En Cinencuentro, Juan José Beteta ha publicado una crítica de “Bastardos sin gloria” que dictamina la minusvalía intelectual y supone la carencia testicular de los admiradores de “Bastardos sin gloria” (http://www.cinencuentro.com/2010/01/04/bastardos-sin-gloria-malditos-bastardos-2009/). Desde esta profunda y dolorosa disminución fisiológica, paso revista a algunas de sus afirmaciones.
Refiriéndose a una supuesta “banalización de la historia y el mundo” practicada por Tarantino, Beteta dice: “Esto produce al menos tres efectos perniciosos para la cultura cinematográfica y la cultura en general. El primero es su contribución al embrutecimiento del público, ya que lo que aparenta ser una reconstrucción histórica no es tal; es decir, no hay un ápice de verdad histórica en los hechos imaginados, fabricados y mostrados por el director.”
Terrible revelación esa de enterarse de pronto que lo que muestra una película no corresponde a la verdad histórica. Y yo que creí que Hitler había muerto acribillado por los bastardos en un cine de París y que la Segunda Guerra Mundial había sido ganada por Brad Pitt, él solito. E imaginé que, acabada la guerra, Hans Landa, sometido a varias cirugías plásticas en la frente, vivió muchos años convertido en presidente de una próspera corporación germano-americano. Tremenda decepción la de saber que Hans Landa y Aldo Raine nunca existieron.
Beteta afirma: “El segundo efecto es de índole ética, ya que se equipara política y moralmente a los nazis con los judíos; debido a que estos utilizan exactamente los mismos métodos que los primeros, lo que –nuevamente– es una falsedad histórica. Como sabemos, los judíos y los opositores al nazismo nunca tuvieron la oportunidad de resistir a la “solución final” ya que esta –aunque anunciada– se realizó de manera clandestina y simultánea con la ocupación alemana de buena parte de Europa. Salvo un episodio –el del guetto de Varsovia– en el que los judíos polacos se rebelaron contra los nazis en retirada, siendo aniquilados al no recibir la oportuna (y esperada) ayuda del Ejército Rojo. Pero este fue un enfrentamiento abierto, nunca existió una brigada judía de aniquilamiento ni una versión judía equivalente a las SS. No habría podido existir así hubieran querido, debido a un complejo conjunto de factores históricos, siendo el determinante la eficacia genocida del nazismo; imitada pero hasta ahora no superada.”
Mentirosos Tarantino, Ernst Lubitsch y Fritz Lang. Mentirosos Jean Renoir y Frank Borzage. Mentirosos Robert Aldrich, Douglas Sirk y Samuel Fuller. Mentiroso Chaplin con su barbero de pacotilla y su dictador de globo de gas. Mentirosos Jules Dassin y Edward Zwick (en “Desafío”, que dice adaptar una historia real, vemos una banda de judíos vengadores que ajusticia nazis y colaboradores en Bielorrusia). Mentirosos todos los que inventaron historias de la Segunda Guerra Mundial con resistentes grupales o solitarios y personajes desesperados o vengadores de comunidades judías, polacas, gitanas, o franceses de la Resistencia, o figuras de convicciones democráticas enfrentadas al totalitarismo. Mentiroso Marco Bellocchio por alterar la historia de una mujer enfrentada al fascismo en “Vincere”. Mentirosos los que crearon fábulas y alegorías de heroísmo y arrojo. Mentirosos los que imaginaron historias de acción y aventuras, de suspenso o humor, usando los insumos de la Historia pero sin apelar al dato cierto, al pasado verificable ni a la caución del “hecho real”.
Beteta pontifica. “Por tanto, este aspecto central de la película es ofensivo para la memoria de las víctimas del Holocausto, así como para los sobrevivientes y sus familiares; y pretender que esto es “sólo una película” o un simple juego, es –por decir lo menos– como meter un elefante en una cristalería y pretender que no ha ocurrido nada.”
Sólo queda el acto de contrición y el propósito de enmienda. Nunca pensé que disfrutar de una película tan brillante y divertida como “Bastados sin gloria” podía infundir tanta culpa, haciéndonos sentir casi cómplices del genocidio, sembrando en los espectadores una mancha indeleble, equivalente a la del pecado original.
