jueves, 9 de junio de 2011

Rocha, Straub, Jarmusch y un género "estúpido y machista"



Un lector, el señor Carlos Zevallos, envía un comentario que, entre otras cosas, dice lo siguiente:



"A diferencia de usted, yo considero el western un género inválido, machista, estúpido, caduco, asqueroso, repugnante, inapropiado para una realidad cultural subalterna como la peruana. A mi juicio, el mero hecho de que un cineasta local utilice referentes ("conscientes o inconscientes") de ese género alienante en una ficción acerca del terrorismo... está mal, evidencia falta de desarrollo crítico, exige la comparecencia del crítico..."



Su opinión sobre el western es la que usted expresa y no pretendo convencerlo de nada.

Pero sí quiero mencionar recordar algunas cosas al respecto. Por ejemplo, lo que algunos directores cinematográficos hicieron con elementos de ese género “inválido, machista, estúpido, caduco, asqueroso, repugnante…”, como usted lo califica.


Por ejemplo, algunos realizadores líderes del cine más radical, experimental, independiente y “nuevo” que se haya hecho en el mundo.


Ahí está Glauber Rocha incorporando la iconografía, la dramaturgia y hasta las coreografías del western, en mestizaje con Godard y Bertolt Brecht, para dar cuenta de la realidad subalterna del nordeste brasileño, reseco y miserable, en “Dios y el diablo en la tierra del sol” y “Antonio das Mortes” (“El dragón de maldad contra el santo guerrero”)


Rocha, además, apeló al western para enfrentarse a los “Lombardis” y “Durants” de su época y su país, es decir a los cineastas de la “qualité” contra los que insurgió el “Cine Nuevo brasileño”, como Walter Hugo Khouri o Lima Barreto. Es decir, inventó a Antonio das Mortes para oponerse a “El Cangaceiro” de Barreto y lo convirtió en un lacónico y estilizado personaje de un western hecho desde la “subalternidad”. Ver al respecto la “Revisión crítica del cine brasileño”, el libro de Rocha, y los varios artículos donde habla de su relación con el western y John Ford.


Cuando Jean- Luc Godard, en su etapa más maoísta, radical, desconstructora y militante, quiso reflexionar sobre los tormentosos vientos que terminarían con la decadente civilización occidental y burguesa, apeló nada más y nada menos que al western. Ahí está la avanzada, radical y ultra experimental “Viento del Este”, uno de los “westerns” más turbulentos y extraños de la historia, perforado por todo tipo de exabruptos, hecho en vigencia del Grupo Dziga Vertov.
También podríamos mencionar a otro faro del cine independiente, Jim Jarmusch, que desmonta varias leyendas históricas de su país en “Dead Man”, sobre el que Jonathan Rosenbaum tiene un libro magnífico editado por el BFI, y que es un western minimalista y notable, con un vaquero que parece hermano de Harry Langdon.


¿Y saben quién dijo que John Ford era el más brechtiano de los cineastas y expresó su admiración por él, reconociendo esa influencia en su cine? El mismísimo Jean-Marie Straub. Sí, el cineasta marxista, el autor de una de las obras más herméticas, insobornables, materialistas, independientes y radicales de la historia del cine. Muchos han visto a “Machorka-Muff” y a “No reconciliados” como westerns y se ha encontrado en la obra de Straub la influencia fértil de un western como “Fuerte Apache”. Se pueden ver al respecto los libros siguientes: “Landscapes of Resistance. The German Films of Danièle Huillet and Jean-Marie Straub”, de Barton Byg, y la notable biografía de John Ford escrita por Tag Gallagher, donde desarrolla la relación entre Straub, Ford, Brecht.


