viernes, 1 de abril de 2011

Pase libre


Owen Wilson y Jason Sudeikis son dos cuarentones casados que padecen las rutinas de sus vidas conyugales. Sólo les queda hacer uso de sus fantasías y oralizar el deseo de libertad. Incidentes inesperados los llevan a recibir de sus esposas sendos “pases libres”, es decir la suspensión consentida de sus obligaciones conyugales durante una semana. Un horizonte de juergas sin fin y, sobre todo, de seducciones al paso se perfila de pronto.


En esa sinopsis del argumento se concentran varios de los rasgos que definen a la llamada "nueva comedia americana": protagonistas de sexo masculino que miden y pesan el mundo de acuerdo a su gozosa avidez; un proyecto de libertad, disponibilidad y ocio a ser disfrutado lejos de la sujeción cotidiana, es decir, de la vigilancia panóptica impuesta por el género femenino; la fantasía de un viaje, recorrido o trayectoria hacia una utopía regida por la ley del desmadre; personajes de mediana edad fijados en alguna fase de la adolescencia o del despertar de la actividad sexual, en una versión puesta al día del síndrome de Jerry Lewis.


Ese es el diseño de los protagonistas y sus motivaciones. El resorte de la comedia se halla en la trayectoria que siguen y en las diferencias entre ellos, personajes disparejos, incompatibles a veces. Tratándose de un filme de los Farrelly, la semana de licencia se convierte en una sucesión de actos fallidos, malentendidos, acciones frustradas, personajes bizarros que salen al paso, desechos corporales, fluidos orgánicos, genitales polimorfos en primer plano, catástrofes de todo tipo. En las comedias de Apatow, Mottola o Todd Philips,en medio de la danza grotesca, podemos encontrar algunos rasgos de nostalgia, dulzura y hasta romanticismo. En las cintas de los Farrelly priman, en cambio, el cinismo, la impertinencia, la misoginia.


Rasgos negativos que, de modo paradójico, tornan interesantes a las películas como retratos salvajes, ásperos, sin anestesia, de un rudimentario imaginario masculino, el del padre de familia conservador de vida suburbana que tan bien encarna aquí Owen Wilson, con su peinado de severa raya al costado. Por eso, hasta las secuencias de reconciliación familiar y los “happy end” lucen en las comedias de los Farrelly como guiños de cínica complicidad antes que como celebraciones por la restauración del orden perdido.


Pero “Pase libre” no está a la altura de las mejores comedias de los Farrelly, es decir de “Loco por Mary” o de “Irene, yo y mi otro yo”. Tal vez porque está construida de modo más rígido, con la cronología marcada de los días que pasan. Cada uno de esos días se presenta como un cuadro independiente, como un sketch autónomo, alguno más logrado que otro, pero de alternancia mecánica.


Ricardo Bedoya

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si bien la 'nostalgia' de las películas de Mottola o Apatow le dan un espíritu especial a sus comedias, lo faltoso y desagradable de las cintas de los Farrelly las elevan a una categoría distinta, de burla a las reglas y a las convenciones.
Le critican a Pase Libre ser una apología a la fidelidad, cuando creo que con ese sarcástico final feliz están mandando el mensaje contrario.

sharon dijo...

me gusta la idea de los farelly pero la pelicula no me convencio, siento que la comedia estadounidense ya no es la misma, extraño los tiempos de cuando harry encontro a sally, espero que hollywood se ponga las pilas y vuelvan de nuevo a hacer este tipo de peliculas pues siempe se disfrutan