sábado, 6 de septiembre de 2008

Sobre errores y falsedades



Voy a referirme a algunos errores vertidos en entrevistas recientes y lo voy a hacer sin personalizar al responsable. No se trata de hacer alusiones personales y si en algún momento las he hecho es porque he respondido directamente o a hechos que me comprometían o a cartas en las que era aludido.

Frente a ellas, hice una propuesta de debate público, la que cayó en saco roto. Reitero la propuesta, pues creo que es muy importante debatir sobre la función de la crítica, las revistas y blogs de cine, la relación con los cineastas y con el negocio cinematográfico. Sugiero, una vez más, a Juan José Beteta como moderador y no tengo problemas en hacerlo en cualquier espacio. No entiendo cuál es el temor a plantear los temas en un diálogo abierto, pues hasta ahora no se ha dicho nada. La experiencia que se viene realizando en el CAFAE, organizada por los blogs Páginas del Diario de Satán y Cinencuentro, demuestra la validez y utilidad del diálogo, por lo que ya es hora de que quienes no debaten, lo hagan.

Por otra parte, y frente a las opiniones de algunos lectores, me parece que es necesario reafirmar que este es un blog polémico, lo que no quiere decir que sea un blog de chismes o insidias. Es un blog que polemiza sobre ideas, posiciones y a veces comportamientos, sin el menor ánimo de censura de ningún tipo. Algunos de los que aquí escribimos podemos exhibir una hoja de vida en la que hemos sido enemigos permanentes de toda forma de censura: la estatal, la eclesiástica, la gremial, la de los medios de comunicación y la del negocio cinematográfico. No es censura dar cuenta de inexactitudes, metidas de pata o errores manifiestos. Es poner en evidencia equivocaciones, insuficiencias, desconocimientos o prejuicios. Y eso es parte de la libertad de opinión y de la función del periodismo, en cualquier forma, que no se erige en un sancta santorum de nada, sino que cuestiona y debate ideas desde puntos de vista que son, por supuesto, discutibles. Y a eso vamos.

1) Se ha dicho en una entrevista que el neorrealismo italiano cuestionó la idea de guión. Eso no es cierto. No hubo el menor cuestionamiento de la idea de guión en los realizadores o guionistas italianos del periodo 1945-1953. Por el contrario, no hay una sola película neorrealista que no se basara en un guión básicamente lineal o que no mantuviera el trípode canónico del inicio, desarrollo y desenlace. El cambio se produce en la puesta en escena, en la forma de observar la realidad exterior e interior, especialmente en la obra de Roberto Rossellini, que distiende el tiempo narrativo, que apela a los momentos de "inacción", que le resta peso a los condicionantes de la historia narrada. Pero eso no cuestiona la idea de guión como tal.

Se podría contrargumentar diciendo que el neorrealismo toma distancia el modelo clásico del guión, pero tampoco es así. La ruptura del modelo clásico viene con la obra de Godard y de algunos otros representantes de los nuevos cines y de las vanguardias más radicales. En Sombras, de Cassavetes o en Sin aliento o Pierrot el loco, de Godard, sí encontramos un cuestionamiento del modelo del guión clásico, pero no así en Roma, ciudad abierta (léase el libro Celuloide, de Ugo Pirro, o la película que dirigió Lizzani) o en Ladrones de bicicletas, que cuenta con un guión muy armado, en el que no queda nada libre a la improvisación o al azar.

2) Se ha dicho que Romero, Kubrick o Antonioni no han sido suficientemente valorados. Eso sería cierto si lo " insuficientemente valorados" significara que no hay unanimidad o incondicionalidad, pero esa afirmación remite a una visión sacralizada, casi teológica del cine, según la cual a los grandes autores (o supuestos grandes autores) hay que rendirles pleitesía y colocarlos en los altares. No caben discusiones ni cuestionamientos.

