viernes, 18 de julio de 2008

Festival de Cine de Lima: aportes al debate


Ricardo hace un emplazamiento a algunos de los miembros del Comité Asesor del Festival de Lima y, como estoy entre los mencionados, respondo como suelo hacerlo y voy a recurrir en este caso al orden numérico por razones de claridad en la exposición.

1) El comité asesor no es un comité de programación. La programación del Festival está a cargo de los directores del Centro Cultural. Lo que los miembros del comité asesor hacemos es sugerir o recomendar títulos, pedir la revisión de otros, cuestionar la inclusión de algunos, debatir criterios, pero no elaborar la programación. En lo personal no concibo una programación oficial que no sea exigente y no creo que deba ser concesiva, aunque eso no significa que no haya desniveles y que a veces la voluntad de ampliar el número de cinematografías representadas ocasione algunos bajones en el promedio cualitativo de la selección. También hay espacio para las secciones "informativas", aquellas que no pasan por el filtro de la exigencia que suponen las secciones competitivas.

2) No estoy de acuerdo con esa separación de películas conservadoras o aristotélicas, por un lado, y de búsqueda y ensayo, por otro. Creo, como siempre, que hay películas buenas (y de allí para arriba) y otras que no lo son, y que un Festival de cine tiene que privilegiar, naturalmente, las primeras. Lo que ocurre hoy en día es que la franja mayor del cine de interés que se hace en América Latina (y en el mundo) corresponde al que proviene de propuestas personales que no apuntan a un público masivo. Ya ocurrió con la nueva ola francesa, con el cinema novo brasilero y con otros movimientos, tendencias u obras individuales en el pasado. Entonces, casi no hay alternativa: o se escogen esas propuestas o casi no hay más para escoger. Pero esas propuestas no son necesariamente herméticas, "duras" o incomprensibles. Pueden ser perfectamente "aristotélicas" y legibles. Los matices son muy variados, como son los estilos visuales, las formas narrativas. No es lo mismo Historias mínimas, Garaje Olimpo o Los muertos. Por otro lado, si hoy en día se hicieran melodramas de la calidad de Dios se lo pague, de Luis Cesar Amadori o Enamorada, de Emilio Fernández, o un policial como Apenas un delincuente, del argentino Hugo Fregonese, estaría entre los defensores de su inclusión, por más "aristotélicas" que puedan ser. Pero, salvo Nueve reinas y muy poco más, en los últimos tiempos esa capacidad de comunicación no suele estar unida a la riqueza expresiva en nuestros cines de la región.

3) En mi opinión es conveniente y útil que los festivales en América Latina, y más aún en un país como el nuestro, donde la exposición pública del cine latinoamericano (y de todas partes que no sea Estados Unidos) es tan ínfima, tengan el modelo del "festival de festivales", es decir, el de las mejores películas o las más curiosas o diferenciadas que puedan reclutarse, por más que hayan sido exhibidas en otros eventos similares. En el caso del Festival de Lima y dentro de ese perfil, las que hayan sido realizadas en el último año o más, porque la selección no puede agotarse en lo último o más reciente.

Eso no impide optar, también, por lo nuevo, lo desconocido o lo incierto, es decir, aquello que aún no tiene (y quizás no tendrá) el aval festivalero o crítico. Un festival no tiene por qué atenerse a lo consagrado ni jugar a lo relativamente seguro. No es una muestra o un simple escaparate de títulos llamativos.

4) La eliminación de la sección de operas primas ha partido de un criterio de mayor exigencia para la sección competitiva oficial que, como antes, incluye ahora primeras películas y que nivela a la competencia de ficción y a la de documentales. Que existe el riesgo de privilegiar las obras de cineastas conocidos, prestigiosos o de mayor trayectoria, es evidente. Ese es uno de los retos que confrontamos los miembros del comité asesor y puedo decir que, en lo que a mí respecta, así como no he estado de acuerdo con algunos títulos de realizadores conocidos, así también defendí en su momento la exhibición de las poco conocidas operas primas Japón, La libertad, La ciénaga (que afortunadamente había visto antes) y también, aunque fuera de la competencia, porque es española, Inisfree, de José Luis Guerín, la cual a diferencia de las otras sí se proyectó durante el Festival. En ese entonces, los nombres de Carlos Reygadas, Lisandro Alonso, Lucrecia Martel y José Luis Guerín no tenían el reconocimiento que tienen ahora.

5) Sin duda, hay muchas cosas que corregir y ajustar en el Festival y es importante que se debata y que se planteen propuestas a lo largo de todo el año. Este mismo blog puede servir de buzón de sugerencias y no sólo ad portas del Festival, sino todo el tiempo. Hay que considerar, además, los altibajos de la producción latinoamericana.

No todos los años se ofrece el mismo promedio de calidad. Este año, afortunadamente, el nivel parece empinarse por encima del que se ha mostrado en las últimas ediciones en las que no han faltado, ciertamente, títulos valiosos. El caso de Luz silenciosa es, claro, excepcional. No es común que en América Latina una cinta alcance tal nivel de rigor estilístico y potencia expresiva. Y aunque es verdad que no siempre están todos los filmes que debieran estar, a veces eso se debe a la renuencia de algún director o productor o, incluso, el retiro a última hora, como ocurrió el año pasado con el documental chileno Calle Santa Fe que nos quedamos sin ver.

En esa necesidad de hacer del Festival de Lima una manifestación cultural cada vez mejor, el criterio investigador que plantea Bedoya es imprescindible: investigación del pasado, del presente e incluso de las posibilidades futuras, de cara a los avances estéticos, pero también tecnológicos, como la necesidad de ampliar el soporte fílmico cuando los vientos a favor del digital soplan con fuerza desde hace un buen rato.

Isaac León Frías

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy clara la exposición del Sr. Frías.¿Qué piensan los Srs.Lombardi y Durand?

Anónimo dijo...

deberían ser especialistas en cine
pero no directores los encargados de la prograamción.

Anónimo dijo...

Estimado Chacho

¿De qué va tu libro?

Anónimo dijo...

Chacho
Te recomiendo la película LOS FALSIFICADORES.

Anónimo dijo...

La redacción de la larga oraciòn en
la que menciono operas primas latinoamericanas, podrìa hacer pensar que incluyo a la española
Inisfree, de José Luis Guerín, entre las primeras obras. No es asì, pues Inisfree (1990), el muy
original documental sobre la mìtica comarca irlandesa que fue el
escenario de El hombre quieto, de
John Ford, es el segundo largo de Guerín. Cinco años antes dirigió
Los motivos de Berta, la única de sus películas hasta la fecha que se atiene a una dramaturgia algo más canónica, aunque la construcción es bastante abierta, con largos "tiempos muertos" y,
por tanto, ajena a los parámetros
de la narrativa clásica.

Anónimo dijo...

No entiendo, porque se tiene
que investigar para programar
un festival?