viernes, 28 de diciembre de 2012

Preferidas del 2012: Ricardo Bedoya

12 Estrenos comerciales


Las cuatro primeras, en orden de preferencia:
Un método peligroso

-“Un método peligroso”, de David Cronenberg

El Cronenberg esencial termina encontrándose con Mankiewicz. Dos inteligencias se enfrentan y asistimos a un duelo riesgoso y perverso. Es el entramado de la puesta en escena dispuesta por el mayor de los hombres, el más experimentado, al tender los señuelos del deseo y del desvarío al más reconcentrado de sus discípulos. Cronenberg, más allá de efectos y relumbrones, se concentra con minucia de orfebre en el arte de la modulación de los pequeños gestos, de los cuerpos en los espacios, de la escenografía que enmarca y teatraliza las posturas del erotismo. Mientras, se perfila el fin de un mundo y el nacimiento de otro. Viggo Mortensen y Michael Fassbender en actuaciones magistrales. Un comentario aquí.

-“Un papa en apuros” (“Habemus Papam”), de Nanni Moretti, y “J. Edgar”, de Clint Eastwood

Dos grandes películas sobre el poder y las sombras. En la de Eastwood, las que proyecta el más temible que, como Kane, oculta una fisura íntima. En la de Moretti, las que se fabrican para disimular la ausencia del Papa que se resiste a mandar. Hoover, el que mueve los hilos y lo controla todo, y el apacible cardenal que no es vicario ni de sí mismo. El FBI y el Vaticano como escenarios donde se actúan las “performances” del control. La fe no es más que un teatro de sombras chinescas interpretado por un guardia suizo, en “Habemus Papam”. Los comentarios aquí y  aquí

-“La piel que habito”, de Pedro Almodóvar

Almodóvar se reinventa en este cuento bizarro que mezcla fantasía gótica, humor grotesco, melodrama, guiños cinéfilos a “Los ojos sin rostro” y al cine de la Hammer, camp, romanticismo y delirio. Un omentario aquí.

Sin orden de preferencia:

-“Argo”, de Ben Affleck, y “Operación Skyfall”, de Sam Mendes

Dos relatos que acumulan episodios de suspenso filmados con un sentido notable de la narración clásica. Para Affleck, las estrategias, retóricas y valores de producción de la serie B de un cine que ya no existe eran capaces de cambiar el mundo y alterar la marcha de la historia.


A Bond, James Bond, la aventura lo conduce hasta el paisaje rural de su infancia y desde ahí se ve a sí mismo como un héroe agónicoLos comentarios aquí y aquí.

-"La invención de Hugo Cabret", de Martin Scorsese

El cuento de Navidad de Scorsese evoca el primitivo cine de las atracciones restaurado con el ilusionismo de la tecnología de hoy. El comentario aquí.

-“Tournée”, de Mathieu Amalric

Balada melancólica y errática travesía de un perdedor. La de Mathieu Amalric, interiorizando el fracaso, es una actuación formidable. El comentario aquí.

-“Una separación”, de Asghar Farhadi. El comentario aquí.

-"Un día para sobrevivir", de Joe Carnahan. El comentario aquí.

-“El árbol de la vida”, de Terrence Malick. El comentario aquí.


La cabaña del terror
-“La cabaña del terror”, de Drew Goddard.



10 películas vistas en exhibiciones no comerciales

Sin orden de preferencia


Misterios de Lisboa
-“Misterios de Lisboa”, de Raúl Ruiz

Tal vez la mejor película vista en Lima este año. El gran fresco de Ruiz. Su testamento y un relato complejo y laberíntico. Sobre Raúl Ruiz, ver también aquí.


-“Lima bruja. Retratos de la música criolla”, de Rafael Polar.

La película peruana más lograda de 2012. Debería tener difusión en salas públicas.Un comentario aquí.

-“Tierra de los padres”, de Nicolás Prividera. El comentario aquí.

-"Hijo del destino", de Kenji Misumi

-"Sentados frente al fuego", de Alejandro Fernández Almendras. El comentario aquí.

-"Papirosen", de Gaston Solnicki. El comentario aquí.

-“De dioses y de hombres”, de Xavier Beauvois

-“Le Havre”, de Aki Kaurismaki

-“Las hierbas flotantes”, de Alain Resnais

-“Èrase una vez en Anatolia”, de Nuri Bilge Ceylan. Mi comentario aquí.



10 películas vistas por otras vías


Sangre de mi sangre
 -“Sangre de mi sangre”, de Joao Canijo y “El profundo mar azul”, de Terence Davies.

Esplendor del melodrama.

En Canijo, la cámara, quieta, fija hasta la exasperación, nos pone como testigos incómodos de la intimidad familiar. El drama se exacerba y asistimos a sus picos y desbordes desde la frialdad implacable de una mirada geométrica. La dirección de actores es admirable.

“El profundo mar azul” filma el dolor de una mujer enamorada. Y lo hace en el estilo operático y formalista que Terence Davies domina. Todo es cerrado y opresivo para ella y para su situación y la película recrea su desánimo y retrata la claustrofobia. Es un retrato en interiores de Rachel Weisz, filmada entre pasadizos y corredores, enmarcada entre puertas y ventanas, reflejada en espejos y vidrios, mientras fuma desolada. Su figura es centro de travellings prolongados y manieristas que la convierten en solitaria transeúnte de una ciudad en crisis durante la postguerra británica, época a la que vuelve una y otra vez Terence Davies en sus excepcionales películas.
El profundo mar azul


-“Holy Motors”, de Leos Carax y “Tabú”, de Miguel Gomes

Dos recorridos por el vasto territorio de los imaginarios del cine.

