domingo, 11 de noviembre de 2007

Sobre cortes y supresiones en la cartelera fílmica


El Dominical, del diario El Comercio, publica hoy este artículo de Isaac León Frías sobre el caso de censura a La mujer de mis pesadillas.

Hace pocos días en el blog Páginas del diario de Satán (paginasdeldiariodesatan.blogspot.com), Ricardo Bedoya denunció algunas supresiones en la copia de estreno de la película La mujer de mis pesadillas, de los hermanos Farrelly, un duo que viene cultivando al interior de la comedia hollywoodense una modalidad de humor que apela a la desmitificación de los postulados románticos tradicionales en el género, utilizando mecanismos de inversión del sentido (por ejemplo, la conversión de "la mujer de los sueños" en la mujer de las pesadillas, en este caso) y recurriendo a giros y detalles de carácter escatológico y trash, muy notorios a partir de Loco por Mary. De acuerdo a la denuncia la copia de estreno que vio Bedoya en la función de las seis de tarde del 1 de noviembre, en Cineplanet Risso, no corresponde a la que se exhibió en la función de prensa. Algunas imágenes consideradas como aptas para mayores de 18 años han sido eliminadas para otorgarle a la película la calificación de mayores de 14.

Las supresiones inflingidas a La mujer de mis pesadillas parecerán seguramente mínimas a quienes - por desgracia son muchos- ven las películas sin importarles si están completas o no, o las ven empezadas o se saltan partes de ella, etc., algo que el zapping televisivo y el consumo creciente de videos incrementa sustancialmente. Pero la difusión en salas públicas de un film mutilado, por pequeños o a veces imperceptibles que puedan ser los cortes, atenta seriamente contra la integridad de la cinta y constituye una estafa al espectador. Algo que debería ser materia de sanción o penalidad, pues en términos comerciales es algo similar a la venta de un producto cualquiera al que se le disminuye o resta parte de su contenido.

Esa práctica ha sido usual en el pasado, y en ella se confunden por cierto los intereses de los distribuidores y de los dueños de las salas. Aligerar las películas, reducir el metraje original era un modo común de hacerlas más "llevaderas" o menos densas o lentas, esas calificaciones que se siguen utilizando para descalificar o desmerecer los atributos de un filme. Por cierto, "así ha venido la copia" era la respuesta que se encontraba cada vez que uno reclamaba por esas reducciones, teniendo a la mano la información del metraje original.

En realidad, en algunos casos las casas matrices reducían, y reducen, para la exhibición internacional o para ciertas regiones (América Latina es una de ellas) la duración inicial. Pero en muchos otros, los cortes se producían aquí mismo, de acuerdo a las previsiones de la posible recepción que la película podía tener.

Las duraciones que se extienden más allá de las dos horas, y salvo que se trate de títulos a priori taquilleros, han sido y son problemáticas para el negocio cinematográfico. Una película como Inland Empire, de David Lynch, además de otras razones que la hacen odiosa a los responsables del negocio, tiene una duración de tres horas que los espanta y esa es una de las poderosas razones por la cual es altamente improbable que se pueda estrenar en el circuito comercial.

Es verdad que ahora ya se da cuenta puntualmente, al menos en El Comercio, acerca de la duración, y hay información en Internet (la página IMDB es especialmente valiosa) que permite estar al día e, incluso, adelantarse a lo que viene, por lo que es más difícil que se proceda al corte "al machete" como se hacía antes. Pero lo ocurrido con La mujer de mis pesadillas indica que esas prácticas no han desaparecido y se suman a lo que ha sido materia de denuncia hace pocas semanas en la sección Luces de este diario: la pobreza expresiva de una cartelera que está por debajo del nivel que alcanza en países vecinos, debido a la exclusión de títulos que se consideran poco rentables o que se exhiben sin merecer de parte de las distribuidoras casi el menor apoyo. Si hay una pizca de variedad en la cartelera local, y no siempre, eso se debe a la acción de unas pocas distribuidoras independientes. Se dirá que ese es el libre mercado y esas son sus reglas, pero el asunto no es tan sencillo y, por lo pronto, ni siquiera se respetan algunas de esas reglas porque la oferta se concentra en unas pocas compañías que casi la monopolizan y deciden que es lo que puede ver y no ver el púbico peruano.

En contra de lo que podría parecer, estamos más bien ante una demostración cabal de que la informalidad no sólo viene de abajo, también viene, y desde hace mucho, de las empresas que comercializan el material fílmico en el Perú. Ante un hecho como el que se revela en la copia que se exhibe de La mujer de mis pesadillas resulta por completa hipócrita, además de ineficaz, la campaña contra la piratería que predica que sólo se vean las películas que las distribuidoras ofrecen (con las eventuales y subrepticias manipulaciones ejercidas sobre ellas) y la oferta de videos legales, clamorosamente insuficiente y con precios ajenos a las posibilidades de la mayoría. El estímulo y la promoción de la informalidad y del mercado pirata proviene en una cierta medida del estado de la cartelera y de las prácticas de los responsables del negocio que, seguramente y una vez más, como ocurrió recientemente en el debate que propició la sección Luces, de El Comercio, mantendrán absoluto mutismo. Total, tienen la sartén por el mango y no hay quien les ponga límites.

