jueves, 17 de julio de 2008

¿Aristóteles, King Kong o vanguardia?: criterios de programación del Festival de Lima




En la revista Caretas de hoy, 17 de julio, Edgar Saba, director del Festival de Lima, habla por primera vez de los criterios de programación del evento.

Dice: “Hay 2 perfiles grandes de películas: las conservadoras o aristotélicas, y las de búsqueda y ensayo. Además, pienso que el cine latinoamericano empieza a encontrar su boom como lo hizo la literatura.”

En otro párrafo informa: “No habrá en competencia más de 22 títulos, ni tampoco sección de Ópera Prima. Hay que comprender que en una cartelera donde todo es King Kong, no se puede pasar pura vanguardia. Aun así venimos después de Cannes y veremos…” (menciona las cintas de Martel, Alonso, Escalante, Trapero, Fendrik, Walter Salles y Daniela Thomas presentadas en el Festival de Cannes que se verán aquí)

Vale el esfuerzo de exponer algún criterio de selección, aunque en verdad no quede nada claro.

Saba parece concebir el Festival como un espacio que nos aleja por unos días de la dictadura de las transnacionales de la distribución (“…en una cartelera donde todo es King Kong…”). Bien por eso.

Pero esa percepción está contradicha por los antecedentes de lo que dice y por su conclusión (…"se ha eliminado la sección Ópera Prima”… y… “no se puede pasar pura vanguardia”…)

Es decir, quiere alejarnos de los patrones de la cartelera, pero no tanto, si pensamos que es en la eliminada sección Ópera Prima donde solía exhibirse lo novedoso, lo no “aristotélico”, “la búsqueda y ensayo”; es decir, la antítesis de King Kong.

Salvo que conciba a King Kong como “pura vanguardia” y sea de eso que quiera alejarnos.

Pero, fuera de bromas, hay que anotar que dos de los directores que anuncia para la competencia de este año, Fendrik y Escalante, están en su segunda película, y que se hicieron conocidos justamente por sus Óperas Primas, El asaltante y Sangre, respectivamente, vistas en el Festival.

Más revelador aún es que los directores que anuncia Saba como la avanzada del Festival, post Cannes, son justamente realizadores que remecieron su cine –el argentino- con sus Óperas Primas. Martel con La ciénaga; Trapero con Mundo Grúa; Alonso con La libertad.

¿Y saben qué?

Esas películas nunca compitieron en el Festival de Lima porque en esa época no había sección de Óperas Primas y no los seleccionaron, o por la razón que fuere.

Y otro recuerdo más.

El ganador contundente del año pasado, Carlos Reygadas, causó revuelo en Cannes con Japón, su ópera prima, que tampoco vimos porque no fue seleccionado en su momento.

¿El criterio de programación expuesto es, entonces, el de aceptar a los “no aristotélicos” que hayan pasado por el filtro de Cannes? ¿O aceptarlos como famosos por la opinión ajena y no por su primera película de “pura vanguardia”?

Es decir, conocerlos por opinión de segunda mano.

Es cierto que pueden programarse óperas primas en la sección de competencia oficial, pero al reducirse el número de participantes a no más de 22 cintas, es lógico pensar que las que figuren allí serán las de los nombres consagrados.


Está muy bien, y hay que reconocer el esfuerzo, de traer las películas de Cannes. Pero no hay que olvidar que en ese festival hay una apertura formidable a la “pura vanguardia”, que convive con lo “aristotélico”.

Es un error haber eliminado la sección Ópera Prima. Sobre todo si el Festival de Lima no cuenta con secciones equivalentes a Una cierta mirada o a La quincena de los realizadores, abiertas a lo “nuevo” del cine.

Con estas declaraciones de Edgar Saba, el Festival de Lima parece confirmar su vocación de “festival de festivales”, es decir, de festival que cosecha las cintas premiadas o bien recibidas en otros festivales, renunciando a la posibilidad de descubrir, de conocer lo nuevo, de seguir a un cineasta desde su primera película, la de “vanguardia”, la “no aristotélica”, la de “búsqueda y ensayo”.

