El mundo mágico de Terabithia es una buena película adulterada, falsificada, mutilada y modificada en la versión que se proyecta en las salas. El motivo es muy simple: sólo se exhibe en unas horribles copias dobladas al castellano, sin que la distribuidora le dé oportunidad a los espectadores a elegir si desean verla con subtítulos.
Lástima, de verdad, porque la cinta remonta el tratamiento televisivo de sus primeras secuencias para convertirse en una indagación en la fantasía de una pareja de chicos marginales, maltratados en la escuela, que encuentran el reducto ideal en un lugar fantástico al que llaman Terabithia y que, acaso, es sólo producto de una fractura de sus personalidades, un ecran espectral, un escenario de sombras animadas donde descargan sus furias, frustraciones y penas.
Todos los temas (y lugares comunes) de las películas sobre el crecer y madurar salen al encuentro del relato, pero el director Gabor Csupo se las arregla para tratarlos con dignidad y sobriedad, encarnando las "lecciones de vida y crecimiento" no en discursos edulcorados, sino en situaciones dramáticas interpretadas por niños frágiles pero consistentes.
La película no se ahorra situaciones fuertes -esas que el cine mainstream suele evadir o convertir en dechado de gracias bobas-, como la aparición del amor, de los celos, de la atracción por la mujer mayor, del sentimiento de traición y culpa, de las tensiones familiares, de la experiencia de la muerte, la soledad, el duelo y la impotencia.
Pero todo esto lo recibimos amortiguado, filtrado, tamizado, es decir, adulterado, por un doblaje que sigue las pautas televisivas de crear diálogos estándar, con voces intercambiables y entonaciones de radionovela.
El doblaje es una traición a la película porque no sólo cambia las voces de los actores, sino que altera la estructura total de la banda sonora. Compruébenlo con cualquier dvd que tenga la opción de la banda sonora doblada. Escuchen una secuencia doblada y luego la versión original y notarán que se modifica todo, no sólo la entonación y timbre de las voces, sino la intensidad de los fondos sonoros y la atmósfera acústica.
Por eso, mencionar los méritos de El mundo mágico de Terabithia sin alertar a los espectadores de la versión adulterada que se proyecta en las salas es avalar la bárbara práctica mercantil -cada vez más frecuente- del doblaje sin opción a la versión original.
El mundo mágico de Terabithia es una buena película, pero están ustedes advertidos de las condiciones en que la verán.
Ricardo Bedoya
11 comentarios:
"Por eso, mencionar los méritos de El mundo mágico de Terabithia sin alertar a los espectadores de la versión adulterada que se proyecta en las salas es avalar la bárbara práctica mercantil -cada vez más frecuente- del doblaje sin opción a la versión original."
otra vez?!! realmente estas obsesionado con sebastian pimentel no? si el no hubiera escrito su critica favorable a esta pelicula en Somos, tu no hubieras hablado de Terabithia. Solo lo haces para recordarle a pimentel que es un vendido a las distribuidoras. triste fin para un critico que ahora se dedica a criticar a otros criticos.
mientras tanto el tema de fondo queda ahi, como anecdota, ustedes se jalan de las mechas y las distribuidoras se divierten con el circo... patetico.
En el último Somos, Pimentel, como siempre, exagera al destacar los logros de "El mundo mágico de Terabithia", pero no dice ni pío del doblaje al castellano que afecta considerablemente a la película.
Al principio las distribuidoras avisaban si las copias eran subtituladas, pero ya no lo hacen. Pasó con La llamada, la japonesa. Es verdad, los críticos deben decir el estado en que se ven las películas porque hasta los aparatos de televisión tienen la función de cambio de versión, de original a doblada.
El día que un crítico no diga, replique o plantee una divergencia tajante con otro, la crítica no servirá de nada.
Sobre todo cuando lo que está de por medio es la calidad con la que se verá una película. Hay que tener francamente la inteligencia de Mr. T (también conocido como Mario Barackus) para no ser consciente de eso.