Sigue Beteta: “ (…) En esa línea (Nota: se refiere a Tarantino), es un posmoderno ortodoxo, ya que usa la idea del pastiche –es decir, mezclar y superponer estímulos sensoriales disímiles– para expresar un determinado concepto estético (el cual, en su caso, es además casi monotemático: violencia, maldad, crueldad); pero la deconstrucción de estos estímulos audiovisuales no nos revela algún sentido sobre el mundo, sino que estos se agotan en sí mismos y nos conducen sólo a las referencias cinematográficas en las que están basados o inspirados. En consecuencia, es un cine autorreferencial y conservador, ya que no apunta a los asuntos humanos ni al statu quo sino que los ignora; mientras que existen otras obras que emplean las mismas técnicas posmodernas, pero para revelar el entorno mundano que las rodean.”
Cuando alguien, de aquí a unas décadas, se pregunte sobre la película que tomó el pulso de modo más fidedigno a la violencia y su percepción en la sociedad norteamericana de los noventa, seguro que echará mano a “Tiempos violentos” (“Pulp Fiction”), antes que a cualquier otra cinta con vocación de apostolado. Por eso, ya es un clásico y ha logrado generar una larga y disímil descendencia.
“Como ya es habitual, Tarantino se inspira en subgéneros, tipo B, C y hasta Z. Así, el título de esta película –Inglorious Bastards– está tomado casi exactamente de un filme hasta ahora casi desconocido de Enzo Castellari y sigue el estilo de las películas de guerra de los años 50 y 60, aunque omitiendo los episodios propiamente bélicos y centrándose en el esquema de un policial con magnicidio; el cual, fiel a su amor por el pastiche, ha sido tratado como un spaghetti western.”
Y nosotros que creíamos que un subgénero era una categoría al interior de un género (por ejemplo, el subgénero de científicos alucinados que desafían al Creador dentro del género de la ciencia-ficción; o el subgénero de la heroína vengadora del hombre que la sedujo y la abandonó en su juventud dentro del melodrama; o el de atracos -“caper”- dentro del cine criminal; o el de detectives privados -"private eye"- dentro del mismo cine criminal) mientras que los “tipos B, C y hasta Z” se refieren más bien a formas de producción industrial. Es decir, puede haber un filme subgenérico de producción A, así como un noble representante del género más puro hecho con recursos de serie B.
Pero también creíamos que Enzo Castellari era uno de los más prolíficos y conocidos directores de filmes del cine italiano de géneros y subgéneros, con filmografía estrenada en el Perú. Al parecer, no lo era tanto.
¿”Bastardos sin gloria” tiene el esquema de un policial con magnicidio? ¿Policial, dice? ¿No habrá visto el crítico más bien “El día del Chacal”? ¿Lo dirá acaso por el “policía” Hans Landa”, que se presenta como “cazador de judíos”? ¿O porque Brad Pitt hizo de policía en “Se7en”?
¿”Bastardos sin gloria” tratada como un “Spaghetti Western”? ¿Por dónde? ¿Cuándo? Hay dos referencias claras al western en el filme, más allá de algunas melodías de Morricone: los planos iniciales que evocan y citan a “Shane el desconocido” más que a Sergio Corbucci, precedidos de la música que Dimitri Tiomkin compuso para “El Alamo”, que de “spaghetti western” no tiene nada. La otra referencia ocurre al inicio de la secuencia de Shoshanna leyendo en el café parisino cuando escuchamos la música de “El dólar agujereado”, de Gianni Ferrio. Podría haber otra, pero es discutible: la aparición inicial del Oso -más vinculada con algún rasgo de la obra de Leone más que con el “spaghetti western” en general- pero eso no le da a la película el tratamiento de “spaghetti Western" ¿Dónde están la hiperbólica construcción visual, la dilatación del tiempo sin acción, la composición con focales largas, el uso sistemático del zoom, el laconismo de los personajes, el desaliño de los elementos profílmicos, entre otros estilemas típicos del “spaghetti western”? ¿Dónde?
