Isaac León Frías responde al texto de Claudio Cordero publicado en el post anterior:
En el texto enviado por Claudio Cordero al blog La cinefilia no es patriota con el título Derecho de réplica, detrás del tono sosegado y la apariencia de argumentos razonables, se incurre nuevamente en serios errores de información y, a partir de allí, de apreciación y de valoración. Es elemental lo que voy a decir: no se puede juzgar algo si no se manejan los elementos de juicio básicos. Y Cordero no los maneja, por lo tanto se equivoca, persiste en el error.
Por lo pronto, de las tres películas peruanas que menciona como fraudes artísticos, una no es peruana: Máncora. El director es peruano, las locaciones también lo son, pero la producción es íntegramente española y sólo Margarita Morales Macedo ha ofrecido algunos servicios locales de apoyo, más no como empresa coproductora.
Pero eso no es lo más serio. Al insistir en que CONACINE ha premiado varios fraudes artísticos (¿cuáles, además de Tarata y Cu4tro?), señala que se repiten los mismos nombres de siempre y que se descarta a realizadores dispuestos a correr mayores riesgos.
No es verdad en absoluto que los premios de CONACINE hayan premiado a los mismos nombres de siempre (¿cuáles son?) y, es más, son mayoría los proyectos de operas primas los que han obtenido esos premios. Por ejemplo, en los últimos concursos han ganado Daniel y Diego Vega, Rosario García Montero, Palito Ortega, Alejandro Rossi, Héctor Gálvez, Javier Fuentes, Joel Calero y Flaviano Quispe. Cordero no se informa y por eso dice lo que dice. Eso se llama negligencia e irresponsabilidad. Por otra parte, ¿alguna vez ha escrito algo acerca de los cortos o largos previos (en el caso de Ortega y Quispe o del documental de Calero) de esos realizadores? ¿Qué talentos ignorados por los premios han sido descubiertos por él?
Alonso Izaguirre, después de glosar a Bedoya, pregunta, en una de esas perogrulladas antológicas, "Quién elige a los miembros de esa comisión?" Y responde" Pues, el propio CONACINE". Sí, claro, todas las entidades del mundo que otorgan premios eligen a los jurados o comisiones que deciden a los ganadores, pero eso no significa que son esas entidades como tales las que escogen a los premiados. Por ejemplo, las direcciones de todos los festivales de cine eligen a los miembros de los jurados y eso no significa que los manipulen o los presionen. ¿Quién le atribuye a la organización de un Festival la responsabilidad de premiar a tal a cual película? ¿No son acaso los jurados los responsables? ¿Por qué no en este caso? ¿Quién elige a los miembros del jurado? ¿No están acaso propuestos por la directiva de CONACINE que representa a los diversos estamentos de la actividad fílmica? ¿No hay varios "notables de la cultura" que no tienen que ver con el cine y cuya participación incluso ha motivado críticas de Ricardo Bedoya en este blog? ¿ Se puede acusar a esos escritores, intelectuales, pintores, teatristas, docentes, etc. de actuar de forma manipulada?
Para que lo sepan Cordero, Izaguirre, y todos los desinformados que generan las confusiones y hacen correr las suspicacias que motivan estos textos aclararatorios, ni Bedoya, ni Bustamante, ni de Cárdenas ni yo, ni creo ninguno de los críticos de ese presunto y mal entendido establishment que menciona Castro Cobos, hemos formado parte de los jurados que han decidido los premios para los proyectos de largometraje ni que yo sepa ninguno ha tenido nada ver con las decisiones de esos jurados.
Que los jurados se pueden equivocar, quién lo niega o lo discute. El mismo Fernando Vivas reveló en su columna de El Comercio hace algún tiempo que él no votó por el proyecto que dio lugar a Días de Santiago porque no le pareció un guión convincente, reconociendo que le parecía buena la primera película de Josué Méndez. Y eso ocurre con frecuencia, para bien o para mal. Es muy difícil decidir sobre guiones que en el papel pueden ser muy prometedores y que dan lugar luego a una película mediocre. O al revés, hay guiones por los que uno no apostaría y se convierten en filmes novedosos o curiosos. Hay guiones de apariencia convencional que pueden dar lugar a tratamientos heterodoxos o, incluso, de ruptura.
