lunes, 29 de diciembre de 2008

Mi peor película del año: La niebla



Mónica Delgado sustenta sus razones contra La niebla.

Mantén lo que tienes sino estás frito

La niebla, de Frank Darabont, me resulta un ejercicio para coronar la fe republicana, con tufillo conservador, una fábula política en un contexto pre-electoral con pocas sutilezas. No fue un éxito de taquilla, ni mucho menos, en noviembre de 2007 cuando se estrenó en EEUU, ganando algo más de 25 millones adicionales a su costo de producción lo que es una cifra casi nula, por lo cual no puedo decir que llegar a las masas con este discurso reaccionario haya sido una de sus metas, pero resulta una apuesta por insuflar de crítica política a una historia fantástica que hubiera estado mucho mejor sin tanta retórica seria.

La niebla (The mist, 2007) es una adaptación de una novela corta de Stephen King, sobre un grupo de habitantes de un pequeño pueblo en las costas de Maine, que se ven atrapados en un supermercado para evitar ser masacrados por "algo" desconocido que vive en la niebla que rodea el lugar. El argumento presenta motivos típicos de filmes emblemáticos como Río Bravo de Hawks, que inspiró también a Asalto en el precinto 13 de Carpenter o la misma La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero, películas donde un grupo de personas intenta enfrentarse y sobrevivir a un ataque externo. No sólo hay una lucha por aquello que viene de afuera sino que los dilemas de convivir con los demás en situaciones límite suponen analizar diversos tipos de conducta y tendencias humanas. En palabras de King, La niebla es una recreación de su admiración por El señor de las moscas de Golding: la formación de dos bandos y los conflictos por los modus operandi para salir de los problemas.

Primero habría que ir a las fuentes de inspiración: el espíritu lovecraftiano y la adaptación del relato corto de Stephen King. Los cuentos fantásticos de H.P. Lovecraft se caracterizan por el miedo a lo desconocido, un terror que enfrenta a los humanos hacia bestias míticas o dioses exóticos de atributos cósmicos, pero también a algo más concreto, el conocimiento científico desmesurado o prohibido. La inmensidad del mal sólo es comparable a los cambios irreversibles provocados en la naturaleza, una afrenta directa a la tranquilidad de la tierra. De otro lado, Lovecraft se figuraba así como un reaccionario, reacio a los grandes cambios y los beneficios del progreso, por eso sus miedos o apuestas más profundas eran reveladas en decenas de historias donde primaban seres enfrentados, de manera caótica o muchas veces sin frutos, a estos "otros" venidos de dimensiones insondables: una alteridad radical para temer y contrarrestar. La niebla de Darabont, tanto como la novela de King, no sólo tiene de Lovecraft la recreación de las bestias más viscosas y primitivas como materialización del horror que se desconoce, sino todo un espíritu por mantener un orden concreto, frente a tales irrupciones. No es posible la convivencia en esas condiciones.

La novela de King se publicó dentro de una serie en 1980 y, en suma, puede decirse que la versión de Darabont es fiel a un proyecto además que siempre quiso rodar, salvo el final que aparece pesimista. Pero hay aportes sustanciales: en la novela el personaje Brent Norton, el vecino abogado de Dave, no es negro, y Dave aparece como un pintor de afiches, dotándoles de cualidades artísticas al protagonista que deviene en héroe sólo en algunos momentos.

Ahora, ¿qué tiene La niebla para que se me haga tan insoportable?


Darabont reveló en una entrevista que el Gobierno de Bush lo empujó a realizar este filme, pero al parecer el tiro le salió por la culata. Explico por qué: "Esta película surge de mi furia contra la administración de Bush. No hay dobles sentidos, no hay trampas... ésta es una película 100 % política, 100 % realizada en contra de lo que ha estado haciendo mi gobierno. Tras los ataques a Nueva York la derecha religiosa, efectivamente, esparció una profunda niebla por toda la nación para ocultar sus intereses. En medio de la bruma, la gente sólo tenía miedo porque cuanto más ignorante eres, más asustado estás. Y ese miedo es el que ha sido aprovechado por los poderosos en su beneficio". Bien, Darabont tiene buenas intenciones pero al parecer un cierto contrabando se le pasó casi silenciosamente.

