jueves, 14 de mayo de 2009

El premio



“El premio” es el sexto largometraje de Alberto “Chicho” Durant, luego de “Ojos de perro” (1982); “Malabrigo” (1986); “Alias La Gringa” (1991); “Coraje” (1998) y “Doble juego” (2004). Sus dos primeras películas se orientaban hacia el retrato de épocas precisas: los inicios del siglo XX en una hacienda azucarera del norte peruano en “Ojos de perro”; el ominoso ambiente de violencia y desapariciones en un puerto norteño en “Malabrigo”. En ambos casos, el inicial planteo realista y testimonial cedía el paso a un tratamiento de marcada estilización (las escenas filmadas como “tableaux” y la larga secuencia alucinatoria de la masacre de trabajadores en la primera cinta; las elipsis y la incertidumbre narrativa en la segunda). Desde “Alias La Gringa”, las películas de Durant se han hecho más llanas, directas y lineales aun cuando procuren “decir” cosas vigentes sobre asuntos de hoy.

“El premio” retoma un asunto muy antiguo en el cine peruano, que se remonta hasta “Camino de la venganza” (1922), el primer largometraje filmado en el país: el poder disolvente de la ciudad, sobre todo de Lima. El personaje que sale de su entorno rural para cumplir una tarea o residir en la capital termina agredido, engañado, acosado, perseguido o defraudado. En una palabra: la pasa mal. Eso ocurría en “Camino de la venganza” pero también en “Ni con Dios ni con el diablo”, en “De nuevo a la vida”, en “Gregorio” y hasta en “Los amigos”, de Lombardi, entre otras. Cambian los registros, las claves genéricas y las épocas, pero el motivo esencial se mantiene.

Antonio (José Luis Ruiz), el personaje principal de “El premio”, gana un premio de la lotería. Para cobrarlo debe viajar desde el pueblo en el que vive, Pariamarca, Canta, hasta Lima. Al llegar a la ciudad ocurren hechos que van minando la confianza en la integridad de las personas que lo acogen, familiares cercanos. Antes de eso, se alternan secuencias que presentan a esos personajes secundarios envueltos en problemas laborales, familiares y económicos, sobre todo estos últimos.

Si en la época silente del cine peruano, en pleno dominio del melodrama de acentos moralistas, la Lima del Oncenio de Leguía era representada como un lugar de perdición, espacio de placeres y disolución que condenaba a la prostitución a una campesina seducida por algún malvado varón, ahora la ciudad recibe al paciente y generoso Antonio con las marcas y las taras de la informalidad y del “vale todo”. El protagonista de “El premio” se enfrenta a una Lima en la que las necesidades de sobrevivir hacen comprensibles algunos comportamientos que, en otras circunstancias, parecerían inaceptables.

La bonhomía de Antonio ni se altera con la sospecha de que los causantes de sus desventuras puedan ser sus seres más cercanos. Y aquí radica el acierto pero también la debilidad de la película.

La astucia del guión consiste en impulsar la conclusión de la cinta –en la línea argumental que se refiere al robo- a partir de una seguidilla de situaciones irresueltas o episodios que delinean acciones que quedan fuera del campo visual y no vemos representadas. Tanto el protagonista como nosotros, los espectadores, llegamos a creer que todos los personajes secundarios –o acaso todos los limeños- están dispuestos a hacer lo que sea para apoderarse de un dinero caído del cielo. Al dejar abiertas esas posibilidades, Durant apunta una mirada crítica, o al menos irónica, sobre la ronda de culpas asentada en esa relatividad moral que autoriza la urgencia de sobrevivir. “El premio” esboza la intención de trazar el “cuento moral” del buen perdedor al que, de pronto, le llega el único triunfo de su vida y lo celebra sin darse cuenta que la corrupción del medio lo echará a perder todo.

Pero esta “filosofía” no siempre encuentra un correlato en las imágenes, en la convicción del relato y en el desarrollo dramático de la acción.

No se trata por cierto de desvalorizar los coloridos ambientes y lugares mostrados en la película, ni la solvencia técnica de la fotografía, de impecable factura aunque siempre pareja y uniforme, más bien ajena a los contrastes que impone la acción misma; las debilidades están en otro lugar.

