Hace unos días, Eduardo Maldonado comentó el post de Isaac León Frías sobre la muerte de Bergman y Antonioni (http://paginasdeldiariodesatan.blogspot.com/2007/08/bergman-y-antonioni-la-muerte.html). Isaac nos manda una respuesta. Tal vez se perfila un debate.
Una sugerencia a Isaac: Maldonado hacía otras observaciones dignas de respuesta o comentario. El blog está abierto para eso.
Aquí va el comentario de Eduardo Maldonado:
“León, es tiempo de tomar distancias: Antonioni parece morir el mismo día de Bergman sólo para joderle la fiesta mortuoria. Eso es Antonioni, una amiba que se montó sobre la obra no sólo del sueco sino también de Fellini y Kurosawa -los "descubrimientos" del establishment europeo de ese tiempo-, y sobre todo de Bresson, el mejor de esa época -y no mencionemos a todos los que venían en Francia, Italia e incluso, y más discutiblemente, en Brasil-, pero sin duda es el gran creador de El grito, buenísima, de El Eclipse y La noche, notables, y sobre todo de El desierto rojo y Blow Up, que crecen cada día. Atrevimiento, señores. El gran problema de la crítica en el Perú es la pasividad. Saquen el centrímetro y atrévanse a decir que hay mucha mucha distancia entre Persona o El silencio y la sin duda menorable El desierto rojo. Aprovechen al menos estas muertes y eludan este panorama deplorable limeño que celebra una ópera prima paraguaya o aquella ecuatoriana -buenas por cierto- como los acontecimientos del año.”
“León, es tiempo de tomar distancias: Antonioni parece morir el mismo día de Bergman sólo para joderle la fiesta mortuoria. Eso es Antonioni, una amiba que se montó sobre la obra no sólo del sueco sino también de Fellini y Kurosawa -los "descubrimientos" del establishment europeo de ese tiempo-, y sobre todo de Bresson, el mejor de esa época -y no mencionemos a todos los que venían en Francia, Italia e incluso, y más discutiblemente, en Brasil-, pero sin duda es el gran creador de El grito, buenísima, de El Eclipse y La noche, notables, y sobre todo de El desierto rojo y Blow Up, que crecen cada día. Atrevimiento, señores. El gran problema de la crítica en el Perú es la pasividad. Saquen el centrímetro y atrévanse a decir que hay mucha mucha distancia entre Persona o El silencio y la sin duda menorable El desierto rojo. Aprovechen al menos estas muertes y eludan este panorama deplorable limeño que celebra una ópera prima paraguaya o aquella ecuatoriana -buenas por cierto- como los acontecimientos del año.”
Eduardo Maldonado
Responde Isaac León Frías:
“No es en absoluto cierto lo que dice Eduardo Maldonado: que Antonioni se montó sobre la obra de Bergman, Fellini y Kurosawa y, sobre todo, Bresson. Cuando Antonioni realiza Crónica de un amor, que es su primer largometraje, ya expone allí una manera de dilatar el tiempo y de establecer relaciones discordantes entre sus personajes que fijan las pautas de un estilo personal que va a desarrollar más tarde de manera más acusada. Crónica de un amor se filmó en 1950. En ese entonces Kurosawa era desconocido en Europa. La notoriedad del realizador japonés se inicia a partir del León de Oro otorgado a Rashomon en el Festival de Venecia de 1951. Fellini, por su parte, hace su primera película, Luces de variedades, en co-dirección con Alberto Lattuada, también en 1951.
Bergman comienza a ser conocido fuera de Suecia a comienzos de los años 50 y no de manera siempre elogiosa. El reconocimiento crítico de Bergman toma un tiempo. Tanto así que la crítica rioplatense reivindica haber sido la primera en valorar la obra del sueco. En cuanto a Bresson, es verdad que en 1950 ya contaba con tres largos, el tercero de los cuales es el notable Diario de un cura rural, pero con todo lo personal que puede ser esa película y la depurada escritura del francés (trabajada más bien sobre la fijeza del plano, las elipsis espaciales, las actuaciones a sottovoce y la voz en off constante), nada indica que Crónica de un amor o las películas posteriores de Antonioni se montaran sobre las de Bresson, por otro lado un creador casi marginal, lejano al éxito periodístico (mediático, diríamos ahora) y festivalero que pudieron tener los otros.
Más bien, cabría hacer referencias comparativas más pertinentes para el caso con el estilo de Roberto Rossellini, cuya culminación expresiva llega en 1954 con Viaje a Italia. Pero esto sería materia de un texto necesariamente más puntual y detallado.
Finalmente, el enorme reconocimiento crítico de la trilogía de la "incomunicación" que consagra a Antonioni a comienzos de los 60 tampoco está montado sobre la obra de nadie.
Decir eso es manifestar un notorio desconocimiento del contexto de esa época.
