lunes, 25 de enero de 2010

Amor sin escalas


¿A qué actor clásico del pasado quiere parecerse George Clooney? ¿A Clark Gable o a Cary Grant? ¿Busca lucir como el duro agazapado en un gesto amable y una pose relajada o prefiere jugar al encanto cosmopolita, la elegancia sin afectación y los buenos modales hasta en las situaciones más incómodas? En "O Brother, Where Art Thou?", de los Coen, apostó a ser Gable; en "Amor sin escalas" ("Up in the Air"), de Jason Reitman , elige a Grant. Pero no al glorioso Cary Grant de la comedia alocada de los años 30, de diálogos acerados, imparables y ritmo frenético, sino al actor que reveló un costado oscuro sin dejar de lado la apariencia de sofisticación propia de la gran "estrella" que siempre fue. El modelo mayor de Clooney en "Amor sin escalas" es el Grant de "Tuyo es mi corazón" o "Sospecha".


Aquí, Clooney, glamoroso protagonista de una "comedia romántica" es, en realidad, una suerte de "serial killer" corporativo que justifica su oficio -despedir trabajadores de empresas en crisis- con las mejores razones, la urbanidad más exquisita y el pulcro cuento del retiro laboral presentado no como la catástrofe personal que puede llegar a ser, sino como el inicio de un mundo de oportunidades inesperadas.


Es una notable actuación porque Clooney se mueve con perfecta fluidez por los registros a los que le conduce el relato: es el desarraigado que acepta los trámites en aeropuertos y viajes por American Airlines; el vagabundo en el intrincado e impersonal laberinto de los "no lugares"; el exiliado de sí mismo, que ha rechazado los vínculos familiares o afectivos permanentes; el cínico que justifica su miserable empleo con mil razones; el desconcertado que se transforma en paternal guía de una impetuosa compañera de trabajo y "amigo" de su amante ocasional; el héroe romántico que descubre poco a poco el discreto encanto de la vida en pareja; el "ganador" que sospecha que es, en realidad, un melancólico perdedor. Y es que "Amor sin escalas" es una comedia romántica con tintes agridulces, propios de un guión muy bien escrito, pletórico de frases redondas, pero fiel a las reglas básicas del género.


Es la comedia romántica expuesta a los contratiempos de la recesión económica, lo que no resulta muy novedoso: la idea de cabecear una trama sentimental con los ingredientes sombríos de la crisis y la cesantía se remonta a un filme emblemático del género, "Sucedió una noche" (de Frank Capra, 1934), que entrelazaba a dos personajes dispares, la rica heredera disfrazada de Cenicienta y un periodista golfo y cínico, en el clima de la Gran Depresión. Hollywood atempera con la modosa fluencia del romance el retrato de un mundo despiadado. Eso es lo que hace "Amor sin escalas": convierte a un "terminator" de cuello blanco en un ser irresistible, en un Cary Grant (ese "tío que todos quisiéramos tener", al decir de Terenci Moix) de contrastes y contradicciones que lo humanizan, más aún si a su lado está la formidable Vera Farmiga."


Amor sin escalas" es la película más lograda de Jason Reitman ("Gracias por fumar", "Juno"), sobre todo porque tiene un guión que marcha sobre ruedas en sus dos terceras partes, para hacerse tópico y convencional en el tramo final, con trampita argumental incluida (que no revelaremos) y apología del núcleo familiar protector contra el estrés postraumático del despido.


Un crítico despistado ha comparado esta película con las comedias de Billy Wilder. O no ha visto bien "Amor sin escalas" o desconoce las comedias de Billy Wilder. El viejo Billy hubiera reído a carcajadas y soltado un cínico chiste austro-húngaro ante la penúltima secuencia, con los despedidos proclamando las glorias del capullo familiar regenerador de todas las aflicciones provocadas por el paro y la cesantía.


A pesar de ese resbalón, Reitman usa con seguridad la voz "over" en primera persona y modela la vida de un hombre en tránsito a partir del motivo visual de estar suspendido allá arriba, entre las nubes, mientras que en tierra sólo encuentra espacios que le resultan inhóspitos.


Ricardo Bedoya

18 comentarios:

Anónimo dijo...