Claro que debe apoyarse a realizadores dispuestos a correr mayores riesgos, como afirma Cordero, que cualquiera diría tiene información sobre esos proyectos que habrían sido descartados. Pero no la tiene y parte una vez más de los supuestos, de lo que él cree que se está descartando y que no conoce. Y eso lo sostiene además quien ni siquiera se toma la molestia de enterarse de todo lo que se produce en el cine peruano y que pide un cine alternativo, desconociendo que, por reducido que sea, existe ese cine que no se exhibe en los multicines.
Por otro lado, ¿qué cosa es lo que entiende Cordero por mayores riesgos? Tarata, más allá de la valoración que pueda suscitar, es un film encerrado y perplejo y Cu4atro casi un ejercicio de coreografía catatónica. ¿No son propuestas arriesgadas y por eso de muy difícil aceptación del público? Lo mismo ocurre con buena parte de las mejores películas argentinas, muy superiores a esas dos películas peruanas, pero con una cuota de riesgo similar (o a veces mayor) que no alcanzan a tener 10,000 espectadores.
Otro malentendido de los textos de Cordero tiene que ver con la valoración. Dice que El delfín y Motor y motivo son “menos malas” que Tarata y Cu4tro. No creo que nadie, que no esté tan identificado con sus propios preconceptos, pueda hacer tal afirmación, especialmente en el caso de Motor y motivo, una realización chapucera por donde se la mire. Y con eso, además, incurre en una flagrante contradicción, pues opone dos películas que están pensadas en función del mercado a otras dos que no lo están, o al menos no en los términos en que se formulan El delfín y Motor y motivo. Para qué pedirle, entonces, a CONACINE que apoye a realizadores que estén dispuestos a correr mayores riesgos. ¿Qué riesgos? Creo que Cordero no tiene una noción clara de lo que está pidiendo y por eso su balance del 2009 es una amalgama de errores y contradicciones.
Dice también Cordero que "a veces el pueblo sabe más que los expertos". ¿A qué se refiere? ¿A que El delfín y Motor y motivo han tenido muchos más espectadores que Tarata y Cu4tro? Ninguna de las películas del argentino Lisandro Alonso ha hecho, hasta donde sé, más de 10,000 espectadores y buena parte del llamado nuevo cine argentino ofrece cifras parecidas. A las películas de la nouvelle vague se les acusó de haber hundido a la industria francesa. Las películas de Glauber Rocha y del cinema novo brasileño fueron fracasos de público. Sí, desde luego, el pueblo sabe más de los expertos sobre lo que le gusta, pero quien tiene un poco más de conocimiento no puede hacer de eso un postulado populista. Ese pueblo que a veces "sabe más que los expertos" no es el que iría a ver las películas de Haneke o de Tsai Min-liang, de Godard o de Rivette.
Esa referencia se llama simple demagogia y con ese argumento podemos descartar buena parte del llamado cine de autor que se ha hecho y se hace en el mundo. Claro que el periodista puede alinearse al lado del público mayoritario, es su derecho y es lo que hacía Alfonso Delboy de manera muy consecuente.
Sin embargo, es una enorme contradicción sostener que el pueblo sabe más que los expertos y por otro lado pedirle a los jurados de CONACINE que apoyen a los realizadores dispuestos a correr mayores riesgos. Encima, Cordero trata de justificar esa frase afirmando que las películas peruanas generan una sensación de aburrimiento y hastío. ¿Entre quiénes, si el público que las ve es muy escaso? En el caso de la mayor parte de esos "fraudes artísticos" ese público no pertenece al "pueblo"? Es el público de los multicines de Miraflores, San Borja y Surco.
