Ocurrió en 1941. En pleno conflicto fronterizo con Ecuador llega al teatro de operaciones un equipo cinematográfico de la empresa Nacional Films encabezado por Kurt Hermann, como director, e integrado por los camarógrafos Manuel Trullen y Pedro Valdivieso y el sonidista Manuel Cabanillas, asistido por Julio Barrionuevo.
Pretenden realizar un noticiario sensacional con imágenes de las acciones bélicas, destinado a exhibirse en los cines de la capital, pero acumulan tal cantidad de material interesante que Federico Uranga, hombre fuerte de la compañía productora, y Kurt Hermann, jefe de producción de Nacional Films, deciden editar un largometraje documental sobre el conflicto que culminó con la suscripción del Protocolo de Río de Janeiro. A la película le ponen el título Alerta en la frontera.
Manuel Trullen describe, en documento mecanografiado que forma parte del archivo personal del camarógrafo conservado por la Filmoteca, lo siguiente:
"La película fue autorizada por el Estado Mayor (del Ejército) resultando muy interesante. Tenía el lanzamiento de los paracaidistas en Machala, el cruce del río Zarumilla y muchos aspectos interesantes del conflicto hasta el arreglo de Talara."
A pesar de la aprobación inicial del Ejército, Alerta en la frontera es prohibida y nunca se exhibe en las salas públicas. ¿Las razones? Impedir cualquier alteración de las negociaciones diplomáticas en el período posterior al conflicto.
Trullen dice:
"... Teníamos el estreno (concertado) con el teatro San Martín, teníamos las entradas vendidas para varios días, cuando vino lo inesperado... El mismo día del estreno nos prohíben la exhibición. Nos dijeron que era contraproducente el pasarla por cuanto estaba en puertas el arreglo de Río de Janeiro..."
Las copias y negativos de Alerta en la frontera pasan a poder del Ejercito Peruano. El Ministerio de Guerra "nos la pagó a poco más del costo", según afirmación de Trullen.
Un año después, en 1942, también con Kurt Hermann como director y Trullen en la cámara, se filma La vida del cadete peruano, con un “argumento escrito por el Comandante Capella”
La autorización para rodar en la Escuela Militar de Chorrillos y el apoyo brindado por el Ejército a esta apología de la vida y formación militar fue una suerte de compensación otorgada por el Ministerio de Guerra por el perjuicio causado el año anterior con la prohibición de Alerta en la frontera.
Pretenden realizar un noticiario sensacional con imágenes de las acciones bélicas, destinado a exhibirse en los cines de la capital, pero acumulan tal cantidad de material interesante que Federico Uranga, hombre fuerte de la compañía productora, y Kurt Hermann, jefe de producción de Nacional Films, deciden editar un largometraje documental sobre el conflicto que culminó con la suscripción del Protocolo de Río de Janeiro. A la película le ponen el título Alerta en la frontera.
Manuel Trullen describe, en documento mecanografiado que forma parte del archivo personal del camarógrafo conservado por la Filmoteca, lo siguiente:
"La película fue autorizada por el Estado Mayor (del Ejército) resultando muy interesante. Tenía el lanzamiento de los paracaidistas en Machala, el cruce del río Zarumilla y muchos aspectos interesantes del conflicto hasta el arreglo de Talara."
A pesar de la aprobación inicial del Ejército, Alerta en la frontera es prohibida y nunca se exhibe en las salas públicas. ¿Las razones? Impedir cualquier alteración de las negociaciones diplomáticas en el período posterior al conflicto.
Trullen dice:
"... Teníamos el estreno (concertado) con el teatro San Martín, teníamos las entradas vendidas para varios días, cuando vino lo inesperado... El mismo día del estreno nos prohíben la exhibición. Nos dijeron que era contraproducente el pasarla por cuanto estaba en puertas el arreglo de Río de Janeiro..."
Las copias y negativos de Alerta en la frontera pasan a poder del Ejercito Peruano. El Ministerio de Guerra "nos la pagó a poco más del costo", según afirmación de Trullen.
Un año después, en 1942, también con Kurt Hermann como director y Trullen en la cámara, se filma La vida del cadete peruano, con un “argumento escrito por el Comandante Capella”
La autorización para rodar en la Escuela Militar de Chorrillos y el apoyo brindado por el Ejército a esta apología de la vida y formación militar fue una suerte de compensación otorgada por el Ministerio de Guerra por el perjuicio causado el año anterior con la prohibición de Alerta en la frontera.
En la producción de La vida del cadete peruano hubo, “sotto voce, financiación oficial, a modo de reparación económica por los estropicios causados, pero también como inversión publicitaria de imagen institucional.” (Bedoya, Ricardo. Un cine reencontrado. Diccionario ilustrado de las películas peruanas. Fondo de Desarrollo Editorial, Universidad de Lima, 1997)
Ricardo Bedoya
2 comentarios:
Y que opinan ustedes del reciente proyecto del ejercito de hacer una pelicula que contaria la version castrense de la guerra interna en el Peru?
El post anterior cuenta una anécdota del pasado que es una constante de todas las épocas. A un episodio oscuro de censura le sigue un intento promocional. A estas alturas, el proyecto de la película Vidas paralelas parece ser una respuesta "de parte" al informe de la Comisión de la Verdad.
Si la Universidad Alas peruanas decide hacer la cinta con dinero de sus recursos propios, nada habría que cuestionar. Si la cinta se hace con los recursos del Estado peruano, es mucho lo que habría que preguntar.
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