Escondido, como Río Místico, narra, en su superficie, una historia familiar, pero termina narrando, entre líneas, una Historia (con mayúscula) de resonancias más amplias, pues alude a las deudas y contradicciones de la sociedad y la historia francesa. Lo singular –y lo fascinante- es que ese contexto histórico, sustancia y masmédula del filme, se tangibiliza en la apariencia y el armatoste de un filme de género, un thriller, una narración de acoso y angustia, de peripecias individuales. Y alude a la Historia sin esgrimir tesis ni disquisiciones sociológicas, discurso: lo suyo es el reino de la imagen, del video, del relato onírico.
Por eso, como pocos filmes, Escondido encarna el desideratum godardiano de que el cine sea verdad 24 veces por segundo: verdad incómoda, ambigua y contradictoria, no digerida; verdad que regresa, de los sótanos del inconsciente (individual y colectivo), con la contundencia de una regurgitación, de un asomo de vómito y estela caústica para incomodar espectadores y conciencias.
Freud, ese otro austríaco aguafiestas, llamaba a los niños “perversos polimorfos” (¿Diría lo mismo el niño Majid del niño Georges?). Como es sabido, la suya fue, a inicios del siglo XX, una gran cruzada intelectual para, entre otras cosas, “desingenuizar” los años aurorales del psiquismo humano, pródigos de terrores y fantasías. Pero desingenuizar no implica, como correlato lógico subsecuente, culpabilizar, que es un acto de adscripción moral, sino tan solo devolver volición y autonomía, es decir, libertad (y responsabilidad).
Eso es lo que, en definitiva, sugiere Haneke con el intenso retrato de Georges Laurent (Daniel Auteil), el intelectual francés que ve desbaratarse su mundo con cada envío de videos que lo evidencia observado, mostrado, señalado. Así, ese secreto remitente construye el marco preciso para que afloren los escondidos secretos (privados y públicos) de Georges (y una cierta Francia) que son los que, a fin de cuentas, lo terminan acosando, pues, para exorcizarlos, miente a su mujer, intenta vanamente remover los recuerdos de su madre o amenaza con formas ajenas a su mundo burgués, libresco y bienpensante . En suma, se moviliza y se agita porque no tolera la responsabilidad de sus actos infantiles entre los que, desde su visión adulta, proyecta culpabilidad. Tal vez por eso, éste es un filme que puede ser particularmente sugerente en un país como el Perú, tan dado a olvidar y negar sus heridas del pasado, incluso cuando éstas se representan en los supuestamente inocuos terrenos del arte, como lo grafican el rechazo y resistencia (in)civil que han provocando la muestra fotográfica Yuyanapaq o el polémico memorial El ojo que llora que conmemora a las víctimas del terrorismo, entre 1980 y el 2000. Y es que, a fin de cuentas, en el Perú, la discriminación se mama en casa, y es así como se naturaliza, ajena a la culpa y a la responsabilidad. Por eso, como Georges, una parte de la sociedad peruana se revuelve para evitar el regreso de lo no digerido ni resuelto, lo ominoso sepultado en los sótanos de la conciencia individual y colectiva.
Esta es, por cierto, la veta a la que pertenecen los mejores filmes peruanos -o hechos en el Perú- de años recientes, como Compadre y La otra orilla de Mikael Wistrom, o Días de Santiago de Josué Méndez, filmes incómodos y necesarios que hurgan con sequedad los márgenes y los recovecos de nuestra sociedad.
Joel Calero
Por eso, como pocos filmes, Escondido encarna el desideratum godardiano de que el cine sea verdad 24 veces por segundo: verdad incómoda, ambigua y contradictoria, no digerida; verdad que regresa, de los sótanos del inconsciente (individual y colectivo), con la contundencia de una regurgitación, de un asomo de vómito y estela caústica para incomodar espectadores y conciencias.
Freud, ese otro austríaco aguafiestas, llamaba a los niños “perversos polimorfos” (¿Diría lo mismo el niño Majid del niño Georges?). Como es sabido, la suya fue, a inicios del siglo XX, una gran cruzada intelectual para, entre otras cosas, “desingenuizar” los años aurorales del psiquismo humano, pródigos de terrores y fantasías. Pero desingenuizar no implica, como correlato lógico subsecuente, culpabilizar, que es un acto de adscripción moral, sino tan solo devolver volición y autonomía, es decir, libertad (y responsabilidad).
Eso es lo que, en definitiva, sugiere Haneke con el intenso retrato de Georges Laurent (Daniel Auteil), el intelectual francés que ve desbaratarse su mundo con cada envío de videos que lo evidencia observado, mostrado, señalado. Así, ese secreto remitente construye el marco preciso para que afloren los escondidos secretos (privados y públicos) de Georges (y una cierta Francia) que son los que, a fin de cuentas, lo terminan acosando, pues, para exorcizarlos, miente a su mujer, intenta vanamente remover los recuerdos de su madre o amenaza con formas ajenas a su mundo burgués, libresco y bienpensante . En suma, se moviliza y se agita porque no tolera la responsabilidad de sus actos infantiles entre los que, desde su visión adulta, proyecta culpabilidad. Tal vez por eso, éste es un filme que puede ser particularmente sugerente en un país como el Perú, tan dado a olvidar y negar sus heridas del pasado, incluso cuando éstas se representan en los supuestamente inocuos terrenos del arte, como lo grafican el rechazo y resistencia (in)civil que han provocando la muestra fotográfica Yuyanapaq o el polémico memorial El ojo que llora que conmemora a las víctimas del terrorismo, entre 1980 y el 2000. Y es que, a fin de cuentas, en el Perú, la discriminación se mama en casa, y es así como se naturaliza, ajena a la culpa y a la responsabilidad. Por eso, como Georges, una parte de la sociedad peruana se revuelve para evitar el regreso de lo no digerido ni resuelto, lo ominoso sepultado en los sótanos de la conciencia individual y colectiva.
