En un post anterior, Mónica Delgado nos hizo conocer una crítica en verso a la película Chang. Aquí va otra, verdadero ditirambo de un documental peruano llamado La conquista de la selva.
La cinta se estrenó el 17 de abril de 1929, en el cine Excelsior de Lima, producida por los Padres Misioneros Franciscanos Descalzos y filmada por Guillermo Garland y Fray Bernardino Idoyaga.
Un comentario del diario La Prensa, del 2 de abril de 1929, dijo de ella :
"Aparece en ella gráficamente nuestra región salvaje del Ucayali con su fauna y flora, la labor civilizadora que allí se realiza desde tiempo inmemorial por la Orden Franciscana y la atención que a esas ricas regiones de nuestro territorio va prestando durante los dos lustros de su Gobierno nuestro insigne mandatario don Augusto B. Leguía (...)"
Pero el diario El Mundo, en su edición del 18 abril 1929, p. 6, publicó un peculiar comentario:
"La Conquista de la Selva".
No.
El título es demasiado ambicioso.
La SELVA.
Soberana, libre, omnipotente.
"El Infierno Verde" de que habló un gran poeta brasileño.
Sí.
Es el nombre que le hubiera convenido.
Modesto.
Humilde aún.
Ante su poder infinito.
Porque en ella, hay sitio para todas las vidas, menos para la del hombre.
La Tragedia de la Selva!
Cantada por miles de voces, en libros inmortales.
El Africa Tropical, no tuvo un Baratier?
Y el Amazonas no contó con un Euclides da Cunha?
Para no hablar sino de los grandes.
Esta cinta es un poema de la selva.
Un poema en imágenes.
Admirablemente recogidas.
Heroicamente filmadas.
Para juzgarla hay que verla desde tres planos distintos.
Fotogénico.
Geográfico.
Peruanista.
Fotogénicamente! Guillermo Garland se ha revelado un inmenso artista.
Nitidez.
Belleza.
Profundidad constante en sus imágenes.
Movimiento, instintivamente obtenido; gracias a los ríos que se deslizan o bien, encrespados, muestran su poder.
Movimiento, en las diferentes escenas naturales que brinda la fauna humana.
Movimiento, en los detalles de la vida zoológica.
Y todo esto obtenido sin mayores elementos.
Por obra de un realizador desprovisto de los instrumentales complejos que hoy demanda la producción de films.
Esta obra es una consagración.
Y debe colocar a su autor entre los operadores consumados del séptimo arte.
Geográficamente: la película tiene un interés universal.
Será seguramente el primer documento vivo sobre nuestra Selva.
Con sus tribus primitivas.
Con su floresta intrincada y lujuriosa.
Con sus ríos serpenteantes y profundos.
Con sus cielos polícromos, que a cada rato pugnan por mostrar sus colores reales entre los claros-oscuros de la cinta.
Con sus pobres chozas abrigadoras del hombre.
Con su poder virgen y omnipotente, que el hombre, no ha vencido, ni ha comenzado a vencer siquiera...
Desde otro aspecto, y siempre en el terreno de la Geografía, esta cinta es una lección admirable.
De nuestro interior americano.
Y de lo que allí existe para reserva de la Humanidad.
Peruanistamente: ésta cinta es un himno a la obra secular de la colonización amazónica.
Allí están los padres misioneros, que abrieron, brava y apostólicamente, el camino hacia este misterio.
Allí están, con sus sayales y sus pies desnudos, sombras oscuras dentro de las cuales se guarda, como en el seno del carbón mineral, la luz y el fuego de un nuevo día.
Allí están tomados por la lente verídica, como un ejemplo de Fe, de Voluntad, de Abnegación, de Bravura, de Heroísmo.
Allí está además, escrita en imágenes imborrables y emocionantes, toda la Epopeya de estos nuevos Cruzados.
Ocopa.
Satipo.
Todo el Ucayali.
Surcados por estos Misioneros, grandes pioneros de la peruanidad y de la religión de Cristo.
Desde este aspecto, esta película debía ser ampliamente difundida.
Todos los escolares deberían verla.
Y aún los que imaginan no serlo.
Es un atlas viviente e impresionante.
Hecho con sacrificio de su autor, para la comodidad del conocimiento ageno.
Total: fotogénicamente, geográficamente, peruanístamente, esta cinta es un triunfo completo.
Digno de generosas loas.
De amplia protección pública y privada.
De difusión universal.
Cuando André Citroen, el Ford francés, hizo su raid a Tombuctou, también filmó una película.
"La Croisiére Noire".
Que se exhibió en la Gran Opera de París.
Bajo la mirada admiradora del mundo oficial, del mundo burgués, del mundo turístico.
Esta película era una sinfonía de imágenes del desierto.
Del Sahara desconocido.
Y triunfó.
A pesar de ser una forma "deguisé" de reclame.
Porque mostró a los ojos ávidos de los hombres por ver cosas nuevas, la cosa nueva que pedían.
Y André Citroen obtuvo una victoria más para su popular automóvil.
Ahora: qué decir de Guillermo Garland que no ha ido a buscar una reclame, que no va a exhibir su cinta en la Gran Opera, qué...?
Para qué mas interrogaciones.
Si cuanto se ha dicho y visto es suficiente para aplaudirlo.
Porque "La Conquista de la Selva", los únicos que la han obtenido de verdad, han sido: su lente fotográfico y su espíritu amante del Perú, de lo nuevo y de lo bello."
Firma WP.
Ricardo Bedoya
4 comentarios:
Sigan recuperando críticas antiguas
Sería interesante saber quién es ese P o WP, porque parecen ambos textos hechos por la misma persona. Estoy a la caza de eso.
No sera Washington Pinzas el autor?
Consulten con Manuel Zanutelli que ha estudiado a los periodistas peruanos y sus seudónimos.
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