lunes, 11 de febrero de 2013

El vuelo


La vuelta de Robert Zemeckis al mundo de los dramas con actores de carne y hueso y en plan de buscar el Oscar lo ubica al lado de Denzel Washington, como antes lo puso junto con Tom Hanks en Náufrago.

Lo curioso de “El vuelo” es el carácter adulto que la película pretende lucir desde el arranque. El desnudo inicial, las escenas con el protagonista inhalando cocaína, el aire divertido del personaje de John Goodman, el asunto del alcoholismo creando dilemas éticos que se dramatizan.

Denzel Washington es el piloto de una línea de aviación comercial que suele ponerse al comando de la nave en condiciones muy particulares. Un buen día, el avión tiene un percance en pleno vuelo pero el piloto maniobra del modo correcto para forzar un aterrizaje. El accidente deja un saldo mínimo en pérdidas humanas, pero la conducta personal es puesta en cuestión.

“El vuelo” dura casi dos horas y media y durante ese tiempo de navegación ocurren todo tipo de turbulencias. El episodio del accidente aéreo es tenso, seco, espectacular y traumático para cualquiera que padezca de fobia a los aviones. Pero al lado de ese impecable ejercicio de artesanía fílmica, aparecen las escenas menos convincentes y melodramáticas de la relación entre el piloto y Nicole, la joven que enfrenta la adicción a la heroína. Personaje que es reflejo inverso del buen Denzel y que está ahí para hacerlo reflexionar y ponerlo en cruciales dilemas, pero que entra y sale de la acción a capricho del guion.

Solo hay un buen momento que la involucra. Es el pasaje del diálogo entre los tres pacientes del hospital. Uno es el piloto, que se recupera de las lesiones del accidente. Otro, es un paciente que busca un lugar para fumar con el fin de provocarle un cáncer a su cáncer. La tercera es la joven que se ha salvado de morir por una sobredosis. Es el encuentro de tres soledades, tres adicciones y tres modos de consumar o dar cuenta de su destino.

Son muy logradas también las intervenciones del gran John Goodman, el ubicuo proveedor de drogas.

Pero la pretendida madurez conceptual de “El vuelo” se echa a perder en la parte final, que muestra dos “resurrecciones” del piloto.

La primera es casi literal. Vuelve a la vida en el cuarto del hotel. Es una de las mejores escenas de la película. Tiene humor y un acento entre cínico, dolido y documental. Realiza el milagro el infalible Goodman. Le sigue la secuencia de la comparecencia de Washington ante el Comité que lo investiga y ahí el actor, en primer plano, hace lo que sabe hacer y que le ha llevado al Oscar una vez más.

El problema está en la segunda “resurrección”, la figurada. Cuando lo patético se troca en ejemplar. Entonces, la redención es una receta prescrita y proclamada en dos minutos. La ecuanimidad se vuelve discurso y fórmula.

Es difícil de creer en semejante conclusión, sobre todo después de haber visto la anterior “resurrección”, la invocada por Goodman. Esa sí filmada con energía e ideas de cine. Y eso es lo que cuenta en una película.

Ricardo Bedoya

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Señor Bedoya, y, en su concepto, ¿el saldo es favorable o no? Es decir, ¿cree que la película sale adelante a pesar de las partes o líneas no tan bien resueltas?
Gracias,

Raúl

Gustavo Herrera dijo...

Si somos estrictos, esta película,por más que aceptemos la ficción, tiene un pecado original que daña su credibilidad: ¿habrá algún aeropuerto en el mundo, que se rija por las normas de la IATA, donde un piloto no pase pruebas de alcoholemia y de drogas antes de volar un avión de pasajeros? Si nos olvidamos de esta supuesta inconsistencia y la asumimos simplemente como una falla de control, entonces la disfrutaremos tal como la describe Ricardo Bedoya, incluso con la increíble concesión final a la moraleja y al convencionalismo. Pero si no aceptamos tamaña especie, a más de uno le vendrán ganas de largarse de la sala porque tampoco es que la película sea de visión imprescindible ni mucho menos y es que, además, Zemeckis tuvo tiempos mejores que el actual.

Anónimo dijo...

NO VAYAN A VER PELÍCULAS A UVK DE LARCOMAR!!! REPETIDAS VECES INCURREN EN LA YA CONOCIDA PRÁCTICA DE LA MOCHADA DE CABEZAS!!! FUI A VER MAMÁ Y LINCOLN Y LA PROPORCIÓN DE AMBAS CINTAS ERA DEMASIADO GRANDE PARA LA PANTALLA DESTINADA POR UVK!!!AMBAS PROYECCIONES CORTABAN VARIOS CENTÍMETROS DE PELÍCULA Y NO SOLO VERTICAL MÁS HORIZONTALMENTE TAMBIÉN!!! HASTA CUANDO CON ESTAS PRÁCTICAS IRRESPETUOSAS Y DESCONSIDERADAS!

Anónimo dijo...

en cineplanet hay servicio de delivery en las salas!! es para agarrarlos a patadas! toman los pedidos durante los trailers, pero casi siempre los entregan una vez q la pelicula empezo.
si suben mucho la voz, los callo (esten o no cerca mio).

una vez en el alcazar la pelicula estaba fuera de foco y la gente murmuraba pero nadie se quejaba. yo fui a quejarme, pararon la pelicula, llego el administrador pidio disculpas y volvieron a poner la pelicula bien enfocada.

hay q quejarse y enseñarle a la gente (a los empleados y a los espectadores) a comportarse en una sala de cine.