En Carax, desde los primeros movimientos de los aparatos precinematográficos hasta la captura digital del movimiento, teniendo como enlaces las “performances” de Denis Lavant, que apuesta a la gratuidad del gesto bello y nada más. Y “Holy Motors” no es más que la suma de actos gratuitos, a la manera de un juego surrealista, que asocian imágenes e ideas, sensaciones y melodías, a la manera de caprichos y antojos sublimes. Viajamos por el París de Carax, pero también por el de la Nueva Ola, el de la publicidad y la moda, y por el que idealizó Hollywood (la formidable escena de los amantes en La Samaritaine, que evoca un musical triste), y por el de las esquinas y barrios de aspecto “canaille”, y por la ciudad de la que se apropiaron cineastas tan distintos como Buñuel, Ferreri, Oshima para desmontar su cortesía y racionalidad (la escena de la familia de simios lo dice todo) y por una topografía mental, hecha de deseo y fantasía cinéfila.  


Holy Motors

Ojalá podamos ver la apasionante “Holy Motors” proyectada en exhibición pública para hablar en extenso sobre ella.

No menos fascinante es “Tabú”, de Miguel Gomes, que apela al blanco y negro, al anacronismo del cine de las "gestas colonizadoras" o de aventuras de cacería en África, desde "Trader Horn" hasta "Mogambo", y a la voz de un narrador de acentos literarios e inflexiones seguras, para contar una historia de amor y colonización, pasión y recuerdos prohibidos, de historia política y económica de Portugal y melodrama llevado hasta los extremos. Como otras grandes películas de los últimos años, “Tabú” está dividida en dos partes. Ellas son muy distintas desde el punto de vista del estilo, pero tienen una correspondencia perfecta. La primera tiene un aire expositivo, cotidiano, casi realista. La segunda tiene la textura granulada y de una belleza cercana al nitrato del cine silente. Y está cargada de calor y aspereza, de fiebre y deseo por los cuerpos y los paisajes. No solo la imagen es seductora. La banda sonora también lo es. “Tabú” es un filme para ser escuchado. El relato del narrador aporta nostalgia, distanciamiento, lucidez, acentos líricos y, cuando menos lo esperamos, el estremecimiento de la pasión. Junto con “Sangre de mi sangre” y “El profundo mar azul”, “Tabú” es el melodrama del año.

-“De jueves a domingo”, de Dominga Sotomayor

Una película chilena de carretera que traza con sutileza y austeridad el tránsito de una niña hacia la madurez.

-“Amour”, de Michael Haneke

No es el mejor Haneke, pero tiene una secuencia extraordinaria: la de la llave del agua abierta que anuncia el inicio del mal de la protagonista.

-“In Another Country”, de Hong Sang-soo

Como siempre en Hong Sang-soo, las permutaciones narrativas libres y abiertas son la regla y la excepción, el sistema que construye y el azar que desordena, lo previsible y lo sorprendente de su cine. Aquí, Isabelle Huppert, la famosa actriz francesa haciendo de actriz francesa, llega a Corea para cumplir los roles o permutar los papeles que imagina el director. Todo tiene un aire relajado, fresco, espontáneo, casi improvisado. Pero todo ello minuciosamente premeditado.


Mal del sueño
 -“Barbara”, de Christian Petzold y “El mal del sueño” (Schlafkrankheit), de Ulrich Köhler

Dos películas alemanas. “Bárbara” es una cinta política implacable sobre la memoria del totalitarismo en la República Democrática Alemana pero narrada en clave de thriller. “El mal del sueño”, en cambio, muestra a médicos trabajando en instituciones humanitarias en un país del África y sigue la trayectoria de dos de ellos. “El corazón de las tinieblas” viene a la memoria en ocasiones, pero no porque algo en el estilo de la cinta remita al clásico de Conrad. Nada de eso. En los notables quince minutos finales, en una cacería en medio de la selva, algo en la conducta del médico mayor evoca la de Kurtz, convertido en un hombre que se pierde en la oscuridad de la jungla.

-“As canções”, de Eduardo Coutinho

El dispositivo es mínimo: las personas comparecen frente a la cámara de Coutinho y entonan una canción que significó algo en sus vidas. Lo que pudo ser un registro neutro e insípido se convierte en testimonio etnográfico, en “performance”, en confesión íntima, en relatos de una vida, en memorias múltiples, en creación de personajes, en historias privadas que se cuentan a través de las letras de las canciones, en momentos de emoción.


Ricardo Bedoya

1 comentario:

Gustavo Herrera dijo...

Al menos ha considerado Ud. al "Arbol de la vida" lo cual me sorprende gratamente porque en su crítica dice que la secuencia final, por rayar en lo ridículo, debilita la cinta hasta casi hacerla fallida. Por otro lado,una de mis películas preferidas este año, pero a punta de café expreso doble, fue "El espía que sabía demasiado". Justamente creo que su principal defecto es el de querer expresar la densidad de la novela,cuyo autor produjo la cinta, y lo que produce es mucha modorra innecesaria.
Por último, quisiera que sus comentarios sobre esas películas tan notables que ha visto en los circuitos alternos( algunos títulos en los que muy pocos repararon)y los vistos, entiendo yo, en el extranjero, tengan influencia en los distribuidores y programadores locales a fin de que entren a la cartelera comercial o al menos se vean o se repitan en los festivales del 2013.