En el diseño del personaje de Antonio, por ejemplo, que resulta demasiado frágil, leve y hasta inconsistente para enfrentar el engranaje dramático con el que se topa. Su bonhomía limita con la pasividad, la ingenuidad o con alguna fijación pre-freudiana. Antonio carece de la contundencia y entidad capaz de contrapesar las maniobras de Freddy (Paul Ramírez) o el resentimiento de Álex (Emanuel Soriano). Es un personaje que pasa de costado por los sucesos del guión, que sale de los conflictos casi deslizándose, que no opone tensión ni resistencia a nada: ni a la decepción amorosa, ni al reproche filial, ni al desvalijamiento, ni al enfrentamiento comunal, que es un hilo del relato que luce suelto, inacabado, escapado de la madeja. Más que un protagonista de la acciones –aunque sea un protagonista pasivo- parece un testigo, un simple fedatario de las acciones.

“El premio” narra la historia de un destino contrariado que es producto de un mecanismo casi fatal, pero esa densidad de lo ineluctable no se llega a percibir en el desarrollo de la cinta.

Ricardo Bedoya

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con la esta critica, es mas, es la mejor critica que se ha hecho sobre el Premio: LO MEJOR DE LA PELICULA ESTA FUERA DEL CAMPO VISUAL, EN RESUMEN, LO MEJOR DE LA PELICULA ES LO QUE NO PODEMOS VER.....

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. A la pela le falta convicción, le falta huevos, y por eso Antonio es así; más que un personaje es un fantasma.

Anónimo dijo...

Te demoraste para sacar el comentario pero la analizas a pesar de que es complicado analizar una película así. No pises el palito de entrar en la polemica de otros blogs que defienden o atacan la película con argumentos de chavetero.

Anónimo dijo...

El anónimo de las 17,50 señala que es complejo analizar una película como El Premio. Mi pregunta sería, porqué es complicado hacerlo. Es una película cuya simpleza es notoria. Que tenga 3 o 4 posibilidades de interpretación me parece un reto no un problema. No es este el caso. Para terminar, 2 temas, a todos nos gustaría conocer esos blogs que atacan o defienden El Premio, y también a aquellas personas o anónimos que lo hacen o no. Lo otro, la explicación de que lo mejor de la película es lo que no se puede ver o lo que está fuera del campo visual es muy sencilla. Ahí radica la manipulación de la trama que hace el director. Cualquier película se fundamenta en nudos de acción que enredan personajes con situaciones. El éxito consiste en resolver lo que intenta transmitir el director, ir adentro de la intención cinematográfica del mismo. Ricardo, no siento que esta crítica sea tan buena como otras que le he leído. Falta algo, quizás orden secuencial en la disección, o cierta flaqueza en la convicción de la premisa del planteamiento. Cordiales saludos.
Juanjo Ponce

Anónimo dijo...

Muy bueno el artículo como todo lo que escribe Ricardo Bedoya.

Quisiera pedirles que publiquen una lista de los festivales de cine, ciclos de películas, videos, o debates, en fin toda aquella informacìón sobre cine que puedan ofrecer a nosotros sus lectores, estaremos muy agradecidos.

Anónimo dijo...

Bedoya, a esta crítica le falta argumentación, no me convence. No es mala, diría que incompleta, sin esa potencia de fraseo. Al primer anónimo ni hacerle caso, al segundo lo vende la pasada de trapo y al tercero habría que hacer algo por él, pobechito. Creo que estás en la oblogación de hacerte una autocrítica. La pela es buena, tiene sentido y no te aburres. Le dijiste a Durant en la tele que era buena... ahora no te gusta. Estamos todos de acuerdo que eres quizás el crítico más importante que hay, pero te metiste un salto alto con garrocha.

Anónimo dijo...

Una pela que tiene lo suyo. Entretenida. No te aburres. La crítica me parece partida. Uno de los anonimos dice algo de otros blogs. Podrian mencionarlos pf. Uff... eso de chavetero si que esta feo.

Ricardo Bedoya dijo...

Sólo una respuesta al anónimo de las 18.47 No puedo haberle dicho en la televisión a Durant que la película es buena porque simplemente no me parece buena. Además nunca califico las películas durante una entrevista salvo que alguna me parezca excepcional, como lo hice con Luz silenciosa.

Anónimo dijo...

Qué raro. R. Bedoya invita a su sintonizado programa de TV a un director peruano que hace películas que no son buenas. Es más o menos como invitar a salir a la chica que no te gusta o que la misma te pida una salidita y le digas que sí. Para qué... ¿No será una fijación prefreudiana?... o una hipocrecia camuflada.
Luz silenciosa es una buena película... pero EXCEPCIONAL. Perfecto... esa es una percepción muy discutible... la excepción es una definición a veces inexplicable o insostenible. Pero... me parezca. ¿Es o no es una película EXCEPCIONAL?

