lunes, 30 de abril de 2012

¿Obra maestra en el nadir?

Leo en Cinencuentro que Juan José Beteta califica como “obra maestra fallida” a “El árbol de la vida” (http://www.cinencuentro.com/2012/04/29/terrence-malick-el-arbol-de-la-vida-obra-maestra-fallida/)


No tengo ningún ánimo de polemizar con Juan José, pero no termino de entender el sentido de esta descripción que puede resultar tan singular como la de la cuadratura del círculo.

¿Cómo una “obra maestra” puede ser fallida?

¿Si una película posee la cualidad de “obra magna” no será porque carece de yerros, de descuidos, de defectos, al menos flagrantes?

¿Si una obra se encumbra a la categoría de la maestría no será porque resulta ejemplar en su concepción y virtuosa en su desempeño?

Si una película es fallida ya no podrá ser “obra maestra”. Será una obra resaltante, notable, de relieve, importante, o acaso una película menor, según la magnitud de sus “fallas”.

Podrá ser la obra fallida de un maestro o, acaso, el resultado fallido del empeño por hacer una obra cumbre, pero decir que una película es una “obra maestra fallida” resulta una proposición contradictoria y chirriante.

Pero más desconcertante aún es que Juan José ubique a “El árbol de la vida” en el “género de las obras maestras fallidas”. Dice "género". ¿Cuál es ese género? ¿Qué lo caracteriza? ¿Cuáles son sus motivos, rasgos iterativos, estilemas, cómo ha sido su evolución histórica, sus fusiones y transformaciones? ¿Qué otras películas forman parte de ese "género"?

Pero hay una afirmación adicional que escapa a mi comprensión. Cito literalmente: “El punto fuerte del filme es su trabajo de fotografía y cámara. Hay una tendencia a los contrapicados (incluyendo cenitales)”.

¿Contrapicados cenitales?

Si son cenitales es porque el ángulo de la cámara ofrece el campo visual en la perpendicular desde arriba, asumiendo de modo figurado la posición del sol en su hora de esplendor. Es decir, cenital es el picado perfecto.

Si la tendencia de la película es al contrapicado, ¿se habrá querido referir Juan José Beteta a que Malick apela también al contrapicado perfecto (que algunos llaman supino), el ángulo que equivale al nadir. Aunque, en verdad, no logro recordar ningún contrapicado perfecto en la película.

Ricardo Bedoya

3 comentarios:

Páginas del diario de Satán dijo...

Publicado por Juan José Beteta en Cinencuentro como respuesta a este post.

"Respeto mucho el trabajo académico, del que deriva el sano afán por la precisión y la taxonomía por parte de Ricardo. Lo que se ha expresado en diversas oportunidades, la más interesante, cuando se preguntaba qué hacía que una película fuera “peruana”.

Ahora bien, mi labor como crítico es periodística. Cuando trabajaba en el Cine Club del BCR estaba obsesionado por el uso exacto de los términos técnicos y semánticos en las notas que escribía entonces y durante buen tiempo; tenía que ver con un “marco teórico”, allá por los años 80.

Pero, luego, en el nuevo siglo, cuando comencé a escribir para el blog decidí usar un lenguaje más convencional. No se trata de olvidar la precisión, pero sí de preferir la claridad y de tratar de llegar a un público más amplio que el de la cinefilia.

Eso por mi experiencia como editor en la revista Cuánto, un revista especializada en economía y demografía, donde tratábamos de hacer lo que hoy ya es común en los medios escritos (infografías, reportajes fotográficos) y en la web; siempre en aras de la claridad y de tratar de llegar a un público más amplio. Por ejemplo, y si mal no recuerdo, su director Richard Webb usó en cierta oportunidad el término “producto nacional” en vez del más exacto “producto nacional bruto”. Lo que quizás fuera una herejía para la ciencia económica." (sigue en parte 2)

Páginas del diario de Satán dijo...

Respuesta de Juan José Beteta a este post. Parte 2:

"Su idea, más allá de la exactitud del término, era usar una expresión más accesible antes que la más técnica, considerando otros públicos fuera de la academia y la tecnocracia. Por eso nos consideraban una revista “light” en el ámbito de las revistas de economía.

Es por ese motivo también que en mis críticas tiendo, muchas veces, a usar algunos términos que me parecen más claros aunque no siempre sean del todo exactos.

Incluso la partición en bloques que propongo no es del todo “correcta”, ya que se apoya en un criterio, el del punto de vista de los personajes, y no en el análisis completo, secuencia por secuencia, que seguramente arrojaría mejores resultados (que inclusive podrían contradecir mis propias conclusiones). Es por ello que esta es una simple reseña crítica, periodística, y no un análisis, como lo colocó mi querido amigo Laslo Rojas, a quien pertenece el título de este post (y quien editó apropiadamente las imágenes).

