miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mi posición frente al CONACINE y al cine peruano

A la vista del debate suscitado en estos últimos días, varios lectores y amigos plantean interrogantes acerca de mi aparente defensa cerrada del CONACINE y de algunas películas peruanas recientes. Quiero decir, en primer lugar, que las reiteradas alusiones al CONACINE han sido motivadas por los términos utilizados por Claudio Cordero en su balance del año y que mi propósito no ha sido hacer la defensa de ese organismo, sino aclarar los errores y las imprecisiones emitidas. Me parece incorrecto y deleznable en cualquier forma de periodismo que se escriba o hable a partir de supuestos o de falsedades.

Fuera de eso, el tema es ciertamente controversial. Algunos dirán que no debería existir un organismo como CONACINE y que el Estado no tiene por qué apoyar proyectos fílmicos y menos los que parecen condenados al fracaso comercial. Otros pensamos que sí es un deber cultural del Estado contribuir a la creación cinematográfica y artística. El gobierno de Fujimori, con el que nunca simpaticé, eliminó los beneficios de la ley 19327 y más adelante promulgó la ley que crea al CONACINE y el sistema de premios. ¿Es una buena ley? No, porque es muy limitada en sus alcances, pero al menos, y dentro del modelo liberal que se impuso en la economía peruana, ofrecía un "respiro" en términos de apoyo a algunos proyectos fílmicos que debían ser escogidos por jurados.

La ley, como se sabe, se aplicó de manera muy retaceada porque las entregas de dinero han estado muy por debajo de lo señalado y las posibilidades del CONACINE han sido escasas. En los últimos tiempos, no obstante, las cosas han mejorado, pues los fondos se han visto incrementados y ha crecido el volumen de proyectos y de producciones en marcha. No es mérito del gobierno aprista, sí de algunos parlamentarios, de la tenacidad de varios cineastas y, en los últimos tiempos, también de la habilidad de Rosa María Oliart, Presidente del CONACINE.

Pese a todo, el cine peruano sigue siendo económicamente raquítico y sin mercado, con muy escasa proyección, creativamente débil, con aciertos parciales, pero que se mueve y avanza, aún de manera incierta y errática. Y CONACINE sigue siendo un organismo con posibilidades de acción muy limitadas, casi sin personal y librado en una buena medida a la voluntad de quienes lo tienen a su cargo. En una cierta medida, el CONACINE es un reflejo de lo que ocurre al interior de la cinematografía peruana: los niveles de asociación de los cineastas son precarios y los gremios débiles. La Asociación de Cineastas del Perú (ACP) creada en 1976 se dividió a raíz de la derogación de los beneficios de la ley 19327 y terminó extinguiéndose. Ahora hay dos asociaciones. Por otra parte, la Asociación de Prensa Cinematográfica (APRECI) es hasta hoy casi fantasmal. Afortunadamente, ha sido gente con probidad y competencia la que ha ejercido la Presidencia de CONACINE, especialmente José Perla, Javier Protzel y ahora Oliart. Sin duda, han cometido errores o equivocaciones. Oliart no debió estar en el jurado del último Festival de Lima ni incurrir en la imprudencia de ofrecer declaraciones periodísticas, por más tergiversadas que puedan haber estado. Tampoco creo que fue muy acertada la forma en que se apoyó el proyecto presentado por la Asociación de Productores Cinematográficos. Pero, frente a estos y a otros posibles yerros, el saldo me parece ampliamente favorable a su gestión por los resultados obtenidos. Que muchas cosas puedan ser discutibles, que los proyectos elegidos dejen que desear, que los jurados no sean los mejores, probablemente. Pero, y sobre el último punto, ¿¡quiénes son los mejores jurados y qué es lo que se debe favorecer? Personalmente me inspiran confianza realizadores como Annichini o Portugal, por señalar a dos que han sido mencionados en otro blog. Pero no sobra la gente con probidad y competencia, desde el lado de la actividad fílmica, que ofrezca la misma confianza. Y, francamente, tampoco del otro lado. Imagínense a Castro Cobos como miembro de un jurado. Por cierto, acaba de decir en su blog que cuando habla de los viejos críticos no se refiere a la edad, sino a las ideas, con lo cual se infiere que él representa las ideas nuevas o jóvenes. Pago para que me explique cuáles son las ideas viejas y cuáles las nuevas o jóvenes.

No hay nada escrito sobre los criterios que deben guiar a los jurados y aquí entramos en un terreno resbaloso que no voy a tratar en esta ocasión, pero sí recuerdo la opinión que el dramaturgo Alonso Alegría emitió, después de haber sido jurado, de que los premios debían favorecer a películas con posibilidades comerciales. Otros nos inclinamos a pensar que no es ese el criterio que debiera primar, pero el tema requiere mayor sustentación y debate.