Es decir, renuncia a investigar –lo que decíamos en un post anterior-, porque investigar no sólo significa mirar al pasado, sino que también supone poder reconocer lo mejor de lo nuevo.

En la entrevista de Caretas, Saba habla de un comité asesor en el que participan Isaac León, Francisco Lombardi, Alberto Durant, José Carlos Avellar, entre otros. Les toca a ellos decir su opinión sobre la cancelación de la sección Ópera Prima y, sobre todo, sobre esa opción “tercerista” del festival: ni con King Kong ni con la “pura vanguardia”.

¿Esa es la alternativa?

Por último, reducir el universo fílmico a la oposición entre cintas “aristotélicas” y de “ensayo” es, por decir lo menos, una confusa simplificación.


Ricardo Bedoya

13 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cuándo va a salir la lista oficial de las películas del festival?

Anónimo dijo...

Bueno, yo prefiero King Kong (Sobre todo el de Peter Jackson) a las decenas de bodrios que componen el festival

el-tramposo dijo...

No me parece justo poner de ejemplo de blockbuster mastodóntico a "King Kong"; ya que se trata de una de las mejores películas del género fantástico y uno de los mejores remakes hechos últimamente. Entiendo que más bien se refieren a cintas tipo "Transformers" o "El hombre araña". Esas son las que deberían usar de ejemplo de blockbuster mediocre y no al entrañable simio gigante.

Anónimo dijo...

Lo que parece querer decir Saba es que el público está kingkonisado y que le costaría mucho entender propuestas distintas y por eso es mejor reducir el número de películs y cancelar la vanguardia.

Anónimo dijo...

Lo que debería haber es una ´muestra que pase películas exigentes, de búsqueda, sin fijarse que sean primeras, segundas o terceras obras.Por un lado va la competencia y por otro lado va esa exhibición.

Anónimo dijo...

Pregunten al jurado Vargas Llosa que hubiera sido si su opera prima La ciudad y los perros no hubiera ganado un concurso en Barcelona.

Anónimo dijo...

A las funciones de películas caletas va poca gente, ese es el asunto...

Anónimo dijo...

Un concierto de cine sin Ópera

En verdad no soy lector de Caretas, pero sí de estas Páginas y me he llevado una sorpresa en realidad no muy grata respecto a lo que nos traerá el próximo Festival de Cine de Lima para este agosto. Confieso que hoy me he convertido en lector de Caretas a raíz de esta entrevista que la mencionada revista realizara al actual director del Centro cultural de La Católica, organizador por lo tanto del 12 encuentro de cine Latinoamericano.

Lo que a un inicio creí sería un comentario de mi parte se fue extendiendo debido a que comencé a encontrar diversos puntos mencionados por Edgar Saba que reflejarían la problemática existente dentro de las distribuidoras de cine para nuestro país.

¿Qué es un festival de cine? En todo el mundo existe una enorme cantidad de festivales de cine que tienen por objetivo fundamentales –a mi parecer –tres cosas: valorar, innovar y entretener. En definitiva estos tres van de la mano, abandonar uno de ellos sería equivalente a transgredir todo el festival. Valorar porque todo festival culmina en una premiación, dar valor a una cinta las cuales nos transmiten no lo común o lo cotidiano, sino lo nuevo, lo exótico, lo puramente innovador frente a nuestros sentidos, a las sensaciones del público que produciría una reacción en nosotros, en términos aristotélicos, una catarsis que originaría tanto en una tragedia o comedia clásica una finalidad, entretener.

Suprimir entonces la categoría de Ópera prima en el Festival sería no colaborar con la valoración de nuevos talentos, por lo tanto a manera de una reacción en cadena esto afectaría al carácter de innovar y entretener, pero tomémoslos por separado solo por esta vez. Continúa Edgar Saba diciendo que para un país acostumbrado a un puro sensacionalismo industrial (King Kong, Iron Man, Meteoro) es preciso separarnos de una vanguardia, se infiere, por ser ajena a nuestro ámbito; una privación de la innovación. Con esto queda muy claro que el entretenimiento ha quedado en segundo plano para aquellos consumidores de este Festival muy conocido por (es más que obvio) ser uno de los pocos medios que el público en general tiene acceso a un cine poco usual dentro del ámbito de nuestra cartelera.