Además, me hubiera gustado estudiar aún más las distintas funciones de las músicas, algunas usadas como soporte en secuencias y otras como transiciones entre bloques de secuencias; lo que sugiere un aspecto estructural que sería interesante explorar. Y decir algo sobre el trabajo actoral (aunque allí otros han escrito suficiente). Pero era necesario circunscribirse, por razones de tiempo y espacio.

Hechas estas precisiones quisiera comentar las dos observaciones de Ricardo.

Primero señalando que explico muy claramente (pero no defino, porque este no es un trabajo académico sino periodístico) qué quiero decir por “obra maestra fallida” en el primer párrafo de mi reseña.

Y en su segunda oración explico en qué consiste lo “fallido” en el caso de esta película específicamente.

Cierto que la expresión puede parecer un contrasentido, pero es que la misma obra es un contrasentido, ya que construye una estructura y luego la socava para buscar otra cuyos resultados no son claros, al menos para mí (y para muchos). Lo que no es tan raro, ya que el arte permite expresar directamente lo contradictorio." (Sigue en parte 3)

Páginas del diario de Satán dijo...

Respuesta de Juan José Beteta a este post. Parte 3:

"Naturalmente, es una opinión, basada en los excesos y vacíos que he citado.

Sin embargo, y como lo he mencionado, hay quienes le ven un sentido confesional absolutamente coherente al filme; y hay quienes dicen que la realidad y la conciencia que podamos tener sobre ella es y será siempre incompleta. Para ellos, pues, es una obra maestra y punto.

Para muchos otros, en cambio, es un fiasco; y creo que ello se debe a que se queda a medio camino en su labor de socavamiento (quedan “vestigios” que inducen a confusión, y no sólo al gran público).

Personalmente, intento expresar esos sentimientos contradictorios a través de un concepto (aparentemente) contradictorio, pero que no traiciona una visión global de la cinta. Respeto a quienes ven las cosas como sí o no. Yo, en algunos casos, lo veo como sí y no.

Si bien en el periodismo cultural buscamos divulgar y clarificar, eso no significa que tengamos que caer en simplificaciones o esquematismos. Hay películas que son así: obras maestras y fallidas al mismo tiempo.

Y al referirme al “género”, ciertamente no lo hago desde un punto de vista académico, sino desde un punto de vista –valga la redundancia– general, amplio.

No obstante, sí hay otras obras maestras fallidas. Una, citada en el post, es Anticristo, que vuelve contra sus propios presupuestos ideológicos, como lo he discutido en su momento. Asesinos por naturaleza de Oliver Stone, cinta que intenta criticar la violencia y termina haciendo una apología de la misma. Otra variante sería El último tango en París, donde una escena y hasta una actuación se elevan por encima de todo y elevan consigo al resto del filme (no estoy muy seguro de si podríamos considerarla del todo como obra maestra, pero ilustra la idea).

Son además películas controversiales, es decir, hay quienes no consideran algunas de ellas ni siquiera como buenas películas.

¿Llegarán estas quizás pocas cintas a calificar como “género”, en términos académicos? Sin duda se trata de obras excepcionales y habría que estudiarlas una por una a ver si es posible hallar analogías o sustento para ello. Pero daré más mente a eso en las siguientes décadas de mi vida, si llego a iniciar para entonces una carrera académica.

Sobre lo de contrapicados “cenitales”, pues eso sí fue un lapsus total. Lo exacto debió ser contrapicados “perfectos”, aunque en casos similares he usado la expresión contrapicado vertical (también inexacta, pero al menos más clara). Ejemplos de ello son la foto de los edificios en el post (donde llega a reflejarse el cénit) y la de los árboles en el segundo 31 del tráiler de la película http://www.youtube.com/watch?v=oEZVXhMpGBo, entre otros.

Reflexionando sobre el origen de este lapsus, encuentro que se relaciona con una imagen que esperaba y que no llegó a aparecer en la película, la del picado cenital, que sería justamente el punto de vista de Dios.

Lo que me lleva a la pregunta: ¿Dios responde en algún momento al clamor humano? Ciertamente, según el cristianismo y su teoría del libre albedrío humano, no le correspondería tal cosa. Al mismo tiempo, ¿no debería hacerse presente al final? Aquí Malick apela a su panteísmo, ya que expresa esa presencia divina como la mezcla de diversas imágenes del mundo, de la naturaleza y de lo humano.

Y aquí entonces se plantea otro dilema, sobre si no estaremos ante algo puramente humano, de que esos sueños, imaginación y estados espirituales no serán únicamente los del protagonista, del Jack adulto, que ha rememorado su infancia y cuya culpa lo ha empujado a imaginar una vuelta a los orígenes. Todo lo cual se ubica en la discusión más amplia, entre estética y religión, belleza y fe.

Asuntos que siguen allí fastidiando, pero que debo dejar en standby, porque mañana tengo un día de porquería, que incluye un examen para obtener la licenciatura. Agradezco el interés de Ricardo por mi post."