En lo que a mí se refiere he preferido no formar parte de ninguno de los jurados para los proyectos de largometraje. No me considero un buen candidato. No soy un buen lector de guiones ni puedo opinar mucho que digamos sobre asuntos de factibilidad, muy importantes porque de eso depende la concreción de los proyectos. Por ejemplo, el guión de José Carlos Huayhuaca sobre Guamán Poma de Ayala, pese al apoyo de CONACINE, no se pudo realizar por cuestiones de presupuesto. También se me hace muy difícil comprometerme con el apoyo económico (y con la exclusión del apoyo) a cualquier película. Eso no es lo mío y lo que me gusta es ver la película terminada y con la que no he tenido absolutamente nada que ver y sólo allí emitir mi opinión.

Asimismo, me incomodan los dimes y diretes que se corren cuando uno forma parte de esos jurados, como si a uno lo eligieran para favorecer a los "mismos de siempre" en los términos de Cordero.

Pero no todo el cine peruano pasa o tiene que pasar por el CONACINE ni este organismo tiene que marcar el ritmo de la producción local en cortos y largos. Es claro que se trata de apoyos a un rango limitado de películas (por más que se esté ampliando) y sólo a una parte del volumen presupuestal. El CONACINE, tal como está constituido, no es la panacea, ni la clave que permitirá levantar o derribar lo que se pueda construir. Es un instrumento significativo en un medio tan indigente como el que rodea la producción de cine en el país, pero no es el único ni mucho menos. Sin CONACINE ha podido ir avanzando, mal que bien, la producción en provincias. Y lo mismo los cortos. Es un error, por tanto, hacer de CONACINE una suerte de Gran Hermano que regula toda la vida del cine peruano.

El balance fílmico peruano del año a partir de lo que he visto no me parece mucho mejor del que ofrece Cordero, si a ese balance le quitamos todos los errores e imprecisiones.

Ha sido un año muy discreto, con una distinción significativa, la de La teta asustada que, sin duda, es la mejor, aunque para mí no es ninguna gran película. Sí una obra sólida, inteligente y sugestiva que encuentra sus límites en la quizás muy marcada racionalidad que le impone Claudia Llosa a la construcción narrativa. Tarata y Cu4tro son filmes que no alcanzan mucho vuelo, pero son películas dignas y aceptables. Tarata sabe crear una atmósfera de desconfianza, no está mal Gisela Valcárcel (en cambio es muy estereotipado el personaje que encarna Miguel Iza) y no matiza bien las dos partes en la que está estructurada. En Cu4tro lo mejor es el episodio que dirige Pérez Garland, con una buena actuación de Vanessa Saba, y en segundo lugar el de Sergio Barrio, con un Paul Vega bastante convincente en un rol difícil.

Es poco, en verdad, lo que se ha visto en soporte fílmico, pero no es lo único. Ahí están, entre otros, los cortos valiosos que se han exhibido, como los de Marianela Vega. Hay talentos que despuntan y ojalá que se consoliden más adelante. Esperamos con expectativa los estrenos de Paraíso y Contracorriente. A ver si el 2010 permite un balance más entusiasta.

Isaac León Frías

7 comentarios:

Anónimo dijo...

El corto Payasos de Marianela vega lo pasaron en el Cinematografo de Barranco. ahi no trabaja Cordero?

Anónimo dijo...

Parece que Chahco se olvidó de responder sobre los premios que se repiten en CONACINE. Aquí va otra pregunta. ¿Quién ha ganado más veces CONACINE?

Anónimo dijo...

Por un poco de limpieza en todas las instituciones públicas, Emilio Moscoso debe dar un paso al frente y dejar el cargo que ostenta desde hace décadas. Y no es nada personal.

Anónimo dijo...

Me parece un anàlisis mesurado, apropiado, cuidadosamente objetivo, tratando de no ofender a nadie, pero a la vez algo menospreciativo con Castro Cobos. es cierto que èl peca de pedante al comparar las ideas de "viejos criticos" con las de los "criticos jòvenes". Y aunque no me creas no lo digo por defenderlo, porque es cierto lo que dijiste en tus articulo anterior sobre èl: sus articulos tienden a ser algo vacios, sin mucho anàlisis cinematogràfico, màs parecen la cronica de una decepciòn que una observaciòn clinica como hacen ud y bedoya . Eso observe con su largo articulo sobre Madeinusa, el texto de èl mas trataba sobre su frustraciòn que analizar la cinta, pero no le niego la habilidad para llamar la atenciòn. Pienso que le falta informaciòn sobre como funciona Conacine, pareciera que se niega a aceptar el ente burocràtico que es, e intentara socavarlo.

