martes, 18 de enero de 2011

José María Arguedas y el cine peruano: sin puntos


La relación entre el cine peruano y las adaptaciones de las obras de José María Arquedas no produjo un acontecimiento feliz. Ha sido deplorable el modo en que sus obras fueron trasladadas al cine, ya sea en cortometrajes y largometrajes de inefable corte "indigenista", a excepción del cortometraje Danzak (2008) de Gabriela Yepes, que revisita el relato de Arguedas La agonía de Rasu Ñiti a través de una protagonista mujer.


Desde Yawar fiesta de Luis Figueroa (1982) hasta Todas las sangres de Miguel Gómez (1986), estos acercamientos al universo arguediano han sido traducidos a polaridades entre gamonales, latinfundistas y rebeldes y renegados campesinos en una óptica maniquea, muchas veces ahogada en reivindicaciones indígenas dentro de un sistema social que oprime e invisibiliza. Este par de cintas, por lo menos, han hecho insufrible un mundo de dinámicas culturales y tradiciciones sin color, aburridas, apagadas. Los cineastas, que alguna vez fueron devotos del espíritu de la obra de Arguedas, no empataron con una visión más "cinematográfica" y huyeron de llevar al cine una obra tan peculiar como Los ríos profundos. Es una lástima que celebrando el centenario del nacimiento de Arguedas, hoy 18 de enero, no tengamos por lo menos películas representativas filmadas de manera convincente.


Por otro lado, poco se sabe de la afición de José María Arguedas por el cine. Sin embargo, sí es conocida su valoración a los documentales cusqueños Lucero de Nieve (1957) o Carnaval de Kanas (1956), y que falsamente se atribuye a Kululi (1961) de Luis Figueroa, Eulogio Nishiyama y César Villanueva, cineastas de la llamada Escuela del Cusco:


"Creo que nada falta en la película de que hablo. Podréis ver en ella la hondura infinita del pueblo quechua, en su grandeza salvada, sobreviviente de siglos de inútil e impotente. Sobre el más alto techo del mundo, danzando con pasos y ademán míticos, aprendidos de la imagen de las montañas, del cernícalo y del cóndor, del picaflor y de la alpaca, del oso que vive en los bosques negruscos que bajan ya a la selva. Veréis hombres semejantes en rostro y porte, a los antiguos dioses que el hombre tuvo. No contaminados, no tocados por Occidente. Bárbaros tiernos y vigorosos". (José María Arguedas, 17 de noviembre de 1957)


Es imposible que Arguedas haya hablado en buenos términos de Kukuli en el año 1957, ya que esta película narrada en español y dialogada en quechua se estrenó en 1961. Esta información ha sido reproducida al parecer por el mismo Luis Figueroa, desinformando sobre el tema. Lo que sí dijo Arguedas en una carta a los cineastas de la cinta se refiere a una de las secuencias más polémicas dentro de la representación de las relaciones de género (y aquí señalo que Kululi está valorada como película "indigenista", la primera en utilizar el quechua, protagonizada por una típica mujer de ciudad en rol de campesina de la puna, y que narra el descenso y aprendizaje de una muchacha al valle de Paucartambo, que conoce en la ruta a su amante y al Oso mítico que la atacará):"La escena del rio entre Alaku y Kukuli aparece como que el amor de ambos se inicia luego de una violación, que es descrita con caracteres ciertamente brutales, en las que parece que se quiso exaltar el machismo del protagonista y la sensación de espanto de la muchacha. No es humano esta forma de establecer relaciones, que en seguida se exhiben como cargadas de ternura e intimidad y que puede hacer aparecer a la población indigena como que de ese modo se aman“. (Carta a los cineastas, Lima 3 de marzo de 1961).


Arguedas se sintió irritado por el modo de representar el Pukllay, que en la simpleza del filme deviene en juego o "coqueteo" tras el encuentro, y que dejaba mal parado al amor y el sexo en los Andes. Pidió a los cineastas rehacer esa escena, pero la carencia económica lo impidió y la cinta fue estrenada tal y como se había filmado originalmente. Es decir, la tan mentada cinta emblemática del cine peruano caía mal a José María Arguedas, por lo menos en esa escena.


Ojalá que a partir de este centenario se tenga en cuenta adaptar de buena manera las obras de Arguedas, tal como se ha hecho con Jaime Bayly o Mario Vargas LLosa.


Mónica Delgado


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Que decir de EL SUEÑO DEL PONGO, de Santiago Alvarez ?

Anónimo dijo...

Que adapten 'El Sexto', saldría un clásico del cine carcelario...

César Guerra Linares dijo...

Lo mejor que se ha hecho en Cine sobre un cuento de Arguedas no ha sido hecho por un peruano, sino por un cubano, el maestro documentalista Santiago Álvarez. Eso dice mucho. ¿no?

Anónimo dijo...

Hola Monica
Cuando uno lee las obras de Arguedas, y tiene unas nociones de quechua sin necesidad de ser un hablante, se da cuenta que a pesar de ser una obra escrita en castellano, obviamente, el que lo ha hecho piensa en quechua. Quiza por alli hay un problema de direccion de cine, y si le sumas esto a la calidad de direccion, producion, etc de cine de aquella epoca, mas otros aspectos subjetivos del director, etc. el resultado serian peliculas como aquellas.
Pero si, ahora se podrian producir mejores peliculas adaptando las obras de Arguedas.

La Enesima Dimension

Anónimo dijo...

¿Y La agonía de Rasu Ñiti, hecha en video en los años 1980 por Augusto Tamayo?

Oscar Contreras Morales dijo...

Las interpretaciones de Luis Álvarez y Mario Velásquez en "La agonía de Rasu Ñiti" son estupendas.