Esa opinión proviene de una mala aplicación de la noción de la "política de autores" en la que se convierte el universo de los creadores fílmicos en una suerte de liturgia sagrada. Y no es así. Yo admiro enormemente la obra de Ford, Hawks o Hitchcock y, sin embargo, encuentro algunas de sus películas débiles o "insuficientes" en términos creativos. Como ha afirmado Pierre Rissient, la obra de un autor se aprecia por lo mejor que ha hecho, pero eso no supone negar lo otro. ¿Qué significa la insuficiencia? ¿Que la admiración sea compartida por todos, sin la menor reserva?

Por poner algunos ejemplos de crìticos influyentes, el británico Robin Wood es muy crítico con la obra de Kubrick, el norteamericano Jonathan Rosenbaum con la de Bergman y el francés Jacques Lourcelles con la de Antonioni. Entre nosotros, José Carlos Huayhuaca objeta constantemente a Kubrick y Antonioni. Y hay otros aquí y allá. Pero, ¿eso hace que sean insuficientemente valorados?

Lo más serio del asunto es que esa afirmación supone un desconocimiento de la atención y la altísima valoración que esos cineastas han recibido y siguen recibiendo. Es verdad que en el caso de George A. Romero, un director en actividad, el reconocimiento no es el mismo al que se ha dispensado a los otros dos, pero, encima de ser un director "de culto" y con un ámbito de admiradores muy extendido, ha sido objeto de estudios, programas retrospectivos y un aprecio bastante asentado en quienes no consideran el terror como un género o subgénero menor.

Por su parte, si hay diez directores ya fallecidos cuya obra ha sido favorecida por un enorme reconocimiento, entre ellos están en los primeros lugares Kubrick y Antonioni, sin la menor duda.
Otros son Hitchcock, Buñuel, Bergman y unos pocos más. Evidentemente, el autor de esa afirmación ignora el volumen de investigaciones, simposios, exposiciones (una muy grande sobre Kubrick ha circulado en Europa), estudios, retrospectivas y homenajes que le han sido y le son dedicados. Ignora, por ejemplo, que a propósito de Antonioni la crítica destaca constantemente la influencia que ejerce sobre realizadores europeos, asiáticos y latinoamericanos, sin contar las propias declaraciones de diversos cineastas receptores de esas influencias.

Para poner un ejemplo en nuestra propia lengua, junto con Buñuel, Antonioni ha sido el realizador sobre el que más libros se han publicado en los últimos años: nada menos que ocho, lo que no es poco en un mercado editorial que privilegia lo que está de moda, que no es el caso de Antonioni. Menciono los ocho libros: "Michelangelo Antonioni", de Domenec Font (Ed. Cátedra), "Plano-Contraplano. De la mirada clásica al universo de Michelangelo Antonioni" de Nuria Bou (Ed. Biblioteca Nueva), "Michelangelo Antonioni", de Giorgio Tinazzi (Ed. Mensajero)," Michelangelo Antonioni", de Seymour Chatman y Paul Duncan (Ed. Taschen), "Antonioni, "Los films de Michelangelo Antonioni. Un poeta de la visión", de Aldo Tassone (Fluir Ediciones), "Michelangelo Antonioni, técnicamente dolce", de Miguel Angel Barroso (Ed. Jaguar), "Para mí hacer una película es vivir" (Ed. Paidós) y "Las películas del cajón" (Ed. Abada), estos dos últimos escritos por el mismo realizador. ¿Dónde está, entonces, la valoración insuficiente?

3) Se ha dicho, y esta no es sólo una equivocación, sino una falsedad reiterada, que la revista Hablemos de Cine propició que se hiciera en el Perú un cine de géneros, del que sería un ejemplo Francisco Lombardi, un realizador vinculado a la revista, en oposición a un cine no genérico representado por Armando Robles Godoy.