En La niebla son evidentes las intenciones de volver al imaginario de serie B que produjo la Segunda Guerra Mundial o la Guerra fría pero no solamente por una afición estética y nostálgica revelada por el mismo Darabont por este subgénero: el miedo al otro, a la manera de La guerra de los mundos de H.G. Wells o Spielberg, lo oculto en el espacio exterior, el ataque mortal a la humanidad y de la cual sólo algunos "elegidos" podrán salir librados. Si extrapolamos el universo de personajes y acciones de La niebla al contexto político de Bush, ¿qué tenemos? Obviamente que la señora Carmody evocará toda esa derecha religiosa a la que menciona Darabont, volcando todo un efectismo irracional en la mente de los oportunos adeptos que capturó en medio de la crisis (que quizás puede ser el 11/9), vendedores, granjeros, amas de casa que hacen paráfrasis en desmedro de personajes como Fidel Castro, por ejemplo. Es decir, una sociedad de hombres comunes y sugestionables. Dave, en cambio, será el que encabezará la lista de los racionales, de los letrados, de los abogados, maestros, de los demócratas quizás, que pueden hacer bien su trabajo si y sólo si pueden arriesgarse a perder el miedo a lo que hay en el exterior; sin embargo, cualquier salida parece infructuosa.

Pero hay un tercer grupo, que deviene en el más significativo: el formado por el abogado Norton (¿Obama?) y por la cofradía que lo sigue. Sin embargo hay un personaje aún más "caleta" que lleva la bandera ideológica del filme hasta Neptuno, y que es parte de este grupo de disidentes y claudicantes de vivir en comunidad: la mujer que tras el anuncio de "algo" desconocido en la niebla, decide irse sola, confrontando a sus oyentes atemorizados."He dejado a la niña a cargo del pequeño, ¿se dan cuenta? La niña sólo tiene ocho años, y a veces olvida que debe cuidarlo", dice mientras todos la miran y no tienen respuesta para su "¿No hay nadie aquí dispuesto a acompañar a una señora a su casa?". La mujer es la primera en irse y es también la sobreviviente que aparece al final, subida junto a sus dos hijos en un portatropas de la omnipotente armada estadounidense para decirle con la mirada a un devastado Thomas Jane (copia física de un Aaron Eckhart que me recuerda a ese estilo de las películas baratas de los ochenta que buscaban que sus protagonistas tuvieran un aire a estrellas más reconocidas) un YO-TE-DIJE. La mujer es la que puso en peligro su propia vida por una institución a la cual nunca se debe renunciar: la familia, y este es la falencia moral de un personaje como Dave, que se quedó en el supermercado dejando a su esposa sola. "Si hubieras hecho lo que yo, toda tu familia estaría viva", parece que dijera la mujer en el momento más políticamente correcto del filme, que tiene como banda sonora al Host of Seraphim de Dead Can Dance, terminando de destrozar así todo mi memoria musical con este grupo de la 4AD.

Es decir los verdaderos héroes del filme de Darabont son los que no tienen miedo, pero resulta una falacia si analizamos el personaje de Dave, que al final de cuentas, junto a su grupo de escape, pierde el miedo y se enfrenta al nuevo mal. Más bien parece que la moraleja no es quién tiene miedo o no, sino quién duda y quién tiene fe. No solo en Dios, si el caos es producto de su venganza, sino en la fe que desborda la señora Carmody, que en su locura fanática nunca pierde el timón. Dave mata a su "nueva" familia porque cree que Dios ha muerto, no tiene fe, la vida será imposible con monstruos mastodónticos, así, en esos términos existenciales. Una nueva familia luego del caos es imposible: mantiene a su hijo, una mujer atractiva que posibilitaría la procreación y los dos ancianos que simbolizan la tradición, la memoria y la experiencia. No, Darabont dice que todos al cadalso. De otro lado, la mujer que se salva al final nunca dudó, fue firme en su decisión y por ello merece ser salvada por los marines de Bush. La familia y la armada de Bush, una buena fórmula que se parece a Dios.