“Formalmente, la película (Nota: se refiere a “Asesinos por naturaleza”, de Oliver Stone) es mucho más rica que cualquiera de las de Tarantino, sobre todo por su extraordinario trabajo de montaje; al que debe sumarse un variado conjunto de recursos audiovisuales, como la animación, el blanco y negro, diversos formatos de cámara, angulaciones y planos aberrantes y un largo etcétera (…)Asesinos por naturaleza no sólo es inmensamente superior en lo formal a cualquier otra cinta de Tarantino (…).”
Como dijo un comentarista de Cinencuentro, la nota de Beteta parece escrita hace 40. No; en verdad, hace 80 años. Sigue buscando el vellocino de oro del montaje como distintivo esencial del cine, como signo de su pureza, como cifra de su autenticidad. Y mejor si va acompañado por los atributos de la “animación, el blanco y negro, diversos formatos de cámara, angulaciones y planos aberrantes y un largo etcétera”.
Eso, en verdad, retrotrae la apreciación del cine a los años veinte, a la época de los primeros teóricos. Por aquí no pasaron las experiencias de la modernidad, las del plano-secuencia, las de la composición en profundidad. Tampoco la valorización del sentido que nace de las relaciones al interior del encuadre, de las posiciones de los personajes y objetos en relación con los términos del encuadre y de los volúmenes que se relacionan en el campo visual. Un clip de Pepsi con montaje virtuoso, angulaciones y “planos aberrantes” parece valer más que la composición con la cámara quieta de Chaplin, Ozu, Dreyer, Straub, Hou Hsiao-Hsien, entre otros maestros que dejan a Oliver Stone y su odiosa e hipócrita “Asesinos por naturaleza”, que espectaculariza la violencia que dice condenar, como un practicante de edición en MTV. En fin, para qué seguir.
Beteta cierra su texto con estas frases: “Recordemos lo que ocurrió con los genitales de su personaje en Planet Terror, lo que sugiere un cine castrado en su relación con el mundo. Situación que se repite en Bastardos sin gloria, donde el personaje del crítico de cine muere con los huevos acribillados; lo que insinúa que un cine castrador produce críticos castrados, en el sentido estético arriba reseñado. No lo digo yo: las propias cintas de Tarantino lo sugieren con ironía quizás involuntaria.”
¡Suave, suave, que eso duele!, dijo Farinelli.
Refiriéndose a una supuesta “banalización de la historia y el mundo” practicada por Tarantino, Beteta dice: “Esto produce al menos tres efectos perniciosos para la cultura cinematográfica y la cultura en general. El primero es su contribución al embrutecimiento del público, ya que lo que aparenta ser una reconstrucción histórica no es tal; es decir, no hay un ápice de verdad histórica en los hechos imaginados, fabricados y mostrados por el director.”
Terrible revelación esa de enterarse de pronto que lo que muestra una película no corresponde a la verdad histórica. Y yo que creí que Hitler había muerto acribillado por los bastardos en un cine de París y que la Segunda Guerra Mundial había sido ganada por Brad Pitt, él solito. E imaginé que, acabada la guerra, Hans Landa, sometido a varias cirugías plásticas en la frente, vivió muchos años convertido en presidente de una próspera corporación germano-americano. Tremenda decepción la de saber que Hans Landa y Aldo Raine nunca existieron.
Beteta afirma: “El segundo efecto es de índole ética, ya que se equipara política y moralmente a los nazis con los judíos; debido a que estos utilizan exactamente los mismos métodos que los primeros, lo que –nuevamente– es una falsedad histórica. Como sabemos, los judíos y los opositores al nazismo nunca tuvieron la oportunidad de resistir a la “solución final” ya que esta –aunque anunciada– se realizó de manera clandestina y simultánea con la ocupación alemana de buena parte de Europa. Salvo un episodio –el del guetto de Varsovia– en el que los judíos polacos se rebelaron contra los nazis en retirada, siendo aniquilados al no recibir la oportuna (y esperada) ayuda del Ejército Rojo. Pero este fue un enfrentamiento abierto, nunca existió una brigada judía de aniquilamiento ni una versión judía equivalente a las SS. No habría podido existir así hubieran querido, debido a un complejo conjunto de factores históricos, siendo el determinante la eficacia genocida del nazismo; imitada pero hasta ahora no superada.”