En los tramos finales de The Apartment, de Billy Wilder, se percibe mejor aquello de que la esencia de la comedia es el drama humano (el del ingenuo oficinista que encarna Jack Lemmon). No puedo evitar el recuerdo de esa imagen al ver a Bingham (Clooney), hacia el final de Up in ..., dar la vuelta al rountrip aereo no siendo el mismo que al inicio, solo que éste sólo y aquel, Lemmon, bebiendo champagne con Shirley McLaine.
Martin Sanchez Padilla

Rodrigo dijo...

¿comedia romántica? por donde, en que secuencia. Para Bedoya el sexo animal por simple atracción es un componente del romance. Vaya análisis.

Anónimo dijo...

Tampoco me gustó la parte en que todos los despedidos resaltan el apoyo de su familia. Me parece que a lo largo de la película, y en especial en la parte de la boda de su hermana, ya se había resaltado el hecho de que el protagonista necesitaba a su familia y viceversa.

Por otro lado, me gustó mucho la banda sonora de la película que al tener tintes indie, resalta el carácter de melancólico perdedor que usted señala.

R Bedoya dijo...

Comedia romántica por todos lados. En cada secuencia. Con un tono melancólico, es verdad, pero con la fórmula bien aceitada, mejor que las del promedio. Lo que ocurre es que las comedias románticas suelen tener los ingredientes previsibles y aquí están trastocados. Pero desde el glamour de la pareja protagonista hasta su primer encuentro; desde el juego de mensajes telefónicos hasta la visita al colegio; desde la escena de la boda hasta la carrera de Clooney luego de dejar la mochila en el podio; desde la conversación relajada en el yate al que se cuelan hasta la despedida en el hotel con el guiño de Clooney pidiendo que le paguen; en todos esos momentos (y hay más), el tono, la fluencia, el estilo de interpretación, el paso de la gravedad a la ligereza, el humor que se involucra en las acciones que la pareja realiza en conjunto, el contraste entre las habilidades de ella y las limitaciones de él (la torpeza de Clooney al entrar por la ventana de la escuela), son propios de la comedia romántica. Como dice el lector anterior, la convicción final de Clooney es la misma que la de los despedidos: mejor es con familia o con pareja, sólo que él llegó tarde a Vera Farmiga. Que no haya "happy end" explícito no quiere decir que el tratamiento no sea el de la comedia romántica. romántica.

Hernán dijo...

A Billy Wilder le gustaba la detestable Forrest Gump. Película para la que muchos hubiéramos reservado varios "cínicos chistes austro-húngaros". Así que hacer afirmnaciones categóricas sobre lo que hubiera hecho el gran Billy, queda como un tanteo soberbio.

R Bedoya dijo...

Respuestas a Hernán y a Rodrigo (una vez más)

No presupongo lo que hubiera hecho Wilder, lo deduzco de sus propias películas, tan personales que lo tenían a él como coguionista.

¿Qué causaba la risa austrohúngara de Billy? Los intentos por disfrazar o atenuar la "carrera de ratas" sobre la que se basa el éxito en la sociedad que lo acogió. En las películas de Wilder todos engañan a todos, y lo hacen simulando coraje, interés por el otro, afanes profesionales. Lo que tienen es una ambición desmedida o buscan cumplir sus obsesiones, caprichos o deseos, así tengan que pasar por encima de cualquiera. Ahí están Kirk Douglas en The Big Carnival, los soldados de A Foreign Affair, los pillos de The Fortune Cookie, ls periodistas de The Front Page, los travestis de Some Like It Hot y de The Major and the Minor, los amantes difuntos y los nuevos amantes de Avanti. Hasta Sherlock Holmes, tan británico, termina engañado y descorazonado. Y en esas actitudes no cabe redención alguna. Lo que hace Wilder es ser consecuente con su mirada despiadada; así se comportan esos personajes y no cabe inventarles el descubrimiento del lado tierno, protector, risueño y amable de la vida.

En Amor sin escalas también vemos la carrera de ratas y los engaños con fachada piadosa, pero llega la contrición final en forma de apología familiar entonada a coro polifónico por los propios despedidos y de encuentro con un amor que le cambia a Clooney su percepción de la vida (sexo animal, dice Rodrigo; yo vi otra cosa). Que los despedidos encuentren consuelo y que el viajero sin escalas descubra que una pareja y una compañera no son malas ideas, resultan asuntos impensables en la visión del mundo que se percibe en as películas de Wilder.

