jueves, 18 de noviembre de 2010

Otra opinión sobre Octubre

El argentino Quintín opina en su blog La lectora provisoria:
"(...) Pero antes, me olvidé de contarte que ayer me tocó la única película siniestra hasta ahora: un bodrio peruano llamado Octubre, esa que Claire Denis premió en Cannes. Tercermundismo for export pasado por el tamiz de los laboratorios de guión, historia de barrios bajos al mismo tiempo sórdida y sentimental que mira a sus personajes desde arriba y los manipula arbitraria y académicamente. Da la impresión de que la escuela mexicana, basada en el manierismo visual, el silencio ostentoso y la mirada condescendiente sobre los pobres, va imponiendo su predominio en la región."

http://lalectoraprovisoria.wordpress.com/2010/11/18/carta-desde-mar-del-plata-5/#more-12834

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡Che, andá cantale a Gardel!!!

Anónimo dijo...

1)La principal razón por la que el cineasta peruano tiene la soberbia y majadería de darle la espalda a su público es porque le regalamos la plata sin pedirle cuentas. Sí, se la regalamos ¿sabían?: con nuestros impuestos a través de CONACINE o IBERMEDIA. Aquí hay ya que cortar esta mamadera y van a empezar a recordar que el público existe y que a él se deben por puro instinto de supervivencia. A la mala aprenderán a hacer cine.

2)Hacer buen cine (supongamos que en el Perú se hiciese buen cine) que nadie quiera ver es muy fácil si lo comparamos con hacer buen cine que además el público quiera ver. Este es el reto de un verdadero cineasta y esto es lo difícil. Aquí quieren hacerme creer que Nolan, Anderson o los Cohen no son cineastas porque trabajan en Hollywood o que traicionan su arte al pensar también en el público. Falso. Lo único que quieren es disfrazar su mediocridad con la excusa del "yo no hago cine comercial asco" cuando en realidad no tienen siquiera el valor de intentarlo.

3)Si no les importa la taquilla ni el público pues hagan sus experimentos onanísticos con su propia billetera y cuélguenlos en You Tube para compartirlos con sus cuatro patas, la mujer y la trampa, que con los fondos de Conacine podríamos tener 10 sinfónicas bien pagadas y equipadas dando conciertos por todo el país, una red de bibliotecas municipales surtida o un Museo de Arte Moderno impresionante. Cualquiera de estas alternativas, todas gratuitas, tendría más público y relevancia cultural que sus mamarrachos en 35 mm.

4) Solución sencilla: FONDOS REVOLVENTES, el Estado ayuda al realizador siempre y cuando consiga 100,000 o más expectadores en taquilla nacional o recuperar la inversión, lo que suceda primero. Si no lo hace que vaya a mamar a otro lado porque está inhabilitado para recibir fondos públicos. Más temprano que tarde alguien pasará la valla.

Panina

Pablo W. dijo...

Cuando hables de los gustos del "público", limitate a los que viven en tu casa o a los que frecuentas en tu barrio, anónimo.

(ya es un lugar común responder así a esas salidas pedantes, pero bueno...)

Anónimo dijo...

bien duro el comentario....pero no deja de tenr razón en algo.

Anónimo dijo...

"en algo"
¿en algodón?
¿Algo de qué?
"Algo de mi, algo de mi, algo de mi se va muriendo", como dice la melosa canción de los 70s?
Precisiones anónimo de las 14:12
¿En qué no deja de tener razón?
Lo expones y debatimos.

ralch dijo...

Anónimo 2, gana muchos adeptos ser a la vez hostil y elocuente, pero tu postura parte y apunta a nada menos que generalizaciones que, en un contexto de multiplicidad de posibilidades reales y experiencias probadas, se desmoronan como una torre de naipes. En Perú y el resto de Latinoamérica sí se hace cine comercial, y su éxito es poco mejor que el cine menos comercial. Y por comercial no significo "de género", sino el que es pensado "para gustar a la gente", o sea, el que reviste su propuesta de concesiones al punto incluso de perder su identidad. "Identidad", por otra parte, no es aquí un concepto hueco, como sí lo es "verdaderos" (cual aplicado a "cineastas") en tu postura. Identidad es algo que toda película debe tener, ya sea de género o la que se ciñe a reflejar bajo régimen estricto la pulsación creativa y hasta el lamento abierto de su autor, concesiones al público dejadas en el felpudo de bienvenida. Mucho del mejor cine es el que se ve en festivales, y ahí conviven los Coens y los Tarantinos con los Weerasethakuls, Costas y Reygadas. Como en toda esfera de la creatividad, hay los que posan mediante el artificio y hay los que saben qué diablos quieren decir o contar y sienten la necesidad de contarlo como sea (muchas veces sin fondos estatales), sean de Hollywood o de la ruralía tarkovskiana. Bergman no es menos cineasta que Tourneur, aunque su cine haya sido difícil, amargo y repetitivo (y hecho por estudios). Bergman, Tarkovsky, Kiarostami, Koreeda, Herzog, Fassbinder, Mambety, Ghatak, Gaviria, etc. son, pues, "verdaderos" cineastas. Si sientes que tu inquietud cinematográfica es más pop que sinfónica, asúmela como tal y disfrútala, pero deja la prepotencia en el refrigerador junto a la leche que lleva ya dos días vencida. Más allá de la justicia que pueda o no haber en la otorgación de dinero para hacer películas específicas en Perú o donde sea, el cine como arte y como oficio sí merece ese voto de confianza, y yo, que no vivo en Perú, estoy atento a lo que pasa allá y contento por los premios que recibe e festivales (¡y afirmo y defiendo que La teta asustada es mejor película que El secreto de sus ojos y que Das weisse Band también, canejo!). Dicho sea de paso, al presente, en materia de exposición, los festivales son la mejor apuesta para la exposición del cine hecho fuera de las potencias fílmicas ( y hasta un par de ellas quedan atrapadas en la consideración), precisamente porque Hollywood acapara el mercado del cine "para las masas", con todo y los Campanellas del mundo (y bien por ellos). Muchas películas buenas y de factura, hechas fuera de Hollywood, incluso las de 3 actos y "beats" continuos) pagan el precio de ese prejuicio.