Mentirosos Tarantino, Ernst Lubitsch y Fritz Lang. Mentirosos Jean Renoir y Frank Borzage. Mentirosos Robert Aldrich, Douglas Sirk y Samuel Fuller. Mentiroso Chaplin con su barbero de pacotilla y su dictador de globo de gas. Mentirosos Jules Dassin y Edward Zwick (en “Desafío”, que dice adaptar una historia real, vemos una banda de judíos vengadores que ajusticia nazis y colaboradores en Bielorrusia). Mentirosos todos los que inventaron historias de la Segunda Guerra Mundial con resistentes grupales o solitarios y personajes desesperados o vengadores de comunidades judías, polacas, gitanas, o franceses de la Resistencia, o figuras de convicciones democráticas enfrentadas al totalitarismo. Mentiroso Marco Bellocchio por alterar la historia de una mujer enfrentada al fascismo en “Vincere”. Mentirosos los que crearon fábulas y alegorías de heroísmo y arrojo. Mentirosos los que imaginaron historias de acción y aventuras, de suspenso o humor, usando los insumos de la Historia pero sin apelar al dato cierto, al pasado verificable ni a la caución del “hecho real”.
Beteta pontifica. “Por tanto, este aspecto central de la película es ofensivo para la memoria de las víctimas del Holocausto, así como para los sobrevivientes y sus familiares; y pretender que esto es “sólo una película” o un simple juego, es –por decir lo menos– como meter un elefante en una cristalería y pretender que no ha ocurrido nada.”
Sólo queda el acto de contrición y el propósito de enmienda. Nunca pensé que disfrutar de una película tan brillante y divertida como “Bastados sin gloria” podía infundir tanta culpa, haciéndonos sentir casi cómplices del genocidio, sembrando en los espectadores una mancha indeleble, equivalente a la del pecado original.
Sigue Beteta: “ (…) En esa línea (Nota: se refiere a Tarantino), es un posmoderno ortodoxo, ya que usa la idea del pastiche –es decir, mezclar y superponer estímulos sensoriales disímiles– para expresar un determinado concepto estético (el cual, en su caso, es además casi monotemático: violencia, maldad, crueldad); pero la deconstrucción de estos estímulos audiovisuales no nos revela algún sentido sobre el mundo, sino que estos se agotan en sí mismos y nos conducen sólo a las referencias cinematográficas en las que están basados o inspirados. En consecuencia, es un cine autorreferencial y conservador, ya que no apunta a los asuntos humanos ni al statu quo sino que los ignora; mientras que existen otras obras que emplean las mismas técnicas posmodernas, pero para revelar el entorno mundano que las rodean.”
Cuando alguien, de aquí a unas décadas, se pregunte sobre la película que tomó el pulso de modo más fidedigno a la violencia y su percepción en la sociedad norteamericana de los noventa, seguro que echará mano a “Tiempos violentos” (“Pulp Fiction”), antes que a cualquier otra cinta con vocación de apostolado. Por eso, ya es un clásico y ha logrado generar una larga y disímil descendencia.
“Como ya es habitual, Tarantino se inspira en subgéneros, tipo B, C y hasta Z. Así, el título de esta película –Inglorious Bastards– está tomado casi exactamente de un filme hasta ahora casi desconocido de Enzo Castellari y sigue el estilo de las películas de guerra de los años 50 y 60, aunque omitiendo los episodios propiamente bélicos y centrándose en el esquema de un policial con magnicidio; el cual, fiel a su amor por el pastiche, ha sido tratado como un spaghetti western.”
Y nosotros que creíamos que un subgénero era una categoría al interior de un género (por ejemplo, el subgénero de científicos alucinados que desafían al Creador dentro del género de la ciencia-ficción; o el subgénero de la heroína vengadora del hombre que la sedujo y la abandonó en su juventud dentro del melodrama; o el de atracos -“caper”- dentro del cine criminal; o el de detectives privados -"private eye"- dentro del mismo cine criminal) mientras que los “tipos B, C y hasta Z” se refieren más bien a formas de producción industrial. Es decir, puede haber un filme subgenérico de producción A, así como un noble representante del género más puro hecho con recursos de serie B.