Hace muy poco, en 2010, una realizadora “fetiche” del cine independiente más avanzado de la actualidad, Kelly Reichardt, realizó una película llamada “Meek's Cutoff”. ¿Qué es? Un western, nada menos, ambientado en el desierto de Oregon en 1845 y con mujeres como protagonistas. Así que de género caduco y machista, nada. Vean este comentario de Manu Yáñez:
http://www.otroscines.com/columnistas_detalle.php?idnota=4757&idsubseccion=13&PHPSESSID=ce0510830f2cc8e4be4dd1ad83157d0f



Y lo dejo aquí porque se podría seguir dando ejemplos, como la secuencia inicial de “Bastardos sin gloria”, de Tarantino. En fin…



Termino diciendo que los prejuicios son terribles porque nos confinan en nuestras propias fobias y limitaciones. Yo le digo al lector que ponga a prueba sus férreas convicciones apelando a la mínima curiosidad intelectual, esa que permite descubrir que los creadores cinematográficos son capaces de fertilizar sus obras con las influencias más diversas, incluso con aquellas que a usted le parecen repugnantes, estúpidas y machistas.



Ricardo Bedoya

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay comments que son impublicables, señor Bedoya. El de Carlos Zevallos es uno de ellos y, encima, dice lo que dice, además de ignorancia y desconocimiento, con un tono petulante y posero. Supongo que no debe tener más de 20 o 21 años porque eso no se explicaría en alguien de mayor edad.

Isaac León Frías dijo...

Me parece lamentable el comentario de Carlos Zevallos con relación al western. Es una clara expresión de la mezcla del prejuicio ideológico con el desconocimiento de las obras del género (de su genealogía, de sus etapas y de sus máximos exponentes)y el subjetivismo más desaforado. Es decir, todo lo contrario de lo que se puede esperar de alguien que esté interesado seriamente en el cine. A los nombres que ha mencionado Bedoya se pueden agregar otros y muy distinguidos: el de Orson Welles, que consideraba a John Ford el mejor director de la historia, y de manera especial por sus westerns; Akira Kurosawa, también un gran admirador de John Ford y de la tradición del mejor western (qué son Los siete samurais, Yojimbo y otras sino, y a su manera, variantes del western); por no mencionar a otros cineastas contemporáneos más directamente emparentados con el género como Clint Eastwood. Tanto la cinefilia más arraigada como los estudios culturales actualmente en boga tienen ese género (no todo, claro) como objeto de fruición así como de estudio e investigación. Y es muchísimo lo que el western aporta al conocimiento de la sociedad norteamericana, de la evolución del cine y son múltiples las influencias que el western ha ejercido sobre el cine de las últimas décadas. Descalificarlo como lo hace Carlos Zevallos es una clamorosa demostración de ignorancia y frivolidad, esa que padece asimismo el responsable de ese blog que le corre al debate con Bedoya.

Anónimo dijo...

Qué westerns ha visto Carlos Zevallos? Que haga una lista. ¿Conoce acaso los westerns de Ford, Walsh, Hawks, Anthony Mann, Daves, Boetticher, Peckinpah...? ¿Tienen algo de machistas, estúpidos y caducos? ¿Es machista Johnny Guitar o Río sin retorno?
No se pueede escribir de esa manera, por favor! Esa es la escuela de Castro Cobos: el subjetivismo más irracional y arbitraria. Cualquier cosa que se diga vale, así no demuestre nada, por eso no les importa que se confunda lo específicamente policial con lo criminal.

Anónimo dijo...

El primer post me parece tonto. O sea, supone que porque Zevallos habla incoherencias, ¿significa que tiene menos de 20 años? Yo tengo 19 y eso no implica que hable o diga cosas sin fundamento.
Saludos,
Juan Osorio Riso.

Cesar Miranda dijo...

Zevallos ha dicho algunas verdades muy válidas sobre el western clásico nosteamericano, el caracter facista, unidimensional y patriotero de buena parte de sus cintas mas representativas - justamente las que forjaron su mitologia - temática e idologicamente hablando son la principales razones por las que el mismo género casi se autodestruye (en su primera etapa) durante los 60´s y 70s. Luego se tuvo que reformular muchos de estos planteamientos, por ejemplo ya no se ve el exacerbado patriotismo ni la hipocrecia social en Peckinpah y el Spaguetti Western (mas bien se denuncian) e inclusive aparece el Red Western (muy divertida y esclarecedora contra-vision rusa sobre el oeste americano), Miklos Jancso, Ruy Guerra, Larissa Shepitko, y los que nombraron antes en el artículo tomaron notables referentes visuales y también temáticos (el mas perdurable legado del western clásico) pero nunca se acercaron idelogicamente al género por razones obvias, aun así esto no quita los cimientos ultra-conservadores que hicieron del western y de sus primeros realizadores los abanderados de un "Destino Manifiesto" cinematográfico, asi que a los críticos defensores de una facción del western una mayor ecuanimidad y poder de análisis e interpretación.