La niebla me sabe a uno de los ejercicios caletas de la propaganda conservadora que haya podido brindar hollywood en lo que va de la década. Sería imposible pensar ahora que La niebla, como La noche de los muertos vivientes de George A. Romero, tuviera como protagonista al héroe negro. No, ahora el negro será el disidente (en pleno contexto pre-electoral es obvio que no se le podía poner como héroe; no es Will Smith en Soy leyenda) el que no apuesta por la colectividad y el que sólo tienta a enfrentarse a lo desconocido, promovido por una egocéntrica individualidad.

Mónica Delgado

35 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, Delgado habla del contenido, pero "cinematográficamente" qué tal es el filme, porque El triunfo de la voluntad también es una propaganda insoportable del nazismo ¿no?

Anónimo dijo...

Eso que cuestionas invalidaría a la película ideológicamente, pero no estéticamente, Mónica.

Anónimo dijo...

Primera vez que veo que un crítico de cine realiza su trabajo en base al "comentario" del director. Yo creo que al final, ni Mónica Delgado entiende lo que ha escrito.....

Anónimo dijo...

Entonces, ideológicamente, "El nacimiento de una nación" es la peor película de la historia

Anónimo dijo...

Si pùes, es como decir que The Goodfellas es una apología al crimen y a la traición y, según eso, habría un alarag lista de pelis "feas, sucias y cochinas".....

Anónimo dijo...

Muy discutible la sustentación. Me parece increíble que Mónica haga un análisis puramente ideológico de una película fantástica que tiene una puesta en escena interesante. Hace poco leí una crítica de similiares alcances de Chris Fujiwara respecto de "Batman: el caballero de la noche", dando razones y explicaciones sociales e ideológicas que francamente podían tener algun sustento, pero únicamente temático. Y, por favor, no se puede hacer una aproximación sólo temática a un filme como el de Christopher Nolan. Y eso es justamente lo que hace Mónica con el filme de Darabont. Creo que ve demasiados fantasmas donde no los hay y, en todo caso, sus argumentos no me parecen relevantes para bajarse a la cinta. Más bien, parece que quien tiene miedo es Mónica, pero miedo de decir que "La niebla", en el fondo, le gustó aunque sea un poquito.

Anónimo dijo...

A mi me ha gustado mucho leer tu análisis. ¿Por qué? Porque te sostienes de las fuentes literarias, la coyuntura política (elecciones en USA) y la extrapolación ideológica (en el sentido de simbolizar la ficción y la realidad) para entrar en un cuestión socio-política expresada en el film a través de su estructura narrativa.

Al parecer la mujer que se salva al final sería una suerte de disidente de los conservadores: mantiene sus valores tradicionales al oponerse al cambio (destrucción de su familia) pero que tiene accionar individual, muy sintomático en estos tiempos.

Por otro lado algunos de los comentarios anteriores me parecen mezquinos, son remedos de críticas.

Anónimo 1: la opinión sobre un film puede ser abordado por distintos ángulos. Según Charles Altman: por su producción en sí; el estudio de la técnica; por la regulación de la industria del cine; en relación a la sociedad; etc.

Anónimo 3: dale unos clicks a tu mouse en la Web de The Internet Movie Database para que ésta no sea la primera vez que

Juan Carlos: lo que simboliza "El nacimiento de una nación" no la hace ni buena ni mala (según mi opinión), y si no pregúntale a un yanqui.

La Enésima Dimensión

Anónimo dijo...