Bastaría con ver Avanti, una de las obras maestras finales de Wilder y comedia romántica ejemplar. Miren la visión de la familia que da: una institución donde todo es apariencia, donde hasta la muerte es consecuencia de un juego de engaño y deseo, y donde Jack Lemmon, al final, recibe como legado ancestral la doble vida de papá. En las películas de Wilder no hay bálsamos de piedad.

José Carlos dijo...

Creo que tanto Ricardo como Rodrigo tienen razón. Rodrigo cuando enfoca la peli como asunto de género, y Bedoya como parciales desarrollos de la trama que respira instantes de romanticismo estructural. Para mí, Reitman hace comedia dramática como su ópera prima y Juno. Siempre lo seguirá haciendo, porque funciona.

Hernán dijo...

En la cinta de Reitman si se pueden encontrar ciertas reminiscencias wilderianas. Lo prueban los diálogos inteligentes y sutiles, el ritmo clásico, el héroe encantador y desencantado hacia el final que cae en cuenta que su refugio cínico no le sirve de mucho. Incluso el inicio con la voz en off de Clooney describiendo su rutina viajera y solitaria, recuerda en algo a The Apartment, a pesar que Clooney lo cuenta todo con un sentido ganador y Lemmmon (como C.C. Baxter) lo hace sin mucha conciencia de su patetismo. Por cierto Ricardo, en The Apartment si hay redención cuando C.C. Baxter apuesta por la dignidad frente al éxito profesional.

Reitman no es Wilder y eso es obvio, pero lo invoca de alguna manera, asi como lo quiso hacer Cameron Crowe fallidamente. La diferencia es que Reitman es, de lejos, mejor director que Crowe.

Enrique Monroy dijo...

Bueno, yo tampoco pienso que sea una comedia romantica, ni apariencia de ello, el romance no existe, los dos saben a que van, nadie pertence a alguien.

El protagonista, se siente feliz con su vida sin ninguna conexion, pero su nueva compañera de trabajo, y sus hermanas, el hacen ver que haya otra posiblidad, como el amor y formar una pareja, pero eso no quiere decir que esta enamorado de Vera Farmiga, tan sólo queria creer en el amor.

Es por este el motivo de la escena final, en donde Bingham, va repasando los despidos, pero en la parte que el considera relevante, recuerdese la escena incial con la secuencia de la reaccion de los despedidos, justifican un ante y un despues, algo cambio, el protagonista se da la oportunidad de hacer conexion con los demas, señores no estamos hablando de amor, conclusion no estoy de acuerdo con Bedoya, en señalar que estamos ante una comedia romantica, bueno la pelicula es buena se eleva por encima del promedio.

Ricardo Colombi dijo...

Bedoya: la puesta en escena de Jason Reitman está un poco por debajo de su guión ocurrente, lleno de inteligentes réplicas y contra-réplicas, y resulta menos fresca que la de sus anteriores películas, quizás por un afán excesivo de reflejar visualmente la grisura interior de sus personajes. También cabe criticarle un tratamiento del sexo demasiado explícito que asocia deliberadamente a un romance que no existe, pero que pareciera colarse en los sentimientos de Clooney sin concretarlos de modo alguno. En todo caso, Reitman no carga la mano, y logra una tragicomedia valiosa, muy por encima de la media y que obliga a pensar sobre el mundo que estamos creando entre todos. A Billy Wilder, dejenlo descansar en paz. Hay muchos que nos reímos de sus imprecisos comentarios, donde la levedad es su patrón característico. Y no somos ni auustriacos y menos húngaros. Despistado esta usted que quiere meterle a sus seguidores que Amor sin escalas es una comedia romántica cuando no solo no lo es sino no pretende serlo. Busque declaraciones del mismo Reitman para que se convenza.

Anónimo dijo...

Reitman en sus tres películas huye de la estabilidad sentimental de sus personajes por lo tanto el romance está superficialmente tocado en determinadas escenas. Yo me atrevería a definira Amor sin escalas como un melodráma romántico pero no como una comedia. En todo caso, son cuestiones más de apreciación que de fondo.

Alberto Berrospi dijo...

Clooney descubre la oscura dimensión de la soledad y del dolor del fracaso aún compendiendo que los íntimos placeres logran momentánemente resucitar el corazón que se creía muerto. Notable película.