Pero también creíamos que Enzo Castellari era uno de los más prolíficos y conocidos directores de filmes del cine italiano de géneros y subgéneros, con filmografía estrenada en el Perú. Al parecer, no lo era tanto.
¿”Bastardos sin gloria” tiene el esquema de un policial con magnicidio? ¿Policial, dice? ¿No habrá visto el crítico más bien “El día del Chacal”? ¿Lo dirá acaso por el “policía” Hans Landa”, que se presenta como “cazador de judíos”? ¿O porque Brad Pitt hizo de policía en “Se7en”?
¿”Bastardos sin gloria” tratada como un “Spaghetti Western”? ¿Por dónde? ¿Cuándo? Hay dos referencias claras al western en el filme, más allá de algunas melodías de Morricone: los planos iniciales que evocan y citan a “Shane el desconocido” más que a Sergio Corbucci, precedidos de la música que Dimitri Tiomkin compuso para “El Alamo”, que de “spaghetti western” no tiene nada. La otra referencia ocurre al inicio de la secuencia de Shoshanna leyendo en el café parisino cuando escuchamos la música de “El dólar agujereado”, de Gianni Ferrio. Podría haber otra, pero es discutible: la aparición inicial del Oso -más vinculada con algún rasgo de la obra de Leone más que con el “spaghetti western” en general- pero eso no le da a la película el tratamiento de “spaghetti Western" ¿Dónde están la hiperbólica construcción visual, la dilatación del tiempo sin acción, la composición con focales largas, el uso sistemático del zoom, el laconismo de los personajes, el desaliño de los elementos profílmicos, entre otros estilemas típicos del “spaghetti western”? ¿Dónde?
“Formalmente, la película (Nota: se refiere a “Asesinos por naturaleza”, de Oliver Stone) es mucho más rica que cualquiera de las de Tarantino, sobre todo por su extraordinario trabajo de montaje; al que debe sumarse un variado conjunto de recursos audiovisuales, como la animación, el blanco y negro, diversos formatos de cámara, angulaciones y planos aberrantes y un largo etcétera (…)Asesinos por naturaleza no sólo es inmensamente superior en lo formal a cualquier otra cinta de Tarantino (…).”
Como dijo un comentarista de Cinencuentro, la nota de Beteta parece escrita hace 40. No; en verdad, hace 80 años. Sigue buscando el vellocino de oro del montaje como distintivo esencial del cine, como signo de su pureza, como cifra de su autenticidad. Y mejor si va acompañado por los atributos de la “animación, el blanco y negro, diversos formatos de cámara, angulaciones y planos aberrantes y un largo etcétera”.
Eso, en verdad, retrotrae la apreciación del cine a los años veinte, a la época de los primeros teóricos. Por aquí no pasaron las experiencias de la modernidad, las del plano-secuencia, las de la composición en profundidad. Tampoco la valorización del sentido que nace de las relaciones al interior del encuadre, de las posiciones de los personajes y objetos en relación con los términos del encuadre y de los volúmenes que se relacionan en el campo visual. Un clip de Pepsi con montaje virtuoso, angulaciones y “planos aberrantes” parece valer más que la composición con la cámara quieta de Chaplin, Ozu, Dreyer, Straub, Hou Hsiao-Hsien, entre otros maestros que dejan a Oliver Stone y su odiosa e hipócrita “Asesinos por naturaleza”, que espectaculariza la violencia que dice condenar, como un practicante de edición en MTV. En fin, para qué seguir.
Beteta cierra su texto con estas frases: “Recordemos lo que ocurrió con los genitales de su personaje en Planet Terror, lo que sugiere un cine castrado en su relación con el mundo. Situación que se repite en Bastardos sin gloria, donde el personaje del crítico de cine muere con los huevos acribillados; lo que insinúa que un cine castrador produce críticos castrados, en el sentido estético arriba reseñado. No lo digo yo: las propias cintas de Tarantino lo sugieren con ironía quizás involuntaria.”