Del Millón y un errores en los diagnósticos de Mónica Delgado sobresale ese: "La mujer es la que puso en peligro su propia vida por una institución a la cual nunca se debe renunciar: la familia, y este es la falencia moral de un personaje como Dave"....o es que acaso no se acuerda Mónica que Dave se queda por su "hijo=familia".
PD: Oye Mónica y los hispanos???? En tiempos de elecciones y Darabont se olvido de la primera minoría americana, o "ellos" no votan??? o solo "botan"...

Mejor hubieras dicho que no te gustaba porque....no te dio miedo....

Anónimo dijo...

La magia toma forma cuando King y Darabont se juntan. Ya lo habían demostrado en The Green Mile y The Shawshank Redemption. Si en ellas, Darabont apelaba a conmover a la audiencia con historias muy humanas, impactó de manera distinta con The Mist.
El film es más que una película de monstruos, es casi un cuidadoso examen de la naturaleza humana, en cómo los sujetos reaccionan ante un miedo que los desborda. La metáfora es clara, son más peligrosos los monstruos humanos sumidos en la desesperación que las mismas bestias que pululan en la niebla.
El gran mérito de Darabont es no recurrir a los típicos recursos baratos del terror a la moda basados en cuchillos, escalpelos, motosierras, pinzas y demás instrumentos tortuosos para lograr un efecto perturbador en el espectador (Hostel, Saw, etc).
The Mist atrapa porque es mas efectivo mantener a los monstruos de la otra dimensión como un peligro latente que estar mostrándolos todo el tiempo. El miedo y la angustia que padecen los protagonistas es similar al que podríamos sentir nosotros si estuviéramos en una situación similar. The Mist se conecta con el espectador a niveles emocionales distintos y más profundos y conmueve con sobrias actuaciones y un guión sólido en lugar de apelar a golpes de efecto. La mano maestra de Darabont no necesita recurrir a las cámaras inquietas o escenas fragmentadas que en rápida suceción solo confunden en el intento de otorgar algún impacto visual. The Mist es un film de horror que funciona bien en varios niveles, como un thriller psicológico, como una alegoría social, y sobre todo, como un oscuro drama.
Para los fans de King fue más que un regalo. Para el público joven sediento de torturas, sangre y amputaciones varias, seguro fue una decepsión. Para el verdadero aficionado al terror, un film arriesgado y distinto que no pasará al olvido.
Discrepo con el análisis de Mónica.
Atentamente.
Javier

Anónimo dijo...

Hola, Enésima Dimensión, soy el anónimo 1. Sí creo que la opinión sobre un filme deba ser abodardo por varias aristas, pero no excluyendo a la imagen, al llamado lenguaje visual.
Insisto: El triunfo de la voluntad es una propaganda asquerosa del nazismo, pero "cinematográficamente" es un documental clásico del cine. ¿Entiendes?
Salvando al soldado Ryan es repudiablemente patriotera y digamos reaccionaria, pero tiene ciertos valores de lenguaje cinematográfico -y uno que otro errorcillo- que no la hacen completamente descartable.
¿Puedo apreciar una pintura solo desde su ángulo político, social o económico? Me parece que no, porque sería un miope...

Anónimo dijo...

Tal parece que Mónica no hizo la "tarea"... No leyó ni la historia original (el vecino bien podía ser chino... Jamás se dice si es descendiente de alemanes, esquimales o negro... Por eso de la "referencia" a Obama...), ni ha leído jamás a Lovecraft (aunque quizá si leyó lo que dicen de él en Wikipedia... Por eso de "Los cuentos fantásticos de H.P. Lovecraft se caracterizan por el miedo a lo desconocido, un terror que enfrenta a los humanos hacia bestias míticas o dioses exóticos de atributos cósmicos, pero también a algo más concreto, el conocimiento científico desmesurado o prohibido." Lo único acertado... El final. Además, claro, de "imponer" una lectura política a un cuento pre-reganista al que sólo se le cambió el final a favor de un "tremendismo" que SÍ estaba sugerido. Es más, lo más político del filme ocurre precisamente cuando comparamos el final original, el del cuento, pues, con el final de la película ¿Cómo han cambiado las cosas de finales de los 70's a finales de los dos miles en Estados Unidos? Sencillo: antes, aunque todo estuviera jodido, sí había esperanza. Ahora, no la hay. Así están las jodidas cosas: hasta unos pulpos-dentados en una niebla logran convertirnos en nihilistas consumados, pues. Y me extraña la mayor crítica que hace la película a una de las sagradas instituciones de un imperio: el ejercito. Los, de entrada, dadores del caos se muestran al final ya no como los salvadores, sí como los barrenderos tras el desfile...