Finalmente, una alusión al inefable Castro Cobos que dice con la ligereza de siempre hablando de los "señores tan adorables y entretenidamente risibles", frase que merecería un largo comentario ( no sé a quiénes se refiere, además de Bedoya, Bustamante, seguramente Contreras y a mí), "como si no supieran que ustedes son parte del establishment".
El que parece que todavía no se ha enterado de que es parte del establishment es el mismo Castro Cobos. ¿Cuál es el establishment local? Supongo que se está refiriendo a lo que sería el "establishment cinematográfico" pese a que no lo dice y no creo que esté mencionando ni el establishment gubernamental ni a los más ricos del país. Entonces, ¿no somos parte de ese "establishment" todos los que de una manera u otra estamos involucrados en las prácticas fílmicas o de cultura cinematográfica ¿O es que Castro Cobos se siente en un espacio único de marginalidad?
Isaac León Frías
Por lo pronto, de las tres películas peruanas que menciona como fraudes artísticos, una no es peruana: Máncora. El director es peruano, las locaciones también lo son, pero la producción es íntegramente española y sólo Margarita Morales Macedo ha ofrecido algunos servicios locales de apoyo, más no como empresa coproductora.
Pero eso no es lo más serio. Al insistir en que CONACINE ha premiado varios fraudes artísticos (¿cuáles, además de Tarata y Cu4tro?), señala que se repiten los mismos nombres de siempre y que se descarta a realizadores dispuestos a correr mayores riesgos.
No es verdad en absoluto que los premios de CONACINE hayan premiado a los mismos nombres de siempre (¿cuáles son?) y, es más, son mayoría los proyectos de operas primas los que han obtenido esos premios. Por ejemplo, en los últimos concursos han ganado Daniel y Diego Vega, Rosario García Montero, Palito Ortega, Alejandro Rossi, Héctor Gálvez, Javier Fuentes, Joel Calero y Flaviano Quispe. Cordero no se informa y por eso dice lo que dice. Eso se llama negligencia e irresponsabilidad. Por otra parte, ¿alguna vez ha escrito algo acerca de los cortos o largos previos (en el caso de Ortega y Quispe o del documental de Calero) de esos realizadores? ¿Qué talentos ignorados por los premios han sido descubiertos por él?
Alonso Izaguirre, después de glosar a Bedoya, pregunta, en una de esas perogrulladas antológicas, "Quién elige a los miembros de esa comisión?" Y responde" Pues, el propio CONACINE". Sí, claro, todas las entidades del mundo que otorgan premios eligen a los jurados o comisiones que deciden a los ganadores, pero eso no significa que son esas entidades como tales las que escogen a los premiados. Por ejemplo, las direcciones de todos los festivales de cine eligen a los miembros de los jurados y eso no significa que los manipulen o los presionen. ¿Quién le atribuye a la organización de un Festival la responsabilidad de premiar a tal a cual película? ¿No son acaso los jurados los responsables? ¿Por qué no en este caso? ¿Quién elige a los miembros del jurado? ¿No están acaso propuestos por la directiva de CONACINE que representa a los diversos estamentos de la actividad fílmica? ¿No hay varios "notables de la cultura" que no tienen que ver con el cine y cuya participación incluso ha motivado críticas de Ricardo Bedoya en este blog? ¿ Se puede acusar a esos escritores, intelectuales, pintores, teatristas, docentes, etc. de actuar de forma manipulada?
Para que lo sepan Cordero, Izaguirre, y todos los desinformados que generan las confusiones y hacen correr las suspicacias que motivan estos textos aclararatorios, ni Bedoya, ni Bustamante, ni de Cárdenas ni yo, ni creo ninguno de los críticos de ese presunto y mal entendido establishment que menciona Castro Cobos, hemos formado parte de los jurados que han decidido los premios para los proyectos de largometraje ni que yo sepa ninguno ha tenido nada ver con las decisiones de esos jurados.