Anónimo dijo...

Como se nota que César Miranda no ha visto ni un solo western de Howard Hawks. Decir que "Río Bravo" es una película fascista es hablar por hablar. Y, lo que es peor, enorgullecerse de la ignorancia. Pocas películas hablan de forma tan clara sobre la solidaridad, el trabajo en equipo, el compañerismo que esa cinta. O sea, todo lo absolutamente opuesto al fascismo. Y si el personaje de Angie Dickinson es unidimensional, entonces estamos todos locos.

Miranda retrocese 50 años la crítica de cine con su lectura ideológica. Para él, John Ford es igualito que Michael Bay. Total, los dos son "patrioteros". Ayayay...

Anónimo dijo...

¿El western? ¿Unidimensional? Causa, ¿has visto "Más corazón que odio"? Es un western de John Ford, con John Wayne. Y ese debe ser el personaje más complejo y atormentado de la historia del cine. Mira como, al principio, solo a través de miradas, deja en claro el amor entre Wayne y su cuñada. Pocas emociones más fuertes que esa. Eso es cine. Pero claro, si lo que importan son los temas y la ideología...

Pedro Luzuriaga dijo...

Lo de Cesar Miranda es una lectura unidimensional y empobobrecedora, sin advertir los niveles del sentido que ofrecen las películas. ¿Eran patrioteras las películas de John Ford? ¿Eran machistas los westerns de Anthony Mann y favorecedores del destino manifiesto? ¿Lo eran los westerns de Budd Boetticher? ¿Y tenían algo de machistas los de William Wellman?
¿Esa es la nueva crítica que hay en el Perú, la de Carlos Zevallos y
César Miranda? ¿Qué aportan estos señores a la comprensión del cine?
La vuelta a la visión de hace 40 o 50 años, sólo que peor, más desinformada y esquemática que la de antes.

Pedro Luzuriaga
(Desde Buenos Aires)

Ricardo Bedoya dijo...

El problema es el prejuicio que lleva a descalificar en bloque sin conocer de lo que se está hablando. Para Zevallos y para Miranda todo es igual y todo da igual. El western es un bloque sin fisuras hasta los años sesenta.

Con ese mismo criterio de descalificación ideológica y de desconocimento de las diferencias, se podría decir que todos los filmes de horror son machistas y misóginos porque propician el sadismo contra la mujer, desde la víctima de Nosferatu hasta la pobre Regan de El exorcista, pasando por la Deborah Kerr de Los inocentes y hasta la niñita de Frankenstein. O que la ciencia ficción es un género de afirmación imperialista y volcado a la difusión de paranoias xenofóbicas y racistas porque conciben el espacio exterior como una prolongación de las praderas del western donde las naves "cabalgan" a la conquista de nuevos mundos como expresión del destino manifiesto de una gran nación en plan de poseer el universo todo. O porque representa a los alienígenas de repugnantes colores verdes y hasta de tintes fecales como ET, o con formas alejadas del canon de belleza occidental.

La descalificación en bloque es justamente la negación de la actitud crítica, que se basa en el discernimiento, en el juicio, en la comparación, en la evaluación, en la precisión, en el cotejo, en el conocimiento. Y eso es lo que no existe en opiniones tan gruesas y desinformadas.

¿Se puede hablar del western sin distinguir una película de Lesley Selander de una de Fuller; o sin precisar las diferencias entre entre el western rural y el de ciudad; o entre aquellos que muestran el retorno de la Guerra Civil y los que narran las historias de la construcción del ferrocarril o los avances del Pony Express? ¿Se puede hablar del western sin distinguir aquellos que hablan de los colonizadores de nuevas tierras y los que buscan imponer fronteras y poner alambradas; o los que muestran enfrentamientos con los apaches de los que presentan al mundo nativo con ojos de descubrimiento, como Delmer Daves o Aldrich? ¿Se puede pontificar sobre el western sin hablar de las películas desmitificadoras del heroismo como las de Mann, Penn y Parrish, o que dieron visiones fuertes del nativo como lo hizo el propio Ford, entre otros? ¿O de los western atípicos, como los de Fritz Lang, Nicholas Ray, Tourneur, Preminger, y más? ¿O de los que reflexionaron de modo crítico sobre la cultura de las armas, el linchamiento o la intolerancia macartista, como Silver Lode, de Allan Dwan?