Bien, en fin, gracias por mostrarme la peor reseña que he leído este año.

Anónimo dijo...

¡Un comentario fascinante!. ¡Lindísimo!.

Me gusta porque intenta comprender cómo se relacionan los distintos procesos sociales.

El director Frank Darabont declara tener una intención y la apreciación del producto final es distinta a lo que él pretende. Naturalmente, la lectura es una lectura desde una vivencia social distinta (¿muy distinta?).

Interesante afirmación:

"La niebla me sabe a uno de los ejercicios caletas de la propaganda conservadora que haya podido brindar hollywood en lo que va de la década".

Como, probablemente mi posición está más "a la derecha" que la de la comentarista, puedo afirmar que la película es ateo-satanista.

Desde mi punto de vista, si el filme realmente fuese propaganda conservadora, "la mujer que se salva al final", la madre, sería la protagonista de la película. O cuando menos, sus aventuras ocuparían la mitad de la película, en contraste con las aventuras del padre "racionalista", que espera a observar qué sucede antes de ir junto a su consorte.

Una persona 'pragmática', carente de fe, como el ilustrador de afiches en "LA NIEBLA", es un modelo de conducta, por más que sea "castigado" al final.

La propaganda real conservadora, se enfocaría sobre el modelo final de conducta a seguir. Cuando se muestra la deformación de la personalidad en la pantalla, queda grabada en la mente de los espectadores y se crea un modelo a imitar. Esa es la función de "LA NIEBLA", que perturba a los espectadores. Lo mismo ocurre con todas las demás películas de la cartelera que carecen de personajes moralmente bellos y de relaciones sociales armónicas. Forman un ser humano acorde a esos patrones.

¡Felicitaciones nuevamente por la iniciativa feliz!. ¡Que se repitan estos análisis ideológicos!. Es un área sobre el hay que hay que escribir mucho más.

JORGE LUIS VILLACORTA SANTAMATO.

Anónimo dijo...

Los comentarios ideológicos no aportan nada para entender una película ya que No dicen nada de la forma ni de la puesta en escena. Si quieres hablar de la ideología habla de las imágenes y de los sonidos en tanto y en cuanto pueden ser ideológicos, como dice Godard. Tú hablas de los temas, como si una película fuera un libreto o un panfleto y eso fuera lo importante. Estás bien atrasadita Mónica.

Anónimo dijo...

Anónino 1: gracias por responder. Si te es imprescindible un aporte técnico para apreciar una pintura, escuchar una canción, o ver una película me parece bien por ti. A mí me gustó, divirtió y emocionó el artículo porque estimuló mi imaginación más allá de lo cinematográfico, es decir en lo verbal, escrito (Si volviera a ver la película luego de leer aportes psicológicos, políticos, audiovisuales, etc. mi percepción variaría). Mi punto es otro. Mezquindad porque cualquiera puede decir “me gustó o no tu comentario” sin dar un argumento, y luego pasar a reclamar “y qué más”. Si la opinión de Mónica Delgado es acertada o no cinematográficamente, o si le faltó usar los elementos audiovisuales para que sea un “real” análisis fílmico, es tarea para quienes piensen que el cine, además de diversión visual (suponiendo que crean así), puede ser apreciado como un entretenimiento siguiendo (solamante) la técnica, es decir un puñado de gente; pero su interpretación es interesante y sujeta a cualquier comentario dentro de lo que ella propone para sustentar sus argumentos. ¿O acosa la crítica de cine solamente nada dentro de la pecera cinematográfica? Por cierto, la autora menciona a la banda sonora, quizá, sugiero humildemente, pudiste hacerle algún cuestionamiento, pero eso ya no es mi asunto.