- Nunca, en ningún editorial, artículo de fondo o texto programático se defendió a lo largo de la historia de la revista la idea de que se hiciera en el Perú un cine de géneros. No hubo la menor toma de posición al respecto. Defendimos, sí, contra la opinión de los críticos de diarios y la intelectualidad de la época, la legitimidad de los géneros y, en especial, la calidad que las obras de género podían llegar a tener en el cine norteamericano y de otras partes, lo que hoy en día es aceptado por casi todos. Antes no era así y el western, la comedia, el policial, el fantástico o el melodrama eran denostados o considerados géneros "menores". En "Hablemos de Cine" se defendió por primera vez en el Perú, no sólo las películas de "género" de Ford, Hitchcock, Minnelli o Douglas Sirk, que ya eran cineastas apreciados en algunos cìrculos críticos del extranjero (pocos todavía), sino también las de John Carpenter, David Cronenberg (en Parásitos mortales, que no se había visto casi en ninguna parte) o George Romero, cuando no tenían el reconocimiento que lograron después. ¿Quién quiere descubrir ahora a George Romero?

Sin embargo, nunca nos metimos a proponer ni a recomendar la menor receta o modelo para el caso de las películas peruanas y si en alguna ocasión se especuló sobre algunas posibilidades fue en algún diálogo entre críticos y realizadores a comienzos de los 80, pero sin el menor ánimo de orientar a nadie sobre lo que debía o no hacer. Quien propuso la idea de utilizar, por cierto de manera creativa (sin copia ni calco) los géneros fue José Carlos Huayhuaca, también redactor de la revista, pero no lo hizo en las páginas de Hablemos de Cine, sino en la revista ¿Qué hacer? y no fue una opinión compartida o grupal. La revista ni respaldó ni menos asumió esa posición que, por otro lado, era perfectamente respetable.

¿ Por qué considerar a priori descartables el melodrama, la comedia, el fantástico, el policial, el musical o la aventura? ¿Acaso y en el marco de esos géneros no se han hecho algunas películas sobresalientes en América Latina? Claro que para eso se requiere una cinematografìa con una base industrial, con continuidad en la producción y no como ocurre entre nosotros, con esos hiatos permanentes en la sucesión de las obras. La única etapa en la historia del cine peruano en que hubo un asomo de géneros fue a fines de los 30, con la producción de la Amauta Films.

Por cierto, también se ha argumentado, y lo hizo, entre otros, el profesor peruano Guido Podestá
en una revista de la Universidad de Stanford, que Hablemos de Cine, se adhirió y defendió los postulados del llamado nuevo cine latinoamericano, con la intención de aplicarlos a la realidad peruana, lo que tampoco es correcto y en su momento hice la argumentación pertinente. Pero se ha vuelto a insistir sobre eso que, claro, resulta contradictorio con la atribución de defensores de hacer un cine de géneros en el Perú.

- No hay ninguna película de Lombardi que pueda adherirse a un género determinado salvo, parcialmente, La boca del lobo y Bajo la piel. Ni Muerte al amanecer, Muerte de un magnate, Maruja en el infierno, Los amigos, La ciudad y los perros, Caídos del cielo, Sin compasión, No se lo digas a nadie, Pantaleón y las visitadoras, Tinta roja, Ojos que no ven o Mariposa negra son películas de "género", a no ser por supuesto que se las inscriba dentro de los amplios cauces de esos supergéneros tradicionales que son el drama o la comedia o que puedan encontrarse algunos rasgos o caracteres que remiten a algún género, lo que es bastante común en el cine de todas partes.

En lo que se refiere a La boca de lobo, tampoco está afiliada a un género determinado, sino a un mecanismo transgenérico, el de la situación de "hombres en estado de acoso" que podemos encontrar en un relato de aventuras como La patrulla perdida, de John Ford, de guerra como Brindis de sangre (Men in War), de Anthony Mann o, incluso, en Cartas desde Iwo Jima, de Clint Eastwood, en westerns como Aventurero y soldado ( Murieron con las botas puestas), de Raoul Walsh, o Rio Bravo, de Howard Hawks, en policiales como Asalto a la prisión 13, de John Carpenter, en relatos fantásticos como La noche de los muertos vivientes o Zombie (El amanecer de los muertos), ambos de George Romero. Y se podría hacer una lista larguísima. Entonces, La boca del lobo no es un western ni una cinta de aventuras, ni de guerra, ni policial ni fantástica, pero tiene algo que las atraviesa y otro mucho que no le debe nada a esos géneros. Igualmente, Bajo la piel es, por decir lo menos, un relato bastante híbrido, y pese al motivo criminal, muy ajeno a los mecanismos canónicos del género.

