sábado, 31 de julio de 2010

Cine con aserrín

En la prensa limeña se leen noticias desorbitadas como las "transferencias millonarias e imposibles" de Claudio Pizarro y "El Loco" Vargas a superclubes del mundo. El periodismo económico innunda los medios con historias mercantilistas (disfrazadas de éxito); y las cifras macroeconómicas del INEI se alternan con parrafadas celebratorias de la gastronomía peruana.
Cuando leemos estas noticias no podemos dejar de pensar en un diálogo del filme El Padrino, donde Michael Corleone, en junta de familia y a poco de ocurrido el atentado contra su padre, pregunta a sus hermanos "¿Tenemos periodistas a sueldo? ¿Gente que trabaje para nosotros y desprestigie a Solotzo...?" Acabamos de regresar del cine. Hoy vimos El origen (Inception, 2010) de Chistopher Nolan que debe ser uno de los más grandes adefesios que nos tocó ver en los últimos veinte años. De eso no tienen la culpa ni los exhibidores, ni la distribución, ni el público.
Solo Christopher Nolan, quien bajo el precepto hollywoodense "una para ellos, la otra para tí" se sintió con la autoridad suficiente para urdir este thriller futurista tan ambicioso como enrevesado, absurdo y caótico.
Su ilegibilidad es el signo de los tiempos. En realidad, el cine en el mundo está en crisis. El hegemónico cine norteamericano vive una época de "vacas flacas" pues sus mejores creativos (naturalmente formados para ejercer en Hollywood) se fueron a PIXAR o a la televisión. Y hoy, ni el cine de géneros, ni el cine independiente, ni el cine industrial hecho en los Estados Unidos, dan la talla. Los esfuerzos de Paul Thomas Anderson y James Gray son aislados. Y nadie más filma como Clint Eastwood o Tarantino. De manera que los cinéfilos y los millones de asistentes al cine en el Perú estamos desamparados: debemos soportar la sentencia de ese cine norteamericano en crisis, que acapara todas las pantallas.
Porque, de verdad, lo acapara todo. En Lima, existen multiplexes de diez o doce salas cada uno; que exhiben cinco títulos al día (blockbusters gringos mayoritariamente); en once funciones o más; con taquilla vendida. El programa está pensado para niños, adolescentes o gente con mentalidad de niño o adolescente. O sea, las comedias románticas más mediocres de todos los tiempos; el peor cine terror; dramas insoportables sobre personajes que se sobreponen a la adversidad, etc. Y los filmes en 3D, mayoritariamente películas de animación, donde destacan los productos PIXAR.
Hartos chicharrones con harta necroleína. Que circulan, recirculan y vuelven a recircular porque tenemos la entrada más barata de Sudamérica. Los dueños de las salas son responsables absolutos de esta situación, por no reservar un espacio para el disfrute de un cine alternativo, distinto al norteamericano. No necesariamente más inteligente, artístico o snob. Si no distinto. En honor a la diversidad cultural de los pueblos.
De momento, un complejo de cines en Santa Clara y otro en San Isidro ofrecen idéntica oferta: las mismas películas, el mismo olor a cancha, el mismo gusto a gaseosas con sabor de Cola, los mismos decorados. Todo igual. Las butacas pueden ser mullidas en un sitio; en otros, el beso o el retozo con la pareja, se vuelven dificultosos. Pero, a la larga, el montaje es el mismo.
Se dice que el cine es entretenimiento puro; que nació como un espectáculo de feria; y que el Mercado ha resuelto todas las dudas y contradicciones al respecto: las películas distractivas son las que siempre deben exhibirse porque le gustan a la gente. Las cifras son contundentes, se dice. "Roma ha fallado, la causa ha terminado".
Pero hay que construir el gusto, pues... Si no lo manda el mercado por lo menos que lo ordene el Estado. Porque este negocio -apreciados lectores- es radicalmente distinto a la venta de camote o pescado. Esa "distracción" de la que todos hablan, es cultura ante todo; diversidad pura; y ha dado lugar a piezas excepcionales en los últimos cien años.
Marco Aurelio Denegri repite frecuentemente este ejemplo: "La televisión necesita regularse. Es un medio penetrante y poderoso. Que en la mayoría de casos idiotiza a las personas. La mala televisión es como aquella panadería, que con afán de lucro y para abaratar costos, agrega aserrín en lugar de harina a la masa del pan. La gente puede consumir -in saecula saeculorum- ese pan adulterado sin darse cuenta del engaño. Igual pasa con los medios: soportan todo, por eso deben ser objeto de medición y vigilancia ciudadana".
No cuesta mucho trabajo extrapolar esta figura al cine.... ¡Nos están dando pan con aserrín!, señores....Son los exhibidores y los distribuidores....Medir el éxito del negocio del cine a partir de la asistencia masiva a los multiplexes, o al crecimiento geométrico de la oferta de éstos, o al equipamiento de muchas pantallas con el sistema 3D, no puede ser sino un gesto soberbio y de sesgo buscado. Habría que medir -en todo caso- la sostenibilidad del DVD pirata que sigue teniendo consumidores de todas edades a partir de su oferta variada. La misma oferta que nos niegan los exhibidores y distribuidores.
Oscar Contreras Morales



10 comentarios:

Mónica Delgado dijo...

Hola Oscar. Inception no me parece un adefesio, ni mucho menos el ejemplo de la crisis del cine de Hollywood. Parece que la película de Nolan deviene en tu chivo expiatorio para hablar de un problema que compete a toda la región, no sólo a Perú, aunque aquí suceda de modo más dramático. Sí te pediría que desarrolles más esa ilegibilidad que mencionas. Inception me parece un ejercicio con mejores logros que cualquier otra película de la cartelera actual.

Rafael Ordaya dijo...