Por otro lado, si hay discrepancias en los análisis es porque nadie va con la misma predisposición a ver una película, ni tampoco nadie tendrá la misma interpretación después de verla. En el caso de este artículo, no veo la necesidad que el autor emplee los elementos cinematográficos en su análisis, aunque pudo hacerlo, pero muchos cometarios le quitan crédito por prescindir de ello, y eso es malintencionado.

Además, desarrollar un análisis ideológico en un film resultaría una tarea titánica para cualquier película si se pide seguir (todos) los elementos cinematográficos, habría que tener una metodología o seleccionar algunos elementos cinematográficos, en fin.

Si mi opinión no se basa en encuadres, planos, ángulos de la cámara, sonido, etc. es porque como espectador he disfrutado de la película desde otra perspectiva. Ojalá escriban más aportes como los de M.D. porque a mí sí me interesan.

La Enésima Dimensión

Anónimo dijo...

Soy el Anónimo 1:
"Si la opinión de Mónica Delgado es acertada o no cinematográficamente, o si le faltó usar los elementos audiovisuales para que sea un “real” análisis fílmico, es tarea para quienes piensen que el cine, además de diversión visual (suponiendo que crean así), puede ser apreciado como un entretenimiento siguiendo (solamante) la técnica, es decir un puñado de gente", dice la Enésima Dimensión.
Ni escribí diversión visual, ni hablé de entretenimiento. Mencioné claramente El triunfo de la voluntad ¿no?
No hablo de técnica, sino qué me propone el director de La niebla como reflexión visual -que eso es el cine, al fin y al cabo-.
Puedo estar de acuerdo con algo del contenido que Mónica Delgado privilegia en su análisis, pero excluirlo completamente de la propuesta cinematográfica, que la tiene, del director, es demasiado forzado.
El problema del cine, al que ya ha hecho referencia Sokurov, es que es visto como algo dependiente de otras expresiones. Aún lo tratan como al chico que no puede caminar solo y que hay que coger de la manito.
Insisto: que se haga una lectura exclusivamente política, o social, o económica de las esculturas de Rodin, o de las pinturas de Bacon. Pero exclusivas, solo hablando de esos componentes por separado, como suelen tratar al cine, a ver si es sostenible.
Otra cosa es la libertad. Delgado tiene el derecho de hacer la lectura que propone, por supuesto, y nosotros tenemos el derecho de cuestionar esa lectura, refutando siempre con ideas y no con cobardes ataques personales.

Anónimo dijo...

Mónica se descalifica como crítica de cine.

Anónimo dijo...

¿por qué no responde Mónica?

Anónimo dijo...

Ya pues en serio, quién fue el gracioso, porque esta crítica es demasiado para ser verdad.

Anónimo dijo...

La propuesta visual del director es tan mala que leer la opinión de Mónica Delgado ayuda a que las imágenes sean entretenidas al espectador, que, al fin y al cabo, eso es lo que se busca del Cine: diversión, porque el cine es una práctica social recreativa.

No encuentro en mis comentarios ningún ataque personal
Hasta la próxima Anónimo 1.

La Enésima Dimensión

Anónimo dijo...

CONTESTA MONICA!!!

Anónimo dijo...

Curiosa critica, incluso la antojadiza comparacion entre Thomas Jane y Aaron Eckhart, practicamente sólo porque ambos son rubios.

Anónimo dijo...

No escribí que usted atacara a Delgado. Lo mencioné como algo general. Pero si ud. busca del cine entretenimiento solamente, ahí tiene la cartelera comercial peruana, pura práctica social recreativa -canchita en balde, hot dogs, caramelos, celulares sonando en plena función con timbres de regueton-.
Por mi parte, humildemente veo en el cine algo más, y no creo que el director tenga una propuesta malísima.
Parece un caso increíble el que a una persona le guste una película que es malísima -por la propuesta cinematográfica- sólo porque viene otro y te la explica ideológicamente... Eso no se veía desde hace 50 años...