Demasiado suspicaz mario barakus, creo que en este blog se habla siempre cuando la pelicula viene mutilada o en este caso todas las copias dobladas, sin dejarnos la opcion de ver una pelicula en cine y con su idioma original. Solo nos deja la opcion de conseguirla en Polvos Azules si queremos ver la version orginal.
En el Commercio y los cines dicen que la pelicula es doblada, pero igual gracias al sheriff por alertarnos al respecto....
Para Mario Barakus: hace tiempo que Bedoya protesta por la falta de copias subtituladas en algunas películas para el público infantil, aunque no lo sean exclusivamente para ese público.
Me parece que el Sr. Bedoya a ido al cine a ver una pelicula "DOBLADA", es decir, ha pagado su plata (no creo que entre gratis) para avalar la practica mercantil de una distribuidora???
Eso no se hace Sr. Bedoya, aqui se esta para boicotear esos productos, no para pagar pr ellos!!!!! Esta traicionando sus principios.
Respuesta al perspicaz Barackus.
Las distribuidoras se vacilan cuando no se dice nada de sus tropelías. Cuando sólo dos o tres periodistas insisten con machaconería en lo mismo, mientras que otros -que, por formación y declarados principios, al menos pasados, deberían reaccionar- prefieren callar absolutamente todo lo que tenga que ver con el ejercicio abusivo del poder mercantil y la imposición a los espectadores.
Ese es el problema. Los que escribimos comentarios no somos legisladores, funcionarios de aduanas, ministros de estado ni personas de poder. No podemos decretar nada ni obligar a los distribuidores a hacer esto o aquello. Sólo podemos opinar y criticar lo que nos parece mal, alertando a los lectores de ello.
En lo que a mi respecta, lo hago para que los lectores perciban la barbaridad del doblaje que está resultando una amenaza creciente. Cada vez más películas se estrenan dobladas ya que la convicción de las multinacionales es que la franja principal de espectadores es joven y los jóvenes no leen.
Si hay periodistas que prefieren ignorar eso y pasar por alto el doblaje de una película, comentándola como si nada pasase, allá ellos. También lo hicieron al silenciar los cortes censores a La mujer de mis pesadillas. Esa actitud de complacencia y pasapiolismo es la que pone eufóricos a los dueños del negocio del cine que pueden hacer lo que quieran con el aval de algunos periodistas.
Respondo al anónimo de 22.10: Sí, vi Therabitia doblada porque me gusta ir al cine y ver las películas en pantalla grande. La vi como veo las cintas para niños o de animación que llegan dobladas.
Odié el doblaje y estoy seguro que arruiné en parte mi percepción de la película, pero es mi gusto o mi perversión y sobre esos asuntos no tengo explicaciones. El que quiera verla, que la vea, pero para eso está la advertencia.
Si les sirve de consuelo (mal de muchos...) en México se distribuyó de la misma forma. Yo preferí verla en DVD, por supuesto. Se trata de un espléndido filme de crecimiento juvenil no apto para niños muy pequeños (ni para padres muy sentimentales, porque pueden soltar las de Caín). Una de esas cintas que pasó desapercibida, injustamente, en muchas partes.
Inclán se queja del texto: "Expiación, deseo y pecado" del amigo John Campos Gómez.Bedoya, León y habitualmente los otros satanes escriben muy bien y se les entiende cabalmente aun en sus presuntas arbitrariedades.Protesto porque el texto aludido me resultó farragoso, aburrido y poco infernal. La crítica es una forma de contra creación. Su capacidad re-creadora es fascinante y puede leerse como objeto independiente de la cosa criticada, a condición de que sea libre, imaginativa, muy bien escrita y se adentre en planos que ojos menos entrenados no los perciban.Exigo a los críticos la misma calidad que a los cineastas. No me interesan las discrepancias. No caben desde el momento en que predomina la diversidad. Acepto la discrepancia lúdica, desinteresada, pero aquella que discrepa porque esconde algún tipo de ominosidad, se niega a sím misma. Amigo Campos, disculpe, pero la crítica la crítica no es ofensiva. Tan solo el derecho a recibir buena literatura.
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