martes, 29 de julio de 2008

Conversación con María de Medeiros



Enrique Silva nos envía esta conversación con la actriz María de Medeiros

Portuguesa de nacimiento, pero de carrera internacional, María de Medeiros se hizo conocida entre los cinéfilos como la Anais Nin de Henry y June, de Philip Kauffman. Desde entonces son muchas las películas en las que ha actuado. Capitanes de abril marca su debut en la dirección cinematográfica. Conversamos con ella en agosto de 2000.

Son muchos los actores y actrices interesados en dirigir. ¿Cómo nace en ti la idea de colocarte detrás de cámaras y hacer Capitanes de abril?
Es un viejo sueño, pues ya había hecho otras películas, pequeñas, experimentales, hace muchos años. La primera vez que lo hice era muy joven, tenía 21 años.

Claro, pero eran cortos.
Si. Yo no pensaba ser actriz en un principio, sino en estudiar bellas artes. Luego estudié filosofía y la dejé para hacer teatro. Hice también música, porque me interesaban muchas cosas, pero no podía hacerlo todo. Ahora, cuando uno es director de cine, sí que se puede, porque que es algo muy completo. Un director de cine está pintando, escribiendo, utilizando todos los ramos de las artes cuando hace una película.

Lo que llama la atención, conociéndote como actriz, sabiendo de tu naturalidad para interpretar, de tu sensualidad, es que hayas realizado una película sobre una revolución militar. Cualquiera pensaría que María de Medeiros tiene pasta para otra clase de historias, tal vez más intimistas. ¿Cómo fue que te interesó este tema?
En el fondo, todas las personas de mi generación en Portugal han vivido muy intensamente esta revolución, en la infancia y a través de las emociones de nuestros padres. Es una historia épica, en la que se ve cómo es nuestro país, pero también es una historia muy íntima. La película tiene mucho de típica primera realización, en el sentido de que hay muchos afectos. A pesar de la apariencia de película de guerra, la siento íntima.

Pero no es la típica película de una artista que dirige y se mantiene al margen de la actuación, porque la has dirigido y también actúas en ella, en un papel secundario.
No era mi intención actuar, porque iba a filmar a muchos hombres y tenía ganas de filmar a otras chicas. Hasta el último momento traté de que mi personaje lo hiciera otra actriz, pero por cuestiones de coproducción y disponibilidad de tiempo, acabé haciéndolo yo.

¿El proyecto fue tuyo, lo querías realmente hacer?
Si. Lo que pasa es que mi madre fue periodista política. Entonces todos estos capitanes, toda esta gente que hizo esta revolución tan original pasaba por nuestra casa y yo los veía. A muchos lo conocí de niña. Y gracias a mi madre tuve acceso a mucha documentación, que fue difícil de encontrar durante años. En los escritos de estos militares, sus descripciones eran muy cinematográficas. Eso, sobre todo, es lo que me impresionó, por la rigurosa descripción dramática de lo que ocurrió ese día de abril de 1974, usando también mucho sentido del humor. De hecho, muchos de los episodios que se ven en la peli, que son cómicos y parecen improbables, son reales, sucedieron así.

La cinta tiene un reparto de distinta nacionalidad, básicamente portugueses, españoles e italianos. ¿Influenciaste en la selección de los actores?
Yo tuve mucho que ver porque quería contar la historia no solamente como si fuera portuguesa, para los portugueses. Fue una revolución tan atípica que me interesaba presentarla como un hecho universal. Para lograr eso era importante trabajar con gente de diversas nacionalidades. Tanto los actores como el equipo técnico son internacionales.

Para lanzarte a dirigir, ¿habrás aprendido mucho observando a los realizadores con los que has trabajado?
Los actores sabemos mucho de técnica, Cualquier actor o actriz sabe bastante de luz o de encuadres. Los actores tenemos, además, mucho tiempo para observar cuando estamos rodando. Es una posición privilegiada para mirar al cine haciéndose. Y claro, he aprendido de todos los directores con lo que he trabajado. Gente muy distinta en condiciones de producción igualmente distintas, en idiomas diferentes con universos artísticos igualmente diversos. Una experiencia muy enriquecedora.

Una de los primeros filmes en que te vimos en Lima es Henry y June. Tu caracterización de Anais Nin proyecta una gran expresividad y sensualidad en la pantalla, sobre todo a través de los ojos. ¿Cómo llegaste al cine americano?
Llegué porque la película se hizo en Francia. Era una producción americana pero el casting se hizo en Francia. Entonces vivía allí y todavía lo hago. En ese entonces estaba haciendo teatro. Con el director, Philip Kaufman, hablamos mucho y nos entendimos muy bien desde el principio. Fue una experiencia fantástica para mí porque descubrí todo un mundo de cine. Lo que recuerdo es que tuve que estudiar mucho el universo de Anais Nin, leer muchas cosas suyas en muy poco tiempo.

¿Quentin Tarantino te vio en esa película antes de escogerte para Tiempos violentos?
Si, y es curioso porque Henry y June no se parece en nada al tipo de película que le gusta a Tarantino. Sin embargo, esa le gustó. Lo conocí en un festival en Francia y luego nos vimos en otros festivales, en Brasil e Italia. Es muy divertido estar con él en esa clase de eventos porque todo le interesa, es una gran cinéfilo y te contagia su emoción.

Has hecho La divina comedia con Manoel de Oliveira. ¿Cómo describirías tu experiencia con él?
Tengo mucha admiración por Manoel de Oliveira, es realmente un genio, pero esa es de las experiencia más difíciles que he tenido. Trabajar con él es difícil porque pide cosas muy extraordinarias a los actores. Digamos que él no trabaja en un registro naturalista que, un poco como Buñuel, puede pedir cosas un poco locas a los actores y hay que seguir lo que dice y tener confianza en él. Por ejemplo, yo puedo estar hablando contigo y mirando para otro lado. Es en definitiva algo muy interesante.

¿Cómo describirías tu experiencia en España con directores como Juanma Bajo Ulloa, Gonzalo Suárez y Bigas Luna? ¿Te gusta el cine español?
Me gusta mucho. Con Juanma hice Airbag, que fue muy bien en España. Tiene un talento increíble, aunque a veces te de la impresión de ser como un niño maldito. Es de las mejores personalidades del cine español. Con Gonzalo hice El detective y la muerte, otra gran experiencia. Y con Bigas hice Huevos de oro. Es un director que hace sentir muy bien a los actores. Es un hedonista, le gusta cultivar el placer. Es como una fiesta trabajar con él. Yo tengo una pasión por el cine del lado artesanal. Me encanta el cine haciéndose, los pequeños trabajos del cine, el lado técnico, también el lado técnico de los actores. El glamour me aburre un poco.
Enrique Silva

1 comentario:

Anónimo dijo...

Está muy guapa la portuguesa, con cara de muñeca de biscuit.