4) No es cierto que La muralla verde no haya sido una película valorada. Lo fue durante su estreno en Lima y lo ha seguido siendo a través del tiempo, pese a que sus exhibiciones han estado limitadas y no hay buenas copias en DVD. Sólo un sector de la crítica, que en el momento del estreno de esa película no escribía en ningún diario, fue desfavorable y es muy probable que esa posición siga siendo minoritaria en la crítica de cine local y también entre los críticos literarios donde voces como las de José Miguel Oviedo o Gustavo Faverón han expresado sus cuestionamientos.

Entonces, asumir el "descubrimiento" de la película, y con argumentos de la vieja crítica (los valores temáticos), es una falacia que no ayuda en nada a una supuesta re-ubicación de esa cinta en el panorama del cine peruano. Por otra parte, también podemos mencionar la presencia de componentes transgenéricos en las películas de Robles Godoy (En la selva no hay estrellas, La muralla verde, Espejismo), desde la aventura hasta el fantástico en su versión onírica, lo que por supuesto ni les agrega ni les quita nada en términos de valor expresivo, pues es sólo un dato referencial.

Agradezco la lectura de quienes hayan llegado hasta el final y espero comentarios y argumentaciones.

Isaac León Frías

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Mmm...

Lo leí hasta el final. Es muy instructivo. Voy a meditarlo un poco y si me parece que tengo algo digno que decir, dejaré por aquí mi comentario.

Anónimo dijo...

¿Y por qué en vez de "discutir" contra declaraciones sueltas en entrevistas, lo que no refleja necesariamente el pensamiento del interlocutor tácito y sujeto de las obsesiones de león, el polemista no se toma el trabajo de leer el libro de marras y discutir las argumentaciones e ideas que éste contiene en vez de buscar antagonismos en citas de prensa? Porque por eso se publica un libro, ¿no?

Anónimo dijo...

Pablo Guevara dice en el libro
El cine en el Perú 1950-1972 de
Giancarlo Carbone, que en Hablemos de Cine quisieron aplicar los
géneros americanos en el Perú.

Anónimo dijo...

porque Pimentel y Cordero le tienen miedo a un debate en público?

Anónimo dijo...

Dos respuestas. Al anónimo de las 12:59: Lo de Hablemos de Cine y los géneros es un argumento repetido y expresado esta vez, no en una entrevista de prensa, sino en un blog y con amplitud. Las otras no son frases dichas al azar,
sino muy enfáticas, sobre todo la
de los realizadores
"insuficientemente valorados". Por
otro lado, el susodicho no es un
sujeto de mis obsesiones. Afortunadamente, mis obsesiones
tienen otros derroteros. Me preocupa, sí, la impunidad con que se dicen las cosas. Y no rehuyo
comentar el libro de marras, como
sí rehuyen otros el debate público.

Al anónimo de las 16:43: En ninguna
parte de la entrevista, Pablo Guevara afirma que quisiéramos aplicar los géneros norteamericanos en el Perú. Lo que
hace es un cuestionamiento directo de la cinefilia de "Hablemos de Cine". Lo que dice trasmite frustración y desengaño ante lo que él ve como una renuncia a plantear los problemas del cine peruano. Justamente la argumentación de Pablo niega la afirmación hecha de manera reiterada en el sentido de que propusimos modelos. Señalo algunas frases muy claras: "yo diría que
fue un grupo demasiado cerrado en la sola espectación dl cine como obra cinematográfica", "nunca recuerdo que para ellos haya sido un verdadero problema la creación cinematográfica", "ellos nunca
practicaron la crítica como ensayo o pensamiento, sino simplemente como información impresionista de la última película que se daba en la cartelera", "Hablemos de Cine
cayó en una fenomenología de lo cinematográfico, solamente por el objeto puro, el ojo, la mirada...",
"Hablemos de Cine cometió el error de no mirar su propia realidad...
quizás porque eran fundamentalmente cinéfilos y entonces veían la obra de arte como un producto final y no como un proceso de escritura". No es el tema responder ahora a las críticas de Pablo Guevara. Lo que sí señalo es que él defendió la tesis de que la revista tomara posiciones, asociadas a "los nuevos cines", como un camino a seguir en el cine peruano, cosa que no hicimos y esa es una de las razones de la insatisfacción que se manifiesta en la entrevista incluída en el libro de Carbone.

