sábado, 3 de septiembre de 2011

El planeta de los simios: (R) evolución



“El planeta de los simios: (R) evolución”, de Rupert Wyatt, es atractiva, sugestiva, interesante. Uno de los mejores “blockbusters” de los últimos años. El pretexto argumental y al anzuelo del marketing de la cinta es presentarse como una “precuela” o antecedente de “El planeta de los simios”, la película de Franklin Schaffner, con Charlton Heston, que dio origen a una de las series fílmicas más exitosas de la historia. Pero esta cinta sobre la revolución de los simios tiene, en verdad, poco que ver con sus ancestros ya que conduce la historia y sus consecuencias hacia derroteros distintos.

Aquí vemos la biografía de uno de los seres que, más tarde, fundarán una civilización. Es una biografía que apunta a la vez a la ambiciosa cosmogonía y al humor más terrestre. Porque la inteligencia de César, el personaje biografiado, es producto de la biotecnología aplicada en experiencias científicas por una corporación de escasos escrúpulos, pero también es el “hijo” pequeño de James Franco y el “nieto” de John Lithgow. Es decir, la historia de César se encuadra dentro de los marcos típicos de la ciencia ficción, pero también del filme familiar sobre la vida de suburbio, lo que incluye el crecimiento de un “ser” extraño, de naturaleza incierta pero amoroso y familiar como un peluche, algunos problemas domésticos y un vecino impertinente que acaba recibiendo un cruel merecido. A lo que se añade un costado inesperado: el de la recreación de un ambiente carcelario, una suerte de "Fuerza Bruta" de contrastada animalidad.


Lo interesante de la primera parte de este “Planeta de los simios” es el modo en que vemos la construcción de la identidad de César, el simio mutante. Es hijo de familia, “chico” inteligente, personaje amenazante, criatura de humores cambiantes, ser sensible pero violento, adolescente dócil pero ambiguo de expresión afable pero de mirada dura y hasta amenazante, capaz de amar pero también de rebelarse. La película construye a César como un sujeto que se integra a lo doméstico pero mantiene ahí el impulso de su naturaleza, la va cultivando, se resiste a la total "normalización" social. Esa ambivalencia es la que sustenta el suspenso de la cinta: ¿en qué momento se producirá el estallido, quiénes serán sus víctimas, cuándo se quebrará esa apariencia de normalidad doméstica basada en la represión de la animalidad y el “peluche” se convertirá en bestia, reivindicando su carácter esencial y rompiendo los vínculos de una filiación artificial? Andy Serkis es el actor que presta sus gestos para ser transformados en los del simio. Es el “uno” que se lleva en sí a un radical y distinto “otro”.

En simultáneo, la corporación, cuál nuevo Imperio Romano, sojuzga y comercia con los seres libres, lo que crea las condiciones de una revolución de esclavos que estalla, por cierto, de modo espectacular. La fábula sobre las consecuencias de la experimentación científica inescrupulosa se perfila. Nadie aprende la lección de la experiencia del Doctor Frankenstein.

La última parte de la película es notable. La película muestra el nacimiento de una civilización alternativa, un mundo distinto, pero lo hace sin alzar la voz ni hacer retumbar la sala con un discurso. Lo hace mostrando a los simios dominando San Francisco y, desde allí, al mundo. Las secuencias de combate, en grandes espacios y movimientos colectivos, evocan las puestas en escena de los grandes estrategas de las acciones de masas en el cine, desde Anthony Mann hasta David Lean.

Ricardo Bedoya

5 comentarios:

Carlos Esquives dijo...

Ciertamente uno de los puntos fuertes de "El planeta de los simios" es sobre aquella ambivalencia que mencionas, sobre como César pasa de la inocencia a lo humanamente suspicaz, de ser una "mascota de familia" a ser un sujeto, un individuo que luego de una resistencia doméstica se independiza hasta formar su propio clan al que él mismo comienza a domesticar.

César pasa de ser domesticado a ser domesticador. César se humaniza, esto porque razona, tiene ambiciones, motivaciones e incluso intereses. César emprende una revolución y esta siempre bajo su mando. César es libertador y a su vez se autoproclama gobernante, uno que tiene incluso sus miembros más cercanos: un gorila (la fuerza), un orangután (la inteligencia) y otro chimpancé que antes era el ex líder (el mando), poderes que están de su lado y son vitales en todo gobernante.

Franco se fuerza por excusarse que César ha sido "casi" un hijo para él, sin embargo él es consciente que eso no es así. Cuestiono la idea que César representó el "hijo" o el "nieto" de una familia, esto debido a que el simio siempre estuvo bajo una correa o detrás de una ventana, subyugado o enclaustrado en un espacio que su dueño le merece: ser mascota o cosa.

Lo primero porque es evidente que tanto Franco como su novia y su padre han creado un afecto hacia el simio. Lo segundo, porque siempre César estuvo bajo estudio, pruebas y evaluaciones de un científico que se esmeraba por crear la cura de una enfermedad. César siempre fue un utensilio científico y eso lo sabía Franco y luego más adelante se lo recrimina, pero ya César había iniciado la revolución.

Anónimo dijo...

Asi es, la mejor parte es el nacimiento de Cesar como lider de los simios, la construccion y el nacimiento de una nueva civilizacion asomandose desde lo alto de los secoyas.

Anónimo dijo...

Por qué tan entusiasta, Bedoya? A Mónica Delgado no le gusta.

Anónimo dijo...

Sinceramente a veces no entiendo a los especialistas en cine,...demasiada importancia a una pelìcula sòlo con buenas escenas de acciòn....demasiadas loas para una pelìcula que solo logra ser divertida.
El otro Anònimo.

Anónimo dijo...

El cine es una expresion de la condicion humana, asi de sencillo y el ser humano se construye o se destruye a si mismo a lo largo de la historia.