Por otra parte, hasta hace algunos años tuvimos una comisión encargada de establecer la calificación por edades, la misma que provenía de los tiempos en que el Estado ejercía la censura sobre filmes considerados inadecuados. Con la aparición de los multicines son los responsables del negocio los que deciden esa calificación, cosa que favorece los cortes que permitan bajar el márgen de edad y llegar a un segmento más numeroso de espectadores. Eso no puede ser así. A falta de otro organismo, el CONACINE, en el que también están representados los distribuidores y los dueños de las salas, podría asumir esa función pues dejarlo a criterio y a merced sólo de estos últimos es casi como poner al gato de despensero.

Isaac León Frías

9 comentarios:

MurodeLima dijo...

Hola.

Me parece que se debió tomar en cuenta el sentido de las diferentes ediciones que existen en el cine. Algunas son muy comerciales y otro publico. En ningún caso se realizan sin permiso del autor de la obra. Veamos algunos ejemplos que me parecen prácticos citarlos para este ejemplo:

Pearl Harbor (2001).
http://www.imdb.com/title/tt0213149/
Hay dos versiones en USA que difieren por un minuto.

La película difiere en su final en EU y Japón (no difícil de especular la razón) sin embargo los dos filmes son legítimos y el director y la compañía los respalda. Diferente la duración de la mismas.

Any Given Sunday (1999):
http://www.imdb.com/title/tt0146838/
http://movies.yahoo.com/movie/1800020296/info

La película en USA dura según el cliente: (150 o 151 minutos)IMDB y Yahoo Movies (2 horas 47 o 147 minutos).

La duración en Perú fue como la de Yahoo. Sin embargo tengo el DVD original de la edición de USA (si quiere se lo presto al escritor de la nota) y tiene una duración de 2 horas 37 minutos. Recuerdo que cuando lo compre tuvimos una discusión por correo electrónico con la compañía que llego a determinar que existían en esas entonces por lo menos dos versiones.

Betty Blue 37°2 le matin (1986)
http://www.imdb.com/title/tt0090563/

Esa película fue dada en Latinoamérica con su versión de dos horas. En USA también tuvo ese metraje. Sin embargo en Francia duró 3 horas. Actualmente en Lima se puede conseguir dicha versión.

Sobre la duración de la película y su punto de vista comercial o no, es algo que se puede discutir mucho. Recordemos que Apocalypse Now (2:32minutos en su versión original) y después pudimos disfrutar de la versión extendida de 3 horas 22min.

También la última entrega de El Señor de los Anillos tuvimos en Lima la versión de 3 horas (original) y una extendida de 3 horas 40min. Se podrá decir que es más comercial o cualquier otro punto de vista pero todos los argumentos son validos.

Mucho que discutir y aprender en esta industria del cine que tanto nos apasiona, tanto los aficionados como a los expertos.

Saludos,

Javier A. Fernández
http://360.yahoo.com/javi270270

Anónimo dijo...

Aja, y como se llama la version donde le ponen un parche negro a los genitales de la actriz?

Anónimo dijo...

Respuesta a Javier A. Fernández

En el caso de La mujer de mis pesadillas no se trata de un problema de duración, sino de manifiesta
censura a una creación fílmica. En la funciòn de prensa se vio a un burro con el pene erecto y un desnudo femenino de medio cuerpo para abajo que en la copia que exhiben los cines de Lima están cubiertos por un recuadro negro. Los originales en imagen detenida pueden verse en cinencuentro.com. Asimismo, al menos tres tomas que se insertan en los crèditos finales han sido suprimidas. ¿Con qué propósito? Darle a la película una calificación de apta para mayores de 14 años y así tener un público potencial mayor. Eso es una manipulación que afecta rasgos muy claros del estilo de humor de los hermanos Farrelly que es abiertamente desenfadado y
provocador. Es una censura, aún así la aceptaran los hermanos Farrelly por conveniencia comercial o lo
que sea.

Isaac León Frías

Anónimo dijo...

Una pregunta, Alguien sabe quien ha hecho esa manipulacion del producto final???
Dice el sr. leon frias que es una censura asi la hayan hecho los FarrellY??? Ellos no son los dueños del producto????

MurodeLima dijo...

¿El autor es capaz de alterar su obra a su gusto y crear diferentes versiones? Si lo aplicamos al criterio comercial no tendríamos las mismas canciones con diferentes ritmos. Una canción de rock and roll no podría ser convertida en acústica pues mucha gente seria capaz de quejarse.