Isaac León Frías

Anónimo dijo...

El anónimo de las 12: 59 desconoce lo que viene sosteniendo Pimentel
hace varios años, no son frases sueltas en entrevistas.

Anónimo dijo...

El Sr Leon cae en el mismo error de siempre. Leer lo que escribe Pimentel y al no estar de acuerdo, refuta todo lo que dice en base a citas de otras personas o criticos.
Le sugiero al Sr Leon que si sigue haciendo publicidad al libro de Pimentel lo que va a llevar es que se olviden de que Ud. ha escrito un libro y que al igual que el de Pimentel hay aciertos y sorprendentes errore.
Pero es que alguien en su sano juicio se va a dar el trabajo de escribir, contrarestar, revisar fuentes, datos, fechas, de una obra ajena en vez de seguir enfatizando en ideas propias.
Por favor, es que asi se enseña la crítica en el Perú? Lo unico que porpicia el Sr. Leon es que los jovenes criticos se fijen en otros criticos y vean en que se pueden equivocar o porque no estan de acuerdo, en vez de hacer que los jovenes criticos tengan una voz propia.
Despues de casi 70 años el Sr. Leon recien a escrito un libro, Pimentel lo hace en 30 años.
¿A quien se le debe valorar mas?

Atte
Jose Luis

Anónimo dijo...

¿Cuantos libros peruanos, de criticos peruanos, se han hecho sobre Kubrick o Romero???
SObre Lombardi si se han hecho, pero sobre Kubrick o Romero, cuantos????

Anónimo dijo...

Le aconsejo al Sr. Frias que lea esta pagina

https://academics.skidmore.edu/weblogs/students/fs324groupsix/2007/12/los_comienzos_del_neorrealismo_1.html

Ahi sale "Otra característica del cinéma verité que influyó el desarrollo del neorrealismo fue la espontaneidad de las escenas “al carecer de un guión previamente estructurado, la realidad fluía de un modo natural ante lo objetivo, que no añadía elementos de subjetividad narrativa a esas imágenes” (Media Cine).

Anónimo dijo...

¿Cuántos libros peruanos se han hecho sobre Romero, Kubrick? Ninguno, pero se ha escrito toneladas sobre ellos. Leo a los críticos peruanos desde los años sesenta y han escrito, bien o mal, sobre todas las películas. Blanco públicó un libro con muchos de esos textos. Huayhuaca publicó también. León publicó un libro en México en los ochenta y en el libro de Bedoya y León esos cineastas están citados para servir como ejemplos en muchas figuras del lenguaje del cine.

Tiene razón León en señalar errores porque ahora se dicen cosas que pasan con impunidad. El comentarista dice que en el Perú se publicó el libro sobre Lombardi de bedoya. No es verdad porque se editó en España. Lo tengo aquí y dice que se imprimió en la ciudad de Huesca.

Anónimo dijo...

