viernes, 12 de agosto de 2011

Festival de Lima: comentarios breves





Dos documentales más bien convencionales en su factura pero apasionantes por los materiales con los que trabajan: "Tin Tan" y "Celuloide colectivo".



Germán Váldez, Tin Tan, es una de las grandes figuras de la comedia fílmica. "Es el rigor de la improvisación", dice Carlos Monsiváis de él. En efecto, películas como "El rey del barrio" o "Calabacitas tiernas" muestran su capacidad para poner orden en el caos que él mismo diseña y provoca o, por el contrario, para desorganizar hasta el delirio las pautas de un relato. Y sus bailes y encuentros con la gran Vitola son antológicos. El interés de escuchar a Monsiváis, a Tongolele, a Silvia Pinal, a Vitola, a Capulina o al Loco Valdez recordando a Tin Tan supera el carácter de biografía oficial y de pura ortodoxia familiar que sustenta la película. Además ver a Tin Tan cantando, bailando, besando y seduciendo es irresistible y de risa loca.

"Celuloide colectivo" revisa la producción fílmica anarquista durante los años de la Guerra Civil Española, en un momento inédito en la historia: se socializa la producción y exhibición de los espectáculos públicos. Las imágenes de documentales y cintas de propaganda argumental están restauradas con esmero y las voces de historiadores como Pérez Perucha, Caparrós Lera y Román Gubern las sitúan y comentan. El testimonio del camarógrafo Juan Mariné, que filmó muchas de esas películas, es de lo más interesante.

"Sauna on Moon", del chino Zou Peng, se pierde y se diluye en su intento de ser una recreación sensual e impresionista de un burdel en Macao, pero también aparecer como una reflexión sobre los cambios que trae el capitalismo en el mundo de los negocios tradicionales de la China actual. La cinta es fragmentaria, descosida, con momentos atractivos -sobre todo por la fotografía- y otros deshilvanados y erráticos.

Música campesina, de Alberto Fuget, mereció estar en competencia. El protagonista de la cinta deambula por Nashville buscando un lugar en el que estar. La película es la crónica de su deriva, de su mirar las cosas desde una esquina. Está afuera y se mantiene así. En la presentación de la cinta, Fuguet dijo que el personaje de su película era como el que Geraldine Chaplin encarnó en "Nashville" de Robert Altman. Es verdad. Comparte con el personaje de Opal el dislocamiento, la fractura con el lugar, la desazón de estar allí, en el centro de la música "country" de los Estados Unidos, y ver sólo las calles vacías de la ciudad, los bares desiertos, los billares como tantos otros, los cuartos de hotel. Pero en Nashville, no sólo Geraldine estaba dislocada hasta la extravagancia. Esa película es una ronda de soledades y desconciertos, como los de "Música campesina".

A Fuguet no le interesa desarrollar la trama con rigor y claridad expositiva. Le importa sobre todo colmar la cinta con esos gestos, poses, actitudes y expresiones corporales que él guarda en su memoria del mejor cine norteamericano. El de los gestos bellos de los perdedores. Como Stacy Keach, como Warren Oates, como Paul Newman, como John Garfield. Como el Clint Eastwood de "Gran Torino", que no gusta a los músicos snobs fijados en el cine de los setenta. Es decir, esos perdedores que se mantienen al margen hasta que acometen aquello que los reconcilia con ellos mismos, aunque a nadie más le importe: el personaje de "Música campesina" canta su canción chilenísima y "country" aunque nadie le preste atención. Es su precario y personal -y tal el único-triunfo de madrugada.

Sin retorno y Boleto al paraíso: Es difícil entender qué hacen estas películas en la competencia de un Festival. Sobre todo "Boleto al paraíso", que es un rollo retardatario, moralista, con una media hora final de bochorno.



Ricardo Bedoya

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr.Bedoya cuando va a publicar sus comentarios de las peliculas peruanas en competencia. Yo he visto "Las Malas Intenciones" y "El Inca, la Boba y el Hijo del Ladron".

Anónimo dijo...

Por qué ese comentario ara Sin Retorno? Una ampliación, por favor.