Que los jurados se pueden equivocar, quién lo niega o lo discute. El mismo Fernando Vivas reveló en su columna de El Comercio hace algún tiempo que él no votó por el proyecto que dio lugar a Días de Santiago porque no le pareció un guión convincente, reconociendo que le parecía buena la primera película de Josué Méndez. Y eso ocurre con frecuencia, para bien o para mal. Es muy difícil decidir sobre guiones que en el papel pueden ser muy prometedores y que dan lugar luego a una película mediocre. O al revés, hay guiones por los que uno no apostaría y se convierten en filmes novedosos o curiosos. Hay guiones de apariencia convencional que pueden dar lugar a tratamientos heterodoxos o, incluso, de ruptura.
Claro que debe apoyarse a realizadores dispuestos a correr mayores riesgos, como afirma Cordero, que cualquiera diría tiene información sobre esos proyectos que habrían sido descartados. Pero no la tiene y parte una vez más de los supuestos, de lo que él cree que se está descartando y que no conoce. Y eso lo sostiene además quien ni siquiera se toma la molestia de enterarse de todo lo que se produce en el cine peruano y que pide un cine alternativo, desconociendo que, por reducido que sea, existe ese cine que no se exhibe en los multicines.
Por otro lado, ¿qué cosa es lo que entiende Cordero por mayores riesgos? Tarata, más allá de la valoración que pueda suscitar, es un film encerrado y perplejo y Cu4atro casi un ejercicio de coreografía catatónica. ¿No son propuestas arriesgadas y por eso de muy difícil aceptación del público? Lo mismo ocurre con buena parte de las mejores películas argentinas, muy superiores a esas dos películas peruanas, pero con una cuota de riesgo similar (o a veces mayor) que no alcanzan a tener 10,000 espectadores.
Otro malentendido de los textos de Cordero tiene que ver con la valoración. Dice que El delfín y Motor y motivo son “menos malas” que Tarata y Cu4tro. No creo que nadie, que no esté tan identificado con sus propios preconceptos, pueda hacer tal afirmación, especialmente en el caso de Motor y motivo, una realización chapucera por donde se la mire. Y con eso, además, incurre en una flagrante contradicción, pues opone dos películas que están pensadas en función del mercado a otras dos que no lo están, o al menos no en los términos en que se formulan El delfín y Motor y motivo. Para qué pedirle, entonces, a CONACINE que apoye a realizadores que estén dispuestos a correr mayores riesgos. ¿Qué riesgos? Creo que Cordero no tiene una noción clara de lo que está pidiendo y por eso su balance del 2009 es una amalgama de errores y contradicciones.
Dice también Cordero que "a veces el pueblo sabe más que los expertos". ¿A qué se refiere? ¿A que El delfín y Motor y motivo han tenido muchos más espectadores que Tarata y Cu4tro? Ninguna de las películas del argentino Lisandro Alonso ha hecho, hasta donde sé, más de 10,000 espectadores y buena parte del llamado nuevo cine argentino ofrece cifras parecidas. A las películas de la nouvelle vague se les acusó de haber hundido a la industria francesa. Las películas de Glauber Rocha y del cinema novo brasileño fueron fracasos de público. Sí, desde luego, el pueblo sabe más de los expertos sobre lo que le gusta, pero quien tiene un poco más de conocimiento no puede hacer de eso un postulado populista. Ese pueblo que a veces "sabe más que los expertos" no es el que iría a ver las películas de Haneke o de Tsai Min-liang, de Godard o de Rivette.
Esa referencia se llama simple demagogia y con ese argumento podemos descartar buena parte del llamado cine de autor que se ha hecho y se hace en el mundo. Claro que el periodista puede alinearse al lado del público mayoritario, es su derecho y es lo que hacía Alfonso Delboy de manera muy consecuente.