Pero a estas alturas es imposible hacerlo, porque mal que bien la existencia de Conacine es necesaria. A propòsito ud de que lado està: ¿De la APCP donde esta la sra Oliart o del otro grupo donde està Christian Wiener? ¿Cual de esos proyectos de ley le parece màs real, màs acequible a nuestra realidad, cuàl le parece mejor?¿La ley Peralta o la Ley Raffo?. No se chupe, sr Frias, tomar partido no es malo. ¿O prefiere asumir una actitud politicamente correcta y no quedar mal con nadie? Me llamo Carlos Lazo. Y siempre leo sus articulos , aprendo mucho.

Anónimo dijo...

En un artículo más o menos largo, Chacho sólo se refiere a la polémica de los dos proyectos de ley de cine presentados en el Congreso con esta frase: "Tampoco creo que fue muy acertada la forma en que se apoyó el proyecto presentado por la Asociación de Productores Cinematográficos." Podría dar la impresión de que era un apoyo leve, que no mucho estaba en juego o que el tema "ya fue". Nada de eso. Los proyectos siguen en agenda en la Comisión de Educación y Cultura, y su estudio se retomará en el verano, en la nueva legislatura. El apoyo inicial de Conacine al proyecto presentado por Carlos Raffo era decidido, no daba alternativa a la comunidad cinematográfica, que debía apoyar nomás, porque era "lo más accesible" para conseguir más fondos para el cine peruano, si había "respaldo multipartidario" en el Parlamento y los distribuidores y exhibidores habían logrado supuestamente superar al proyecto original de Johnny Peralta. Al final se trató de un intento de las Majors de hacer al cine nacional más dependiente y sumiso que nunca ante su poder, a través de un aporte "voluntario" y "temporal" de un porcentaje del Impuesto Municipal al boleto, en vez de obligatorio y fijo como señala el proyecto de Peralta.

Chacho siempre critica a las Majors duramente, con razón, por la monotonía y el empobrecimiento de la cartelera. Pero cuando esas mismas transnacionales, en perfecta coherencia con el estado de esa cartelera, emprenden esa operación político-legal en defensa de sus voraces intereses, y provocan que la comunidad se divida en dos posiciones, de la Asociación de Productores Cinematográficos del Perú (APCP) y de la Unión de Cineastas Peruanos (UCP), ahí no escribe Chacho, que en los últimos ocho días ha publicado seis textos en este blog, de los cuales cinco son de debate. En esta polémica que empezó en junio, se ha discutido mucho, incluso fuera de las publicaciones de cine, y ha habido dos eventos importantes, uno en el Peruano-Británico que coincidió con la coyuntura, organizado por Cinencuentro y Páginas del diario de Satán, y moderado por Ricardo Bedoya, y otro en el mismo Congreso de la República, por primera vez sede de una actividad de este tipo, con Oscar Contreras como moderador. En todo este tiempo, hasta donde recuerde, Chacho no ha escrito sobre el tema más que las veintiún palabras de hoy miércoles 30. Nadie le dijo por ello que fuera "casi fantasmal", pero él sí usa ese término cuando uno no le responde con la prontitud y claridad que él espera.

Hace unos días le expresé que la propuesta de Ricardo de hacer un seminario sobre cine peruano sí me interesa, pero que esperemos a enero para coordinar, que pasen estos días festivos, ¿cuál es el apuro? En APRECI las cosas se deciden colectivamente. A propósito, Chacho dice que al interior de la cinematografía peruana, en general, los niveles de asociación son precarios y los gremios son débiles. Sí, efectivamente, lo sabemos todos y más vale tarde que nunca para que eso cambie, pero es curioso que él lo diga. Los cineastas, con tropiezos y todo, han estado agremiados, tratando de organizarse, la mayor parte del tiempo, en especial las últimas cuatro décadas. Los críticos, en cambio, no, pese al impulso que significó en la crítica local y latinoamericana la aparición de "Hablemos de Cine" hace 45 años.
Gabriel Quispe

JORGE LUIS VILLACORTA SANTAMATO dijo...

Me encanta cuando las personas expresan su valoración personal del mundo y de los elementos que lo conforman.

Desde un punto de vista partidista, permite evaluar su posición política.

Desde un punto de vista psicologista, permite evaluar cómo se conforma su sistema de significados emotivos.

¡Lindo texto!.

JORGE LUIS VILLACORTA SANTAMATO

Anónimo dijo...

Don Chacho, ¿por qué no va a pasar tiempo con sus nietecitos en estas fiestas en lugar de estar pendiente de lo que dicen o hacen en otros lados y respondiendo cualquier tontería?

Aunque en verdad esto es más entretenido que leer las repetitivas listas de lo mejor de la década... Mejor que Bedoya ponga su lista y el resto de apóstoles hagan copy paste nomás. El único que se sale de molde es Enrique Silva, pero no necesariamente para bien ;)