El cine se está alimentado de sí mismo, de sus propias tradiciones e iconografía. Se retoman los grandes géneros, se releen o se usan sus elementos básicos apara sustentar nuevos relatos. Es la intertextualidad que se impone en el cine de hoy y que es la base de los estudios culturales y estudios fílmicos. Que algunos jóvenes aleguen razones tan primarias para descalificar lo que no conocen, no sólo empobrece el debate sobre el cine. Es peor que eso. Nos retrotrae a los períodos más oscuros del culturalismo cineclubístico de los años cincuenta. Épocas en las que se pasaba a las películas por el tamiz del dogmatismo estalinista o de la cucufatería religiosa. Es decir, por las variantes del desconocimiento teñido de ideología.

Anónimo dijo...

Creo que lo alguien como Zevallos reclama -y lo hizo desde el primer comentario que dejó (es cierto, con un exabrupto cuestionable)- es una actitud crítica ante el western y cualquier género cinematográfico. Por lo que veo, algunos creen que el western es intocable y reaccionan con histeria y afanosos por dejar sentada una postura de autoridad. Si lo de Zevallos puede ser escandoloso, también lo es el que un par de supuestas eminencias de la crítica de cine en Lima hayan puenteado el cuestionamiento de Zevallos. Saludos a todos.

Ricardo Bedoya dijo...

Al anónimo de las 9.44

¿Género intocable? ¿Quién dijo eso? Por el contario, plantear las diferencias y matices es justamente ejercer la crítica. Lea lo que escribí sobre La boca del lobo y el western. Dije ahí que el género es conservador por naturaleza y que Lombardi al importar algunos esquemas del western importó también su ideología. Mis razones están expuestas ahí.

El problema que no se quiere ver es que la ideología no es un bloque sin fisuras ni está contenido sólo en la moraleja de un "mensaje" explícito. Es una construcción llena de matices. A los interesados en estos asuntos les sugiero revisar dos textos notables: el análisis de El joven Lincoln realizado por la revista Cahiers du Cinéma en los años setenta, y un libro formidable sobre la cultura de los Estados Unidos, The Return of the Vanishing American (1968), de Leslie Fiedler, que es uno de los mejores textos para entender el sustrato cultural del western, con todas sus contradicciones.

LO empobrecedor es justamente el desconocimiento y el repudio basado en la ignorancia.

Anónimo dijo...

anónimo de las 9.44

Perdón, yo no conozco a Zevallos, no es mi amigo ni nada pero, en qué parte de su texto dice-sostiene-plantea que la ideología es "un bloque sin fisuras"? Revise usted Sr. Bedoya cada palabra que escribió con su amigo León Frías y, francamente, para ser un par de profesores universitarios, no establecen ningún tipo de diálogo con Zevallos. Inmediatamente sacaron el bastón y empezaron a lanzar tortazos. Digo, no entiendo a dónde conduce el que una persona llame a otra "frívola" o "ignorante". Más serenidad y más calma para todos. Gracias por haberme respondido.

Ricardo Bedoya dijo...

Al anónimo de las 9.44

Si usted encuentra fisuras en la calificación del western como un género “inválido, machista, estúpido, caduco, asqueroso, repugnante…”, por favor dígame dónde están.

Ya que es usted traductor de Zevallos, le hago recordar que no puede haber diálogo porque él mismo dijo que no tiene facilidad para escribir y tiende a la dispersión. Si se trata de dialogar, perfecto. Pero para eso se necesitan interlocutores.

Anónimo dijo...

Yo no soy traductor de nadie ni pretendo ser el sumo pontífice de nada -y por estos lares veo, lamentablemente, mucho de esto-. Pero ya veo que con gente como ustedes no se puede dialogar. Sacan el fustán inmediatamente. Que les vaya bien a todos.