Al parecer, no corren buenos tiempos para las revistas de cine impresas.
Hace cuatro años desapareció Níckel Odeon, la revista española sostenida por José Luis Garci, y ese fue el primer anuncio de los malos vientos. ¿Cómo podía cerrar una publicación así, de lujo, con ediciones monográficas y textos largos y apasionados, de amor por el cine?. Tal vez porque su formato amplio, de papel grueso y liso, pródigo en ilustraciones, y su apuesta por el pasado, por las gloriosas películas del melodrama o la comedia romántica clásica, la convertían en una excentricidad, en un anacronismo total. Esa especialización limitó su difusión, acelerando su extinción, luego de treinta y tres preciosas ediciones. Por eso, tal vez, la de Nickel Odeon fue una muerte anunciada.
La sorpresa la acaba de dar la revista norteamericana Premiere, editada por el grupo Hachette Filipacchi Media, anunciando que su última edición será la de abril de 2007. Premiere era una revista muy distinta a la española: dinámica, enganchada con la actualidad, hecha con las orejas puestas en el murmullo de la industria y atendiendo a los ajetreos del cine indie, a los que dedicó reportajes importantes Y, sin embargo, le llegó la hora final. Motivos del cierre: pérdida acelerada de lectores y una renuncia forzosa o forzada del editor.
Similares problemas se hacen sentir también al otro lado del Atlántico. La edición francesa, Première, también editada por Hachette Filipacchi, ha cambiado de formato tres veces en los últimos años buscando el modo adecuado de llamar la atención de los lectores, e incluyendo secciones de teatro y espectáculos.
Pero no sólo se prenden luces ámbar para las revistas volcadas a cubrir lo que pasa en Hollywood. La mismísima Cahiers du Cinéma ha puesto en la red una edición en inglés, a la que se puede acceder mediante suscripción. Aunque esa publicación on line parezca la confirmación de la vitalidad multimediática de los Cahiers, editados ahora por el grupo editorial de Le Monde, lo cierto es que se trata de una maniobra para superar el descenso de sus índices de lectoría, apuntando al interés potencial de los públicos de otras lenguas. No olvidemos que Cahiers du cinéma cambió de formato varias veces en los últimos años y asumió una curiosa apariencia de magazine sin modificar su contenido crítico. Para potenciar esa necesidad de Cahiers por los lectores extranjeros, la revista publicará, a partir de 2008, una edición en español dirigida por el crítico Carlos F. Heredero.
En su edición de marzo de 2007, la revista francesa Positif dedica unas líneas a los problemas de difusión, publicidad y ventas que soportan, al igual que sus colegas, y termina con un diagnóstico: el mal está inducido por la proliferación de páginas web dedicadas al cine, sobre todo aquellas de “metacrítica” (en el estilo de las norteamericanas Metacritic, Movie Review Query Engine o Rotten Tomatoes), que enlazan a una gama de páginas de la prensa diaria escrita o resumen la opinión de los críticos sobre cada una de las películas en exhibición. Es el caso de la página francesa Allocine.com.
Tal vez la explicación de Positif no sea la única ni la más satisfactoria, pero se acerca a lo probable. Las páginas web y los blogs inundan la red con todo tipo de opiniones sobre películas, pero también con informaciones sobre rodajes y otras noticias.
¿No estaremos, entonces, ante la crisis de un modelo de revista de cine tradicional? Es decir, la que combina las secciones informativas, de notas breves, con las críticas de los filmes en cartelera, siguiendo el modelo mayor de Cahiers du Cinéma. O acaso el de las revistas que apuestan a complacer el interés de un público promedio, limitando su cobertura a los estrenos de las “majors”, elaborando fichas sobre Piratas del Caribe y similares, sin darse cuenta que ellas nos saltan, como banners, apenas prendemos la computadora. Es decir, el modelo de la española Fotogramas.
