradecirla, desmontarla o denostarla.


Cuando Clint Eastwood, los Coen, Costner o los otros nombres mencionados por Marías hacen un western, no están reviviendo el género, ni pretenden hacerlo. Más bien lo convocan, como si fueran médiums, y ante la presencia de su espíritu eligen tratamientos fúnebres, espectrales, elegíacos. A veces, hasta manieristas (ya Peckinpah y Leone, testigos de la muerte del género en los sesenta, apelaron a estilizadas retóricas crepusculares en sus westerns finales)


Lo mismo ocurre cuando los “autores”, con conciencia de serlo, desde Godard hasta Rocha (foto), pasando por Jarmusch, Tarantino y Monte Hellman, deciden abordar los recursos del western: lo hacen desde la certidumbre de estar trabajando con referentes de un patrimonio cultural que puede iluminar otros asuntos y otras épocas, pero que también tiene la posibilidad de ser iluminado por otras lecturas.


Ricardo Bedoya

3 comentarios:

Max Tello dijo...

Lo que pasa con la mayor parte de los anónimos, Bedoya, es que tienen un desconocimiento casi total del cine y por eso escriben a partir de esa ignorancia. No se deberían publicar comentarios de los anónimos y habría que pedir como en los periódicos el DNI para certificar los nombres. Si no, cualquiera escribe cualquier cosa, como el anónimo ese que por lo menos ha motivado una buena respuesta tuya.

en construcción dijo...

Buenos días Ricardo Bedoya, creo como Javier Marías y contigo que sería utópico hacer un alegato a favor de la aún existencia del Western como género, como tu muy bien lo dices, un género que no tiene frutos en la actualidad porque ya nadie se digna a hacerlas, es decir lo que llamas modo recurrente de dramatizar los conflictos bajo ciertos códigos morales y búsqueda de justicia y venganza han quedado fuera de lado, esa llamarada que crepitaba incesantemente fue terminada como la pasión por la búsqueda de nuevas formas y colores y monstruos que descubrir en el hombre y su mente han finiquitado en una sociedad post-moderna. Pero seamos justos, así como ya no se ve al menos un digno Western tampoco se ve una película si quiera con algunos tintes de este género como fue “Los siete Samuráis” o la pasión por la vida de “Ikiru” ambas películas de Kurosawa. O también ya no veo una película que me ponga los nervios crispados por las agudas reflexiones existenciales acompañadas de flashback y recursos experimentales, que nos planteaba Bergman como en “fresas salvajes” o “Persona” Tampoco encuentro la sensación lúdica, edípica, superrealista, me refiero a esa sensación vital felliniana del maestro italiano como en Fellini 8 ½, La Strada. Y también de su paisano, el maestro esteta Visconti con su visión indomable de la vida, su pasión ambivalente y su academicismo brillante para retratar obras literarias en peliculas; La lista es larga de autores, entonces cabe la pregunta, acaso el Western es un genero acabado y muerto o es un genero anacrónico, fuera del tiempo y del pensamiento post moderno – pragmático en el que nos encontramos como diría Marías, quizás deberíamos, no todos pero los que deseen, buscar las cosas sustanciales fuera de esta época, buscar el anacronismo.

Anónimo dijo...

El western tiene caracter fundante en el cine; es absolutamente explicable que haya funcionado por decadas como un elemento de penetracion cultural, influido decisivamenmte carreras (delante y detras de camaras), dibujado y sostenido en el tiempo un imaginario sobre la historia del gran pais del norte, enriquecido la cultura popular norteamericana y servido tambien como un elemento cohecionador de la nacionalidad. Eastwood decia que el western y el jazz son los dos grandes aportes de los EEUU a la cultura universal. No fue casualidad que los dos personajes centrales de la extrella de Pixar sean un vaquero y un astronauta; sus caracterizaciones sintetizan de alguna manera la historia de ese pais. Pero es verdad que el genero, como vehiculo de produccion, dejo de existir. Sin embargo, la ideologia del western (la ley del taleon, el -anti- heroe solitario, el sentido del deber -individual o colectivo-, la violencia seca y brutal, la utopia de la nacion igualitaria, los cambios socio-economicos -de los vaqueros nomades a la ciudad-, el sentido inspirador de la fe) resulta fundamental para explicar muchas cosas que no son como antes y que no volveran a serlo. Otro, ni atender al indocumentado.
Martin Sanchez Padilla