En "La civilización del espectáculo", el ensayo de Mario Vargas Llosa, encuentro las siguientes líneas:
" (...) nuestra época, conforme a la inflexible presión de la cultura dominante, que privilegia el ingenio sobre la inteligencia, las imágenes sobre las ideas, el humor sobre la gravedad, la banalidad sobre lo profundo y lo frívolo sobre lo serio, ya no produce creadores como Ingmar Bergman, Luchino Visconti o Luis Buñuel. ¿A quién corona ícono el cine de nuestros días? A Woody Allen, que es, a un David Lean o un Orson Welles, lo que Andy Warhol a Gauguin o Van Gogh en pintura, o un Darío Fo a un Chéjov o un Ibsen en teatro." (Editorial Alfaguara, página 47)
2 comentarios:
Leí este párrafo en un largo artículo que circuló hace meses en internet como un anticipo de este nuevo ensayo vargasllosiano. Por encima de este desliz o de esta polémica, aprecio y admiro la obra y el carácter de don Mario, un intelectual y un ciudadano ejemplarísimo. No obstante, propongo estos apuntes: 1) es curioso que mencione a un director que se ha proclamado admirador de Bergman, a quien menciona en sus películas incluso; 2) no estoy seguro de que el cine comercial o promedio de nuestro tiempo corone a Woody Allen como a un icono; creo que sus obras son de lo poco digno, interesante, artístico y humanista que se puede encontrar en la obesidad anémica de nuestras carteleras (obesa por sus inmensas capas de efectos especiales y publicidad; anémica por la entidad y durabilidad de sus títulos), si bien "Midgnight in Paris" nunca se estrenó en Chiclayo donde ahora vivo; 3) comparado con Bergman o Welles, un gran número de piezas del autor de "Annie Hall" resultan ligeras por su tratamiento, sus diálogos y sus situaciones, pero, primero, a menudo esta aparente superficialidad esconde vislumbres de enorme consistencia y reflexiones de amplio calado; y, segundo, también en su filmografía comparecen historias distintas, diríase serias, de un planteamiento más dramático e incluso trágico, "Match Point" es una de las más recientes de ellas. 4) pienso que la tesis general del escritor de "El sueño del celta" es certera, incluso vastamente comprobable, pero los ejemplos y las ilustraciones ocasionalmente discutibles. Desde luego, el hecho de que Allen filme con profusión lo expone a previsibles altibajos. Pero, como él dice, "es como el vino, esta cosecha podría defraudarlo, pero quizá la del próximo año le parezca mejor". En la locuacidad, la obsesión y el humor de sus innumerables trabajos hay una lucidez y una aproximación a la condición humana que son de lo más sólido y estimulante que se puede encontrar en el cine de nuestro tiempo.
También tendría que haber escrito: "lo que un Vargas Llosa a Stendhal o Borges en literatura."
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