Esta es, por cierto, la veta a la que pertenecen los mejores filmes peruanos -o hechos en el Perú- de años recientes, como Compadre y La otra orilla de Mikael Wistrom, o Días de Santiago de Josué Méndez, filmes incómodos y necesarios que hurgan con sequedad los márgenes y los recovecos de nuestra sociedad.
Joel Calero
6 comentarios:
No puedes poner en el mismo saco una exposición absolutamente necesaria e importante como Yuyanapaq; con la escultura El ojo que llora, donde la artista equipara a las víctimas de la violencia terrorista, con los mismos terroristas en una brutal muestra de mal entendida "sensibilidad"
MA Denegri dijo en su programa que esta pelicula era malisima y que no se podia creer que en estas épocas alguien se asutara con llamadas telefonicas, dibujos yvideos de amenaza. Dijo tambièn que hay un almuerzo que dura una eternidad y que los personajes no paran de hablar con imágenes fijas y sin movimiento y que la iluminacion era pèsima. Se aburriò y no terminò de verla en un dia y la tuvo que dividir en dos partes. ¿Están de acuerdo? ¿Què piensan?
Sería interesante que critiquen películas que se puedan ver en los cines. Escondido ya pasó hace tiempo.
Se intuye que vives en Perú y es + q seguro que en lima. lee las criticas de bedoya entonces en el comercio... ahi aparece la cartelera actual
Marco Aurelio Denegri no sabe nada de cine. Que se dedique a su consultorio sexual. Y punto.
1.- q triste todos aquellos putos que empiezan su comentario o lo terminan con "ah por si acaso yo estudio cine". merecen un final como el del gallo de Haneke.
2.- toda esa moralina de "pobre gallo" hacia donde va. no matan insectos moscas arañas no comen res van sus burgers y demas. que si no vieron el sufrimiennto del animal. Estan encerrados en lo que Sloterdijk llama el Cinismo postmoderno. Claro q bien q se la comen q bien despues de publicar su comentario sobre la crueldad iran despues de cerrar sus pcs directamente a un fast food. Aceptemos de una vez. Somos predadores q si muestras o no la crueldad en situ q mas da. no seamos hipocritas somos buenos y somos malos somos todo somos larva somos virus somos seres humanos. dejen la moral abajo. y acepten lo basura que somos de una vez.
3.- para los que quieren su final explicadito: x q no alquilaron mejor una pela de bud spencer o mejor algo de bourne o quiza una de van damme. Esos comentarios son el sintoma justamente de lo que haneke toca "la pesima educacion" no solo como herramienta q forja racistas sino ademas como institucion que hace de sus alumnos capaces solo de ver y comprender popeye el marino o knight ryder. Se imaginan que joyce hubiera concebido un Ulises a la manera que ustedes reclaman: "señor joyce no entiendo x q escribe los pensamientos de los personajes y no pone antes a quien pertenece cada uno"
4.- hablar de una soterrada homosexualidad o infidelidad en los personajes es una perdida de tiempo y un acto de ociosidad...RECUERDEN Haneke tiene estudios en ello. Y desde la optica de un psicologo todos y cada uno de nosotros compartimos esos dos vectores de manera natural. nuestras perversiones para un psicologo son cosa natural lo perverso seria no tenerlas. Asi que no vengan a pegarselas de "yo encontre esto...yo encontre el otro..." que es tanta la evidencia de aquello que el universo se caeria por saberse sostenido en un arroz.
5.-Un consejito asi de costado: Regresen a los clasicos, revisen a Godard (pierrot el loco) revisen a hitch revisen a un grande como Antonioni:el final de Cache es similarisimo al de Blow up. tan diestramente comentada por Zizek, en su "mirando al sesgo" . Peliculas como las de Haneke no son novedosas son mas peliculas-tributo a aquellos grandes cineastas q como el Godard de Pierrot el loco...quisieron hacer del cine un material donde expresar cualquier mierda que ellos quisieran sin esperar un oscar de por medio.
p.d: para todos aquellos que dicen q una buena pelicula no tiene x q hacer dormir a la gente Q HASTA EL CULO ESTAN. recuerden la pelicula EL EMPLEO DEL TIEMPO de L. Cantet. en donde el personaje estaba harto de su vida de obrero y de la vida en general con sus monotonias y su pasar sin grandes emociones. El director filma con travelings lentos planos de mas de 10 segundos y una accion minima no por que no sepa lo que hace sino poruqe uqiere que esa estructura afecte al espectador quiere q todos seamos ese hombre. y es probable que quedemos infectos de la monotonia del antiheroe de Cantet lo mismo sucede con Haneke. La sensación "cansina" que puede transmitir es justamente lo que se busca realizar e insuflar en el espectador: Una francia sin reacción Una Francia lenta torpe sin capacidad de Gestión politica para afrontar los problemas históricos y su devenir de cara al hoy.
Pero eso no quieren ver ustedes van a a ver la pelicula con el Orto y no con los ojos. pues bueno comenten y esperen el estreno de Rambo 6 o de Terminator 7 talvez encuentren mejores respuestas alli. para su atormentada alma en busca de certezas en un mundo de mierda del cual no sabemos siquiere el x q estamos aqui de donde hemos venido o para que chucha....y le piden certezas a un director....................
PSICOARMA
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