Sin embargo, es una enorme contradicción sostener que el pueblo sabe más que los expertos y por otro lado pedirle a los jurados de CONACINE que apoyen a los realizadores dispuestos a correr mayores riesgos. Encima, Cordero trata de justificar esa frase afirmando que las películas peruanas generan una sensación de aburrimiento y hastío. ¿Entre quiénes, si el público que las ve es muy escaso? En el caso de la mayor parte de esos "fraudes artísticos" ese público no pertenece al "pueblo"? Es el público de los multicines de Miraflores, San Borja y Surco.
Finalmente, una alusión al inefable Castro Cobos que dice con la ligereza de siempre hablando de los "señores tan adorables y entretenidamente risibles", frase que merecería un largo comentario ( no sé a quiénes se refiere, además de Bedoya, Bustamante, seguramente Contreras y a mí), "como si no supieran que ustedes son parte del establishment".
El que parece que todavía no se ha enterado de que es parte del establishment es el mismo Castro Cobos. ¿Cuál es el establishment local? Supongo que se está refiriendo a lo que sería el "establishment cinematográfico" pese a que no lo dice y no creo que esté mencionando ni el establishment gubernamental ni a los más ricos del país. Entonces, ¿no somos parte de ese "establishment" todos los que de una manera u otra estamos involucrados en las prácticas fílmicas o de cultura cinematográfica ¿O es que Castro Cobos se siente en un espacio único de marginalidad?
Isaac León Frías
11 comentarios:
Cordero seguirá criticando a Conacine hasta el día en que lo nombren jurado (dudo que suceda), dado que sus inconsecuencias son habituales. Al comienzo quería ser un niño terrible de la crítica cinematográfica y luego terminó regalando merchandising de blockbusters en Terra.
Sin embargo, sí creo que más allá de la mala onda que puede tener Cordero hacia CONACINE, alguna crítica se le podría hacer, no? Me parece que el hecho de defender casi a rajatabla la labor de esta institución hace que algunos piensen que Isaac León tiene algún tipo de vínculo o interés. Evidentemente no estoy de acuerdo con ello y creo más bien que la defensa cerrada hacia CONACINE obedece más bien a la pasión por el cine de Bedoya y León y su interés especial en el fomento del cine nacional a través de un órgano promotor. Pero alguna crítica constructiva debería haber, no? Es más, estoy seguro que la deben haber formulado en algún otro foro o publicación.
EL ADVERSARIO dijo...
Considero que el comentario de Leon Frias en su primera parte es exagerado. Leyendo el articulo de Claudio Cordero, el termino "fraude" no intenta señalar que hay un delito como establece Isaac Leon Frias en esta replica. Mas bien considera que las expectativas por las peliculas que CONACINE ha apoyado economicamente no se ha visto cubierta por buenas peliculas que pueda mantener un interes entre publico y critica (Sobre Cuatro y El Premio, no han sido peliculas de mi agrado y no ha faltado quien pida la devolución del dinero a CONACINE).
Aqui posiblemente tengamos que pensar entonces que la labor de CONACINE es promocionar la realizacion de peliculas asi por asi, viendo si tu cara es bonita, tu discurso de mi agrado y a quienes conoces.
Nunca mas clara una respuesta.
Basta de ambiguedades, Cordero es un simil de Gisela Valcarcel hablando de Astronomia.
Pero gente, una autocritica: este "critico" salio de la U. de Lima.
Chacho:Rules!!
Cordero:Ya sale Alvin y las ardillas 2!
Ahora resulta que el cine peruano goza de muy buena salud y que Cuatro y Tarata están a un nivel de obras maestras. Diga la verdad y no siga mintiendo: Salvo la Teta Asustada, este fue un año pésimo para el cine peruano y que los premios de CONACINE no contribuyen a elevar ningún nivel.
¿Acaso no se acuerda Ud. de los comentarios de Alonso Alegría sobre sus criterios para elegir películas cuando fue jurado del CONACINE? ¿que "estas no sean arriesgadas y más bien que sean para el gran público"? ¿O no tiene nada que decir al respecto?