¡Suave, suave, que eso duele!, dijo Farinelli.
Ricardo Bedoya
19 comentarios:
Creo que Beteta le tiene tan mala leche a Tarantino que no es capaz de reconocerle mérito alguno.
Y lo peor de todo es que rebaja toda su filmografia, comparandola con la inaudita peliculeta de asesinos de Stone.
Pero lo peor, lo peor de todo es el tono cucufatero y reaccionario que destila su crítica.
Bastard!
Huy, hay alboroto en el gallinero!!! pero Beteta, Bedoyin y Chachin no son lo mismo???? El tio de cinencuentro se quiere rebelar y no le dejan?? jo jo jo jo
La verdad Bedoya que cuando usted quiere ser sarcástico es toda una eminencia. Beteta hace honor a su voluptuoso apellido. Ese chico está viviendo el sueño de Nubeluz, plagado de Dalinas, Cíndelas y Gólmodis.
Eso es, cucufatero y reaccionario!
La crítica de Beteta es de risa.
a mí me desagrada el fanatismo del respetable sr. bedoya por todo lo que haga tarantino, al punto casi de considerarlo incuestionable... y está actitud ya linda con la hipocresía cuando es incapaz de cuestionar la ideologia fascista de esta película cuando hace algunos años lo recuerdo lapidando "irreversible" de gaspar noe donde un par de tipos tomaban venganza con manos propias contra los que violaron a su amiga (monica belucci). cómo me jode la incoherencia (y más aun la censura)
saludos cordiales.
Una respuesta a Elephant.
No me gusta Tarantino, me gustan las películas que ha hecho Tarantino. Y me gustan en este orden: Perros del depósito, Kill Bill 1 y 2, Tiempos violentos, Jackie Brown, A prueba de muerte y Bastardos sin gloria. Hago la precisión porque no me gusta practicar la "política de autor" a rajatabla. Creo que un director talentoso puede hacer películas excepcioales y bodrios. Tarantino no los ha hecho, al menos hasta hoy.
Irreversible, como Asesinos por naturaleza, me parece una película abyecta. Y sí, por su ideología, encarnada en su énfasis ornamental, en los truquitos de la luz, en su retórica hecha de movimientos de cámara más grandes que la vida y recursos expuestos para dejar sin aliento al espectador. Puro totalitarismo construido para dejar fascinado al espectador con la violencia que muestra y que pretende denunciar. La coreografía de la abyección. El tratamiento euforizante de la violencia que el director señala escandalizado con el dedo, con afanes de predicador, como suele hacerlo Oliver Stone, por ejemplo.
La ideología de una película no está resumida en un estribillo, un discurso, un "mensaje" o en la apelación a los valores humanos. Está encarnada en su tratamiento, en su escritura, en la coherencia entre lo que dice y el modo de mostrarlo. Esa es la coherencia que vale. Tarantino, felizmente, no se cree vocero de la conciencia moral de su época.
El señor elefante y Beteta intentan burdamente estar conectados con el devenir de la historia sin conocerla y sin saber que el cine no lo forma ni deforma sino lo expone según le de la gana al cineasta de turno. Confundir la ficción de Tarantino y su adicción a entretener con una posición fascista o nacista que gobernó Europa es toda una masturbación olímpica y a cuatro manos. El sarcasmo de Bedoya en su post a Beteta es tan redondo como lo es el de Tarantino para con el nacismo. Cinencuentro, Beteta y su filosofía vaginal barata siempre buscando sexo en una iglesia o sacerdotes en un prostíbulo. Como cristiano los perdono porque no saben lo que dicen, como cinéfilo, no compro ni como pescado podrido.
"...en su retórica hecha de movimientos de cámara más grandes que la vida y recursos expuestos para dejar sin aliento al espectador..." Es un producto AUDIOVISUAL!!!! SR Bedoya.
..."La ideología de una película no está resumida en un estribillo, un discurso, un "mensaje" o en la apelación a los valores humanos. Está encarnada en su tratamiento, en su escritura, en la coherencia entre lo que dice y el modo de mostrarlo...." Tons? como quedamos...Eso si, Natural Born Killer es una reverenda mierda...