Anónimo dijo...

Yo creo que como Clooney, Bedoya ha sido engañado. Esos juegos de mensajes telefónicos hasta la visita al colegio; desde la escena de la boda hasta la carrera de Clooney luego de dejar la mochila en el podio, son elemnetos que pueden pertenecer a la comedia romantica, sobre todo la clásica, no son exclusivos. La exclusividad de esa comedia romántica clásica es el "tira y afloje", la seducción más calculada, Clonney al igual que Bedoya cree estar en el nacimiento de algo romántico, pero al final se encuentra con la amargura de la realidad.

Anónimo dijo...

1- Chico desencantado y cínico encuentra a chica que parece igual que él

2-Chico pierde a chica pero gana, en el trayecto, la sabiduría de reconocerse solo, triste y necesitado de pareja

3- Chico parte triste del aeropuerto tal vez para reiniciar su vida en serio,dejando los cinismos atrás, con una familia que ya aprendió a valorar y que tendrá que conocer.

Es una comedia romántica, de acento triste, con un tercer acto suspensivo. Es una comedia romántica para estos tiempos y no una bobería de esas que llaman comedias románticas, con Hugh Grant, Julia Roberts o algún actor al uso.

Fernando Vallejos dijo...

Un buen polvo o varios buenos polvos que Cloney confunde con amor o romance, no parece ser encontrar en la tierra sólo espacios que le resultan inhóspitos benemérito señor Bedoya. Es parte de la relación animal que los hombres poseemos tanto como las mujeres. Si eso, para usted es una comedia romántica, habrá que echarse en un buen diván y no refugiarse en los libros mal entendidos.

octavio aguirre dijo...

Bedoya, ¿te has dado cuenta que varios de los comentarios a esta pela parecen hechos por la misma persona? Quieren demostrar que los "polvos" y el "sexo animal" no son de comedia romántica. No han visto la película o la acomodan a lo que quieren ver o creo que entienden mal porque decir que es una comedia romántica no es menospreciarla. Cuando el personaje corre a buscar a la mujer y deja la conferencia a medias es muy claro que está cambiando de manera de pensar o de manera de sentir y que anhela cambiar los polvos con la mujer por uan relación estable. ¿Tan difícil es ver eso?

Enrique Monroy dijo...

En mi caso, bajo mi punto de vista no se trata de una comedia romantica, tampoco creo que decir que la pelicula es una comedia romantica es menospreciarla, no se que tiene que ver una cosa con la otra, aqui se esta discutiendo que para algunos no es una comedia romantica y para otros si, asi de simple, ¿es tan dificil ver eso?

en construcción dijo...

Hace poco tuve la suerte de ver esta comedia romántica discreta. Y no pude evitar ver una pequeña reminiscencia con la película de “El apartamento” de Wilder, quizás sea algo forzada esta pequeña comparación pero ver a C.C. Baxter recuperar su dignidad aunque esto signifique perder ese “gran trabajo” y alejarse de Fran, y por qué no decirlo, acaso de la mujer que paso por él como si fuese un huracán y lo despertó de su largo sueño. Pero Wilder se apiada de C.C Baxter y de Fran, que también como Baxter todos se aprovechan de su bondad, despierta de su letargo, deja a Jeff, aquel hombre sin escrúpulos, y se va en busca de Baxter, acaso un final redentor que nos da Wilder. En “Amor sin escalas” vemos a un Mr. Bingham que también despierta de su letargo, pero a diferencia de C.C Baxter, el amor no toca a su puerta, más bien este le rechaza a Mr. Bingham. Aquí los papeles se invierten, Mr. Bingham no recibe a Vera Farmiga, sino a un desconocido piloto de avión, acaso eso fue la cereza del pastel de la discordia que faltaba agregarle para decirle a Mr. Bingham cosecharás lo que sembraste. Me gustó la película a pesar que fuese dura pero también nos enseña que una excelente película de corte comedia-romántica no necesariamente tiene que tener un final feliz. Que a decir la verdad es difícil creer un final feliz en una comedia romántica, aunque muy pocas veces hayamos deseado lo mejor a unos personajes como Mr. Bingham o C. C. Baxter, ahí radica creo yo la solidez de una comedia romántica, en el deseo del espectador a que seamos compasivos, a recordar ser mas humanos.