Vamos, sr. Isaac, no engañe al pueblo.
Ojalá Cordero usara la misma vehemencia para protestar contra la pobre cartelera limeña del año que se va, la misma que el considera rescatable y de buen nivel. No hay peor ciego que aquel que no quiere ver.
Tamayo ganó CONACINE con el Bien Esquivo y Una Sombra al Frente. Alguien duda que también va a ganar con su próximo proyecto.
Chicho Durant ganó CONACINE con Coraje, Doble Juego y El Premio. Alguien duda que va a ganar con su próximo proyecto.
Lombardi ganó con Mariposa Negra, Un Cuerpo Desnudo y ahora con "ELLA", alguien duda que va a ganar en su próximo proyecto.
Julian Camino
julian.camino@hotmail.com
Hay algo que no entiendo bien y es con respecto a la nacionalidad de "Máncora". La producción, en efecto, es íntegramente española, pero la cobertura periodística local la "nacionalizó".
En muchas notas se podía leer sobre ella como "película peruana" y, a lo más, película "peruano-española". Es probable que la prensa haya cometido un error (o que no haya sabido informar bien), pero ¿no quedaría a criterio de un crítico incluirla o no en el paquete de las películas "peruanas" justamente por cómo fue marketeada aquí? ¿El hecho de que director, actores y locación fuesen peruanos no dice algo acerca del "cine peruano"? Es más, Mancora tenia un blog y su presentación decía lo siguiente:
"Máncora se encuentra ahora también en la versión online de El Comercio, con un blog propio donde podremos seguir contándoles novedades sobre la película y el estreno, además de material exclusivo para El Comercio y difundir el mensaje de apoyo al cine hecho en el Perú."
http://mancorapelicula.blogspot.com/2009/08/mancora-en-el-comercio.html
El mensaje es ambiguo y se presta a confusiones. Jason Day, además, no solo fue un actor protagonista de película, sino un activista del cine local con su predicamento antipiratería a propósito de Mancora. Ver aquí:
http://blogs.elcomercio.pe/mancoralapelicula/2009/08/la-pirateria-en-el-cine-peruan.html
En el caso de la "Teta Asustada", si no me equivoco, (y si fuese así, corríjanme por favor), hubo un 20% de producción peruana. El resto fue española. Pero, me pregunto, ¿qué es lo que define para el público la nacionalidad de una película? ¿En el caso de la Teta no fue acaso la nacionalidad de la directora, de la protagonista y de las locaciones? ¿Se discutió o problematizó el 80% de producción española?
Entonces, me parece, que hay criterios que se cruzan. Uno es el criterio "técnico", pero hay otro que me atrevería a llamar "social", es decir, cómo una película se ve o tiene impacto para la opinión pública. En todo caso, son cosas que se podrían discutir, como creo que R. Bedoya lo propuso en un post anterior. Pero me parece que sí hay elementos que pueden llevar a considerar a Mancora en la lista de las películas "peruanas" estrenadas en el 2009.
saludos
Sr. Isacc, creo que me inclino por lo que piensa Pepe en su comentario.
Personalmente creo que es usted quien tiene mayor claridad y sale mejor parado de este debate, donde expone claramente los errores de Castro Cobos, y es por eso que tambien creo que su actitud no debería estar muy pegada al CONACINE.
Sinceramente, esta entidad no genera, hasta el momento ninguna pelicula que haya sido aclamada por el circuito de uds. (la crítica) asi que justamente ustedes, los crítico, los que tienen mayor conocimiento tecnico en el tema, deberían criticar cada error que comente el CONACINE, como sus miembros del juarado (Alegría para mayores luces).
Talvez su carácter de querer aclarar este debate y poner en claro que Castro Cobos está equivocado, hace parecer que su actitud apañe o cubre errores grotescos que comete el CONACINE en las elecciones de los proyectos a financiar, y ahi comente el peor error usted.