Planet terror no es de Tarantino sino de Robert Rodríguez.
Y pienso que de alguna manera me libro de tanta castración, ja.
que buena cortina de humo Bedoya, justo cuando se presiona a Chacho y al conacine aparece esta nueva "polemica", quien te lo va a creer?
Esta no creo que sea ninguna cortina de humo, sino que el comentario de Beteta es tan ridiculo que vale la pena mencionar una nueva patinada de este senor de cinencuentro.
y por que no ha dicho nada ese senor del asunto conacine? o la apreci que no hace ni deshace? la prensa -de cine- no se encarga tambien de investigar y cuestionar? o solamente aplaude y da premios?
y el silencio de otros personajes? recuerdo cuando joel calero chillaba por cualquier asunto de conacine, enviaba emails extensisimos a cinemaperu y pontificaba -y a veces enlodaba- el nombre de conacine cuando las cosas no salian a su favor. Y ahora? Como ya ha ganado su premio ya no le interesa? Vaya cambio de ese senor. Casi ha cambiado tanto como Palito Ortega.
Y los demas? Y Panchito Adrianzen, por ejemplo? Nada, no se oye ni se oirà. Y no importa, los que tienen que responder, no lo hacen. Una pena.
Al anónimo de las 10:10:
¿Quién me presiona? He respondido
a todas las sandeces y a todas las
provocaciones. No me he callado una sola. En cambio, Castro Cobos
no ha respondido a ninguno de los
argumentos o críticas que le he hecho. A ninguna. Lo demás, lo que no se ha dicho, no tengo que decirlo ni yo ni Bedoya ni ninguno de los críticos, sino los miembros de CONACINE y la comunidad cinematográfica. A ellos les toca
manifestarse y si no lo hacen no
será porque se abren otros frentes
para la polémica, sino porque no
quieren hacerlo. Y ellos sabrán
por qué. En lo personal, no tengo
nada que ver con el movimiento
cinematográfico ni con lo que se hace o no se hace en CONACINE:
Isaac León Frías
No estoy de acuerdo con el señor Bedoya. "Asesinos por Naturaleza" me parece una excelente película. Y creo que está totalmente fuera de lugar pretender hacer una comparación entre esta película y cualquiera de Chaplin.
Pero tampoco estoy de acuerdo con el señor Beteta. Tarantino es un buen cineasta, y Pulp Fiction es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Y Bastardos sin Gloria, a pesar de ser inferior, se puede disfrutar.
¿Cuales son argumentos o críticas que le ha hecho a Castro Cobos, si solamente lo ha insultado?
Esta pregunta va directamente a los jurados de prosprudccion.
"Una pregunta que no ha respondido CONACINE es porque en el último concurso para largometrajes (2009)se aceptó que participarán obras ya filmadas, en evidente ventaja frente a proyectos que estaban sólo por escrito. Fue el caso de "Octubre" y "Ella", que ganaron dos de los premios. Entonces ¿para qué existe un concurso de postproducción?.
Sería bueno que la Srta. Oliart y el Sr. Moscoso respondan a estas y otras interrogantes, y no se sigan escudando en el silencio o la defensa oficiosa de terceros."
Esto de Tarantino está divertido
Al anónimo de las 19:21:
No voy a repetir todo lo que he escrito en varios y a veces largos
envíos, con una enorme cantidad de
razones y explicaciones. Los "insultos" han sido mínimos
frente a toda la argumentación. Lea ud. nuevamente y anote cuántos
"insultos" y cuántos argumentos razonados aparecen en esos envíos. Pero, claro, quien no quiere entender, no va a entender nunca, así los lea varias veces. ¿Qué ha
dicho Castro Cobos? Nada.
si yo voy caminando por el campo y escucho rebuznar a un burro y no me gusta como rebuzna, no perderia mi tiempo inutilmente contandole a mis amigos que oi a un burro que rebuznaba muy feo.
aqui, al unico que puedo criticar es a bedoya, por tomarse la ociosa molestia de revisar y aclarar un articulo tan... "especial".
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