Anualmente una gran cantidad de consumidores del cine poco común (conservador, aristotélico, vanguardista, óperas primas) esperan ansiosos la llegada de un Festival que bien o mal es un canon que revitaliza la industria de nuestro cine.

Hay un buen grupo que está bostezando en las butacas de tanto monstruo animado que ruge en las pantallas. Existe un gran público que pide una vanguardia, y no es subestimar a los que se inclinan por ese cine de masas, pero, existe un Festival que trae creaciones de otros contextos, de otros espacios muy diversos al que comúnmente conocemos aquí. Un festival es y debe ser una antología de lo mejor de entre lo mejor. Ahora, se avisa además que el Festival tendría un máximo de 22 candidatos. Unos responden: “ojalá esta reducción ayude a elevar el nivel de categorías” Espero sea dicho esto con un gesto irónico dado que si nos ponemos a meditar que si de 40 películas postulantes son elegidas 20 (las más selectas) nos preguntamos ¿acaso esas 20 restantes no son dignas de ser vistas?

Es necesario no se crea una gama de discursos forzados que en vez de revalorar el consumo de cine, este subestime más bien al espectador. La vanguardia es un “por encima de los otros”, es un adelantado ¿qué acaso no tenemos derecho de ser adelantados? Cómo el cine tanto Latinoamericano como el peruano va ha encontrar un boom como sucedió en la literatura, si ni siquiera hay una valoración a esos jóvenes talentos (asumo yo que Edgar Saba se refiere al boom hispanoamericano que estuvo conformado por un Vargas Llosa y un García Márquez precoces y talentosos)

Dar más consumo es dar más posibilidades a que en un futuro el cine peruano deje de ser visto erróneamente como un seudo cine de calatas. Es preciso crear de una vez una identidad fílmica y para eso necesitamos de una experiencia cinematográfica. A esto sumamos a que el Festival de Cine en Lima no debe de ser un festival que se alimente del mismo plato del Cannes u otros; escoger lo que el resto ha examinado es criticar desde el punto de vista de los otros, eso es no valorar nuestra capacidad crítica.

Este en realidad es un comentario extenso y no por ello debe ser tomado como un gesto de desafío. Este comentario casi artículo es más bien un síntoma de que el próximo agosto el Festival de Cine en Lima no captará tantas expectativas como los otros años; espero estar errado.

Anónimo dijo...

Con más de diez años de vida el Festival debe tener mas consistencia en su organización y no deberia ir cambiando sus secciones como si probara si funcionan o no. El concurso de las operas primas lo pusieron hace 3 o 4 años y ya la eliminaron. ¡qué cambió en este tiempo que justifique eso?

Anónimo dijo...

Al menos Saba me ha hecho reir como pocos (se cagó en Cantinflas). Pero en serio...de dónde diablos sacó eso del cine aristotélico? Deben estudiarlo en la misma facultad que enseña fotografía zoroastriana, digo no?

Debe haberme perdido de algo pero, y a riesgo de parecer iluso, por qué en vez de hacerse tantas paltas con la vanguardia y la retaguardia, las primas, las cuñadas y las concubinas, simplemente no seleccionan las películas bien hechas de las que están mal hechas. Las bien hechas las proyectan y las otras no. Si las películas son buenas el Festival será un éxito, si las películas son malas será un fracaso, así me digan que se trata de las últimas joyas del cine ptolomeicotransamazónico.

Tampoco es recomendable caer siquiera en criterios de atracción masiva como se hace hasta sin quererlo; si de eso se tratase, los Hulk y los Iron Man van a aplastarlos como cucarachas y eso es malo para la salud. Digo esto en estricta salvaguardia del bienestar mental de los organizadores.

Salvo mejor parecer,

Anónimo dijo...

El director de la Quincena de realizadores del Festival de Cannes tiene un lema: Los festivales serán radicales o no serán.

Anónimo dijo...

Ojalá mañana comenten la programación que se anuncie.

Anónimo dijo...

han visto la entrevista a Saba en
el blog de Henry Spencer? Se tira
en contra de Bedoya y de los críticos.