Sr. León, le paso el dato que existen otras realidades que los llamados críticos de la vieja escuela no pueden ver, como un elefante en medio de la habitación.
La brecha generacional a tomado proporciones semejantes al estrecho de Bering y es algo inevitable. Yo, como realizador, he crecido sin considerar jamás al Conacine entre mis opciones a futuro. ¿Será esto lamentable o más bien una ventaja? Así hay ahora quienes preferimos la autofinanciación de obras verdaderamente independientes y no apadrinadas por un sistema corrupto, como todo lo demás en este país. En fin, nadie va a negar que los fondos de fomento en teoría deberían ser para "jóvenes talentos" que por una propuesta más arriesgada les cuesta conseguir financiación. Les cuento, licenciados, que este es un cine que no le debe nada a nadie, y si no les gusta, ¿qué importa?, no se usó su dinero en su producción. Aquí la autarquía artística se puede sentir en cada fotograma y la necesidad de creación es tan visceral como solo un necio espíritu artístico hace una obra con la corriente moviéndose tan agresivamente en contra. Qué fácil, feo y antinatura es hacer una película con la motivación de que existe un fondo que sonríe a tu favor y puedes ganar, me hace recordar a mis tiempos de estudiante de cine cuando mis compañeros solo empezaban a escribir sus guiones cuando nos lo pedía la universidad. Y este concepto del artista y su arte, es el mayor problema que veo en los que hoy día se hacen llamar cineastas peruanos.
Dejo en claro que no vengo a lloriquear por Conacine ni la falta de apoyo, sin embargo, es una pena ya que se podrían hacer más cosas aún. Por ahora nos queda el digital, lo marginal y la hermandad. Es lo que nos queda y tarde o temprano será reconocido por la gente debida, como ya ha empezado a suceder en el extranjero, para variar antes que en el mismo Perú.
Prepárense para el 2010, que será un año muy divertido y presenciarán la inevitable constancia de nuestra existencia.
Long live the new flesh!
-JD, desde el lado oscuro de Lima.
Sobre Mancora, y su "nacionalidad", en la linea de lo que comenta Luis Aguirre, el tema en general da para mayor consideracion.
En particular, Mancora, segun el criterio del mercado y de festivales, seria pelicula española ya que los productores (los que ponen el dinero) son de esa nacionalidad. Dicho eso, ¿cómo asi el Festival de Sundance la presenta como 'Spain-Peru'?
http://www.sundancechannel.com/sunfiltered/2007/11/2008-world-cinema-dramatic-competition/
Algun documento o financiamiento peruano se habra presentado en ese sentido, ¿o es que ese festival, a diferencia del resto, se fija en la nacionalidad de directores y actores?
(IMDb tambien la presenta asi http://www.imdb.com/title/tt1003023/
aunque no consigna alguna empresa peruana
http://www.imdb.com/title/tt1003023/companycredits )
Recuerdo que cuando en Cinencuentro comenzamos a armar la lista de peliculas peruanas de la decada (http://www.cinencuentro.com/2009/12/07/cine-peruano-gusto-decada-2000-2009/) en algun punto nos encontramos con ese dilema: ¿Que hace a una pelicula peruana?
Ahi esta el caso de Mancora, o de la misma La teta asustada (¿que porcentaje de produccion es necesario para qué sea peruana?, ¿1, 10, 20%?), criterios hay muchos, algunos pueden considerar la nacionalidad del director, las locaciones o el tema del filme (Altiplano, La caida de Fujimori, Estado de miedo, etc)...
Sí, el tema esta para darle mas vueltas, debate que se puede realizar sin problemas paralelamente a los balances y listas de fin de año.
(Luis: Compañía Peruana de Ilusiones, de Jason Day, fue el distribuidor de Mancora en Peru, es decir Day puso de su dinero para que la pelicula se estrene en nuestras salas. Eso explicaria, en gran parte, su predicamento sobre la pirateria de cintas peruanas.
http://mancorapelicula.blogspot.com/2009/08/compania-peruana-de-ilusiones.html )
Me parecen acertados varios de los comentarios anteriores.