Respuesta a José Luis: Yo no refuto nada en base a citas de otros críticos, sino que lo hago a partir de mi propia información y conocimiento. En todo caso, puedo
utilizar citas para reforzar mis argumentos. Y hago todo esto
para afirmar mis propias posiciones y puntos de vista, para enfatizar mis propias ideas, José Luis, y eso es el debate intelectual: argumentar, confrontar, ofrecer datos e informaciones, cuestionar, citar... Lo que ocurre es que no estamos habituados al debate intelectual y eso me parece lamentable porque el debate es una forma de estimular una cultura democrática, de promover el trabajo intelectual, de alentar el pensamiento en su sentido más activo y creativo.
Si en mi libro hay sorprendentes errores, le pido a José Luis o a
quien quiera señalarlos, que me los diga. No porque tenga 63 años(y
todavía no 70)no dejo de reconocer que puedo tenerlos y estoy llano a aceptar que los he cometido, pero quiero saber cuáles son.
No es el primer libro que escribo,
pero no se trata de comparar quién
escribió, pintó o compuso primero.
No por mucho madrugar se amanece más temprano, dice el viejo refrán
español. Se pueden publicar novelas, poemas o ensayos muy malos
desde los 20 años o antes como también se puede empezar a escribir y hacerlo muy bien (o muy mal) después de los 50 o 60 años. Esa medida de comparación no es pertinente.
A José Luis no le parece lo correcto, pero yo sí creo que el debate, si es alturado y está bien planteado, es un modo de hacer docencia. Yo aprendí mucho y sigo aprendiendo, José Luis, a través del debate. Una de las formas en que se consolidó el grupo de Hablemos de Cine fue a través del debate y la discusión
permanentes, incluso de la discusión acalorada. Esa me parece una escuela invalorable y es el modelo de escuela que un maestro
tan valioso como Constantino Carvallo quiso estimular y que, por lo visto, a muchos jóvenes como José Luis les parece inútil o inadecuada. Mi discrepancia al
respecto es abismal.

Respuesta al anónimo de las 0:18:
Sí, hay una apariencia de espontaneidad en las escenas de las películas neorrealistas que va a influir en el cinema verité y en las nuevas olas, pero no por que carecieran de un guión previamente estructurado. Cesare Zavattini, la gran figura del guión en las cintas neorrealistas (fue el guionista de las películas de Vittorio de Sica), estructuraba muy bien los guiones, pero a la manera de una crónica muy realista
(aunque no siempre, allí está "Milagro en Milán", por ejemplo) en la que el seguimiento de los hechos tenía casi el aire de un docudrama (en "Umberto D", por ejemplo). Pero no es que no
hubiera elementos de "subjetividad
narrativa". Claro que los había.
La "mirada" de Rossellini no era igual a las miradas de de Sica, de Santis o Visconti. Hay muchas informaciones en bases de datos o
en libros que no son precisas o
que repiten lugares comunes, que es lo que hace el entrevistado que
dio origen a mi texto "Sobre errores y falsedades". Para eso hay que ver las películas una y otra vez y confrontarlas, cotejar
fuentes y, claro, extraer sus propias conclusiones. Pero no dejarse llevar por las generalidades y los tópicos. Eso eso, precisamente, construir un
punto de vista propio, José Luis, que es el que siempre trasmito. No repito los lugares comunes y cuando cito lo hago con el mayor cuidado posible, sin remitirme a
fuentes dudosas.

Anónimo dijo...

"Sobre errores y falsedades";
"La ruptura del modelo clásico (del guión) viene con la obra de Godard y de algunos otros representantes de los nuevos cines y de las vanguardias más radicales". Por favor, el desarrollo "líneal" y el "trípode canónico del inicio, desarrollo y desenlace", habían sido bombardeados décadas antes de Godard al menos por Preston Sturges (The Power and The Glory, Howard, 33), Prévert-Viot (Le Jour se léve, Carné, 39), Herman Mankiewicz y Welles (El ciudadano kane, 41); y esta estructura en flashbacks, que violentaba cualquier "trípode" clásico, se haría casi marca de fábrica del cine negro (Doble indemnización, Los asesinos, Out of The Past...) más de 15 antes de las vanguardias señaladas por León. Por si fuera poco, ya en el 44 el mismo Sturges se daba el lujo de iniciar una película por el final (The Miracle of Morgan's Creck), y 6 años después Wilder y Brackett, en Sunset Boulevard, enmarcaban para la historia el recurso. E incluso el vilipendiado Ed Wood se pasaba por alto todo modelo clásico en su sublime Glen o Glenda, 7 años antes de Sin aliento.
¿Qué quiso decir León? Tal vez que las vanguardias sesenteras no se sustentaron como antaño en un guión previamente armado y de alguna manera rígido; que la improvisación, el constante cambio de rumbo en plena filmación pasarían a ser -para bien y muchas veces para peor- casi marca de estilo. Tal vez quiso decir esto, pero no lo dijo. León tal vez debería ponerse a pensar en lo que quisieron decir Pimentel o Cordero antes de seguir apedreándolos desde una superioridad intelectual bastante discutible después de traspiés como el que acaba de permitirse.