La singularidad en el tratamiento de temas particulares y la insistencia en definir un punto de vista analítico sobre los temas del pasado y el presente del cine, más allá del afán de ser o parecer un magazine, da vigencia y persistencia a las mejores revistas de cine impresas. Positif, por ejemplo, ha encontrado su rasgo diferencial en la publicación de “dossiers” sobre asuntos que parecen alejados del interés masivo pero que hallan eco en el lector especializado, ese nicho minoritario al que se dirige una buena revista de cine. Hablar con largueza y profundidad, desde diferentes puntos de vista, sobre Richard Fleischer, el cine francés de la Ocupación, Marcel Carné, el cine de “capa y espada”, el melodrama de John M.Stahl o Raffaello Matarazzo, las películas de Mario Camerini, el documental actual o la animación experimental, tal vez no incrementen el “rating”, pero aportan valor agregado y distinguen a una revista.
A su turno, las revistas canadienses CineAction y Cinema Scope –de las más apasionantes de hoy- encuentran un costado original y un aporte único en el punto de vista desde el que abordan los temas: el feminismo, las lecturas “gay y lesbian” y el radicalismo político en el caso de CineAction, conducida por un colectivo en el que pesan las presencias de Robin Wood y Richard Lippe; y la atención por los directores más intransigentes en su independencia y libertad creativa en el caso de Cinema Scope, editada por Mark Peranson. Si alguna de estas revistas ha de morir a causa de sus enfoques particulares y exigentes, al menos lo hará en su ley, como ocurrió con Nickel Odeon.
http://www.revue-positif.net/
http://www.cinema-scope.com/
Ricardo Bedoya
Hace cuatro años desapareció Níckel Odeon, la revista española sostenida por José Luis Garci, y ese fue el primer anuncio de los malos vientos. ¿Cómo podía cerrar una publicación así, de lujo, con ediciones monográficas y textos largos y apasionados, de amor por el cine?. Tal vez porque su formato amplio, de papel grueso y liso, pródigo en ilustraciones, y su apuesta por el pasado, por las gloriosas películas del melodrama o la comedia romántica clásica, la convertían en una excentricidad, en un anacronismo total. Esa especialización limitó su difusión, acelerando su extinción, luego de treinta y tres preciosas ediciones. Por eso, tal vez, la de Nickel Odeon fue una muerte anunciada.
La sorpresa la acaba de dar la revista norteamericana Premiere, editada por el grupo Hachette Filipacchi Media, anunciando que su última edición será la de abril de 2007. Premiere era una revista muy distinta a la española: dinámica, enganchada con la actualidad, hecha con las orejas puestas en el murmullo de la industria y atendiendo a los ajetreos del cine indie, a los que dedicó reportajes importantes Y, sin embargo, le llegó la hora final. Motivos del cierre: pérdida acelerada de lectores y una renuncia forzosa o forzada del editor.
Similares problemas se hacen sentir también al otro lado del Atlántico. La edición francesa, Première, también editada por Hachette Filipacchi, ha cambiado de formato tres veces en los últimos años buscando el modo adecuado de llamar la atención de los lectores, e incluyendo secciones de teatro y espectáculos.
Pero no sólo se prenden luces ámbar para las revistas volcadas a cubrir lo que pasa en Hollywood. La mismísima Cahiers du Cinéma ha puesto en la red una edición en inglés, a la que se puede acceder mediante suscripción. Aunque esa publicación on line parezca la confirmación de la vitalidad multimediática de los Cahiers, editados ahora por el grupo editorial de Le Monde, lo cierto es que se trata de una maniobra para superar el descenso de sus índices de lectoría, apuntando al interés potencial de los públicos de otras lenguas. No olvidemos que Cahiers du cinéma cambió de formato varias veces en los últimos años y asumió una curiosa apariencia de magazine sin modificar su contenido crítico. Para potenciar esa necesidad de Cahiers por los lectores extranjeros, la revista publicará, a partir de 2008, una edición en español dirigida por el crítico Carlos F. Heredero.
