sábado, 31 de marzo de 2012

50/50


50/50, de Jonathan Levine, apuesta todo a la naturalidad y el desenfado con la que trata el tema del cáncer. Rehúye los lugares comunes que se asocian al asunto, desde el patetismo acompañado con solo de violín hasta la lección edificante sobre la “fortaleza del espíritu humano” o cualquier cintillo publicitario de tenor similar. Levine calza el drama del personaje de Joseph Gordon-Levitt, diagnosticado con un cáncer extraño en la columna vertebral que le da un cincuenta por ciento de posibilidades de recuperación, en el esquema genérico que la jerga denomina “bromance”, es decir, el que muestra las aventuras de dos amigos inseparables. El otro amigo es Seth Rogen que hace lo de siempre y como siempre, en camino acelerado a convertirse en estereotipo. Él, claro, aporta el costado humorístico, pone las bromas machistas, trata de aprovechar la narrativa conmovedora de la enfermedad de su amigo como anzuelo para el encuentro sexual inolvidable con un par de impresionables muchachas.


Pero felizmente la hiperactividad de Rogen no se impone y hay momentos en que Gordon-Levitt se queda solo, o está con su sicóloga, Anna Kendrick, y son los mejores. La puesta en escena de Levine nunca es inspirada. Por el contrario, es de una funcionalidad burocratica, casi televisiva. Pero dirige bien a los actores y ellos conducen, con pequeños toques –dicho literalmente, porque hay un juego de toques físicos entre ellos- el drama angustioso de la enfermedad hacia un romanticismo previsible pero que funciona a causa, tal vez, del pudor con que lo representan.

Ricardo Bedoya

2 comentarios:

cd8 dijo...

Hola, quiero dejarles el link de una película ecuatoriana que se llama Distante Cercanía y que está por estrenarse este año en festivales y salas de cine, por si a alguien le interesa: http://www.youtube.com/watch?v=mjOQb3ZYGw8

Anónimo dijo...

Las mejores escenas son las de Adam y su terapeuta. El romance era previsible al final, los 3 actores caen muy bien.