miércoles, 11 de abril de 2012

No tengas miedo a la oscuridad

“No tengas miedo a la oscuridad”, de Troy Nixey, es una atractiva película de terror que invierte la vieja creencia infantil en el generoso ratón que vive en el hueco o en el sótano y que deja regalos o monedas a cambio de los dientes de leche. Aquí los “ratoncitos” son seres que se alimentan de los tiernos huesos de los niños con la voracidad conjunta de unos critters o gremlinsque viven juntos y revueltos en el sotano de una vieja casa. Hasta ahí llega una niña de vida familiar infeliz, abandonada por la madre y reacia a aceptar una sustituta en ese papel, y a la que solo le queda buscar consuelo en las fantasmagorías luminosas de la noche, en sus recorridos solitarios por los jardines solariegos y soledad o husmeando en los rincones oscuros.

Pero la historia, más bien convencional, no es lo más apreciable en esta climática cinta que mezcla y revuelve la tradición del cine de horror con el recuerdo de muchas películas, desde “El bebe de Rosemary” hasta “El otro”, desde “Psicosis” hasta “Ventana indiscreta”, pasando por la tradición de la Hammer y sus mansiones siniestras, sino el modo en que el relato nos conduce a los picos de emoción, las secuencias del baño de la niña y el ataque en la biblioteca de la casa durante la cena que ofrece el padre.

Mientras tales momentos se preparan, la cinta potencia la presencia de los rincones oscuros de la casa y la cámara, como un ojo desenfrenado –que recuerda al Brian de Palma de los setenta- hace travellings rápidos a ras de tierra y explora el espacio guiando la mirada hasta el lugar donde se originan los murmullos siniestros. Lo mejor de la película ocurre cuando la niña está sola y encuentra paradójica satisfacción y miedo en lo recóndito, en sus juegos debajo de las sábanas, en las incursiones clandestinas por los lugares vedados de la casa, en su relación con el oso de peluche que resulta ominoso a fuerza de lucir doméstico y familiar. La resolución de la película es aparatosa y chabacana, pero ya sumó puntos antes de llegar ahí.

Ricardo Bedoya

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, la descripción de la película no concuerda con lo que vi, la nina no es abandonada, los "ratones" se alimentan de la carne de los dientes, etc. Compararlas con las que indican me parece excesivo, no esta a su nivel> Mi Opinión.

Páginas del diario de Satán dijo...

La madre no quiere saber mucho de ella, tal como nos enteramos en la conversacion telefonica, lo que es un modo de abandono. La insatisfaccion de la niña por eso es un dato de la pelicula. El alimento de los ratones esta explicado por el bibliotecario y no solo es la carne de los dientes. En fin...

R Bedoya