Totalmente de acuerdo, pero... ¿tan mala te pareció Inception? ¿No es Nolan de los chicos creativos y medianamente audaces que se atreve a hacer un cine menos indulgente con el espectador? ¿Tan desalentador es el panorama que solo nos queda esperar las eventuales películas de Gray, Tarantino y Anderson?

Oscar Contreras Morales dijo...

No creo poder medir lo que indicas Mónica: un poco más que un adefesio, mucho menos que un adefesio. No habría forma de registrar esas cotas.
En todo caso mi apreciación es subjetivísima, una provocación, sobre una película autoconsciente, dispersa, con unos personajes que declaman permanentemente el curso narrativo; el cual termina ahogado en representaciones digitales (de gran factura, no se puede negar) y en un psicologismo de bolsillo incómodo. INCEPTION es una cinta sesuda en el peor sentido de la palabra.
Hablo a título personal ojo -sin detentar medida o rasero alguno- pero EL ORIGEN no me capturó. El poco interes que despierta su primer tercio se diluye por culpa de un diabólico sistema de cajas chinas que fatiga.
En la Universidad nos decían que los Romanos ya lo habían inventado todo en materia de Derecho...Y que no había nada más que inventar. ¿Puede aplicarse esta sentencia al cine?
Bajo el argumento que ya se han escrito los mejores libros y se han filmado las mejores películas, regularmente se desprecia el talento innovador. Eso nos parece injusto. Pero es de justicia también indicar la búsqueda del gran poeta del cine, el maldito, el niño terrible, el fiat lux es una búsqueda infructuosa y a veces inútil.
Christopher Nolan se ha tomado demasiado en serio. Y quiso hacer la película, y debe ser la más floja de su filmografìa.
Me gustan varias películas de Nolan: Following, Memento,Insomnia, Batman Inicia... Menos el Caballero de La Noche.....

Efectivamente es un director nada indulgente con el espectador que esta vez me parece no lo ha tomado en consideración.

Saludos

Oscar Contreras

Alfonso Espinola dijo...

Oscar: El origen es una película con cierta calidad aunque demasiada individualista. Date una vuelta por algún Cinemark y estacionate en La felicidad de vivir... de Japón para el mundo (Oscar incluido, el premio por supuesto).

Oscar Contreras Morales dijo...

Gracias Alfonso, seguiré tu consejo.

Oscar Contreras Morales dijo...

Gracias Alfonso, seguiré tu consejo.

Ricardo dijo...

Concuerdo con Espinola. Acá la obra maestra no es El origen sino La felicidad de vivir.

Anónimo dijo...

Desde que debutó en el largometraje con su ópera prima Following (1998), Christopher Nolan (Londres, 1970) llamó la atención por la complejidad de su protagonista masculino y el empeño por construir un lenguaje narrativo propio apegado al thriller fantástico.

En el universo de Nolan, los héroes (antihéroes en realidad) están marcados por la fatalidad. Navegan a contracorriente de sus propios deseos, incapaces de huir a zonas seguras. Sea un escritor vouyerista (Following), un hombre sin memoria (Memento, 2000), o un detective insomne (Insomnia, 2002); un mago obsesivo (The Prestige, 2006) o un héroe proscrito (The Dark Knight, 2008).

Cobb (Leo DiCaprio), el protagonista de El origen, no es la excepción. Y probablemente junto al Leonard de Memento sea el que menos probabilidades tenga de escapar a su destino.

Su freudiano viaje a la mente es literalmente un descenso al Hades; al inframundo descrito por los griegos con toda su carga de luces y sombras. La más oscura de todas, representada por "Mal" (Marion Cotillard), su esposa y colaboradora en el arte de la extracción.

Este inusual oficio es la puerta de acceso al mundo fantástico del film. Cobb es un "extractor" y esto no es sino la capacidad para entrar en el subconsciente de otros para corregir, alterar o robar sus secretos y realidades. Así, el juego de lo real y no real se entrecruza y altera constantemente acorralando al espectador.

Con referencias inmediatas a Matrix (1999), el de Nolan, sin embargo, no es un film en torno a un héroe mesiánico. Y allá donde los hermanos Wachowski se inspiraban en el mito del Laberinto, el realizador británico se nutre del relato clásico de Orfeo y Eurídice.

Cobb y Mal sirven a Nolan transformando al músico y la ninfa en dos ladrones de vidas. Dos personajes que de tanto jugar con el subconsciente quedan atrapados en un infierno construido a la medida.

Como Orfeo, Cobb vive anclado a ese infierno y a la mujer que no puede rescatar. Y es esto lo que se impone como su principal barrera en la tarea que debe llevar a cabo: sembrar una idea en la mente de uno de los personajes.

Esa tarea es la que permite a Nolan urdir y lucirse en adrenalínicas secuencias que van del thriller de acción al fantástico e incluso sobrenatural.

Si The Dark Knight fue un auténtico tour de force frente a la audiencia y la industria, en El origen Nolan muestra su capacidad para dotar al cine espectáculo de mayor densidad narrativa, obligando al espectador a salir del letargo natural que ofrece el cine de masas.

No obstante, lo que más choca en El origen es que frente a esa profundidad de la estructura narrativa los personajes vistan con tanta levedad.

En el film, el contexto alude a la complejidad de la mente humana; no obstante, esa complejidad funge exclusivamente de riel para la acción "exterior" y no para bucear en el intrincado andamiaje de lo que Cobb arrastra en su vida. Un personaje al que DiCaprio aporta un histrionismo excesivo, frente a la maravillosa naturalidad y mesura del resto del elenco.

Anónimo dijo...

¿Qué opina Ciment, el maestro iluminador de Contreras, sobre Inception?

Anónimo dijo...

¿Adefecio? Wou... para gustos...