sábado, 9 de junio de 2012

Mi semana con Marilyn

“Mi semana con Marilyn” evoca el rodaje de la película “El príncipe y la corista”, dirigida por Laurence Olivier en 1956. Es la crónica de la fascinación de un joven de poco más de 20 años por la mujer más famosa y admirada del mundo, que llega a Inglaterra para participar en ese filme.


Michelle Williams hace de Marilyn, que a los 30 años pasa por una etapa de terrible inseguridad. Es la gran estrella de Hollywood pero se cree una mala actriz y eso la atormenta y acompleja. En vez de seguir la intuición natural que posee, se somete a entrenamientos de actuación que la torturan.

“Mi semana con Marilyn” alterna, con disciplinada, insípida y académica corrección narrativa, la historia de un romance juvenil y el retrato de la estrella que vive bajo la insoportable presión de su entrenadora del Método, Paula Strasberg, y de todo tipo de pastillas. Como telón de fondo asistimos al rodaje siempre retardado, para exasperación de Sir Laurence, de “El príncipe y la corista”.

Lo mejor de la película es Michelle Williams que proyecta la fragilidad necesaria al retrato de la actriz. No ganó el Oscar porque hasta ahora la Academia piensa lo mismo que pensaban aquellos que atormentaron a Marilyn en su tiempo: que las buenas “performances” son un asunto de “método” expuesto en vidriera, transformismo en vitrina, afeites y hasta cambio de piel. A Michelle le sobra el método –lo conoce de sobra, mejor dicho- pero sabe que para encarnar a Marilyn es mejor apelar a las armas de la protagonista de “Una Eva y dos adanes”: fotogenia, naturalidad, nervio, gracia, instinto.

Kenneth Branagh cumple el sueño de su vida: parecerse a Laurence Olivier.

Ricardo Bedoya

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo fui a verla el lunes pasado (a molina plaza a las 10 y pico de la noche). (eramos dos en la sala). lo unico q no me gusto de la pelicula es q el asistonto no le dio vuelta a marilyn. tremendo pan con pavo.