Anónimo 1

Daniel Salas dijo...

Cuando yo vi la película (en DVD, mucho tiempo después de su estreno), Obama no existía políticamente, La comparación no viene al caso.

Si esta crítica fuera válida, también se la podría aplicar a "Mars Attacks" de Tim Burton, en donde el nieto que es fiel a su abuela y sale a salvarla es finalmente el héroe (y no su hermano, metido fanáticamente en el ejército). No veo por qué el amor a la familia (y en particular a la prole) sea necesariamente un valor conservador. ¿Podríamos aplicar este mismo juicio a Children of Heaven? Saludos.

Anónimo dijo...

Es indefendible el análisis de
Delgado y es increible que Bedoya
no diga nada.

Anónimo dijo...

La Niebla es un buen ejercicio narrativo al igual que The Host. Si para la señora que comenta, La Niebla es la peor película que ha visto en el año - por su muy discutible factor político - entonces debería hacerce analizar psicológicamente porque hay un ultraje frontal contra la persepectiva cinematográfica. Si la señora podría hacer una crítica de la película, se lo agradeceríamos.
Saludos

Anónimo dijo...

Anonimo 1: las canchitas, sonidos y demás son partes de la manera en que se divierten (algunos) peruanos cuando ven una película, sea una de Godard o de Spielberg, porque cualquiera puede ver una película de estos directores sin dejar de tener dichas costumbres y encontrar entretenimiento en ellas o una reflexión audiovisual. En otras palabras, a quien le gusta comer hot dog en el cine quizá le gusten las películas de Godard sólo porque le parecen entretenidas y no porque quiere conocer la propuesta del director, o no le gusta la canchita y busca una reflexión visual en las películas de Spielberg a través de la actuaciónn de los actores (esto es una hipótesis). Por otro lado, los exhibidores, distribuidores, etc., relacionados a cine comercial o no comercial no tienen toda la culpa de las prácticas de algunos peruanos, pues ellos, en el caso de los exhibidores, se limitan a dar el aviso de apagar los celulares, por ejemplo.

Cuando usted le pregunta a MD: ¿y “cinematográficamente”?, se entendería de acuerdo a Ricardo Bedoya y Isaac León lo siguiente (y leo la contra carátula de su libro “Ojos bien abiertos. El lenguaje de las imágenes en movimiento”): (citando) Dos reconocidos críticos de cine han trabajado conjuntamente para entregarnos una obra sobre cinematografía,… En Ojos bien abiertos…, estudian, uno a uno, todos los elementos constitutivos del lenguaje audiovisual, con un análisis de sus posibilidades expresivas más saltantes. (fin de la cita). Entonces, si la propuesta visual del director en función al uso del lenguaje audiovisual que aplica (estamos hablando de técnica) no me hace reflexionar visualmente mucho (y no porque esté ciego sino porque lo que hace el director con los elementos audiovisuales no me ayudan a identificarme en la película, no ayudan a creer lo que está pasando, es decir visualmente no me provoca mucho), encuentro en una opinión un recurso extra audiovisual que me permite tener una reflexión siguiendo el tema a través de las imágenes como composición del encuadre final pero sin mediar en mi reflexión algún elemento audiovisual, cinematográfico, plano, ángulos de toma, etc., es decir solamente sigo la imagen con una idea preconcebida de lo que pasa en la película. Estamos de acuerdo en que vemos en el cine cosas distintas.