Isaac León Frías
Responde Isaac León Frías:
“No es en absoluto cierto lo que dice Eduardo Maldonado: que Antonioni se montó sobre la obra de Bergman, Fellini y Kurosawa y, sobre todo, Bresson. Cuando Antonioni realiza Crónica de un amor, que es su primer largometraje, ya expone allí una manera de dilatar el tiempo y de establecer relaciones discordantes entre sus personajes que fijan las pautas de un estilo personal que va a desarrollar más tarde de manera más acusada. Crónica de un amor se filmó en 1950. En ese entonces Kurosawa era desconocido en Europa. La notoriedad del realizador japonés se inicia a partir del León de Oro otorgado a Rashomon en el Festival de Venecia de 1951. Fellini, por su parte, hace su primera película, Luces de variedades, en co-dirección con Alberto Lattuada, también en 1951.
Bergman comienza a ser conocido fuera de Suecia a comienzos de los años 50 y no de manera siempre elogiosa. El reconocimiento crítico de Bergman toma un tiempo. Tanto así que la crítica rioplatense reivindica haber sido la primera en valorar la obra del sueco. En cuanto a Bresson, es verdad que en 1950 ya contaba con tres largos, el tercero de los cuales es el notable Diario de un cura rural, pero con todo lo personal que puede ser esa película y la depurada escritura del francés (trabajada más bien sobre la fijeza del plano, las elipsis espaciales, las actuaciones a sottovoce y la voz en off constante), nada indica que Crónica de un amor o las películas posteriores de Antonioni se montaran sobre las de Bresson, por otro lado un creador casi marginal, lejano al éxito periodístico (mediático, diríamos ahora) y festivalero que pudieron tener los otros.
Más bien, cabría hacer referencias comparativas más pertinentes para el caso con el estilo de Roberto Rossellini, cuya culminación expresiva llega en 1954 con Viaje a Italia. Pero esto sería materia de un texto necesariamente más puntual y detallado.
Finalmente, el enorme reconocimiento crítico de la trilogía de la "incomunicación" que consagra a Antonioni a comienzos de los 60 tampoco está montado sobre la obra de nadie.
Decir eso es manifestar un notorio desconocimiento del contexto de esa época.
Isaac León Frías
1 comentario:
León: Buena respuesta, en serio. Pero, disculpa, CRÓNICA DE UN AMOR -que vista 50 y pico de años después es apenas un esbozo de lo que vendrá- no representa ninguna conmoción en la historia del cine. Roseelini, que es inmenso (no sólo por VIAGGIO IN ITALIA, sino también por todo lo que hizo subvirtiendo el neorrealismo y, sobre todo, por GERMANIA, ANNO ZERO, y las grandes -y desconocidas. que podemos ver con dificultad más que nada en VHS- que vinieron después) causa una hecatombe un poco tardíamente, gracias (resueltamente gracias) a la crítica francesa. Obviamente no he vivido esa época, y creo que tú y Bedoya tampoco -supongo que no son tan veteranos-, pero me queda claro que la obra de Antonioni -y eso que, insisto, EL DESIERTO ROJO y BLOW UP al menos, me parecen ejemplares- no es tan potente, integral, viva, como la de los otros citados. No fuerzo la historia cuando señalo que la gran parte de las reseñas de los 60s no mencionaban a Rossellini como el gran cineasta italiano -que lo era-, sino que optaban por la facilidad de apelar a Fellini (que terminó muy mal, pero que en los 50s y 60s tuvo enormes películas, y hasta en los 80s nos dejó cojudos con ENSAYO DE ÓPERA) y Antonioni. Mi mención a Bresson, ignorado entonces y ahora, es más bien tal vez un ajuste de cuentas fuera de lugar: me parece el mejor cineasta de fines de los 50s y todos los 60s. Pero eso es subjetividad pura.
Para terminar, insisto, creo que el rezo por Antonioni a la par de Bergman es excesivo. El sueco tiene una obra que conmociona hoy más allá de la racionailidad, pero sin ella la mayor parte de Antonioni (en especial LA AVENTURA Y las otra dos de la supuesta trilogía) languidece.
Pero, claro, esto lo dice alguien que en Lima no ha tenido oportunidad de ver buenas copias de Antonioni en cine clubs, pero sí en vhs y, en especial, en dvds (en formato original).
Agradezco el interés en responderme, pero creo en verdad que sería más pertinente que hablaran de las horrendas palículas peruanas que se presentaron en competencia. No entiendo por qué Bedoya le quita el cuerpo (recuerdo que otro Bedoya, según Vargas Llosa, decía de Beláunde Terry era una artista en "quitarle el poto a la jeringa")a plantear el asunto y recurre a postergar los comentarios a cuando se estrenen CONDOMINO y UNA SOMBRA AL FRENTE. No quiero pensar que Uds. caen en el típico amiguismo de soslayar lo preminente, lo indefendible. Ayala Blanco, que en otras lides parece un guerrillero, es, creo, demasiado cortés con ambas películas. Pero ¿por qué razón sólo un mexicano se atreve a decirnos en este blog que nuestro cine da vergüenza? Vergüenza es lo que uno siente cuando se percata de que cinematografías sin casi historia como la paraguaya y la ecuatoriana nos hacen literlamente mierda. Insisto con el agradecimiento, León, por responder mi tal vez exabrupto sobre Antonioni, pero al menos tómense un tiempito para decir que su amigo Tamayo mejor estaría enseñando cómo (no) hacer cine en vez de endilgarnos un bodrio que casi podría ser firmado por el peor, es decir el habitual, Federico García.
Por favor, el debate sobre el cine que se está haciendo en el Perú es lo preminente.
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