Anónimo dijo...

Bedoya tiene razón. No le dijo a Durant que la pela era buena porque ni siquiera hablaron de ella. Chicho el sabiondo, se la pasó diciendo que la distribución es cuadriculada... que las multisalas... que cineplanet primavera etc. Lo que mis ojitos color café vieron fue a Durant que le preguntó a Bedoya si no le parecia que la pela era de una buena calidad fílmica... Bedoya dijo que sí y asintió con la pelada. Mi pregunta es: Si la pela no es buena, para que le da 35 mnts de programa a Durant cuando hubiera sido mejor tocar otro tema, uno que sí fuera recomendable. El premmio no me gustó, pero no es una mala película. Tampoco em gustó la crítica de Bedoya, pero no significa que sea mala. Estoy ed acuerdo que Luz Silenciosa es una exelente cinta pero tiene sus bemoles. Slds.

Anónimo dijo...

Buenas tardes
"Su bonhomía limita con la pasividad, la ingenuidad o con alguna fijación pre-freudiana."
No logro comprender lo de la fijacion pre-freudiana. Cual es la lógica de calificar así el comportamiento de un individuo como Antonio o que ha querido especificar con dicha frase. Gracias por anticipado.
ING. ALFREDO PINILLOS

Anónimo dijo...

Yo vi el programa del placer de los ojos y efectivamente R.B. no dice que el premio es una buena pelicula,tampoco dijo que era mala. Y no fue una entrevista.Parecía un monologo de A.D. hablando de cualquier cosa menos del premio. R.B. parecia no estar interesado en cambiar pareceres.Seguro perdia.No tuvo sentido el programa.

ricardo bedoya dijo...

Algunas respuestas

1- Al programa invito a directores con independencia de mi opinión sobre su película. Es un espacio para que digan lo suyo con libertad y ampliamente. Esa ha sido y será la política del programa.

Lo que pienso de sus películas se expresa en el comentario de la cartelera -como sucedió con El premio- o lo digo en artículos escritos.

Por el programa han pasado directores de largometrajes de niveles tan variados como Robles Godoy, Salvini, Velarde, Huayhuaca, Tamayo, Marreros, Mendoza, Quispe, Inga, Vallejo, Zegarra, Del Busto, Lombardi, Llosa, Méndez, entre muchos otros. Todos dijeron lo que tenían que decir sin que mi opinión buscara imponerse.

2- Pre-freudiano. Lo digo para definir a un personaje que es como una tabla rasa. Un ser ajeno a las pulsiones. Anterior a los conflictos provocados por el deseo, la fantasía, las tensiones con la realidad.

3- Excepcional es lo que escapa a la norma, supera a los estándares, excede a lo usual. Lo que se ofrece como excepción. Luz silenciosa me parece excepcional porque está muy por encima de los niveles del cine mexicano en primer lugar; del cine latinoamericano, en segundo lugar; del cine internacional de hoy, en tercero.

Papo dijo...

La película es mala pero el comentario de Bedoya es alucinantemente desconcertante y soso.

Anónimo dijo...

Lo excepcional es la fijación freudiana de Bedoya por el pastiche de Reygadas.

Anónimo dijo...

Bedoya, hay que sacarle punta al lápiz. Esa frase fijación prefreudiana no tiene nada que ver con la hilación de tu propio comentario. En fin maestro, hasta los mejores se equivocan.

Manuel Puertas dijo...

Quiero decirles que no me importa si los conocedores de cine digan que tal o cual pelicula es mala ya que por los criticos de cine he perdido de ver muy buenas peliculas que por a o b motivos a ellos no les gusta y tambien he visto otras que me parecieron terribles porque a los criticos les gusta. Yo vi EL PREMIO y me encanto. La gente salia de la sala contenta y comentando que era una buena pelicula ¿Eso no es lo importante, que a la mayoria les guste? A Bedoya no le gusta el premio, entonces ¿No la veo? A mi me gusto y eso es lo importante. Los criticos jamas tendran la ultima palabra.

Anónimo dijo...

Mi nombre es Santiago Ruíz y le escribo dsde Arequipa. Fuimos cno la familia a ver la pelicula del premio y nos entretuvo a todos. pelicula curiosa, bein hecha y nos da muchja pena que siempre se tarde en enviar las películas nacionales a las regiones qeu no saen lima. Una película para verla con tdoa la familia.