Anónimo dijo...

No hay ningún traspié mi querido
Eduardo Maldonado o como se llame,
sin duda un buen interlocutor porque ha visto y conoce el cine.
En mi opinión, ninguna de las películas que usted cita, ni "El poder y la gloria" (señalada con frecuencia como antedecente del primer film de Welles), ni "El ciudadano Kane", ni "Amanece", de Marcel Carné, ni "Los asesinos",
de Siodmak,ni "Pacto de sangre" (Double Indemnity)o "El ocaso de una vida" (Sunset Boulevard),de Billy Wilder ni "El asombro del siglo" (The Miracle of Morgan Creek), de Preston Sturges ni "Traidora y mortal" (Out of the past), de Tourneur ni otros films del cine negro que utlizan la estructura "en espiral", afectan sustancialmente el modelo clásico. Lo que hacen, y eso se había hecho ya en el mudo (donde las vanguardias sí quebraron el modelo
clásico), es introducir el mecanismo del flashback a la manera de un puzzle que reconstruye una historia. Es cierto
que con ello el desarrollo narrativo tradicional se ve alterado, pero el esquema del inicio-desarrollo-desenlace sigue incólume, sólo que por un camino cronólogico que no era el habitual. Desde el punto de vista narrativo se trata de una alteración, de una
variación de la progresión cronológica de los hechos que no descoyunta la "claridad" del relato y que, sustancialmente, no afecta el modelo clásico. Varía la combinatoria del "desarrollo",no así el "inicio" ni el "desenlace", y el sentido general es asimilable a la dramaturgia canónica. No pasa lo mismo con el
"8 y 1/2", de Fellini, con "El año pasado en Marienbad", de Resnais o
con "Pierrot el loco", de Godard.
Todas las que cita el lector son, además, películas muy compactas desde el punto de vista de la estructuración del guión, del armado de las escenas, del entramado dramático.
Hay en ellas, ciertamente, un "enrrarecimiento" narrativo, como lo hay también en esa extraordinaria película que es
"La condesa descalza", de Mankiewicz, y hay también en varias de ellas un enrrarecimiento visual y escenográfico. Unas más que otras pueden ser consideradas precursoras del cine moderno en lo
que respecta a la construcción cronológica y a otros aspectos estilísticos (mucho se ha trabajado el tema, y no me excluyo,
a partir de "El ciudadano Kane"),
pero para mí son manifestaciones de la narrativa clásica, aunque
acentúen los componentes barrocos
(a nivel narrativo y visual) que otros como Josef Von Sternberg (en
"Capricho imperial", por ejemplo, sorprendente en su época), también
potenciaron con el encrespamiento escenográfico y rítmico de sus imágenes.
Cierto, el modelo clásico no fue
una construcción monolítica y las
variantes y modalidades son tan
diversas como sutiles. El caso de
Hitchcock, con frecuencia señalado
como un realizador cuyo estilo lleva a algunos de sus márgenes el modelo clásico, es bastante notorio. Y podría seguir con muchos otros ejemplos, pero no hago más larga la explicación por ahora. Si enfaticé lo del desarrollo lineal y el esquema canónico es porque me estaba refiriendo a la construcción narrativa de las películas consideradas emblemáticas del neorrealismo.
No hay ningún traspié, amigo Maldonado o como se llame. Y lo
invito a seguir con el debate, pues me permitirá mayores puntualizaciones y les ofrecerá a los lectores -espero- un intercambio que otros se niegan a sostener.

Anónimo dijo...