El hecho que Cordero y Chacho discutan sobre los términos que usan con alevosía o con torpeza, no impide que el tema de fondo aparezca con todas sus letras: las películas -en su abrumadora mayoría- que ha venido financiando conacine no colman las expectativas ni de uno ni de otro lado. Ni agradan al público ni resisten un serio análisis de la crítica (esa crítica que gusta de los dardenne, o del propio lisandro alonso, como menciona león). Para ambos bandos -si es que se puede hablar así de público "comercial" y público "crítico", que tampoco me parece lo adecuado, pero vale por el momento-, para ambos bandos las películas peruanas son decepcionantes.
No defiendo a Cordero, nunca me ha agradado, pero creo que lo que menciona es que al menos con ciertas películas (ese bodrio de Motor y Motivo, por ejemplo) una parte del público no se decepcionó. Es por eso que don Chacho le hace un flaco favor a los lectores cuando compara a cintas como Cuatro o Tarata con películas argentinas contemporáneas o (por favor) con el aire de la nouvelle vague. Eso es francamente absurdo y me da pena ver que por una rencilla personal se llegue a esos disparates.
Vi la película "Cuatro" en un cine miraflorino (que, eso es cierto, Miraflores no es el Perú, ni siquiera Lima) y no tengo nada contra su director, e incluso tengo gente muy cercana que trabajó en esa película, pero es que simplemente me pareció una película aburrida, falsamente seria, que se impone forzadamente y de antemano un dramatismo que, salvo un episodio y medio, termina por matar la naturalidad y el interés. Parece que luego del boom de Polvos Azules, los cineastas peruanos se han sentido extasiados con el “otro cine”, o el cine “aburrido” y quieren ser los lisandros o los reygadas o los quien sea de nuestro país. No soy nadie ni he hecho nada anteriormente, pero me gusta el cine, y si algo sé es que lo primero es encontrar algo propio y valioso para expresar. Aplaudo el hecho que se haya hecho ese experimento, pero si el experimento sale fallido hay que reconocerlo y a partir de ahí mejorar. Con Tarata mejor no hacer más bilis.
Cordero cae en contradicción pidiendo más riesgos en los proyectos nacionales, pero León también comete un feo desliz cuando habla de Cuatro como una coreografía catatónica. Demasiada calificación para un buen intento con tan pobres resultados. Cuando un bodrio viene de Japón, de México o de Australia, nadie tiene miedo de decir que es un bodrio. Cuando el bodrio viene de Perú parece mejor buscar cualquier defensa, bajo el riesgo de pensar que la industria se desmorona por lo que uno pueda decir. Siempre que la película no tenga a ídolos de la prensa chicha como actores, porque ahí sí es un “bodrio”, a secas (a menos que, otra vez, se argentinice la película, como Chicha tu madre, y se hable de Tula Rodríguez como actriz seria). Riesgoso momento de nuestro cine.
Por último, Conacine puede o no equivocarse con las elecciones de sus ganadores (eso es inevitable en cualquier concurso) pero cualquier ciudadano está en su derecho de reclamar lo que se hace con sus impuestos. Mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo, todos los peruanos pagamos impuestos y con ese dinero se hacen películas como Cuatro, Tarata, El premio, Un cuerpo desnudo, Una sombra al frente, ahora una de Palito Ortega (que es uno de los peores de provincia)… y se puede seguir. Reconozco que es necesario el apoyo a la industria del cine y que se hace en otros países, pero con películas así prefiero que no exista ese dinero para los cineastas y se apoye, si de arte se trata, a ciertos músicos, a los jóvenes escritores o a los deportistas solitarios. Al final, La teta asustada, la película peruana de la década –sin discusión- es prácticamente española por financiación. Y, para remate, es una película que fue desdeñada por la presidenta de Conacine en una de las mentiras más lamentables que recuerde de nuestro medio.
E.
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