En el cine es más complicado. De repente por una escena tendríamos padres quejándose de que es una película recomendada (pues no hay censura por la Constitución del Perú) para mayores de 18 años..... y tal vez otros vayan acompañados de sus hijos y los dejen ver cualquier cosa. Me imagino que si los hermanos Farrelly optan por hacer más de una versión es porque como creadores de arte les gusta que su producto sea compartido por la mayor cantidad de gente posible. En este caso la opinión de un critico no puede desmerecer el compartir su obra con la gente.


El criterio debe ser mas abierto a la hora de dedicar sesudas lineas sobre un tema.


Javier A. Fernandez

Anónimo dijo...

Otra respuesta a Javier Fernández. Claro que el autor puede cambiar su obra (escrita, musical , fílmica o lo
que sea) cuantas veces quiera. Ese no es el problema en este caso. Aquí hay una manipulación de los
distribuidores que cortan lo que a ellos les parece porque tienen los derechos de propieda de la
película. Esta no es una elección del autor.Los Farrelly, probablemente, no han tenido ni arte ni parte en el asunto, pues la lógica de la industria no pasa por estas consultas.
Por otra parte, parece que Javier Fernández no tiene la menor idea del cine que hacen los Farrelly. Si
la tuviera, no haría las suposiciones que hace en el sentido de que quieran llegar a un público más
amplio. No, señor Fernández, los Farrelly hacen películas con semen, vaginas y penes erectos y eso
no apunta a todo el púbico, sino a un público adulto. No es en absoluto pornografía ni aparecen todo el
tiempo, pero por allí aparecen dentro de un universo donde también otros fluidos corporales se deslizan.
A enterarse bien del tema antes de escribir suposiciones sin base alguna.

Isaac León Frías

MurodeLima dijo...

Claro que conozco a los Farelly!. Al leer su recurso de tratar de descalificar mi punto de vista por el sentido artístico o no entender o conocer a tal artista es un recurso ampliamente usado por ciertos críticos al no poder abordar un tema de una manera más técnica y objetiva como fue mi intención. Por ello use ejemplos que podían ser consultados en el Internet y los cite. Seguir en el sentido de suposición y asumir lo que otras personas piensan o hacen o dejan hacer es más allá que la especulación. Todo eso me hace recordar por alguna razón una película que se titulaba “Dos tontos muy tontos” coincidentemente de los hermanos Farelly. Lo que haga un estudio de cine o los directores de una obra mereceria un comentario de los involucrados. Lo que menos se puede esperar es que una tercera persona asuma sobre sus acciones…..creo que eso es llamado prejuicio.

Javier A. Fernandez
Visite mi blog:
http://360.yahoo.com/javi270270

Anónimo dijo...

Si has visto las películas de los Farrelly, entonces debería ser evidente para ti que ellos utilizan una
modalidad de humor que no apunta a todo el público, pues es un humor trash y provocador que, incluso,
hace algunos años hubiera tenido serios problemas con las censuras oficiales que probablemente lo
hubieran cortado por atentar "contra la moral y las buenas costumbres", según los criterios de la
época. Ahora (y antes, también, por supuesto) cortan los propios distribuidores y no lo hacen en todas partes, ni siquiera nos consta que en toda la región como dice el gerente de UIP.
Por lógica y sentido común se entiende que los Farrelly no hacen comedias para toda la familia y no se me
ocurre que pudieran estar de acuerdo con los cortes y parches a su película. Por eso es que conjeturar
sobre la posibilidad de que los Farrelly pudieran estar de acuerdo con esos cortes para tener un público
mayor no tiene sentido. El creador puede querer que su obra llegue a la mayor cantidad posible de espectadores, pero no a costa de cortes y supresiones. La historia del cine está llena de esas manipulaciones y con frecuencia a lo largo del tiempo numerosos realizadores se han venido quejando de los cortes inflingidos por los productores, distribuidores, exhibidores y la censura oficial. Hay una amplia literatura, incluso en castellano, que da cuenta de esos manejos y de las terribles consecuencias que han tenido en algunos casos.
Por lo demás, es claro que lo que se está defendiendo, y lo expresa con mucha claridad el comunicado de
la APRECI, es la integridad de las obras tal como la concibieron y ejecutaron sus autores, y lo que se está
criticando es a quienes atentan contra esa integridad. Incluso, el lector Hawk, de manera mucho más
positiva, hace una propuesta de acción con el fin de intentar frenar este tipo de manipulaciones que no
admite la menor justificación. Claro que es muy difícil, frente a esas aplanadoras que son las grandes
empresas transnacionales, llevar adelante una acción judicial con posibilidades de éxito.

Isaac León Frías

Anónimo dijo...

Parece que Ang Lee le cerro la boca al señor frias con los cortes a su ultima pelicula....