Un agregado: creo no equivocarme,
pero me parece que en ninguna de las películas que menciona Eduardo Maldonado o como se llame (no he
visto "Glen y Glenda"), una vez que se instala el mecanismo de las
"vueltas al pasado",se altera el curso cronológico ascendente, es
decir no se confunden los tiempos. como se hace en "Pulp Fiction", de Tarantino, para poner un ejemplo, cercano y conocido, haciendo la salvedad de que, claro, en ella no hay personaje (vivo o muerto) que narre, como si lo hay en los films
mencionados. En otras palabras, los flashbacks avanzan de manera
sucesiva, ordenada y "lineal" y además son notorios y ostensibles. No se enmascaran ni se ocultan como tales. Repito: es una narración que aporta una fisura en el esquema clásico y en el montaje de dominante cronológica contínua, pero de ninguna manera bombardea
ni mucho menos el modelo narrativo hegemónico en el cine norteamericano y europeo del periodo 1930- 1960.

Anónimo dijo...

Ahora el debate se pone más interesante y a un nivel al que
ya quisieran llegar Pimentel y
Cordero.

Anónimo dijo...

¿porque no se identifica "erroneo
y falso" que se ve entiende mucho
de cine?

Anónimo dijo...

Es impecable la argumentación del
Sr. León Frías.

Anónimo dijo...

¿qué dice el Sr. Bedoya sobre el tema en discusión?

Anónimo dijo...

Como antiguo lector de Hablemos de cine, nunca sentí que aquella revista propusiera un programa. Cada crítico tenía, creo yo, una particular visión del cine. Federico de Cárdenas siempre fue un admirador de Kubrick; y Ricardo Bedoya escribió algunos artículos memorables sobre directores como Carpenter y Cronemberg, precisamente cuando la mayor atención estaba enfocada, digamos, en los cuatro grandes del cine americano de ese entonces: Coppola, Scorsese, Allen y De Palma. Hablemos de cine fue una revista extraordinaria, una revista cuyo nivel no ha alcanzado ninguna otra revista de latinoamérica. Y aunque uno pudiese discrepar con muchas de las opiniones allí vertidas, no cabe duda de que la revista representó una verdadera cátedra informal para sus lectores. Recuerdo especialmente una crítica excelente de Huayhuaca a Barry Lyndon (película que por lo demás adoro)...¿es que no se puede hallar placer en la lectura de una opinión que difiere de la nuestra? Nunca me sentí próximo al cine americano; nunca me gustaron hasta el delirio las películas de Hawks, Ford o Walsh; no creo, sinceramente, que The Man Who Shot Liberty Valance sea una gran película; y sí, en cambio, tengo gran predilección por las películas rusas, lentas y tediosas, que a cierto crítico de Hablemos de cine le parecían demasiado largas y mastondónticas. Igualmente, creo que Cecil B. De Mille es el peor director de la historia del cine... Y no lo digo con afán irreverente, sino porque cada una de sus películas me convence de ello. Pero precisamente por eso, porque en Hablemos de cine existían opiniones divergentes y conversaciones acaloradas, la lectura de la revista era mucho más que una experiencia gratificante. Las entrevistas eran otro fuerte, lo mismo que las traducciones: ¿no recuerdan a Bryce diciendo que Kubrick era maravilloso o a Ribeyro diciendo parcamente que en aquel momento de su vida solamente le llamaba la atención De Palma? Memorable también la mesa redonda donde Pancho Lombardi se mete en un debate casi desesperado con algunos críticos de la revista... ¿de qué unanimidad se habla? Si alguien quiere emprender seariamente la crítica cinematográfica en el Perú, lo primero que tiene que hacer es reconocer con honestidad las contribuciones de Hablemos de cine no solamente al cine y la crítica peruanos, sino al cine y la crítica latinoamericano en general.

Anónimo dijo...

Lo del programa de Hablemos de Cine
es un invento de Pimentel para
"marcar distancias".

Anónimo dijo...

La Nouvelle Vague es una mierda chauvinista de chibolos pitucasos parisinos...y su invitado suizo.....

Anónimo dijo...

Como siempre, el responsable de los desaguisados no dice esta boca es mía.