martes, 14 de junio de 2011

Contra los reduccionismos

A pesar de que Bedoya ha respondido en un comentario y con mucha claridad a los adjetivos en bloque lanzados en contra de los westerns, creo que vale la pena extenderse un poco más en el tema porque resulta preocupante que esas impresiones provengan de gente asociada de una u otra forma a la crítica a o a la cultura cinematográfica.

Mucho tiempo, tinta y argumentos disuasivos le tomó a la crítica de cine de los años 50 y 60 tumbar el edificio de prejuicios y estereotipos que regían en el ambiente cultural de entonces. Sin embargo, vemos que esos mismos prejuicios y estereotipos reaparecen a estas alturas de la historia, cuando se podía pensar que estaban totalmente superados, si no en todas partes, al menos, caramba, en los círculos supuestamente especializados.

Ese prejuicio, por cierto, no sólo nos retrotrae a los años 50, sino mucho tiempo antes. Ya las novelas de caballería eran denostadas en bloque en su época como los relatos de aventuras en el siglo XIX y no por todos, sino por quienes se suponía ostentaban el saber sobre la materia.

Peor aún, que sean jóvenes los que hacen esas afirmaciones es especialmente preocupante porque es a ellos a quienes les tocaría ensanchar el conocimiento y la comprensión y no divulgar juicios categóricos basados en unas cuantas impresiones mal procesadas. ¿Cuántos westerns se han hecho en la historia del cine? Remito a la enciclopedia de Phil Hardy, que no es exhaustiva, pero allí se consignan varios miles y sólo considerando los largometrajes, pues no se cuentan, y se hicieron otros miles, los llamados quickies, que eran los cortos del género, abundantes en los años 30 y 40.

¿Cuántas películas del género han visto quienes las descartan con tan gruesos adjetivos? No creo, francamente, que muchas si es que les provocan tales reacciones.

¿Es posible, pregunto,hacer esas aseveraciones a partir de la impresión que pueden haber dejado (¿cuántos? ¿acaso 100 o 200, por lo menos?) un puñado de westerns? Porque, por edad, son espectadores que no han vivido las épocas en que los westerns eran moneda corriente en las grandes pantallas. ¿Cuáles son, además, los que han visto? ¿Se puede hacer una generalización tan tajante de todos los westerns hechos en la historia, sin diferenciar periodos, series, obras de "autor" o westerns atípicos e inclasificables como The Naked Dawn, de Edgar Ulmer o Heller in Pink Tighs, de Cukor?

En realidad, esas calificaciones se basan en supuestos éticos e ideológicos que son los que sustentaron (y sustentan lo que queda de ella), la vieja y superada concepción ético-ideológica del cine. Es exactamente igual a lo que hace unos años Balmes Lozano afirmaba acerca del cine de terror en las páginas de la revista Butaca: el rechazo a un género supuestamente degradado y envilecedor.

Esos adjetivos de "repugnante o machista" son similares a los que se podrían aplicar a El nacimiento de una nación, por racista o a El triunfo de la voluntad y Olimpiada, de Leni Riefensthal, por pro-nazis, y no es que no lo sean, sino que no se puede agotar en esa fácil (demasiado fácil) constatación, la comprensión y la valoración de esas películas.

Igual no es válido, desde una perspectiva crítica, descartar en bloque a la telenovela como formato, a los programas de humor, a la tecnocumbia y a cualquier otra manifestación de la cultura popular, pues eso inhibe cualquier posibilidad de comprensión e incluso de valoración estética favorable con referencia a determinadas obras o programas.

Es decir, la vigencia de esos prejuicios no corresponde en absoluto a una mirada abierta y amplia, que es la que se podría esperar en el 2011 y más aún en jóvenes, sino a los rezagos de un pensamiento conservador y represivo y en última instancia, irracional y fundamentalista.

Isaac León Frías


3 comentarios:

Carlos dijo...

Por favor ignoren los comentarios de Zevallos Bueno. El tipo es un posero de primera y no merece que se ocupen de él (y espero que publiquen este comment)

Saludos.

Anónimo dijo...

Mutis completo de los causantes del despropósito...

Anónimo dijo...

Los western de John Ford, por citar un caso emblematico, funcionan como un fresco de la historia de los EEUU y en ellos se percibe una evolucion de la percepcion del autor sobre varios temas (el estado de derecho, el tratamiento sobre el tema indigena y el lugar que sus integrantes ocupan en el imaginario fordiano, el cambio de paradigma economico). La experiencia de la 2da Guerra Mundial fue decisiva en ese cambio de percepcion, que la hizo crispada, generadora de antiheroes.
Martin Sanchez Padilla