En su edición de marzo de 2007, la revista francesa Positif dedica unas líneas a los problemas de difusión, publicidad y ventas que soportan, al igual que sus colegas, y termina con un diagnóstico: el mal está inducido por la proliferación de páginas web dedicadas al cine, sobre todo aquellas de “metacrítica” (en el estilo de las norteamericanas Metacritic, Movie Review Query Engine o Rotten Tomatoes), que enlazan a una gama de páginas de la prensa diaria escrita o resumen la opinión de los críticos sobre cada una de las películas en exhibición. Es el caso de la página francesa Allocine.com.
Tal vez la explicación de Positif no sea la única ni la más satisfactoria, pero se acerca a lo probable. Las páginas web y los blogs inundan la red con todo tipo de opiniones sobre películas, pero también con informaciones sobre rodajes y otras noticias.
¿No estaremos, entonces, ante la crisis de un modelo de revista de cine tradicional? Es decir, la que combina las secciones informativas, de notas breves, con las críticas de los filmes en cartelera, siguiendo el modelo mayor de Cahiers du Cinéma. O acaso el de las revistas que apuestan a complacer el interés de un público promedio, limitando su cobertura a los estrenos de las “majors”, elaborando fichas sobre Piratas del Caribe y similares, sin darse cuenta que ellas nos saltan, como banners, apenas prendemos la computadora. Es decir, el modelo de la española Fotogramas.
La singularidad en el tratamiento de temas particulares y la insistencia en definir un punto de vista analítico sobre los temas del pasado y el presente del cine, más allá del afán de ser o parecer un magazine, da vigencia y persistencia a las mejores revistas de cine impresas. Positif, por ejemplo, ha encontrado su rasgo diferencial en la publicación de “dossiers” sobre asuntos que parecen alejados del interés masivo pero que hallan eco en el lector especializado, ese nicho minoritario al que se dirige una buena revista de cine. Hablar con largueza y profundidad, desde diferentes puntos de vista, sobre Richard Fleischer, el cine francés de la Ocupación, Marcel Carné, el cine de “capa y espada”, el melodrama de John M.Stahl o Raffaello Matarazzo, las películas de Mario Camerini, el documental actual o la animación experimental, tal vez no incrementen el “rating”, pero aportan valor agregado y distinguen a una revista.
A su turno, las revistas canadienses CineAction y Cinema Scope –de las más apasionantes de hoy- encuentran un costado original y un aporte único en el punto de vista desde el que abordan los temas: el feminismo, las lecturas “gay y lesbian” y el radicalismo político en el caso de CineAction, conducida por un colectivo en el que pesan las presencias de Robin Wood y Richard Lippe; y la atención por los directores más intransigentes en su independencia y libertad creativa en el caso de Cinema Scope, editada por Mark Peranson. Si alguna de estas revistas ha de morir a causa de sus enfoques particulares y exigentes, al menos lo hará en su ley, como ocurrió con Nickel Odeon.
http://www.revue-positif.net/
http://www.cinema-scope.com/
Ricardo Bedoya
5 comentarios:
En efecto, parece que en Canada hay movimiento. También existe la excelente revista académica Film Quaterly, que no ha disminuido su calidad por años. En Australia parece que hay un colectivo interesante que tiene una página web: Rouge; allí escribe incluso Víctor Erice, según tengo entendido.
En Australia la actividad es intensa y la cinefilia creciente. Adrian Martin es un notable crítico,responsable de la revista Rouge,pero también es australiana la revista Senses of cinema.
¿y cómo van las revistas en el Perú?
¿Butaca todavía existe?
Hola. Esta semana sale a la venta el último número de Tren de Sombras (Edición número 7). Habrá más información al respecto por medio de este blog (J.C.C.)
Paula, claro que existe la revista butaca, pero tiene un nuevo formato que ya se lo dejo a los que la compren.
Felipe MP
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