La película es mala cinematográficamente (en mi opinión). Pero cuando leo el artículo veo en la estructura narrativa algo interesante. Un ejemplo empleando la teoría de Tzvetan Todorov que consiste en estado de equilibrio, interrupción del equilibrio y regreso al equilibrio. Cuando Dave mata a los que lo acompañan porque, siguiendo con MD, Dios a muerto, o no tiene fe, se produce un desequilibrio (causa-efecto) dentro del desequilibrio inicial que es la aparición de la niebla. Luego cuando llegan los marines de Bush, siguiendo con MD, se regresa al equilibrio, la niebla y todo lo que hay en ella será aniquilado (causa-efecto). Pero es un nuevo equilibrio donde los personajes que no tuvieron fe sufrirán las consecuencias. Entonces, empleando este principio de la estructura narrativa de un film y usando lo que MD propone, tengo una mejor percepción de la película siguiendo el tema, el cuál podría ser político: propuesta (política) del director: si no tienes fe en tu nación, Estado, entonces sufre las consecuencias. Propuesta, según MD, fallida. Hacer este tipo de combinación me entretiene. Al fin al cabo empleo el transfondo ideológico para seguir las imágenes porque éstas cinematográficamente no me provocan mucho.

La Enésima Dimensión

Anónimo dijo...

Al anónimo de las 9.38

Si le parece increíble que yo no diga nada de este debate, le seguirá pareciendo increíble. No soy árbitro de polémicas. Las opiniones de Mónica Delgado son suyas y no necesitan de apoyo, sustento, discrepancia, ni nada. A mi La niebla me pareció una película atractiva, mejor que el promedio de cintas fantásticas que se ven. Lo que más disfruté fueron los ataques de los bichos; el lado de acción pura. Me disgustó el aspecto pesado y demostrativo, de "tesis", que tiene en todo su desarrollo. El costado republicano no lo encuentro por ningún lado, pero Mónica sí, y ella sabe como sustentar sus opiniones.

Anónimo dijo...

Si tomamos en cuenta lo que dicen ciertos anónimos, se tendría que afirmar que las críticas de Pimentel son inadmisibles e intolerables porque el contenido por sí solo puede bastar para que él afirme que una película es una obra maestra.

¿Qué piensan al respecto, anónimos?

Anónimo dijo...

Aburridísima la fallida y torpe Enésima Dimensión. Quién es Pimentel ?

Anónimo dijo...

Anonimo 3 de enero 9:28

1-Te puedo ser aburrido, bueno, y?.
2-No se sabes quién es Pimentel, entonces para qué tienes Internet.

Anónimo dijo...

Estimados lectores del blog:

1. Feliz año. Si no respondí hasta ahora es porque estoy de vacaciones (por lo cual no responderé como quisiera) y quería dejar el post sobre mi peor pela del año como parte de las cosas viejas que quería abandonar del 2008.
2. En vista de que es imposible dejar lo feo del 2008 atrás, lo que me resulta interesante del debate es que algunos comentarios pidan una lectura o análisis absolutamente "visual" como si las imágenes de La niebla no tuvieran ningún tipo de significante ideológico "audiovisual". Es como si pensaran que lo ideológico es un tema verbal o anexo al filme, algo que ronda y que no está en las imágenes en sí mismas. Lo "ideológico" y lo "estético" es visto como algo dislocado, separado, cuando trato de verlo como un proceso que va a la par, de la mano, indisociable.
Kiko Silva menciona que la película tiene una puesta en escena interesante, pero a mí me interesa el trasfondo de esa puesta en escena que es convencional si tenemos en cuenta otras aproximaciones del subgénero. Me quería centrar en "esos fantasmas que no hay".

3.La película se estrenó en EEUU en noviembre de 2007, cuando ya estaba la efervescencia en las elecciones internas de los democrátas.

http://www.cbsnews.com/stories/2007/06/26/opinion/polls/main2983410.shtml

A veces a Hollywood le sobra cuotas de futurología.

raul lizarzaburu dijo...

el anonimo de las 9.28 pregunta: si no sabes quién es pimentel, entonces para qué tienes internet. yo digo: ¿tan grave es no saber quién es pimentel? ni que fuera un crítico imprescindible.

Anónimo dijo...

Pimentel es un bluff.

Anónimo dijo...

Mónica no agrega nada. Es un
desastre como crítica de cine.

Anónimo dijo...

Escoge bien a tu equipo, Bedoya.