Las cintas de animación se han convertido en el filón más original, creativo y seductor del Hollywood actual. El año pasado “Toy Story 3” se llevó las palmas; ahora es el turno de “Rango”, una sorpresa en la cartelera.
Rango es un camaleón experto en el arte de arreglárselas que se convierte en una leyenda del Oeste. Su delirante peripecia trasciende el tiempo, el espacio y cruza los géneros: lleva al protagonista desde la molicie del cautiverio doméstico hasta el dominio del espíritu de un Far West releído por los afanes contraculturales de los años sesenta e inicios de los setenta, en la línea de “Busco mi destino” y “El topo”, y por el llamado “western mediterráneo”, el de Leone, Corbucci, Ferroni o Damiani
A un camaleón cautivo y aburrido no le queda más remedio que simular y jugar a ser otro. Y eso es lo que hace Lars (más tarde rebautizado como Rango): sueña con ser el protagonista de obras teatrales y adopta impostaciones shakesperianas. Un día, por accidente, queda abandonado en el desierto de Mojave. Solo y en riesgo, saca a flote su talento para la “performance” y el transformismo y empieza un viaje lisérgico impulsado por un armadillo gurú que parece salido de “El topo” de Alejandro Jodorowsky. La alusión no es casual porque lo que sigue alude a la psicodelia, al viaje interior y el traslado a una realidad mítica, dimensiones sugeridas con una cita literal a “Miedo y asco en Las Vegas”, la película “trip” de Terry Gilliam, basada en Hunter S. Thompson. Extrañas y audaces referencias en una cinta de animación dirigida a un público muy joven.
El camaleón llega al pueblo de “Dirt”, tan mugriento como lo sugiere el nombre, y poblado por un impresionante bestiario de seres de pieles escamosas, ásperas, resecas, o cubiertos de pelos brillosos y coloridos. Son animales del desierto, bestias de la frontera, depredadores. Es formidable el trabajo de creación de texturas digitales y de matices cromáticos que se reparten, con virtuosismo, a todo lo ancho de la pantalla panorámica dando una belleza particular a la composición de la imagen.
El viaje del camaleòn es puntuado por un coro de lechuzas de indumentaria mexicana que cantan comentarios repletos de alusiones irónicas y maliciosas y crean un efecto de distanciamiento con las acciones.
El pueblo de “Dirt” tiene tanta consistencia como el país de “Nunca jamás”: es un territorio mental, zurcido a partir de detalles extraídos de viejos textos narrativos y cuentos de vaqueros. Las mitologías del western se despliegan ahí: El pueblo está asustado, como en "Silver Lode" o al inicio de "La pasión de los fuertes", y requiere de un forastero para que imponga el orden y se convierta en justiciero. El elegido es el camaleón, mientras las máquinas horadan el "jardín" para extraer agua, la civilización se seca; la frontera se cierra y los villanos pretenden ser los constructores del futuro.
Rango no es el “bueno” arquetípico frente a los malvados. Es, más bien, un camaleón oportunista y timorato, pero sus rivales son peores y con más dobleces: una tortuga de ínfulas autoritarias que remite a los patriarcas monstruosos del western, como Charles Bickford, Lee J. Cobb o John Huston; y una enorme serpiente de bigote delineado a la manera de Lee Van Cleef. Frente a ellos, Rango se transforma en un irrisorio pero letal Django.
“Rango” penetra en el territorio mítico del western y encuentra parte de su repertorio iconográfico, pero deformado, torcido, llevado al exceso, la sátira y la caricatura. Apadrinado por el espíritu del Oeste, es decir por la figura espectral de Clint Eastwood, Rango se mueve en un terreno fangoso y sin ley, donde se encuentra muy poco de lo “bueno” y mucho de lo “malo” y de lo “feo”.
Ricardo Bedoya
6 comentarios:
Es un cague de risa la pela y tan buena como una de pixar.
Ricardo, aún no he visto Rango porque está doblada (esperaré el Bluray). El día del estreno acudí al Cineplanet Alcázar y me sorprendí ingratamente con la mencionada versión antes de comprar la entrada. Protesté con la administración por enviarme publicidad engañosa a través de internet (decían que la película estaba subtitulada y unas letras grandes señalaban que Johnny Depp encabezaba el reparto). Las personas encargadas del complejo argumentaron que "es una película para niños, por eso la distribuidora sólo ha traido copias dobladas". Por primera vez en muchos años he perdido la posibilidad de comparar mis ideas del film con tu análisis. Siendo tú un defensor de las versiones en idioma original, me extraña que no hagas referencia al doblaje de Rango, que no permite disfrutar de las modulaciones y la entonación de Depp, de Timothy Olyphant como el "espíritu del Oeste" o la de ese inglés genial que es Bill Nighy en el rol de Rattlesnake Jake, por citar sólo algunos personajes. ¿En que complejo viste Rango en su versión original?
Un cordial saludo.
Tomás Pérez de Viñaspre
El cuervo indio es lo máximo.
A Tomás Pérez:
No, la vi doblada, como todos los peruanos que vayan a verla en pantalla grande.
No sé si sea signo de resignación o de encanallamiento, pero sólo acepto ver dobladas las películas de animación. Jamás, una película de "acción en vivo" o como quiera llamársele. En ese caso, sí, espero, como usted, verla en DVD.
Por supuesto que el doblaje es un engaño, una falsificación y una muestra del abuso de los distribuidoras que ejercen su dominio del mercado de ese modo excluyente. Y es verdad también que habría que recordarlo y repetirlo una y otra vez. Debí haberlo hecho en la nota sobre Rango. Sí, por supuesto.
Rango es un personaje que vive el mundo como una puesta en escena. Al inicio, dota de fantasía, de “vida”, a un pedazo de muñeca y a un pez mecánico, de juguete. Eso explica que su comportamiento de posturas shakespeareanas nos haga recordar a “Hamlet”, que es una obra que trata justamente de eso, de ver al mundo como un espacio teatral, de ver a los humanos como seres metidos en un papel, en un artificio, en un juego de apariencias. Por eso, el personaje protagónico es un camaleón.
Cierto, el armadillo trae a nuestra memoria “El topo” de Jodorowsky, pero también se le ve como un personaje inspirado en El Quijote (otra obra que entiende la vida como ficción), con su indumentaria y su pelaje canoso, así como su visión fantasiosa del mundo, acompañada de unos árboles gigantescos y animados que tienen reminiscencias de los amenazantes molinos de viento de la obra de Cervantes.
Se sienten aires de aquella película de Jodorowsky, que era una reinvención mística y psicodélica del western, pero también hay una referencia a otra película más reciente, que también apostaba a jugar con los códigos del western: “Vampiros” de John Carpenter. La secuencia de “Rango” que muestra a la raza de los supuestos ladrones del bidón de agua saliendo de la arena, como zombis que salen de su tumba, se parece a aquellas en las que los vampiros ascendían desde la tierra en aquella cinta de los noventa. Justamente, la cinta de Carpenter jugaba a contar una historia de terror a la manera de un filme del Oeste.
José Carlos Cabrejo
Los colores, las texturas, hasta los mas minimos detalles en todos los personajes y sus vestimentas son fantasticos e impresionantes en la pantalla grande. Las peliculas de animación si que nos auguran grandes momentos en el futuro. Es una lástima que no exhibieran peliculas como Fantástico Sr.Fox o Donde viven los monstruos por eso esta pelicula es toda una sorpresa.
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