El lector que firma como Cualquierdía envió este interesante comentario:
Creo que en esta película Reygadas soluciona muy hábilmente las cuestiones de las que adolecían sus dos películas anteriores, sobre todo en relación a Japón, más en la línea de Luz Silenciosa que Batalla en el Cielo.
Todo se basa en la elección de la comunidad menonita para encarnar la historia. Con ello, Reygadas soluciona la debilidad que acarrea no utilizar actores, que generalmente dan más realidad a los gestos y situaciones, pero que también alejan al espectador en las escenas dialogadas. Aquí hablan otra lengua, un idioma que nadie conoce, con lo que el director mexicano consigue saltarse la falsedad. Existe, claro, pero no la percibimos. Para los que no hablamos el dialecto menonita, lo que vemos y oímos es "real".
Pero es que además, la película adquiere un componente fascinador propio del documental en el que se nos presenta una realidad desconocida. Como El Sol del Membrillo de Erice, donde las técnicas de la pintura de Antonio López, sus detalles de trabajo, permiten mantener pegado al espectador a la pantalla porque vemos algo que no conocemos y que despierta la curiosidad; en Luz Silenciosa, Reygadas nos presenta un mundo marciano, maravilloso, en la frontera continua, donde unos mexicanos vestidos como vaqueros del oeste hablan un idioma ininteligible y se rigen por códigos morales propios de otro siglo. Esa mezcla de componentes nos mantiene intrigados y, del mismo modo, permiten desnudar a los personajes, convertirlos en arquetipos, en el Padre, en la amante, en la mujer, etc.
Por último, creo que también es importante señalar que, en esta película, Reygadas alcanza un punto interesante de libertad de interpretación. Cada persona la entiende de un modo. El director recordaba que cuando les enseñó el primer corte a los menonitas que participaron en la filmación, éstos se sintieron felices, porque entendieron la película como una oda al perdón de Dios, a la capacidad de este para dar una segunda oportunidad.
Para mí, sin embargo, el final de la cinta supone la victoria del hombre sobre Dios. Frente a la decisión de Éste de matar a una persona, el amor de los hombres, la capacidad de perdón de ellos, son capaces de lograr la resurección y dejar de lado los designios divinos. No le encuentro otro sentido a la escena en que un personaje tapa el sol con su mano derecha.
Lo interesante es que ambas interpretaciones son correctas, al igual que muchas otras. Y este punto es lo que otorga a Luz Silenciosa la grandeza de la que carecían Japón y Batalla en el Cielo.
Cualquierdía
2 comentarios:
muy buen comentario el de cualkierdia, un saludo para èl.
Fui a verla, animado por las excelentes criticas que tiene, pero debir decir honestamente que me esperaba otra cosa, salí un poco decepcionado, tal vez fui con demasiadas expectativas, de todas formas de aora en adelante ya no voy a hacerle mucho caso a los criticos.
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