domingo, 7 de agosto de 2011

Festival de Lima: breve recorrido por otras películas



Trabajar cansa


Empieza como un drama social sobre el desempleo y la recolocación laboral. El marido queda sin empleo, la esposa empieza a conducir un pequeño supermercado y en la casa empieza a trabajar una empleada negra. El realismo de la exposición parece asentarse sin mayores turbulencias. De pronto, la mancha en una pared, los ruidos misteriosos en el interior del flamante minimercado y otros hechos le dan un aire fantástico a la situación y las pistas comienzas a hacerse difusas. El espíritu de la macumba sale a flote y la película se enrumba hacia otros derroteros con el hallazgo de evidencias prehistóricas debajo de lo recién construido. Los urbanos y racionales personajes se enfrentan a atavismos y se perfila una parábola sobre la pervivencia de lo primario, lo informulado y lo animal en el seno de la domesticidad. Aparece el recuerdo de las alegorías de Marco Ferreri, pero sin su humor, ni radicalidad, ni estilización, ni sugerencias escatológicas ni capacidad provocadora. Todo queda ahí: en el esbozo de una idea más o menos confusa y en un par de secuencias logradas, sobre todo la del recorrido nocturno en el mercado.


Esther (foto)
Primer largo de ficción de Amos Gitai, “Esther” recrea el relato bíblico de la relación entre Esther y Asuero, rey de Persia, partiendo de una constatación: el pasado remoto es irrepresentable de modo realista y sólo cabe mostrarlo potenciando la convención para exhibir el andamiaje de la ficción.


Atenuando el radical dispositivo escénico del “Moisés y Aarón”, de Straub-Huillet, Gitai construye “tableaux vivants” que, de pronto, se inscriben en un entorno de otro tiempo y de otro lugar, el de aquí y ahora. Como si los aguafuertes típicos del “exotismo orientalista” que se suceden al inicio del filme se vieran perforados o diluidos por la intromisión de los aires exteriores y del entorno físico de un registro documental. Gitai le hace sufrir a la historia de Esther y a su modo de representación tradicional, el efecto de disolución que Fellini aplicaba a los frisos murales de los subterráneos romanos al contacto con el aire de hoy en “Roma”. Todo termina por desvanecerse, pero su pasada existencia es fundamento de lo que hoy existe.


Al final, el seguimiento en travelling a los actores que hablan de sus papeles y de su entronque ancestral con la historia de Esther y la salvación del pueblo de Israel, resignifican todo lo visto hasta entonces y le dan a la cinta una connotación política evidente.


La isla interior


Discreto pero contundente retrato sobre la disfuncionalidad de una familia, con Cristina Marcos, Candela Peña y Alberto San Juan, notables, acentuando los rasgos paradójicamente dolorosos y cómicos de una esquizofrenia teatralizada.


18 comidas


Es una sucesión de historias más o menos tópicas que están tratadas con indudable bonhomía, por no decir mano blanda, pero la alternancia de situaciones da consistencia al relato y los actores ponen lo suyo.



Ricardo Bedoya

1 comentario:

Anónimo dijo...

Porque no le dedican algo pequeño aunque sea al centenario del nacimiento de Nicholas Ray :(